“Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu
sabiduría a causa de tu esplendor”. Ezequiel 28:17. {CT 13.1}
El pecado de Lucifer es inexplicable. Satanás actuó deslealmente con
Dios. Sus quejas y murmuraciones despertaron simpatías en medio de las huestes
angélicas y muchos adoptaron la misma actitud. ¿Cómo deshizo el Señor la fuerza
de estas acusaciones? {CT 13.2}
A causa de la influencia de las acusaciones de Satanás, Dios decidió no
tratar al enemigo en la forma que lo merecía. El tentador proyectaría la culpa
de sus acciones sobre algunos de sus subordinados. Intentaría dar la apariencia
de que si todo hubiera ocurrido según su propio juicio, esta manifestación de
rebelión se habría evitado. {CT 13.3}
El poder condenador de Satanás lo conduciría a instituir una teoría de
justicia inconsistente con la misericordia. Él afirma ser la voz y el poder de
Dios. Sostiene que sus decisiones son justas, puras y sin fallas. Es así como
asume su postura desde el asiento del juicio declarando que sus
pronunciamientos son infalibles. Pero su justicia carente de misericordia no es
más que una falsificación de la verdadera justicia: algo que Dios aborrece. {CT 13.4}
Pero, ¿cómo podría saber el universo que Lucifer no es un líder justo y
confiable? Ante ellos parece ser justo. No pueden ver, como Dios lo hace, más
allá de la apariencia exterior. Tampoco conocen como Dios conoce. La labor de
desenmascararlo y demostrar ante las huestes angélicas que sus juicios no son
los de Dios, que él ha establecido su propia norma, exponiéndose así a la justa
indignación divina, crearía una condición que debía ser evitada. {CT 13.5}
Por causa del poder engañador de Satanás muchos ángeles abandonaron su
fidelidad a Dios. Dios es justo y recto. Satanás estaba equivocado y no tenía
duda alguna de su error. Ahora debía escoger, o se sometía a la autoridad
divina o mentía para sostener su posición. Por medio de falacias y engaños
logró cierta ventaja que no se prolongó por mucho tiempo. Dios no miente, él se
mueve en forma recta. Es posible que Lucifer diga la verdad cuando conviene a
sus propósitos, pero será sinuoso y deshonesto para evitar la humillación y la
derrota... {CT
13.6}
Satanás logró triunfar en aparente superioridad, pero por medio de
engaños escondió su verdadero carácter y objetivo. No se podía presentar de una
vez ante el universo el verdadero carácter de Satanás. Era necesario permitir
que continuara su inescrupuloso y fraudulento curso de acción hasta que se
revelara como acusador, engañador, mentiroso y asesino. En el acto final,
Satanás perdería todo el afecto del universo leal. La muerte del Hijo de Dios
desenmascaró por completo al engañador.—Carta 16a, 1892. {CT 13.7}
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