Un momento culminante


Un momento culminante, 1 de febrero

¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Malaquías 3:2. Véase Éxodo 19:16-2234:28-35. MSV76 38.1
A causa de su pecaminosidad, se le prohibió al pueblo de Israel acercarse al monte cuando Dios estaba por descender sobre él para proclamar su ley, para evitar que fuese consumido por la abrasadora gloria de su presencia. Si tales manifestaciones de su poder señalaron el sitio escogido para la proclamación de su ley, ¡cuán pavoroso no será su tribunal cuando venga para aplicar el juicio de estos sagrados estatutos! ¿Cómo soportarán su gloria en el gran día de la retribución final los que pisotearon su autoridad?... MSV76 38.2
Cuando se manifestó la presencia divina en el Sinaí, la gloria del Señor era ante la vista de todo Israel como un fuego devorador. Pero cuando venga Cristo en gloria con sus santos ángeles, toda la tierra resplandecerá con el tremendo fulgor de su presencia... MSV76 38.3
Nunca, desde que se creó al hombre, se había presenciado semejante manifestación del poder divino como cuando se proclamó la ley desde el Sinaí... En medio de las más terríficas convulsiones de la naturaleza, la voz de Dios se oyó como una trompeta desde la nube. El monte fue sacudido desde la base hasta la cima, y las huestes de Israel, demudadas y temblorosas, cayeron de hinojos. MSV76 38.4
Aquel, cuya voz hizo entonces temblar la tierra, ha declarado: “Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo”. Hebreos 12:26... MSV76 38.5
Cuando Moisés regresó de su encuentro con la divina presencia en el monte, donde había recibido las tablas del testimonio, el culpable Israel no pudo soportar la luz que glorificaba su semblante. ¡Cuánto menos podrán los transgresores mirar al Hijo de Dios cuando aparezca en la gloria de su Padre, rodeado de todas las huestes celestiales, para ejecutar el juicio sobre los transgresores de su ley y sobre los que rechazan su sacrificio expiatorio!... MSV76 38.6
Pero en medio de la tempestad de los castigos divinos, los hijos de Dios no tendrán ningún motivo para temer. “Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel”.1Historia de los Patriarcas y Profetas, 352-355. MSV76 38.7

Obedecer a Dios como lo hizo Cristo


Obedecer a Dios como lo hizo Cristo, 1 de febrero

Pues este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. 1 Juan 5:3. SSJ 38.1
Mediante su palabra y su ejemplo práctico el Hijo unigénito del Dios infinito nos ha legado un modelo sencillo que debemos copiar. Mediante sus palabras nos ha educado para que obedezcamos a Dios, y mediante su propio ejemplo nos ha mostrado de qué modo le podemos obedecer. Su deseo es que cada ser humano realice esta mismísima obra: que obedezca a Dios inteligentemente, y que por precepto y ejemplo enseñe a otros lo que deben hacer para transformarse en hijos obedientes de Dios. SSJ 38.2
Jesús ha hecho posible que todo el mundo obtenga un conocimiento inteligente de su misión y obra divinas. Vino para representar el carácter de su Padre ante el mundo, y a medida que estudiamos la vida, las palabras y las obras de Jesucristo... recibimos ayuda en la educación de la obediencia a Dios; y al imitar el ejemplo que nos ha dado, nos transformamos en epístolas vivientes, conocidas y leídas por todos los hombres. Nosotros somos los medios humanos vivientes llamados a representar el carácter de Jesucristo ante el mundo. Cristo no sólo dio reglas explícitas para demostrarnos de qué manera podemos llegar a ser hijos obedientes, sino que con su propia vida y carácter ilustró exactamente cómo realizar aquello que es correcto y aceptable ante Dios, de modo que no hubiera excusa para que no hiciéramos lo que es agradable ante su vista. SSJ 38.3
Siempre debiéramos estar agradecidos porque Jesús ha probado con hechos reales que podemos guardar los mandamientos de Dios, desmintiendo con ello la falsedad satánica de que no podemos guardarlos. El gran Maestro vino a nuestro mundo para ocupar su lugar a la cabeza de la humanidad, para así elevar y santificar a la humanidad mediante su obediencia santa a todos los requerimientos divinos, y demostrar... que es posible obedecer todos los mandamientos de Dios. Así comprobó que es posible gozar de una vida entera de obediencia. De la misma manera, él envía a seres humanos al mundo, igual como el Padre envió al Hijo, para que ilustren la vida de Cristo con su propia vida.—Exaltad a Jesús, 163. SSJ 38.4
Cristo redimió el desgraciado fracaso de la caída de Adán, y fue vencedor, testificando así ante los mundos no caídos y ante la humanidad caída que los seres humanos podían guardar los mandamientos de Dios por medio del poder divino que el cielo les concedía. Jesús, el Hijo de Dios, se humilló y soportó la tentación por nosotros, y venció en favor de nosotros, para mostrarnos cómo podemos vencer. Así, con los lazos más estrechos, vinculó sus intereses divinos con la humanidad...—Mensajes Selectos 3:154. SSJ 38.5

