Jesús, nuestro modelo, dependía de la oración, 1 de enero

Jesús, nuestro modelo, dependía de la oración, 1 de enero
Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Hebreos 5:7{SSJ 7.1}
La noche se estaba acercando cuando Jesús llamó a su lado a tres de sus discípulos, Pedro, Santiago y Juan, y los condujo a través de los campos, y por una senda escarpada, hasta una montaña solitaria... {SSJ 7.2}
La luz del sol poniente se detenía en la cumbre y doraba con su gloria desvaneciente el sendero que recorrían. Pero pronto la luz desapareció tanto de las colinas como de los valles y el sol se hundió bajo el horizonte occidental, y los viajeros solitarios quedaron envueltos en la oscuridad de la noche... {SSJ 7.3}
Finalmente Cristo les dice que no han de ir más lejos. Apartándose un poco de ellos, el Varón de dolores derrama sus súplicas con fuerte clamor y lágrimas. Implora fuerzas para soportar la prueba en favor de la humanidad. Él mismo debe establecer nueva comunión con la Omnipotencia, porque únicamente así puede contemplar lo futuro. Y vuelca los anhelos de su corazón en favor de sus discípulos, para que en la hora del poder de las tinieblas no les falte la fe... {SSJ 7.4}
Al principio los discípulos unen sus oraciones a las suyas con sincera devoción; pero después de un tiempo los vence el cansancio y, a pesar de que procuran sostener su interés en la escena, se duermen. Jesús les ha hablado de sus sufrimientos; los trajo consigo esta noche para que pudiesen orar con él; aún ahora está orando con ellos. El Salvador ha visto la tristeza de sus discípulos, y ha deseado aliviar su pesar dándoles la seguridad de que su fe no ha sido inútil... Ahora, su principal petición es que les sea dada una manifestación de la gloria que tuvo con el Padre antes que el mundo fuese, que su reino sea revelado a los ojos humanos, y que sus discípulos sean fortalecidos para contemplarlo. Ruega que ellos puedan presenciar una manifestación de su divinidad que los consuele en la hora de su agonía suprema, con el conocimiento de que él es seguramente el Hijo de Dios, y que su muerte ignominiosa es parte del plan de la redención. {SSJ 7.5}
Su oración es oída. Mientras está postrado humildemente sobre el suelo pedregoso, los cielos se abren de repente, las áureas puertas de la ciudad de Dios quedan abiertas de par en par, y una irradiación santa desciende sobre el monte, rodeando la figura del Salvador. Su divinidad interna refulge a través de la humanidad, y va al encuentro de la gloria que viene de lo alto. Levantándose de su posición postrada, Cristo se destaca con majestad divina. Ha desaparecido la agonía de su alma. Su rostro brilla ahora “como el sol” y sus vestiduras son “blancas como la luz”.—El Deseado de Todas las Gentes, 388, 389{SSJ 7.6}


La promesa del espíritu, 1 de enero

La promesa del espíritu, 1 de enero
Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre. Juan 14:16{RP 11.1}
Cuando Cristo dio a sus discípulos la promesa del Espíritu, se estaba acercando al fin de su ministerio terrenal. A la sombra de la cruz estaba con una comprensión plena de la carga de culpa que estaba por recaer sobre él como portador del pecado. Antes de ofrecerse a sí mismo como víctima destinada al sacrificio, instruyó a sus discípulos en cuanto a la dádiva más esencial y completa que iba a conceder a sus seguidores; el don de los recursos inagotables de su gracia. {RP 11.2}
“Y yo rogaré al Padre”—dijo él—, “y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir porque no le ve, ni le conoce, pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros”. Juan 14:16, 17. El Salvador estaba señalando de antemano el tiempo cuando el Espíritu Santo, como su representante, vendría para realizar una obra poderosa. El mal que se había estado acumulando durante siglos, habría de ser resistido por el divino poder del Espíritu Santo... {RP 11.3}
La promesa del Espíritu Santo no se limita a ninguna edad ni raza. Cristo declaró que la influencia divina de su Espíritu estaría con sus seguidores hasta el fin. Desde el día de Pentecostés hasta ahora, el Consolador ha sido enviado a todos los que se han entregado plenamente al Señor y a su servicio. A todo el que ha aceptado a Cristo como su Salvador personal, el Espíritu Santo ha venido como consejero, santificador, guía y testigo. Cuanto más cerca de Dios han andado los creyentes, más clara y poderosamente han testificado del amor de su Redentor y de su gracia salvadora. Los hombres y mujeres que a través de largos siglos de persecución y prueba gozaron en sus vidas de una medida de la presencia del Espíritu, se destacaron como señales y prodigios en el mundo. Revelaron ante los ángeles y los hombres el poder transformador del amor redentor.—Los Hechos de los Apóstoles, 39, 40{RP 11.4}


