Preguntas escrutadoras


Preguntas escrutadoras, 11 de febrero

¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño. Salmos 24:3, 4. MSV76 48.1
Un alma unida con Cristo... luchará contra toda transgresión y toda insinuación del pecado. Llega a ser cada día más semejante a una luz refulgente, llega a ser cada día más victorioso. Va avanzando de fuerza en fuerza, no de debilidad en debilidad. MSV76 48.2
Que nadie engañe a su propia alma en este asunto. Si albergáis orgullo, estima propia, amor a la supremacía, vanagloria, ambición impía, murmuración, descontento, amargura, maledicencia, mentira, engaño, calumnia, Cristo no está morando en vuestro corazón... Debéis tener un carácter cristiano que prevalezca... MSV76 48.3
Debe haber completa conversión entre los que pretenden conocer la verdad; de otra manera, caerán en el día de la prueba. El pueblo de Dios debe alcanzar una norma elevada. Debe ser nación santa, pueblo adquirido por Dios, linaje escogido, celoso de buenas obras. MSV76 48.4
Cristo no murió por vosotros para que pudierais tener las pasiones, los gustos y los hábitos de los hombres del mundo... MSV76 48.5
Nadie entra por los portales de gloria a menos que oriente su corazón en esa dirección. Meditad entonces en estas preguntas: ¿Ocupan las cosas terrenales vuestro primer interés? ¿Son puros vuestros pensamientos? ¿Estáis respirando la atmósfera del cielo? ¿Lleváis con vosotros las miasmas de la corrupción? ... ¿Sois fervientes y consagrados? ¿Estáis sirviendo a Dios con pureza y en la hermosura de la santidad? Preguntaos sinceramente: ¿Soy yo un hijo de Dios, o no lo soy? ... MSV76 48.6
Necesitamos una reforma cabal en todas nuestras iglesias. El poder convertidor de Dios debe entrar en la iglesia... No posterguéis el día de la preparación. No dormitéis desapercibidos, sin tener aceite en las vasijas con vuestras lámparas... No permitáis que este asunto quede en peligrosa incertidumbre. Preguntaos a vosotros mismos con fervor: ¿Estoy yo entre los salvados, o entre los perdidos? ¿Estaré en pie o no estaré? Sólo el limpio de manos y puro de corazón estará en pie en aquel día.15Testimonios para los Ministros, 441-443. MSV76 48.7

La ley de Dios protege la felicidad


La ley de Dios protege la felicidad, 11 de febrero

Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne. Romanos 8:3. SSJ 48.1
La felicidad de los seres humanos siempre debe estar protegida por la ley de Dios. Sólo en la obediencia pueden encontrar verdadera felicidad. La ley es el cerco que Dios colocó alrededor de su viña. Por ella, los que la obedezcan están protegidos del mal. En la transgresión, Adán llegó a ser una ley para sí mismo. Por la desobediencia fue puesto bajo servidumbre, y de esa manera entró en los seres humanos un elemento discordante, nacido del egoísmo. Ya no armonizaba su voluntad con la voluntad de Dios. Adán se había unido con las fuerzas desleales, y la voluntad propia empezó una campaña contra Dios. SSJ 48.2
Por medio de Cristo se presenta el verdadero ideal. Hizo lo posible para que la humanidad estuviera una vez más unida con Dios. Vino para sufrir la sentencia de muerte en lugar del transgresor. Ni un precepto de la ley podía alterarse para hacer frente a los hombres y a las mujeres en su condición caída; por lo tanto, Cristo dio su vida en su favor, para sufrir en su lugar el castigo de la desobediencia. Esta era la única forma en la que la humanidad podía ser salvada, la única forma en que podía demostrarse que es posible para la humanidad guardar la ley. Cristo vino a esta tierra y ocupó el lugar que ocupó Adán, venció donde Adán falló en vencer. Nos ha sido hecho sabiduría y justificación y santificación y redención... SSJ 48.3
Antes de la fundación del mundo, Cristo empeñó su palabra en que daría su vida como un rescate si los hombres y las mujeres se apartaban de su lealtad a Dios. Reveló su amor humillándose a sí mismo, descendiendo del cielo para trabajar entre los caídos, indisciplinados y rebeldes seres humanos. Por ellos mismos no tendrían posibilidades de hacer frente al enemigo. Cristo se ofrece a sí mismo con todo lo que tiene, su gloria, su carácter, al servicio de los que vuelvan a su lealtad y guarden la ley de Dios. Esta es su única esperanza. Cristo dice categóricamente: no vine a destruir la ley. La ley es un trasunto del carácter de Dios, y vine para cumplir sus mismas especificaciones. Vine a vindicarla viviéndola en la naturaleza humana, dando un ejemplo de obediencia perfecta.—The Signs of the Times, 13 de junio de 1900. 

