El don de Dios a la raza humana, 8 de febrero
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16. {FV 47.1}
“El corazón de Dios suspira por sus hijos terrenales con un amor más
fuerte que la muerte. Al dar a su Hijo nos ha vertido todo el cielo en un
Don.”—El
Camino a Cristo, 14. {FV
47.2}
“Es por medio del don de Cristo que recibimos toda bendición. Por medio
de este don desciende sobre nosotros día tras día sin interrupción el raudal de
la bondad de Jehová. Todas las flores, con sus delicados tintes y fragancia,
nos son dadas para nuestro deleite por medio de este único Don. El sol y la
luna fueron hechos por él. No hay una sola estrella que embellezca el cielo que
él no haya hecho. Cada gota de lluvia que cae, cada rayo de luz derramado sobre
nuestro ingrato mundo, testifica del amor de Dios en Cristo. Todo nos es
suministrado por medio del único Don inefable, el unigénito Hijo de Dios. fue
clavado en la cruz para que todas estas larguezas corrieran sobre toda la
creación de Dios.”—El
Ministerio de Curación, 404. {FV 47.3}
“Al tomar nuestra naturaleza, el Salvador se vinculó con la humanidad
por un vínculo que nunca se ha de romper. A través de las edades eternas, queda
ligado con nosotros.... Para asegurarnos los beneficios de su inmutable consejo
de paz, Dios dio a su Hijo unigénito para que llegase a ser miembro de la
familia humana, y retuviese para siempre su naturaleza humana. Tal es la
garantía de que Dios cumplirá su promesa. ‘Un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro.’
Dios adoptó la naturaleza humana en la persona de su Hijo, y la llevó al más
alto cielo.... El cielo está incorporado en la humanidad, y la humanidad
envuelta en el seno del Amor Infinito.”—El Deseado de Todas las Gentes, 20, 21. {FV 47.4}
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