Cristo: uno con el padre desde la eternidad, 1 de enero

Cristo: uno con el padre desde la eternidad, 1 de enero
Una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Mateo 1:23{RJ 7.1}
“La luz del conocimiento de la gloria de Dios”, se ve “en el rostro de Jesucristo”. Desde los días de la eternidad, el Señor Jesucristo era uno con el Padre; era “la imagen de Dios”, la imagen de su grandeza y majestad, “el resplandor de su gloria”. Vino a nuestro mundo para manifestar esta gloria. Vino a esta tierra oscurecida por el pecado para revelar la luz del amor de Dios, para ser “Dios con nosotros”. Por lo tanto, fue profetizado de El: “Y será llamado su nombre Emanuel”. {RJ 7.2}
Al venir a morar con nosotros, Jesús iba a revelar a Dios tanto a los hombres como a los ángeles El era la Palabra de Dios: el pensamiento de Dios hecho audible. En su oración por sus discípulos, dice: “Yo les he manifestado tu nombre”—“misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en benignidad y verdad”—, “para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos”. {RJ 7.3}
Pero no sólo para sus hijos nacidos en la tierra fue dada esta revelación. Nuestro pequeño mundo es un libro de texto para el universo. El maravilloso y misericordioso propósito de Dios, el misterio del amor redentor, es el tema en el cual “desean mirar los ángeles”, y será su estudio a través de los siglos sin fin. Tanto los redimidos como los seres que nunca cayeron hallarán en la cruz de Cristo su ciencia y su canción. Se verá que la gloria que resplandece en el rostro de Jesús es la gloria del amor abnegado. A la luz del Calvario, se verá que la ley del renunciamiento por amor es la ley de la vida para la tierra y el cielo; que el amor que “no busca lo suyo” tiene su fuente en el corazón de Dios; y que en el Manso y Humilde se manifiesta el carácter de Aquel que mora en la luz inaccesible al hombre... {RJ 7.4}
Contemplamos a Dios en Jesús. Mirando a Jesús, vemos que la gloria de nuestro Dios consiste en dar. “Nada hago por mí mismo”, dijo Cristo; “me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre”. “No busco mi gloria”, sino la gloria del que me envió Juan 8:286:578:507:18. En estas palabras se presenta el gran principio que es la ley de la vida para el universo. Cristo recibió todas las cosas de Dios, pero las recibió para darlas. Así también en los atrios celestiales, en su ministerio en favor de todos los seres creados, por medio del Hijo amado fluye a todos la vida del Padre; por medio del Hijo vuelve, en alabanza y gozoso servicio, como una marea de amor, a la gran Fuente de todo. Y así, por medio de Cristo, se completa el circuito de beneficencia, que representa el carácter del gran Dador, la ley de la vida.—El Deseado de Todas las Gentes, 11-13{RJ 7.5}