La ley es una revelación de la voluntad y del carácter de Dios


La ley es una revelación de la voluntad y del carácter de Dios, 1 de febrero

De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. Romanos 7:12. RJ 38.1
Muchos maestros en religión aseveran que Cristo abolió la ley por su muerte, y que desde entonces los hombres se ven libres de sus exigencias. Algunos la representan como yugo enojoso, y en contraposición con la esclavitud de la ley, presentan la libertad de que se debe gozar bajo el Evangelio. RJ 38.2
Pero no es así como los profetas y los apóstoles consideraron la santa ley de Dios. David dice: “Y andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos”. Salmos 119:45. El apóstol Santiago, que escribió después de la muerte de Cristo, habla del Decálogo como de la “ley real”, y de la “perfecta ley, la de la libertad” Santiago 2:81:25. Y el vidente de Patmos, medio siglo después de la crucifixión, pronuncia una bendición sobre los que “lavan sus ropas [o “guardan sus mandamientos”], para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad”. Apocalipsis 22:14. RJ 38.3
El aserto de que Cristo abolió con su muerte la ley de su Padre no tiene fundamento. Si hubiera sido posible cambiar la ley o abolirla, entonces Cristo no habría tenido por qué morir para salvar al hombre de la penalidad del pecado. La muerte de Cristo, lejos de abolir la ley, prueba que es inmutable. El Hijo de Dios vino para engrandecer la ley, y hacerla honorable. Isaías 42:21. Y con respecto a sí mismo declara: “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón”. Salmos 40:8. RJ 38.4
La ley de Dios, por su naturaleza misma, es inmutable. Es una revelación de la voluntad y del carácter de su Autor. Dios es amor, y su ley es amor. Sus dos grandes principios son el amor a Dios y al hombre. “Así que el cumplimiento de la ley es el amor”. Romanos 13:10. El carácter de Dios es justicia y verdad; tal es la naturaleza de su ley. Dice el salmista: “Tu ley la verdad”; “todos tus mandamientos son justicia”. Salmos 119:142, 172. Y el apóstol Pablo declara: “La ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno”. Semejante ley, expresión del pensamiento y de la voluntad de Dios, debe ser tan duradera como su Autor. RJ 38.5
Es obra de la conversión y de la santificación reconciliar a los hombres con Dios, poniéndolos de acuerdo con los principios de su ley. Al principio el hombre fue creado a la imagen de Dios. Estaba en perfecta armonía con la naturaleza y la ley de Dios; los principios de justicia estaban grabados en su corazón. Pero el pecado lo separó de su Hacedor. Ya no reflejaba más la imagen divina... Mas “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito”, para que el hombre fuese reconciliado con Dios. Por los méritos de Cristo puede restablecerse la armonía entre el hombre y su Creador.—el Conflicto de los Siglos, 519, 520. RJ 38.6

