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Sabbath School


Comentarios Elena G.W https://ift.tt/BuAa0z8 Cada uno de nosotros tenemos una obra individual que llevar a cabo que consiste en ceñir los lomos de nuestro entendimiento, ser sobrios y velar en oración. Se debe dominar firmemente el entendimiento y obligarlo a espaciarse en los temas que fortalecerán las facultades morales…Los pensamientos deben ser puros y las meditaciones del corazón, limpias, para que las palabras que pronunciáis sean aceptables al Cielo y sirvan de ayuda a vuestros semejantes. Se debe vigilar celosamente la mente. No se permitirá que entre en ella lo que dañe o destruya su saludable vigor. Pero para impedir esto, debe estar saturada de buena semilla, que brotando a la vida, produzca ramas que den fruto… [Aquellos] que encuentran gozo y alegría en la Palabra de Dios y en la hora de oración, se sentirán constantemente refrigerados por corrientes de la Fuente de la vida. Alcanzarán una altura de excelsitud moral y una amplitud de pensamiento que otros no comprenderán. La comunión con Dios estimula los buenos pensamientos y las aspiraciones nobles, las percepciones claras de la verdad y los propósitos elevados. Aquellos que de este modo unen sus almas con Dios son reconocidos por él como hijos suyos. Constantemente alcanzan alturas mayores, adquieren clara visión de Dios y de la eternidad, hasta que el Señor los convierte en canales de luz y de sabiduría para el mundo (Mi vida hoy, p. 86). Pocos comprenden que es un deber ejercer dominio sobre los pensamientos y la imaginación. Es difícil mantener fija en temas provechosos la mente indisciplinada. Pero si no se emplean debidamente los pensamientos, la religión no puede florecer en el alma. La mente debe preocuparse con cosas sagradas y eternas, o albergará pensamientos triviales y superficiales. Tanto las facultades intelectuales como las morales, deben ser disciplinadas, y por el ejercicio se fortalecerán y mejorarán. A fin de comprender correctamente este asunto, debemos recordar que nuestros corazones son por naturaleza depravados, que no podemos por nosotros mismos seguir una conducta correcta. Es únicamente por la gracia de Dios, combinada con el más ferviente esfuerzo de nuestra parte, como podemos obtener la victoria (La maravillosa gracia de Dios, p. 327). Porque el Señor Jehová me ayudará; por tanto no me avergoncé, por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado. Isaías 50:7 La fuerza de carácter consiste en dos cosas: la energía de la voluntad y del dominio propio. Muchos jóvenes consideran equivocadamente como fuerza de carácter la pasión arrolladora; pero la verdad es que el que se deja dominar por sus pasiones, es un hombre débil. La verdadera grandeza del hombre y su nobleza, se miden por el poder de los sentimientos que subyugan, no por el de los sentimientos que lo vencen a él. El hombre más fuerte es aquel que, aunque sensible al ultraje, refrena sin embargo la pasión y perdona a sus enemigos. Los tales hombres son verdaderos héroes (La fe por la cual vivo, p. 318).

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