¡Feliz año nuevo! 1 de enero

¡Feliz año nuevo! 1 de enero
Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría. Salmos 90:12{NEV 9.1}
Otro año de vida se ha hundido en el pasado. Ante nosotros se abre un nuevo año. ¿Cuál será su historia? ¿Qué escribiremos cada uno sobre sus páginas inmaculadas? Eso lo decidirá la manera en que pasemos cada uno de los días. {NEV 9.2}
Comencemos el nuevo año con nuestros corazones limpios de la contaminación del orgullo y el egoísmo. Descartemos toda indulgencia pecaminosa, y procuremos ser fieles y diligentes alumnos de la escuela de Cristo. Un nuevo año abre sus limpias páginas ante nosotros. ¿Qué escribiremos en ellas? ... {NEV 9.3}
Procuremos comenzar este año con propósitos correctos y motivos puros, como quienes tendrán que rendir cuenta delante de Dios. Nunca olvidéis que vuestros actos están pasando a la historia por medio de la pluma del ángel anotador. Tendréis que volver a encontraros con ellos cuando se comience el juicio y se abran los libros. ... {NEV 9.4}
Si entramos en relación con Dios, la fuente de paz, y luz, y verdad, su Espíritu fluirá a través de nosotros como un canal, para refrescar y bendecir a todos los que viven a nuestro alrededor. Este puede ser el último año de nuestra vida. ¿No entraremos en él con un pensamiento de solemnidad? ¿No señalará nuestro comportamiento hacia todos los demás la sinceridad, el respeto y la benevolencia? {NEV 9.5}
No le neguemos nada a Aquel que dió su preciosa vida por nosotros. ... Consagremos a Dios la propiedad que él nos ha confiado. Sobre todo, entreguémonos nosotros mismos como ofrenda voluntaria.—The Signs of the Times, 7 de enero de 1889{NEV 9.6}
Que el comienzo de este año sea una ocasión que nunca se olvide—una ocasión cuando Cristo descienda entre nosotros, y diga: “Paz a vosotros”. Juan 20:19. Deseo a todos vosotros un feliz Año Nuevo.—The Review and Herald, 3 de enero de 1882{NEV 9.7}


La primera venida de Jesús, 1 de enero

La primera venida de Jesús, 1 de enero
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo... para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Gálatas 4:4, 5{MSV 9.1}
La venida del Salvador había sido predicha en el Edén. Cuando Adán y Eva oyeron por primera vez la promesa, esperaban que se cumpliese pronto. Dieron gozosamente la bienvenida a su primogénito, esperando que fuese el Libertador. Pero el cumplimiento de la promesa tardó. Los que la recibieron primero, murieron sin verlo. Desde los días de Enoc, la promesa fue repetida por medio de los patriarcas y los profetas, manteniendo viva la esperanza de su aparición, y sin embargo no había venido. La profecía de Daniel revelaba el tiempo de su advenimiento, pero no todos interpretaban correctamente el mensaje. Transcurrió un siglo tras otro, y las voces de los profetas cesaron. La mano del opresor pesaba sobre Israel, y muchos estaban listos para exclamar: “Se van prolongando los días, y desaparecerá toda visión”. Ezequiel 12:22{MSV 9.2}
Pero, como las estrellas en la vasta órbita de su derrotero señalado, los propósitos de Dios no conocen premura ni demora. Por los símbolos de las densas tinieblas y el horno humeante, Dios había anunciado a Abrahán la servidumbre de Israel en Egipto, y había declarado que el tiempo de su estada allí abarcaría cuatrocientos años. “Después de esto—dijo Dios—saldrán con gran riqueza”. Génesis 15:14. Y contra esta palabra se empeñó en vano todo el poder del orgulloso imperio de los faraones. “En el mismo día” señalado por la promesa divina, “todas las huestes de Jehová salieron de la tierra de Egipto”. Éxodo 12:41. Así también fue determinada en el concilio celestial la hora en que Cristo había de venir; y cuando el gran reloj del tiempo marcó aquella hora, Jesús nació en Belén. {MSV 9.3}
“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo”. La Providencia había dirigido los movimientos de las naciones, así como el flujo y reflujo de impulsos e influencias de origen humano, a tal punto que el mundo estaba maduro para la llegada del Libertador. {MSV 10.1}
Entonces vino Jesús a restaurar en el hombre la imagen de su Hacedor. Nadie, excepto Cristo, puede amoldar de nuevo el carácter que ha sido arruinado por el pecado. Él vino para expulsar a los demonios que habían dominado la voluntad. Vino para levantarnos del polvo, para rehacer según el modelo divino el carácter que había sido mancillado, para hermosearlo con su propia gloria.—El Deseado de Todas las Gentes, 23, 24, 28{MSV 10.2}


