El Cristo Triunfante
Cada uno debe conocer sus debilidades, 25 de septiembre “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”. Lucas 22:31, 32. https://ift.tt/Vj8Suo5 Satanás siempre se introduce entre el alma del hombre y Dios. Siempre busca que el hombre sea un vocero de sus sugerencias antes que de las palabras de Dios. Esta lección en cuanto a Pedro debe estudiarse cuidadosamente... Cuán poco comprendía Pedro su propia debilidad. Cuando intentó contrarrestar las solemnes palabras que Cristo les dirigió [a los discípulos] con respecto a un futuro de penurias y padecimientos, sólo pensó que su actitud era la correcta. Cristo vio que a menos que Pedro cambiara su espíritu no podría soportar el rechazo, la humillación, la condena y la muerte que padecería el Señor. Le dijo al Maestro: “Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte. Y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces”... En esto vemos cuán engañada y extraviada puede estar la naturaleza humana cuando ha permitido que Satanás se interponga entre el alma humana y Jesús. Es necesario que las palabras de Cristo se pronuncien con autoridad: “¡Quítate de delante de mí Satanás!” Deja que me acerque a mis siervos, para que no sean vencidos, para que crean a mis palabras antes que a las palabras de los engañadores, pues hablo con verdad y con justicia... El pueblo de Dios que ha sido rescatado del fuego por Jesucristo tiene un claro sentido de su pecado y se siente humillado y avergonzado. El Señor ve y reconoce el arrepentimiento de ellos y nota cuánto dolor padecen por un pecado que no pueden quitar ni remover; pero, a medida que oran, sus oraciones son atendidas y esta es la razón por la que Satanás se propone interferir para resistir a Cristo... Es así como camina entre la persona que se ha arrepentido y Cristo. Intenta arrojar su sombra infernal sobre el alma para estorbar la fe y anular las palabras de Dios... Si Satanás se interpone entre el alma y Jesucristo, entonces se eclipsará el amor, la aceptación y el perdón de Cristo. Los hombres y las mujeres constantemente se afanarán para preparar un manto de justicia que cubra su deformidad y su pecado, en tanto que Cristo desea que acudan a él así como son y lo acepten como su Salvador personal. En su tierno amor un Padre perdonador ofrece el mejor de sus mantos para cubrir al hijo que regresa.—Carta 65, 1894.
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