La Fe por la Cual Vivo


La Fe por la Cual Vivo
Estudiemos las profecías, 5 de diciembre https://ift.tt/LZ1lbF7 Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca. Apocalipsis 1:3. “Del nacimiento y de la caída de las naciones, según resaltan en los libros de Daniel y Apocalipsis, necesitamos aprender cuán vana es la gloria y pompa mundanal. Babilonia, con todo su poder y magnificencia, cuyo parangón nuestro mundo no ha vuelto a contemplar—un poder y una magnificencia que la gente de aquel tiempo creía estables y duraderos,—se desvaneció y ¡cuán completamente! Pereció ‘como la flor de la hierba.’ Santiago 1:10. Así perecieron el reino medo-persa, y los imperios de Grecia y Roma. Y así perece todo lo que no está fundado en Dios. Sólo puede perdurar lo que se vincula con su propósito y expresa su carácter. Sus principios son lo único firme que conoce nuestro mundo.”—La Historia de Profetas y Reyes, 402. “Cuando los libros de Daniel y Apocalipsis sean mejor comprendidos, los creyentes tendrán una experiencia religiosa totalmente diferente. Obtendrán tales vislumbres de las abiertas puertas del cielo que mente y corazón serán impresionados con la idea de que todas las cosas deben disponerse de tal manera que se alcance la felicidad que ha de ser la recompensa de los puros de corazón.”—Testimonios para los Ministros, 114. “Cuando como pueblo comprendamos lo que este libro significa para nosotros, se advertirá un gran reavivamiento en nuestras filas.... Del estudio del Apocalipsis se entenderá sin lugar a dudas una cosa: la íntima y firme relación que existe entre Dios y su pueblo.”—Ibid. 113, 114.
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Dios nos Cuida


Dios nos Cuida
Una norma elevada, 5 de diciembre https://ift.tt/5iouFmB Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos. Levítico 20:26. Muchos ignoran lo que deben ser a fin de vivir a la vista del Señor durante el tiempo de angustia, cuando no haya Sumo Sacerdote en el santuario. Los que reciban el sello del Dios vivo y sean protegidos en el tiempo de angustia deben reflejar plenamente la imagen de Jesús. Vi que muchos descuidaban la preparación tan necesaria, esperando que el tiempo del “refrigerio” y la “lluvia tardía” los preparase para sostenerse en el día del Señor y vivir en su presencia. ¡Oh! ¡Y a cuántos vi sin amparo en el tiempo de angustia! Habían descuidado la necesaria preparación, y por lo tanto no podían recibir el refrigerio que todos deben tener para poder vivir en la presencia de un Dios Santo. Quienes... no purifiquen sus almas mediante la obediencia a toda la verdad... llegarán al tiempo de las plagas, y entonces echarán de ver que les hubiera sido necesario ser tallados y escuadrados para la edificación. Pero entonces no habrá ya tiempo para ello ni tampoco Mediador que abogue por ellos ante el Padre. Antes de ese tiempo se habrá promulgado la solemne declaración que dice: “El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía”. Apocalipsis 22:11. Vi que nadie podía participar del “refrigerio” a menos que venciera todas las tentaciones y triunfara contra el orgullo, el egoísmo, el amor al mundo y toda palabra y obra mala. Por lo tanto, debemos nosotros acercarnos más y más al Señor y buscar anhelosamente la preparación necesaria que nos habilite para permanecer firmes en la batalla, el día del Señor. Recuerden todos que Dios es santo y que únicamente seres santos podrán morar alguna vez en su presencia. Hemos de velar hoy para no ofender ni en palabras ni en hechos... Debemos buscar a Dios hoy, y estar resueltos a no permanecer satisfechos sin su presencia. Debemos velar, obrar y orar como si éste fuese el último día que se nos concede. ¡Qué intenso fervor habría entonces en nuestra vida! ¡Cuán estrechamente seguiríamos a Jesús en todas nuestras palabras y acciones!
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A Fin de Conocerle