Buenas nuevas del reino, 1 de enero

Buenas nuevas del reino, 1 de enero
Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino. Mateo 4:23{MGD 9.1}
“Abriendo su boca les enseñaba, diciendo: Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”. Mateo 5:2, 3. Estas palabras resonaron en los oídos de la muchedumbre como algo desconocido y nuevo. Tal enseñanza era opuesta a todo cuanto habían oído del sacerdote o del rabino. En ella no podían notar nada que alentase el orgullo ni estimulase sus esperanzas ambiciosas, pero este nuevo Maestro poseía un poder que los dejaba atónitos... {MGD 9.2}
En la multitud que rodeaba a Jesús había algunos que sentían su pobreza espiritual... Había individuos acerca de cada uno de los cuales se podía decir que, en presencia de la pureza de Cristo, se sentía “cuitado y miserable y pobre y ciego y desnudo”. Apocalipsis 3:17. Anhelaban “la gracia de Dios que trae salvación”. Tito 2:11... {MGD 9.3}
Refiriéndose a los pobres de espíritu, Jesús dice: “De ellos es el reino de Dios”. Dicho reino no es, como habían esperado los oyentes de Cristo, un gobierno temporal y terrenal. Cristo abría ante los hombres las puertas del reino espiritual de su amor, su gracia y su justicia... Sus súbditos son los pobres de espíritu, los mansos y los que padecen persecución por causa de la justicia. De ellos es el reino de los cielos. Si bien aún no ha terminado, en ellos se ha iniciado la obra que los hará “aptos para participar de la suerte de los santos en luz”. Colosenses 1:12{MGD 9.4}
Todos los que sienten la absoluta pobreza del alma, que saben que en sí mismos no hay nada bueno, pueden hallar justicia y fuerza recurriendo a Jesús... Os invita a cambiar vuestra pobreza por las riquezas de su gracia. No merecemos el amor de Dios, pero Cristo, nuestro fiador, es sobremanera digno y capaz de salvar a todos los que vengan a él. No importa cuál haya sido la experiencia del pasado ni cuán desalentadoras sean las circunstancias del presente, si acudimos a Cristo en nuestra condición actual: débiles, sin fuerza, desesperados, nuestro compasivo Salvador saldrá a recibirnos mucho antes de que lleguemos y nos rodeará con sus brazos amantes y con el manto de su propia justicia.—El Discurso Maestro de Jesucristo, 13-16{MGD 9.5}


Somos hijos de Dios creados a su imagen, 1 de enero

Somos hijos de Dios creados a su imagen, 1 de enero
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Génesis 1:27{HHD 9.1}
Todo el cielo se interesó profunda y gozosamente en la creación del mundo y el hombre. Los seres humanos constituían una clase nueva y distinta. Fueron hechos “a imagen de Dios”, y era el propósito del Creador que poblaran la tierra. Habían de vivir en íntima comunión con el cielo, recibiendo poder de la Fuente de todo poder. Sostenidos por Dios, habían de vivir vidas libres de pecado.—The Review and Herald, 11 de febrero de 1902{HHD 9.2}
La santa pareja eran no sólo hijos bajo el cuidado paternal de Dios, sino también estudiantes que recibían instrucción del omnisciente Creador. Eran visitados por los ángeles, y se gozaban en la comunión directa con su Creador, sin ningún velo oscurecedor de por medio... Los misterios del universo visible, “las maravillas del Perfecto en sabiduría, les suministraban una fuente inagotable de instrucción y placer. Las leyes y los procesos de la naturaleza, que han sido objeto del estudio de los hombres durante seis mil años, fueron puestos al alcance de sus mentes por el infinito Forjador y Sostenedor de todo. Conversaban con las hojas, las flores y los árboles, recogiendo de cada uno de ellos los secretos de su vida. Toda criatura viviente era familiar para Adán, desde el poderoso leviatán que juega entre las aguas hasta el diminuto insecto que flota en el rayo del sol. A cada uno le había dado nombre y conocía su naturaleza y sus costumbres. La gloria de Dios en los cielos, los innumerables mundos en sus ordenados movimientos, “las diferencias de las nubes”, los misterios de la luz y del sonido, de la noche y el día, todo estaba al alcance de la comprensión de nuestros primeros padres.—OD 34, 35{HHD 9.3}


Luz para mi senda, 1 de enero

Luz para mi senda, 1 de enero
Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino. Salmos 119:105{FV 9.1}
“Todos necesitamos un guía a través de las muchas estrecheces de la vida, tanto como el marino necesita un piloto entre los bajíos o las rocas del río. ¿Dónde puede encontrarse ese guía? Os indicamos la Biblia.”—Testimonios Selectos 4:61{FV 9.2}
“Cuando hacemos de la Palabra de Dios nuestra consejera, cuando escudriñamos las Escrituras en busca de luz, los ángeles celestiales se acercan para impresionar la mente e iluminar el entendimiento, a fin de que se pueda decir con verdad: ‘El principio de tus palabras alumbra; hace entender a los simples.’” Salmos 119:130.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 339{FV 9.3}
“La Palabra de Dios es luz y verdad: una lámpara para los pies y una antorcha para el sendero. Puede guiar cada paso del camino hasta la ciudad de Dios.”—Ibid. 354{FV 9.4}
“Cuando se pierde la fe en la Palabra de Dios, el alma no tiene ninguna guía, ninguna seguridad. La juventud es arrastrada a senderos que alejan de Dios y de la vida eterna. {FV 9.5}
“A esta causa debe atribuirse, en sumo grado, la iniquidad generalizada en el mundo moderno. Cuando se descarta la Palabra de Dios, se rechaza su poder de refrenar las pasiones perversas del corazón natural.”—Sketches From the Life of Paul, 32{FV 9.6}


“En los lugares celestiales”—Nuestro exaltado privilegio, 1 de enero

“En los lugares celestiales”—Nuestro exaltado privilegio, 1 de enero
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo ... y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús. Efesios 2:4-6{ELC 9.1}
Así como Dios levantó a Cristo de los muertos, para que pudiera sacar a luz la vida y la inmortalidad por el Evangelio, y salvara así a su pueblo de sus pecados, así Cristo ha levantado a los seres humanos caídos a la vida espiritual, reanimándolos con su vida, llenando sus corazones de esperanza y gozo.—The Review and Herald, 31 de marzo de 1904{ELC 9.2}
Cristo se dio a sí mismo para la redención de la raza humana, para que todos los que creen en él puedan tener vida eterna. Los que aprecian este gran sacrificio reciben del Salvador el más precioso de todos los dones: un corazón limpio. Ganan una experiencia que es más valiosa que el oro, la plata o las piedras preciosas. Se sientan juntos en los lugares celestiales con Cristo disfrutando en comunión con él el gozo y la paz que sólo él puede dar.—The Review and Herald, 30 de mayo de 1907{ELC 9.3}
Cristo “se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras”. Tito 2:14. El hizo una ofrenda tan completa que, mediante su gracia, cada uno puede alcanzar la norma de perfección. De los que reciban su gracia y sigan su ejemplo se escribirá en el libro de la vida: “Completo en él [en Cristo] sin mancha ni mácula”.—IbidThe Review and Herald, 31 de marzo de 1904.{ELC 9.4}
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”.Efesios 1:3. ¿Qué queda para que pidamos que no esté incluido en esa provisión misericordiosa y abundante? Por los méritos de Cristo somos bendecidos con todas las bendiciones espirituales en los lugares celestiales en Cristo. Es nuestro privilegio el de acercarnos a Dios, el de respirar la atmósfera de su presencia... Nada menos que la presencia permanente de Cristo proporcionará paz, libertad, valor y poder.—The Review and Herald, 15 de octubre de 1908{ELC 9.5}