Nacidos de nuevo

Nacidos de nuevo, 1 de febrero

Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Juan 3:3. RP 42.1
“Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. Mateo 6:10. Durante toda su existencia Cristo tuvo el propósito de dar a conocer la voluntad de Dios, tanto en la tierra como en los cielos. Dijo: “El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios... El que no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. Juan 3:3, 5, 6. RP 42.2
Para entrar a su reino Cristo no reconoce como necesaria la pertenencia a ninguna casta, color o nivel social. La admisión no depende de la riqueza o de la superioridad del linaje. Todos los que nacen del Espíritu son súbditos. Es el carácter espiritual lo que Cristo valora. Su reino no es de este mundo, y sus súbditos son los que participan de la naturaleza divina, “habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia”. Es Dios quien nos concede dicha gracia. RP 42.3
Cristo no encuentra a sus súbditos ya preparados para su reino; los hace aptos mediante su poder divino. Es la vida espiritual la que vivifica a los que están muertos en transgresiones y pecados. Las facultades que Dios da para propósitos santos son refinadas, purificadas y exaltadas. De este modo sus seguidores son guiados para formar un carácter a la semejanza divina. Aunque no hayan usado bien sus talentos y por ser desobedientes se hayan hecho siervos del pecado, e incluso Cristo haya sido para ellos piedra de tropiezo y roca de agravio a causa de haber tropezado en su Palabra, sin embargo, gracias a la atracción de su amor, al fin son conducidos a la senda del deber. Cristo dijo: “He venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. Juan 10:10. RP 42.4
Jesús es la luz de la vida e infunde su Espíritu a los que se dejan atraer con su poder invisible. Al rechazar su servidumbre al pecado, y al entrar en la atmósfera espiritual, pueden captar que han sido el pasatiempo de las tentaciones de Satanás, que han estado bajo su dominio, y que felizmente lograron quebrar el yugo de la concupiscencia de la carne. Satanás hace lo imposible para retenerlos. Los asalta con muchas tentaciones, pero el Espíritu actúa con el propósito de renovar la imagen que Dios creó en ellos.—The Review and Herald, 26 de marzo de 1895. RP 42.5
https://m.egwwritings.org/es/book/1772.2418

Jesús es nuestro guía


Jesús es nuestro guía, 1 de febrero

Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre sino por mí. Juan 14:6. NEV 40.1
Oh, si pudiéramos nosotros, que somos peregrinos y extranjeros en este país extraño, que buscamos un país mejor, un país celestial, comprender a Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida. El dice: “Nadie viene al Padre sino por mí”. El camino que él ha señalado es tan claro y evidente, que el más pecador, cargado con sus culpas, no necesita perderlo. Ningún tembloroso buscador necesita fracasar en la búsqueda del camino verdadero, y en caminar en la luz pura y santa, porque Jesús es el Guía en el camino. NEV 40.2
El camino es tan estrecho, tan santo, que no puede tolerarse en él el pecado, y sin embargo, el acceso al camino ha sido posibilitado para todos, y ni una sola alma abatida, dudosa y temblorosa necesita decir: “Dios no se preocupa por mí”. Toda alma es preciosa para su vista. ... Cuando Satanás triunfaba como el príncipe de este mundo, cuando reclamaba este mundo como su reino, cuando estábamos todos manchados y corrompidos por el pecado, Dios mandó a su mensajero desde el cielo: a su Hijo amado para proclamar a todos los habitantes del mundo: “He encontrado un rescate. He preparado un camino de escape para todos los que perecen. Tengo a vuestra disposición los documentos de vuestra emancipación, sellados por el Señor del cielo y de la tierra”. .... NEV 40.3
No es porque haya algún defecto en el título que ha sido comprado para vosotros, que no lo aceptáis. No es porque la misericordia, la gracia, el amor del Padre y del Hijo, no sean amplios, y no hayan sido derramados libremente, que vosotros no os regocijáis en el amor perdonador. ... Si os perdéis, es porque no queréis acudir a Cristo, para que tengáis vida. NEV 40.4
Dios espera para derramar la bendición del perdón de los pecados, del perdón de la iniquidad, del don de la justicia sobre todos los que quieran creer en su amor, y aceptar su salvación. Cristo está listo para decirle al pecador arrepentido: “Mira que he hecho pasar de ti tu iniquidad ...”. Zacarías 3:4-7. Cristo es el eslabón que conecta a Dios con el hombre. La sangre de Jesucristo es la súplica elocuente que habla en favor de los pecadores.—Manuscrito 32a, 1894. NEV 40.5