La ley de Dios contra la ley del yo


La ley de Dios contra la ley del yo, 11 de febrero

Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos. Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia. Romanos 5:19, 20. RJ 48.1
[Adán] no decidió desafiar a Dios, ni en ninguna forma habló contra Dios; simplemente fue en dirección contraria a la orden expresa de El. Cuántos están hoy haciendo lo mismo, y su culpa es de mucha mayor magnitud porque tienen el ejemplo de la experiencia de Adán en la desobediencia y sus terribles resultados, para advertirlos de las consecuencias de la transgresión de la ley de Dios. De esta manera tienen clara luz sobre este tema, y ninguna excusa para su culpa de negar y desobedecer la autoridad de Dios. Adán no se detuvo a calcular el resultado de su desobediencia. RJ 48.2
Podemos estar aquí abajo... y con el privilegio de la visión retrospectiva, podemos ver lo que significa desobedecer los mandamientos de Dios. Adán cedió a la tentación, y al ver nosotros el tema del pecado y sus consecuencias presentado en forma tan clara ante nosotros, podemos razonar de causa a efecto y ver que la dimensión del acto no es lo que constituye el pecado, sino la desobediencia a la voluntad expresa de Dios, lo que es una virtual negación de Dios, al rechazar las leyes de su gobierno. La felicidad del hombre reside en su obediencia a las leyes de Dios. En su obediencia a la ley de Dios se ve rodeado como por un cerco y guardado del mal. RJ 48.3
Ningún hombre puede ser feliz, apartarse de los requerimientos específicos de Dios, y establecer para sí mismo una norma que decida que puede seguir con seguridad. Habría una gran variedad de normas para adaptarse a las diferentes mentes; el gobierno sería arrancado de las manos del Señor y los seres humanos tomarían las riendas del gobierno. La ley del yo es erigida, la voluntad del hombre es hecha suprema, y cuando la elevada y santa voluntad de Dios es presentada para ser obedecida, respetada y honrada, el hombre deseará seguir su propio camino y obedecer sus propios impulsos, y surge una controversia entre el agente humano y el divino. RJ 48.4
La caída de nuestros primeros padres quebró la cadena dorada de la obediencia sin reservas de la voluntad humana a la divina. La obediencia ya no fue considerada como una necesidad absoluta. Los agentes humanos siguen sus propias imaginaciones, que el Señor señaló que en los habitantes del mundo antiguo “eran de continuo solamente el mal”. El Señor Jesús declara: “He guardado los mandamientos de mi Padre” ¿Cómo? Como hombre. He aquí, he venido para hacer tu voluntad, oh Dios. Ante las acusaciones de los judíos El se mantuvo firme en su puro, virtuoso y santo carácter y los desafió: “¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?”—Manuscrito 1, de 1892. RJ 48.5