Exaltemos a Jesús como el hijo de Dios durante el nuevo año, 1 de enero

Exaltemos a Jesús como el hijo de Dios durante el nuevo año, 1 de enero
Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Filipenses 4:8{EJ 9.1}
Ya ha comenzado el año nuevo; sin embargo, antes de darle la bienvenida, nos detenemos para preguntar: ¿Cuál ha sido la historia del año que acaba de pasar a la eternidad con su carga de registros? La amonestación del apóstol llega hasta cada uno de nosotros: “examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos”. 2 Corintios 13:5. ¡No permita Dios que en esta hora tan importante nos encontremos de tal manera preocupados por otros asuntos que no tengamos tiempo para realizar un autoexamen serio, cándido y crítico! Dejemos atrás las cosas de menor importancia y ocupémonos ahora de las que conciernen a nuestros intereses eternos... {EJ 9.2}
Ninguno de nosotros puede representar el carácter de Cristo por su propia fuerza; pero si Cristo vive en el corazón, el Espíritu que mora en él será revelado en nosotros; así todo lo que nos falta quedará suplido. Al comienzo de este nuevo año, ¿quién se esforzará por obtener una experiencia nueva y genuina en las cosas de Dios? Rectifiquen sus equivocaciones, en la medida de lo posible. Confiesen unos a otros sus errores y pecados. Deséchese toda amargura e ira y malicia; que la paciencia, la longanimidad, la bondad y el amor lleguen a formar parte de su mismo ser; entonces, todo lo puro y amable y de buen nombre madurará en su experiencia... {EJ 9.3}
¿Qué frutos produjimos durante el año que acaba de pasar? ¿Qué influencia hemos ejercido sobre los demás? ¿A quiénes hemos traído al redil de Cristo? Los ojos del mundo están sobre nosotros. ¿Somos epístolas vivientes de Cristo, conocidas y leídas de todos los hombres? ¿Imitamos el ejemplo de Jesús en abnegación, humildad, mansedumbre, paciencia, disposición para llevar la cruz y devoción? ¿Se verá el mundo compelido a reconocer que somos siervos de Cristo?... {EJ 9.4}
¿No trataremos de corregir los errores del pasado durante este nuevo año? A nosotros nos corresponde cultivar individualmente la gracia de Cristo, ser mansos y humildes de corazón, ser firmes, inamovibles, constantes en la verdad; porque sólo así se puede progresar en la santidad y ser hechos aptos para la herencia de los santos en luz. Comencemos el año renunciando completamente al yo; oremos en procura de un discernimiento claro, para que podamos comprender lo que el Salvador exige de nosotros, y para que lleguemos a ser testigos de Cristo en todo momento y lugar.—The Signs of the Times, 4 de enero de 1883{EJ 9.5}
Exalten a Jesús, ustedes que enseñan al pueblo. Exáltenlo en sus exhortaciones, sermones, cantos y oraciones. Que todos sus esfuerzos se concentren en llevar a las almas confusas, perplejas y perdidas, hacia “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Juan 1:29. Invítenlos a mirar y vivir.—The Review and Herald, 12 de abril de 1892{EJ 9.6}


Llamados hijos de Dios, 1 de enero

Llamados hijos de Dios, 1 de enero
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. 1 Juan 3:1{DNC 9.1}
Mientras Juan pensaba en el amor de Cristo, se sintió impulsado a exclamar: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios”. {DNC 9.2}
La gente considera un gran privilegio ver a un personaje de la familia real, y miles viajan grandes distancias para contemplar a uno de ellos. ¡Cuánto mayor es el privilegio de ser hijos e hijas del Altísimo! ¿Qué prerrogativa más grande se nos podría conferir que la de permitirnos formar parte de la familia real? {DNC 9.3}
A fin de llegar a ser hijos e hijas de Dios, debemos separarnos del mundo. “Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor,... y seré a vosotros Padre, y vosotros me seréis a mí hijos e hijas”. {DNC 9.4}
Hay un cielo delante de nosotros, una corona de vida que ganar. Pero sólo se dará la recompensa al vencedor. El que gane el cielo debe entrar revestido del manto de justicia. “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”. 1 Juan 3:3. En el carácter de Cristo no había desarmonía de ninguna especie. Y ésta debe ser nuestra experiencia. Nuestra vida debe estar dominada por los principios que regían la suya. {DNC 9.5}
Por medio de la perfección del sacrificio hecho en favor de la raza culpable, los que creen en Cristo, al venir a él, pueden ser salvados de la ruina eterna... {DNC 9.6}
Que nadie sea engañado de tal manera por el enemigo como para pensar que es una condescendencia para algún hombre, por talentoso o culto o digno que sea, la aceptación de Cristo. Cada ser humano debe mirar al cielo con reverencia y gratitud, y exclamar con asombro: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios”.* {DNC 9.7}


