Ir al contenido principal

La palabra de Dios es fuerte y poderosa

La palabra de Dios es fuerte y poderosa, 7 de abril
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos. Hebreos 4:12.{RJ 103.1}
La Palabra de Dios ha de ser nuestro alimento espiritual. “Yo soy el pan de vida” (Juan 6:48), dijo Cristo... El mundo está pereciendo por falta de la verdad pura e inalterada. Cristo es la verdad. Sus palabras son verdad, y tienen un significado más profundo del que emerge en la superficie, y un valor superior a su modesta apariencia. Las mentes que son alertadas por el Espíritu Santo discernirán el valor de estas palabras. Cuando nuestros ojos sean ungidos con el colirio santo, seremos capaces de detectar las preciosas gemas de la verdad, aun cuando ellas estén enterradas bajo la superficie.{RJ 103.2}
La verdad es delicada, refinada, elevada. Cuando moldea el carácter, el alma crece bajo su influencia divina. Cada día la verdad ha de ser recibida en el corazón. Así comemos las palabras de Cristo, que según El declara, son espíritu y son vida. La aceptación de la verdad hará de cada receptor un hijo de Dios, un heredero del cielo. La verdad que es apreciada de corazón no es letra fría y muerta sino un poder viviente.{RJ 103.3}
La verdad es sagrada, divina. Es más poderosa y más fuerte que cualquier otra cosa en la formación de un carácter a la semejanza de Cristo. En ella hay plenitud de gozo. Cuando es atesorada en el corazón, el amor de Cristo es preferido al amor de cualquier ser humano. Esto es cristianismo. Esto es el amor de Dios en el alma. Así, la verdad pura e inalterada ocupa la ciudadela del ser. Se cumplen las palabras: “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros” Ezequiel 36:26. Hay nobleza en la vida de quien vive y obra bajo la influencia vivificadora de la verdad...{RJ 103.4}
Muchos supuestos convertidos no soportarán el estrés de la prueba y la tentación... No tienen profundidad de experiencia espiritual. No aplican la verdad al corazón y la conciencia... Hay falta de piedad purificada; y esta carencia los hace débiles en el ejército del Señor, cuando podrían ser gigantes si estuvieran dispuestos a ser verdaderamente transformados...{RJ 103.5}
Estamos viviendo en tiempos peligrosos. En el temor de Dios les digo que la verdadera exposición de las Escrituras es necesaria para el correcto desarrollo de nuestros caracteres. Cuando la mente y el corazón son controlados por el Espíritu Santo, cuando el yo está muerto, la verdad es capaz de constante expansión y desarrollo. Cuando la verdad tal como es en Jesús moldea nuestros caracteres, se verá que realmente es la verdad. A medida que se la contempla, crecerá aún más brillante, resplandeciendo con su belleza original. Incrementará su valor, agudizando y vivificando la mente... Elevará nuestras aspiraciones, capacitándonos para alcanzar la medida perfecta de la santidad.—The Review and Herald, 14 de febrero de 1899.{RJ 103.6}
https://egwwritings.org/?ref=es_RJ.103

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA IGLESIA ADVENTISTA NO ES BABILONIA... ¡ES LAODICEA!

Conozco la Iglesia Adventista desde mi niñez (7 años) y sé que es la Iglesia Verdadera. Lo he sabido desde que mis papás encontraron en la Biblia la verdad del sábado y buscaron la iglesia que respetara los mandamientos de Dios y encontraron a la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Desde entonces he tenido la convicción de que la Iglesia Adventista es la Iglesia Verdadera, por cuanto es la única que predica la verdad completa y cumple los dos requisitos que ESTÁN ESCRITOS tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento: ANTIGUO TESTAMENTO: “!!A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.”(Isaías 8:20) NUEVO TESTAMENTO “ Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.” (Apocalipsis 14:12) “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesu