A Fin de Conocerle


La gloriosa reunión en el cielo, 7 de marzo https://ift.tt/ZvK0We2 Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla... El es el Rey de la gloria. Salmos 24:7-10. Cristo vino a la tierra como Dios revestido de humanidad. Ascendió a los cielos como el Rey de los santos. Su ascensión fue digna de su elevado carácter. Fue como quien es poderoso en batalla, un vencedor, que llevó cautiva a la cautividad. Fue escoltado por la hueste celestial, entre exclamaciones y aclamaciones de alabanza y cánticos celestiales... Todo el cielo se unió en su recepción.—Manuscrito 134, 1897. Durante la ascensión de Jesús, el hecho más precioso para los discípulos fue que él ascendió al cielo en la forma tangible de su divino Maestro... El último recuerdo que habían de tener los discípulos de su Señor fue como el Amigo que simpatizaba, el Redentor glorificado... La brillantez de la escolta celestial y la apertura de las puertas gloriosas de Dios para darle la bienvenida no habían de ser discernidas por ojos mortales. Si se hubiera revelado a los discípulos con toda su inexpresable gloria el camino de Cristo al cielo, no podrían haber soportado esa visión. Si hubieran contemplado a las miríadas de ángeles y oído las exclamaciones triunfales de las murallas almenadas del cielo, a medida que se alzaban las puertas eternas, habría sido tan grande el contraste entre la gloria y sus propias vidas en un mundo de pruebas, que les hubiera sido difícil poder retomar la carga de sus vidas terrenales, y estar preparados para ejecutar con valor y fidelidad la comisión que les dio el Salvador... Era mejor que la relación terrenal de los discípulos con su Salvador terminara en la forma solemne, tranquila y sublime en que terminó. La ascensión visible de Cristo estaba en armonía con la humildad y modestia de su vida.—The Spirit of Prophecy 3:254, 255.

Alza tus Ojos


La oración, el secreto del poder, 7 de marzo https://ift.tt/Jhmixct En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. Lucas 6:12. Leemos en Lucas acerca de Cristo: “En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios”. cap. 6:12. Los hombres del mundo a menudo pasan noches enteras trazando planes a fin de asegurarse el éxito; Jesús también pasó muchas noches en oración. Estuvo a solas con su Padre, buscándolo fervientemente, con fuertes clamores y lágrimas. Parecía estar en dolorosa agonía. ¿Por qué le ocurría esto? Había venido a su viña para demandar lo que le pertenecía, pero fue rechazado y maltratado. Entonces, ellos [sus enemigos] trazaron planes para crucificarlo. Era asediado constantemente por los instrumentos satánicos. La resistencia mostrada por los sacerdotes y gobernantes hacia su obra correspondía con las convincentes evidencias de su divinidad. Tenían celos de El porque poseía un poder que atraía a la gente. Su lengua era como la pluma de un hábil escritor. Era la fuente misma del conocimiento, y sus parábolas e ilustraciones hacían clara la verdad a los que no poseían educación. Bajo su enseñanza, los que no podían aprender la verdad por medio de los libros, podían aprenderla de la naturaleza. Pero aquellos a quienes les habían sido confiados los oráculos de Dios para que pudieran ser fieles expositores de las Escrituras, rechazaron y negaron al Maestro enviado del Cielo. Cristo vio que su espíritu y principios eran totalmente contrarios a las Escrituras. Vio que la Palabra de Dios había sido mal interpretada y mal aplicada. Vio cuán difícil sería instruir a la gente para que leyera correctamente las Escrituras, debido a que sus maestros se las leían a la luz de su juicio pervertido. ¿Qué podía hacer para ablandar y subyugar su corazones? Esta era la carga que presentaba en oración. El pueblo judío podría haberse arrepentido si así lo hubiera querido, pero sus integrantes estaban vestidos con la ropa de su justicia propia. Sostenían ser los descendientes de Abrahán y consideraban como propia toda promesa hecha a Israel. Pero el Israel de Dios está formado por aquellos que se convierten, no por los que son descendientes de Abrahán. “¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la Palabra de Dios”. Romanos 3:1, 2. “Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en la letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios”. Cap. 2:28, 29.—Manuscrito 31, del 7 de marzo de 1898, “Los suyos no lo recibieron”.

El Cristo Triunfante


La experiencia de Lot nos sirve de advertencia, 7 de marzo https://ift.tt/eqtysD1 “Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro”. Génesis 13:11. Vemos claramente delineados los rasgos del carácter de Abrahán cuando la contienda comenzó entre los pastores y dijo: “No haya altercado entre nosotros dos. ... Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda”. Lot vio que la tierra cercana a Sodoma era más favorable para su prosperidad mundanal y temporal y la eligió. Si Lot hubiera manifestado la misma cortesía que Abrahán reveló, le hubiera otorgado al patriarca la preferencia en la elección. Sin embargo, Abrahán no se arrogó superioridad alguna sobre quienes lo rodeaban, y asumió una actitud de humildad. Abrahán tenía todo el derecho de hacer su elección en primer lugar, pero decidió manifestar cortesía en este asunto. En cambio, Lot, en vez que indagar si aquel lugar era el más favorable para su moralidad y piedad, únicamente pensó en su prosperidad mundanal. Pero llegó la hora cuando Lot se vio en serios aprietos por causa de la maldad de los moradores de Sodoma. Y cuando Lot y su familia fueron capturados por quienes conquistaron Sodoma y Gomorra, Abrahán lo libró de sus captores. Y cuando el rey de Sodoma le ofreció que tomara para sí algo del botín, nuevamente demostró la nobleza de su carácter. Le dijo al rey que no tomaría “ni una correa del calzado” para que no se dijera: “Yo enriquecí a Abram”. Dios le había prometido grandes riquezas y él no podía permitir que alguien dijera que los impíos le habían otorgado los tesoros que poseía. Cada paso de la vida de Abrahán fue un paso de fe. Leemos [en Génesis 18] de los visitantes que vinieron hasta Abrahán mientras estaba sentado a la puerta de su tienda. ... Eran ángeles del Señor, y uno de ellos era nada menos que el Hijo de Dios. Cuando estos huéspedes llegaron a la tienda, lo hicieron como extranjeros; sin embargo, el patriarca observó con ellos las reglas de la cortesía. La Palabra de Dios nos dice: “No olvidéis la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles”. Fue lo que hizo Abrahán. Y cuando los huéspedes celestiales se dieron a conocer a él, le hablaron del propósito que tenían para con Sodoma... Y aunque Abrahán no estaba en Sodoma, ni guardaba vínculo alguno con esa ciudad, sin embargo, vemos que tenía un gran interés en que Sodoma no fuera destruida si el Señor podía librarla.—Manuscrito 19, 1886.

En los Lugares Celestiales


Oración ferviente, 7 de marzo https://ift.tt/OxQC24n Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio. Salmos 62:8. La oración es el acto de abrir el corazón a Dios como a un amigo. El ojo de la fe ve a Dios muy de cerca y el suplicante puede obtener preciosa evidencia del amor divino y el cuidado hacia él. Pero, ¿por qué tantas oraciones no son jamás contestadas? ... El Señor nos da la promesa: “Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”. Jeremías 29:13. Habla también de algunos que “no clamaron a mí con su corazón”. Oseas 7:14. Tales peticiones son oraciones en la forma, de labios afuera, que el Señor no acepta... Se necesita la oración—oración diligentísima, ferventísima, agonizante—una oración como la que ofreció David cuando exclamó: “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía”. “Yo he anhelado tus mandamientos”. “He deseado tu salvación”. “Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo”. “Quebrantada está mi alma de desear tus juicios en todo tiempo”. Salmos 42:1; 119:40, 174; 84:2; 119:20. Este es el espíritu de la oración de lucha, como lo tenía el salmista real... Se dice de Cristo: “Y estando en agonía, oraba más intensamente”. Lucas 22:44. En qué contraste con esta intercesión de la Majestad del cielo están las débiles, tímidas oraciones que son ofrecidas a Dios. Muchos se conforman con un servicio nominal, y solamente unos pocos tienen un sincero, ferviente y afectuoso anhelo de Dios.—Testimonies for the Church 4:533-535. Vuestras oraciones pueden elevarse con una importunidad que no admita rechazo. Esto es fe.—Manuscrito 8, 1892.