Para que tengamos ánimo, 1 de enero

Para que tengamos ánimo, 1 de enero
Porque todas esas palabras que fueron escritas hace mucho, son para enseñarnos hoy a nosotros; para que cuando leamos en las Escrituras acerca de la paciencia de los hombres y de toda la ayuda que Dios les prestó en aquellos días, tengamos ánimo y esperanza en nuestros propios días. Romanos 15:4, Phillips. {CV 7.1}

Las vidas relatadas en la Biblia son biografías auténticas de personas que vivieron en realidad. Desde Adán hasta el tiempo de los apóstoles, a través de sucesivas generaciones, se nos presenta un relato claro y escueto de lo que sucedió en realidad y de lo que experimentaron personajes reales. A muchos les extraña que la historia inspirada narre los hechos que mancillan el carácter moral de hombres buenos... Los escritores inspirados no escribieron mentiras destinadas a impedir que el relato de las flaquezas y faltas humanas ensombreciera las páginas de la historia sagrada... {CV 7.2}
El hecho de que no se pasa por alto la verdad, ni se suprimen los pecados de los personajes principales, es una de las mejores evidencias de la autenticidad de las Escrituras... Cuántas biografías se han escrito acerca de cristianos impecables, que por su vida hogareña y relaciones con la iglesia resplandecían como ejemplos de piedad inmaculada... Sin embargo, si su historia hubiese sido escrita por una pluma inspirada, ¡ cuán diferente habría parecido! Se habrían revelado las debilidades humanas, las luchas con el egoísmo, el fanatismo y el orgullo, tal vez los pecados ocultos, y la guerra continua entre el espíritu y la carne... {CV 7.3}
Si nuestra buena Biblia hubiese sido escrita por personas no inspiradas, habría presentado un aspecto muy diferente, y su estudio sería desalentador para los mortales que yerran, que contienden con flaquezas naturales y las tentaciones de un enemigo astuto. Pero tal cual es, tenemos un relato correcto de la experiencia religiosa que tuvieron los personajes notables de la historia bíblica. Los hombres a quienes Dios había favorecido, y a quienes había confiado grandes responsabilidades, fueron a veces vencidos por la tentación y cometieron pecados, así como nosotros actualmente luchamos, vacilamos y con frecuencia caemos en el error. Pero es alentador para nuestro corazón abatido saber que por la gracia de Dios ellos pudieron obtener nuevo vigor para levantarse por encima de su naturaleza mala; y al recordar esto, estamos listos para reanudar la lucha nosotros mismos. Joyas de los Testimonios 1:436-438.* {CV 7.4}


