La alegría en el hogar promueve la felicidad, 26 de junio
Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos. Proverbios 16:24.{RJ 183.1}
La madre debe cultivar un genio alegre, contento y feliz. Todo esfuerzo hecho en este sentido será recompensado con creces en el bienestar físico y el carácter moral de sus hijos. Un genio alegre fomentará la felicidad de su familia y mejorará en alto grado su propia salud.{RJ 183.2}
Ayude el marido a su esposa con su simpatía y cariño constante. Si quiere que se conserve lozana y alegre, de modo que sea como un rayo de sol en la familia, ayúdele a llevar sus cargas. La bondad y la amable cortesía que le demuestre serán para ella un precioso aliento, y la felicidad que sepa comunicarle allegará gozo y paz a su propio corazón...{RJ 183.3}
Grandes son el honor y la responsabilidad de padres y madres por estar como en vez de Dios ante sus hijos. Su carácter, su conducta y sus métodos de educación deben interpretar las palabras divinas a sus pequeñuelos. La influencia de los padres ganará o ahuyentará la confianza de los hijos en las promesas del Señor.{RJ 183.4}
Dichosos los padres cuya vida es un reflejo fiel de la vida divina, de modo que las promesas y los mandamientos de Dios despierten en los hijos gratitud y reverencia; dichosos los padres cuya ternura, justicia y longanimidad interpreten fielmente para el niño el amor, la justicia y la paciencia de Dios; dichosos los padres que al enseñar a sus hijos a amarlos, a confiar en ellos y a obedecerles, les enseñen a amar a su Padre celestial, a confiar en El y a obedecerle. Los padres que hacen a sus hijos semejante dádiva los enriquecen con un tesoro más precioso que los tesoros de todas las edades, un tesoro tan duradero como la eternidad.{RJ 183.5}
En los hijos confiados a su cuidado, toda madre tiene un santo ministerio recibido de Dios. El le dice: “Toma a este hijo, a esta hija; edúcamelo; fórmale un carácter pulido, labrado para el edificio del templo, para que pueda resplandecer eternamente en las mansiones del Señor”...{RJ 183.6}
Hay un Dios en lo alto, y la luz y gloria de su trono iluminan a la madre fiel que procura educar a sus hijos para que resistan la influencia del mal. Ninguna otra obra puede igualarse en importancia con la suya...{RJ 183.7}
La madre que aprecie esta obra considerará de valor inapreciable sus oportunidades. Por lo tanto, mediante su propio carácter y sus métodos de educación, se empeñará en presentar a sus hijos el más alto ideal... Estudiará su Palabra con diligencia. Tendrá su mirada fija en Cristo, para que su experiencia diaria, en el humilde círculo de sus cuidados y deberes, sea reflejo fiel de la única Vida verdadera.—El Ministerio de Curación, 290-292.{RJ 183.8}
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