Revelando a Cristo en la crisis, 5 de diciembre https://ift.tt/U6zOdXu Temible eres, oh Dios, desde tus santuarios; el Dios de Israel, él da fuerza y vigor a su pueblo. Salmos 68:35. Ya es tiempo de que recibamos poder de lo alto. Satanás y toda su confederación del mal están trabajando con incansable vigilancia para oponerse a todo bien. Nunca se formó una combinación más poderosa para neutralizar las lecciones y las enseñanzas de Cristo, y para sembrar las semillas de infidelidad respecto de la inspiración de las Escrituras y socavar sus fundamentos... Satanás se mueve con su poder infernal para inspirar a los hombres a formar alianzas y confederaciones del mal contra la luz y la Palabra de Dios... El desprecio de la inspiración, la exaltación de las ideas de los hombres llamados sabios, están colocando el talento humano por encima de la sabiduría divina, y a las formas y a la así llamada ciencia por encima del poder de la piedad vital. Estas son las señales de los últimos días. Que cada uno que cree en Cristo... emplee su talento de la voz para exaltar a Jesús y presentar testimonios que magnificarán, honrarán y glorificarán la Palabra de Dios, ilustrarán su valor y ensalzarán su excelencia. El evangelio se revela en su poder en las vidas consecuentes, santas y puras de los creyentes, oidores y hacedores de la Palabra... No deis al mundo la impresión de que Cristo no tiene para vosotros forma ni hermosura para que lo deseéis. Revelad a Cristo como él es: “Todo él codiciable” y “señalado entre diez mil”. Cantares 5:16, 10. Su gloria es disminuida por sus seguidores profesos, porque prefieren las cosas terrenas, son desobedientes, desagradecidos e impíos. Cuán vergonzosamente se mantiene a Jesús en la retaguardia. Su misericordia, su paciencia y su amor incomparable quedan velados, y su honor es anublado por la perversidad de sus seguidores profesos... Ensalzad a Jesús. Hablad de su amor, de su poder, y que el yo se pierda detrás de la gloria de su persona y el gran poder de la cruz del Calvario.—Carta 110, 1893.

¡Maranata: El Senor Viene!


La destrucción del pecado y los pecadores, 5 de diciembre https://ift.tt/HbkrvM0 He aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz, ni rama. Malaquías 4:1. A pesar de que Satanás se ha visto obligado a reconocer la justicia de Dios, y a inclinarse ante la supremacía de Cristo, su carácter sigue siendo el mismo. El espíritu de rebelión, cual poderoso torrente, vuelve a estallar. Lleno de frenesí, determina no cejar en el gran conflicto. Ha llegado la hora de intentar un último y desesperado esfuerzo contra el Rey del cielo. Se lanza en medio de sus súbditos, y trata de inspirarlos con su propio furor y de moverlos a dar inmediata batalla. Pero entre todos los innumerables millones a quienes indujo engañosamente a la rebelión, no hay ahora ninguno que reconozca su supremacía. Su poder ha concluido. Los impíos están llenos del mismo odio contra Dios que el que inspira a Satanás; pero ven que su caso es desesperado, que no pueden prevalecer contra Jehová. Se enardecen contra Satanás y contra los que fueron sus agentes para engañar, y con furia demoníaca se vuelven contra ellos. Dice el Señor: “Por cuanto has puesto tu corazón como corazón de Dios, por tanto, he aquí que voy a traer contra ti extraños, los terribles de las naciones; y ellos desenvainarán sus espadas contra tu hermosa sabiduría, y profanarán tu esplendor. Al hoyo te harán descender”. “Te destruyo, ¡oh querubín que cubres con tus alas! y te echo de en medio de las piedras de fuego... Te echo a tierra; te pongo delante de reyes para que te miren... Te torno en ceniza sobre la tierra, ante los ojos de todos los que te ven... Serás ruinas, y no existirás más para siempre” Ezequiel 28:6-8; 16-19 (VM)... Dios hace descender fuego del cielo. La tierra se quebranta. Salen a relucir las armas escondidas en sus profundidades. Llamas devoradoras se escapan por todas partes de grietas amenazantes. Hasta las rocas están ardiendo. Ha llegado el día que arderá como horno. Los elementos se disuelven con calor abrasador, la tierra también y las obras que hay en ella están abrasadas.7Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 730, 731.

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¡Maranata: El Senor Viene!

Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374