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A Fin de Conocerle


El primer advenimiento de Cristo prefigurado, 16 de enero Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado. Hebreos 11:24, 25. https://ift.tt/3KhqYhP Mientras estaba sentado [Moisés] debajo de la misma sombra del trono, el Espíritu del Señor conmovió su corazón para que levantara la carga agobiadora que oprimía a sus hermanos en la más profunda degradación y esclavitud... El Señor había elegido a Moisés como libertador de la raza oprimida, y durante cuarenta años de exilio, bajo la disciplina de Dios, estuvo preparado para el trabajo. Entendiendo la mala disposición de sus propios compatriotas, sabiendo cuántos serían perversos e irrazonables, entendiendo que podrían traicionarlo, sin embargo, consideró la forma y medios de lograr su liberación, aunque suponía que él había perdido todo derecho a ser el instrumento. Pero Dios se le presentó en la zarza que ardía sin consumirse, y eligió a Moisés como a su agente... Moisés fue aceptado como colaborador con Dios. Sabía que la burla, el odio, la persecución, y quizá la muerte, le sobrevendrían si se ocupaba de alguna manera de defender la causa de los hebreos cautivos... Había disfrutado de gran popularidad como general de los ejércitos de Faraón, y sabía que ahora su nombre correría de boca en boca distorsionado, pero tuvo “por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios”. Hebreos 11:26. Abandonó la perspectiva de una corona real y aceptó las cargas de su pueblo oprimido y afligido.—Carta 116, 1896. Moisés había sido elegido por Dios para romper el yugo de la cautividad que afligía a los hijos de Israel, y... en su obra simbolizaba la primera venida de Cristo para romper el poder de Satanás sobre la familia humana y libertar a los que habían sido hechos cautivos de su poder.—Testimonios para la Iglesia 1:262.

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