Una mente renovada


Una mente renovada, 11 de febrero

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:2. RP 52.1
La parte que al hombre le compete en su salvación es creer en Jesús como Redentor perfecto, no para otro sino para sí mismo. Debe confiar, amar y temer al Dios del cielo. Hay cierta obra que debe realizar. Necesita la liberación del poder del pecado. Debe ser perfecto para toda buena obra. Su única seguridad de que está edificando su casa sobre un fundamento sólido, está en cumplir las palabras de Cristo. Escuchar, hablar y predicar, sin hacer la voluntad del Señor, es como construir sobre la arena. RP 52.2
Los que practiquen las palabras de Jesús tendrán un carácter cristiano perfecto debido a que la voluntad del Señor será la suya. Al contemplar la gloria del Señor, como en un espejo, Jesús, la esperanza de gloria, se reflejará en el creyente. Si es convertido en tema de meditación, Cristo llegará a ser el propósito de las conversaciones. El que lo contemple, deseará reflejar su imagen de gloria en gloria, por el Espíritu del Señor. El hombre, ser caído, puede ser transformado por efecto de la renovación de la mente y, de este modo, probar “cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Romanos 12:2. ¿Es esto posible? Sí, cuando el Espíritu Santo toma posesión de la mente, del espíritu, del corazón y del carácter. ¿Dónde y cómo se lo prueba? “Pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres”. 1 Corintios 4:9. RP 52.3
Los frutos de la verdadera obra realizada por el Espíritu Santo son evidentes en el carácter. Así como un buen árbol da buenos frutos, también el árbol que sea plantado en el huerto del Señor producirá frutos para vida eterna. Los pecados dominantes son abandonados, los malos pensamientos no tienen cabida en la mente, y los hábitos pecaminosos son desalojados del templo interior. Las tendencias orientadas en un rumbo equivocado son encaminadas en la dirección correcta. Las propensiones y los malos sentimientos son desarraigadas. Los frutos que produce el árbol cristiano son un temperamento santo y emociones santificadas, los cuales son el resultado de una transformación completa. Esta es la obra que debe realizarse.—Pamphlet 28, pp. 8, 9. RP 52.4

La cadena de oro de la humanidad de Cristo


La cadena de oro de la humanidad de Cristo, 11 de febrero

Porque no tenemos un Pontífice que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Hebreos 4:15. NEV 50.1
La manera en que Cristo obedeció y venció, es la de un verdadero ser humano. Según nuestra conclusión, cometemos muchos errores debido a nuestro erróneo concepto de la naturaleza humana de nuestro Señor. Cuando le atribuimos a su naturaleza humana un poder que no es posible que el hombre despliegue en sus conflictos contra Satanás, destruimos la plenitud de su humanidad. El concede su gracia imputada y su poder a todos aquellos que lo reciben por fe. NEV 50.2
La obediencia de Cristo a su Padre fué la misma obediencia que se requiere del hombre. El hombre no puede vencer las tentaciones de Satanás sin un poder divino que pueda combinar con sus potencialidades humanas. Así sucedió con Jesucristo. El podía confiar en el poder divino. No vino a nuestro mundo a dar la obediencia de un Dios menor a un Dios mayor, sino como hombre, para obedecer la Santa Ley, y de esta manera él es nuestro ejemplo. El Señor Jesús vino a nuestro mundo, no a revelar lo que Dios podía hacer, sino lo que un hombre podía hacer, mediante la fe en el poder de Dios para ayudar en toda emergencia. El hombre, mediante la fe, ha de ser participante de la naturaleza divina, y debe vencer toda tentación con que sea tentado. NEV 50.3
El Señor pide ahora que cada hija e hijo de Adán, a través de la fe en Jesucristo, le sirva en su naturaleza humana, que ahora tenemos. El Señor Jesús ha salvado el abismo que el pecado había abierto. Ha unido la tierra con el cielo, y al hombre finito con el Dios infinito. Jesús, el Redentor del mundo, podía guardar los mandamientos de Dios, únicamente de la misma manera en que la humanidad puede observarlos.—Manuscrito 1, 1892, pp. 9, 10. NEV 50.4
No hemos de servir a Dios como si no fuéramos humanos, sino que debemos servirle con la naturaleza que tenemos, que ha sido redimida por el Hijo de Dios; a través de la justicia de Cristo, debemos comparecer delante de Dios perdonados, y como si nunca hubiéramos pecado.—Manuscrito 1, 1892, pp. 10, 11. NEV 50.5
La humanidad del Hijo de Dios lo es todo para nosotros. Es la cadena de oro que une nuestras almas a Cristo, y mediante Cristo a Dios.—The Youth’s Instructor, 13 de octubre de 1898, pp. 806. NEV 50.6