Adán como rey en el Edén


Adán como rey en el Edén, 1 de febrero

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó... y... dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Génesis 1:27, 28. MGD 40.1
Adán fue coronado rey en el Edén. A él se le dio dominio sobre toda cosa viviente que Dios había creado. El Señor bendijo a Adán y a Eva con una inteligencia que no le había dado a ninguna otra criatura. Hizo de Adán el legítimo soberano sobre todas las obras de sus manos.—The S.D.A. Bible Commentary 1:1082. MGD 40.2
Creados para ser la “imagen y gloria de Dios” (1 Corintios 11:7), Adán y Eva habían recibido capacidades dignas de su elevado destino... Todas las facultades de la mente y el alma reflejaban la gloria del Creador. Adán y Eva, dotados de dones mentales y espirituales superiores, fueron creados en una condición “un poco inferior a los ángeles”. Hebreos 2:7.—La Educación, 17. MGD 40.3
Nuestros primeros padres, a pesar de que fueron creados inocentes y santos, no fueron colocados fuera del alcance del pecado. Dios los hizo entes morales libres, capaces de apreciar y comprender la sabiduría y benevolencia de su carácter y la justicia de sus exigencias, y les dejó plena libertad para prestarle o negarle obediencia. Debían gozar de la comunión de Dios y de los santos ángeles; pero antes de darles seguridad eterna, era menester que su lealtad se pusiese a prueba. En el mismo principio de la existencia del hombre se le puso freno al egoísmo, la pasión fatal que motivó la caída de Satanás. El árbol del conocimiento, que estaba cerca del árbol de la vida, en el centro del huerto, había de probar la obediencia, la fe y el amor de nuestros primeros padres... Dios puso al hombre bajo una ley, como condición indispensable para su propia existencia. Era súbdito del gobierno divino, y no puede existir gobierno sin ley... MGD 40.4
Mientras permaneciesen leales a Dios, Adán y su compañera iban a ser los señores de la tierra. Recibieron dominio ilimitado sobre toda criatura viviente.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 29-32. MGD 40.5

Nuestro amante padre celestial


Nuestro amante padre celestial, 1 de febrero

Nosotros empero no tenemos más de un Dios, el Padre, del cual son todas las cosas, y nosotros en él: y un Señor Jesucristo, por el cual son todas las cosas, y nosotros en él. 1 Corintios 8:6. FV 40.1
“Señaló Jesús al Gobernador del universo a sus oyentes, bajo un nuevo nombre: ‘Nuestro Padre.’”—El Discurso Maestro de Jesucristo, 63. FV 40.2
“Este nombre, pronunciado cuando le hablamos a él y cuando hablamos de él, es una señal de nuestro amor y confianza hacia él, y una prenda de la forma en que él nos considera y se relaciona con nosotros. Pronunciado cuando pedimos un favor o una bendición, es una música en sus oídos.... FV 40.3
“Nos invita a confiar en él con una confianza más profunda y más fuerte que aquella que un hijo deposita en un padre terrenal. Los padres aman a sus hijos, pero el amor de Dios es más grande, más amplio, más profundo de lo que al amor humano le es posible ser.”—Sketches From the Life of Paul, 128. FV 40.4
“Tal concepto de Dios nunca fue presentado al mundo por ninguna religión, excepto la de la Biblia. El paganismo enseña a los hombres a mirar al Ser Supremo como objeto de temor en vez de amor—una deidad maligna a la que es preciso aplacar por el sacrificio, en vez de un Padre que vierte sobre sus hijos el don de su amor. Aun el pueblo de Israel había llegado a estar tan ciego a la enseñanza preciosa de los profetas referente a Dios, que esta revelación de su amor paternal aparecía como un tema original, un nuevo don al mundo.... FV 40.5
“No es la posición mundanal, ni el nacimiento, ni la nacionalidad, ni los privilegios religiosos, lo que prueba que somos miembros de la familia de Dios; es el amor—un amor que abraza a toda la humanidad.”—El Discurso Maestro de Jesucristo, 65. FV 40.6

