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de Febrero ME CONVENCE DE PECADO.-
Y cuando él viniere redargüirá al
mundo de pecado, y de justicia, y de juicio: de pecado ciertamente, por cuanto
no creen en mí. (Juan 16:8-9)
El oficio
del Espíritu Santo se especifica claramente en las palabras de Cristo:
"Cuando él viniere redargüirá al mundo de pecado, y de justicia, y de
juicio." Es el Espíritu Santo el que convence de pecado. Si el pecador
responde a la influencia vivificadora del Espíritu, será inducido a
arrepentirse y comprender la importancia de obedecer los requerimientos
divinos. (HAp:39)
Al
entregarse Saulo completamente al poder convincente del Espíritu Santo, vio los
errores de su vida, y reconoció los abarcantes requerimientos de la ley de
Dios. El que había sido un orgulloso fariseo, confiado en que lo justificaban
sus buenas obras, se postró ahora delante de Dios con la humildad y la
sencillez de un niñito, confesando su propia indignidad, e invocando los
méritos de un Salvador crucificado y resucitado. Saulo anhelaba ponerse en completa
armonía y comunión con el Padre y el Hijo: y en la intensidad de su deseo de
obtener perdón y aceptación, elevó fervientes súplicas al trono de la gracia.
Las
oraciones del penitente fariseo no fueron inútiles. Sus recónditos pensamientos
y emociones fueron transformados por la gracia divina; y sus facultades más
nobles fueron puestas en armonía con los propósitos de Dios. Cristo y su
justicia llegaron a ser para Saulo más que todo el mundo. La conversión de
Saulo es una impresionante evidencia del poder milagroso del Espíritu Santo
para convencer de pecado a los hombres. (HAp:87)
Mediante
el poder del Espíritu Santo es como el gobierno de Satanás ha de ser dominado y
puesto en sujeción. Es el Espíritu Santo quien convence de pecado y lo expulsa
del alma cuando el ser humano así lo permite… Merced a los méritos de Cristo el
hombre puede llegar a ejercer las facultades más nobles de su ser y expulsar el
pecado de su alma. (RH, 25-04-1893) (45)
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