Rige sobre todas las naciones


Rige sobre todas las naciones, 11 de febrero

Y conozcan que tu nombre es Jehová; tú solo Altísimo sobre toda la tierra. Salmos 83:18. MGD 50.1
En los anales de la historia humana, el crecimiento de las naciones, el levantamiento y la caída de los imperios, parecen depender de la voluntad y proezas del hombre. Los sucesos parecen ser determinados, en gran parte, por su poder, ambición o capricho. Pero en la Palabra de Dios se descorre el velo, y contemplamos detrás, encima, y entre la trama y urdimbre de los intereses, las pasiones y el poder de los hombres, los agentes del Ser misericordioso, que ejecutan silenciosa y pacientemente los consejos de la voluntad de Dios... MGD 50.2
Se ha permitido a toda nación que ha subido al escenario de acción, ocupar su lugar en la tierra a fin de ver si cumpliría el propósito del “Vigilante y Santo”. Daniel 4:17... Aunque las naciones rechazaron los principios de Dios y provocaron con este rechazamiento su propia ruina, quedó manifiesto que el propósito divino predominaba y obraba en todos sus movimientos... MGD 50.3
Una maravillosa representación simbólica dada al profeta Ezequiel durante su destierro en la tierra de los caldeos, enseña esta lección [capítulos 1 al 10]... Cuatro seres vivientes hacían mover numerosas ruedas entrecruzadas... Las ruedas eran de un arreglo tan complicado que a primera vista parecían estar en confusión; pero se movían en perfecta armonía. Las ruedas eran empujadas por seres celestiales, sostenidos y guiados por la mano que había debajo de los querubines; sobre ellos, en el trono de zafiro, estaba el Eterno, y alrededor del trono, un arco iris, emblema de la misericordia divina. MGD 50.4
Así como la complicada semejanza de ruedas estaba bajo la dirección de la mano que había debajo de las alas de los querubines, el complicado desarrollo de los sucesos humanos está bajo el gobierno divino. En medio de la lucha y el tumulto de las naciones, Aquel que se sienta por encima de los querubines, dirige aún los asuntos terrenales... MGD 50.5
Dios ha asignado un lugar en su gran plan a toda nación y todo individuo de hoy día... Todos deciden su destino por propia elección, y Dios dirige todo para la ejecución de sus propósitos.—La Educación, 169, 172-174. MGD 50.6

El creador encarnado


El creador encarnado, 11 de febrero

Y sin contradicción, grande es el misterio de la piedad: Dios ha sido manifestado en carne; ha sido justificado con el Espíritu; ha sido visto de los ángeles; ha sido predicado a los gentiles; ha sido creído en el mundo; ha sido recibido en gloria. 1 Timoteo 3:16. FV 50.1
“La encarnación de Cristo es el misterio de todos los misterios.”—The S.D.A. Bible Commentary 6:1082. FV 50.2
“Cristo era uno con el Padre, y sin embargo estuvo dispuesto a descender de la exaltada posición de quien era igual a Dios.”—The Signs of the Times, 4 de julio de 1895. FV 50.3
“Habría sido una humillación casi infinita para el Hijo de Dios revestirse de la naturaleza humana, aun cuando Adán poseía la inocencia del Edén. Pero Jesús aceptó la humanidad cuando la especie se hallaba debilitada por cuatro mil años de pecado. Como cualquier hijo de Adán, aceptó los efectos de la gran ley de la herencia. Y la historia de sus antepasados terrenales demuestra cuáles eran aquellos efectos. Mas él vino con una herencia tal para compartir nuestras penas y tentaciones, y darnos el ejemplo de una vida sin pecado.”—El Deseado de Todas las Gentes, 38. FV 50.4
“Qué tremendo contraste entre la divinidad de Cristo y el impotente niñito nacido en el pesebre de Belén .... Y sin embargo, el Creador de los mundos, Aquel en quien habitaba la plenitud de la divinidad corporalmente, se manifestó en el desvalido bebé del pesebre.... La divinidad y la humanidad estaban misteriosamente combinadas y el hombre y Dios se fusionaron.”—The S.D.A. Bible Commentary 5:1130. FV 50.5
“Nuestro Salvador tomó la humanidad con todo su pasivo. Se vistió de la naturaleza humana, con la posibilidad de ceder a la tentación. No tenemos que soportar nada que él no haya soportado.”—El Deseado de Todas las Gentes, 95. FV 50.6