Obedecemos la ley de amor del padre los mandamientos son fieles


Obedecemos la ley de amor del padre los mandamientos son fieles, 1 de febrero

Fieles son todos sus mandamientos, afirmados eternamente y para siempre, hechos en verdad y en rectitud. Salmos 111:7, 8. HHD 40.1
Adán y Eva, cuando fueron creados, tenían un conocimiento de la ley de Dios. Estaba impresa en el corazón de ellos, y comprendían sus requerimientos. La ley de Dios existía antes de que el hombre fuera creado. Estaba adaptada a las condiciones de los seres santos; hasta los ángeles estaban gobernados por ella. Después de la caída, los principios de justicia no fueron cambiados. Nada fue quitado de la ley; no se mejoró ninguno de sus santos preceptos. Y así como ha existido desde el principio, continuará existiendo a través de las edades sin fin de la eternidad. “Ya ha mucho que he entendido de tus mandamientos—dice el salmista—, que para siempre los fundaste”.—The Signs of the Times, 14 de marzo de 1878. HHD 40.2
Nuestro deber de obedecer esta ley es la médula de este último mensaje de misericordia dirigido al mundo. La ley de Dios no es nada nuevo. No es santidad creada, sino santidad dada a conocer. Es un código de principios que expresan misericordia, bondad y amor. Presenta a la humanidad caída el carácter de Dios, y establece claramente todo el deber del hombre.—The S.D.A. Bible Commentary 1:1104. HHD 40.3
Siendo la ley del amor el fundamento del gobierno de Dios, la felicidad de todos los seres inteligentes depende de su perfecto acuerdo con los grandes principios de justicia de esa ley. Dios desea de todas sus criaturas el servicio que nace del amor, de la comprensión y del aprecio de su carácter. No halla placer en una obediencia forzada, y otorga a todos libre albedrío para que puedan servirle voluntariamente.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 12, 13. HHD 40.4

La ley de la vida para el universo, exaltad a Jesús como el creador


La ley de la vida para el universo, exaltad a Jesús como el creador, 1 de febrero

Desde el principio tú fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Salmos 102:25. EJ 40.1
Al principio, Dios se revelaba en todas las obras de la creación. Fue Cristo quien extendió los cielos y echó los cimientos de la tierra. Fue su mano la que colgó los mundos en el espacio, y modeló las flores del campo. El “asienta las montañas con su fortaleza”, “suyo es el mar, pues que él lo hizo”. Salmos 65:695:5. Fue él quien llenó la tierra de hermosura y el aire con cantos. Y sobre todas las cosas de la tierra, el aire y el cielo, escribió el mensaje del amor del Padre. EJ 40.2
Aunque el pecado ha estropeado la obra perfecta de Dios, esa escritura permanece. Aun ahora todas las cosas creadas declaran la gloria de su excelencia. Fuera del egoísta corazón humano, no hay nada que viva para sí. No hay ningún pájaro que surca el aire, ningún animal que se mueve en el suelo, que no sirva a alguna otra vida. No hay siquiera una hoja del bosque, ni una humilde brizna de hierba que no tenga su utilidad. Cada árbol, arbusto y hoja emite ese elemento de vida, sin el cual no podrían sostenerse ni el hombre ni los animales; y el hombre y el animal, a su vez, sirven a la vida del árbol y del arbusto y de la hoja. Las flores exhalan fragancia y ostentan su belleza para beneficio del mundo. El sol derrama su luz para alegrar mil mundos. El océano, origen de todos nuestros manantiales y fuentes, recibe las corrientes de todas las tierras, pero recibe para dar. Las neblinas que ascienden de su seno, riegan la tierra, para que produzca y florezca. EJ 40.3
Los ángeles de gloria hallan su gozo en dar, dar amor y cuidado incansables a las almas que están caídas y destituidas de santidad. Los seres celestiales desean ganar el corazón de los hombres; traen a este obscuro mundo luz de los atrios celestiales; por un ministerio amable y paciente, obran sobre el espíritu humano, para poner a los perdidos en una comunión con Cristo aun más íntima que la que ellos mismos pueden conocer. EJ 40.4
Pero apartándonos de todas las representaciones menores, contemplamos a Dios en Jesús. Mirando a Jesús, vemos que la gloria de nuestro Dios consiste en dar. “Nada hago de mí mismo”, dijo Cristo; “me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre”. “No busco mi gloria, sino la gloria del que me envió”. Juan 8:286:578:507:18. En estas palabras se presenta el gran principio que es la ley de la vida para el universo. Cristo recibió todas las cosas de Dios, pero las recibió para darlas. Así también en los atrios celestiales, en su ministerio en favor de todos los seres creados, por medio del Hijo amado fluye a todos la vida del Padre; por medio del Hijo vuelve, en alabanza y gozoso servicio, como una marea de amor, a la gran fuente de todo. Y así, por medio de Cristo, se completa el circuito de beneficencia, que representa el carácter del gran Dador, la ley de la vida.—El Deseado de Todas las Gentes, 11-13. EJ 40.5

Entrada destacada

¡Maranata: El Senor Viene!

Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374