“Dios es amor”, 1 de enero

“Dios es amor”, 1 de enero
“Dios es amor, y el que permanece en el amor, permanece en Dios, y Dios en él”. 1 Juan 4:16{CT 9.1}
“Dios es amor.” Su naturaleza y su ley son amor. Lo han sido siempre, y lo serán para siempre. “El Alto y Sublime, el que habita la eternidad”, cuyos “caminos son eternos,” no cambia. En él “no hay mudanza, ni sombra de variación”. Isaías 57:15Habacuc 3:6Santiago 1:17{CT 9.2}
Cada manifestación del poder creador es una expresión del amor infinito. La soberanía de Dios encierra plenitud de bendiciones para todos los seres creados... {CT 9.3}
La historia del gran conflicto entre el bien y el mal, desde que principió en el cielo hasta el final abatimiento de la rebelión y la total extirpación del pecado, es también una demostración del inmutable amor de Dios. {CT 9.4}
El soberano del universo no estaba solo en su obra benéfica. Tuvo un compañero, un colaborador que podía apreciar sus designios, y que podía compartir su regocijo al brindar felicidad a los seres creados. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios”. Cristo, el Verbo, el Unigénito de Dios, era uno solo con el Padre eterno, uno solo en naturaleza, en carácter y en propósitos; era el único ser que podía penetrar en todos los designios y fines de Dios... {CT 9.5}
El Padre obró por medio de su Hijo en la creación de todos los seres celestiales. “Porque por él fueron criadas todas las cosas... sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue criado por él y para él”. Los ángeles son los ministros de Dios, que, irradiando la luz que constantemente dimana de la presencia de él y valiéndose de sus rápidas alas, se apresuran a ejecutar la voluntad de Dios. Pero el Hijo, el Ungido de Dios, “la misma imagen de su sustancia”, “el resplandor de su gloria” y sostenedor de” todas las cosas con la palabra de su potencia”, tiene la supremacía sobre todos ellos. Un “trono de gloria, excelso desde el principio”, era el lugar de su santuario: una “vara de equidad”, el cetro de su reino. “Alabanza y magnificencia delante de él: fortaleza y gloria en su santuario”. “Misericordia y verdad van delante de tu rostro”. {CT 9.6}
Siendo la ley del amor el fundamento del gobierno de Dios, la felicidad de todos los seres inteligentes depende de su perfecto acuerdo con los grandes principios de justicia de esa ley. Dios desea de todas sus criaturas el servicio que nace del amor, de la comprensión y del aprecio de su carácter. No halla placer en una obediencia forzada, y otorga a todos libre albedrío para que puedan servirle voluntariamente.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 11-13{CT 9.7}


Promesa de paz, 1 de enero

Promesa de paz, 1 de enero
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos. Isaías 26:3, 4{CDCD 7.1}
Le deseo un feliz año nuevo. Dejemos de lado para siempre toda desconfianza con respecto a Jesús. Comencemos una vida de confianza sencilla, semejante a la de un niño, que no se base en los sentimientos sino en la fe. {CDCD 7.2}
No deshonre al Señor dudando de sus preciosas promesas. Quiere que creamos en él con fe resuelta. Hay quienes dicen: “¡Creo, creo!” y desean recibir todas las promesas que se otorgan sobre la base de la obediencia. Mientras reclaman el cumplimiento de todas las promesas de Dios, no hacen las obras de Cristo. No se honra a Dios con esa fe, pues es falsa. Hay quienes tratan de guardar todos los mandamientos de Dios, pero muchos de ellos no están a la altura de sus privilegios, y no le piden nada al Señor. Las promesas de Dios son para los que guardan sus mandamientos y hacen las cosas que le agradan... {CDCD 7.3}
Tengo que librar cada día la buena batalla de la fe. Tengo que ejercer al máximo el poder de la fe y no confiar en los sentimientos, y obrar como si el Señor ya me hubiera escuchado, contestado y bendecido. La fe no es un revuelo de los sentimientos. Es simplemente aceptar las palabras de Dios y creer, porque él dijo que lo hará... {CDCD 7.4}
Espero que no se desanime por ningún motivo... {CDCD 7.5}
Dios quiere que sea libre, que crea, que tenga confianza y que deje de dudar. Quiera Dios ayudarla... Un nuevo año se abre ante nosotros. Sea éste un año feliz... Refúgiese en los brazos de Jesús y no se esfuerce por desprenderse de ellos. Crea en Dios, alábelo y siga adelante. Ya casi hemos llegado a casa. {CDCD 7.6}
El Señor viene. Levante la vista y regocíjese, porque su redención está cerca. Veo en Jesús a un Redentor compasivo y amante, que puede salvar hasta lo sumo a los que acuden a él. Deposite todo el peso de su ser en las promesas de Dios. Crea; tiene el privilegio de creer.—Carta 31, del 1 de enero de 1887, dirigida a Martha Bourdeau, esposa de uno de los primeros pastores enviados a Europa. {CDCD 7.7}


Entrada destacada

¡Maranata: El Senor Viene!

Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374