Cristo magnificó la ley


Cristo magnificó la ley, 11 de febrero

Jehová se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla. Isaías 42:21. HHD 50.1
La ley del gobierno de Dios había de ser magnificada por la muerte del unigénito Hijo de Dios. Cristo llevó la culpa de los pecados del mundo. Nuestra suficiencia se encuentra únimente en la encarnación y la muerte del Hijo de Dios. Pudo sufrir, porque estaba sostenido por la Divinidad. Pudo vencer, porque no tenía la menor mancha de deslealtad o pecado. Cristo triunfó en lugar del hombre al soportar de este modo la justicia del castigo. Aseguró vida eterna para el hombre, al mismo tiempo que exaltó la ley de Dios y la honró.—The Youth’s Instructor, 4 de agosto de 1898. HHD 50.2
Cada alma está bajo la obligación de seguir las pisadas de Cristo, el gran Ejemplo de la familia humana. Dijo: “He guardado los mandamientos de mi Padre”. Los fariseos pensaban que había venido a debilitar los requerimientos de la ley de Dios, pero su voz resonó en sus oídos diciendo: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino a cumplir. Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas”. HHD 50.3
Cristo vino a magnificar la ley y a honrarla; vino a exaltar los antiguos mandamientos que tenemos desde el principio. Por eso necesitamos la ley y los profetas. Necesitamos el Antiguo Testamento para que nos lleve al Nuevo, que no toma el lugar del Antiguo, sino que nos revela en forma más clara el plan de salvación, dando significado a todo el sistema de sacrificios y ofrendas, y a la palabra que tenemos desde el principio.—The Youth’s Instructor, 8 de noviembre de 1894.

El alma recreada a la imagen de Dios, exaltad a Jesús como el creador


El alma recreada a la imagen de Dios, exaltad a Jesús como el creador, 11 de febrero

Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Juan 6:63. EJ 50.1
El tema central de la Biblia, el tema alrededor del cual se agrupan todos los demás del Libro, es el plan de la redención, la restauración de la imagen de Dios en el alma humana. Desde la primera insinuación de esperanza que se hizo en la sentencia pronunciada en el Edén, hasta la gloriosa promesa del Apocalipsis: “Y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes” (Apocalipsis 22:4), el propósito de cada libro y pasaje de la Biblia es el desarrollo de este maravilloso tema: la elevación del hombre, el poder de Dios, “que nos da la victoria, por medio de nuestro Señor Jesucristo”. 1 Corintios 15:57. EJ 50.2
El que capta este pensamiento, tiene ante sí un campo infinito de estudio. Tiene la llave que le abrirá todo el tesoro de la Palabra de Dios... EJ 50.3
En la palabra de Dios está la energía creadora que llamó los mundos a la existencia. Esta palabra imparte poder; engendra vida. Cada orden es una promesa; aceptada por la voluntad, recibida en el alma, trae consigo la vida del Ser infinito. Transforma la naturaleza y vuelve a crear el alma a imagen de Dios. EJ 50.4
De igual modo se sostiene la vida así impartida. El hombre vivirá de “toda palabra que sale de la boca de Dios”. Mateo 4:4. EJ 50.5
La mente, el alma, se edifica con aquello de lo cual se alimenta, y a nosotros nos toca determinar la clase de alimento que recibirá... EJ 50.6
Teniendo la Palabra de Dios en la mano, todo ser humano, cualquiera sea su suerte en la vida, puede gozar del compañerismo que escoja. Por medio de sus páginas puede tener comunión con lo mejor y más noble de la especie humana, y escuchar la voz del Eterno que habla con los hombres. Al estudiar y meditar en los temas que los ángeles “desean penetrar” (1 Pedro 1:12), puede gozar de su compañía. Puede seguir las pisadas del Maestro celestial y escuchar sus palabras como cuando él las enseñaba en la montaña, la llanura, y el mar. EJ 50.7
Puede morar en esta tierra en la atmósfera del cielo, e impartir a los afligidos y tentados de la tierra pensamientos de esperanza y anhelos de santidad; puede hacer cada vez más íntimo su compañerismo con el Invisible, como aquel que antaño anduvo con Dios, acercándose cada vez más al umbral del mundo eterno, hasta que los portales se abran y pueda entrar. No se sentirá como un extraño. Lo saludarán las voces de los santos que, invisibles, eran sus compañeros en la tierra, voces que él aprendió a distinguir y amar aquí. El que por medio de la Palabra de Dios ha vivido en compañerismo con el cielo, se sentirá como en su casa en medio de la compañía celestial.—La Educación, 121-123. 

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¡Maranata: El Senor Viene!

Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374