Exaltad a Jesús


Nos mostró como vencer la tentación, 7 de marzo https://ift.tt/BVfe6Dl Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. Mateo 4:7. En el desierto de la tentación Cristo se vio frente a las grandes y principales tentaciones que asaltan a los seres humanos. Allí se encontró, a solas, con el enemigo artero y sutil, y lo venció. La primera gran tentación tenía que ver con el apetito; la segunda, con la presunción; la tercera, con el amor al mundo. Satanás ha vencido a millones tentándolos a complacer el apetito. Mediante la gratificación del gusto, el sistema nervioso se altera y se debilita la fuerza del cerebro, haciendo imposible el pensamiento tranquilo y racional. La mente se desequilibra. Sus facultades más elevadas y nobles se pervierten para servir a la pasión animal, y no se toman en cuenta los intereses sagrados y eternos. Cuando Satanás ha logrado este objetivo, entonces puede acercarse con sus otras dos tentaciones principales y hallar cabida fácil. Sus múltiples tentaciones se derivan de estos tres grandes puntos principales. La presunción es una tentación común, y cuando Satanás asalta a los seres humanos con ella obtiene la victoria nueve veces de cada diez. Los que profesanser seguidores de Cristo y por su fe aseguran estar enrolados en la guerra contra todo lo que es de naturaleza pecaminosa, frecuentemente se sumergen sin pensarlo en tentaciones de las cuales se requeriría un milagro para sacarlos sin mancha. La meditación y la oración los habría preservado e inducido a evitar la posición crítica y peligrosa en la cual se colocaron al concederle a Satanás una ventaja sobre ellos. Las promesas de Dios no son para que las reclamemos irreflexivamente mientras nos apresuramos temerariamente a entrar en el peligro, violando las leyes de la naturaleza y descuidando la prudencia y el juicio con que Dios nos ha dotado. Esta clase de presunción es la más flagrante de todas. A Cristo le fueron ofrecidos los tronos y los reinos del mundo y la gloria de ellos, si tan sólo se postraba para adorar a Satanás. Los seres humanos nunca serán probados con tentaciones tan poderosas como las que asediaron a Cristo. Satanás se acercó con honores mundanales, riquezas y los placeres de esta vida, y se los presentó bajo la luz más atractiva con el fin de atraerlo y engañarlo. “Todo esto te daré—le dijo a Cristo—, si postrado me adorares”. Mateo 4:9. Cristo rechazó a su artero enemigo y salió victorioso... El ejemplo de Cristo se halla delante de nosotros. El venció a Satanás, y nos mostró cómo nosotros también podemos vencerlo. Cristo resistió a Satanás con las Escrituras. Podría haber echado mano de su propio poder divino, y hacer uso de sus propias palabras; pero dijo: “Escrito está”... Si las Sagradas Escrituras fueran estudiadas y obedecidas, los cristianos serían fortalecidos para enfrentar a su astuto enemigo... Cuando la religión de Cristo gobierna el corazón, la conciencia la aprueba, y la paz y la felicidad reinan; se puede estar rodeado de perplejidades y problemas, pero hay luz en el alma. La sumisión, el amor y la gratitud hacia Dios mantienen la luz del sol en el corazón, aunque el día pueda verse completamente nublado.—Testimonies for the Church 4:44-47.

La Maravillosa Gracia de Dios


Fundado en justicia y juicio, 7 de marzo https://ift.tt/fEujSlD Justicia y juicio son el cimiento de tu trono; misericordia y verdad van delante de tu rostro. Salmos 89:14. Mediante Jesús, la misericordia de Dios fue manifestada a los hombres; pero la misericordia no pone a un lado la justicia. La ley revela los atributos del carácter de Dios, y no podía cambiarse una jota o un tilde de ella para ponerla al nivel del hombre en su condición caída. Dios no cambió su ley, pero se sacrificó, en Cristo, por la redención del hombre. “Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo a sí”. 2 Corintios 5:19... El amor de Dios ha sido expresado en su justicia no menos que en su misericordia. La justicia es el fundamento de su trono y el fruto de su amor. Había sido el propósito de Satanás divorciar la misericordia de la verdad y la justicia. Procuró demostrar que la justicia de la ley de Dios es enemiga de la paz. Pero Cristo demuestra que en el plan de Dios están indisolublemente unidas; la una no puede existir sin la otra. “La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron”. Salmos 85:10. Por su vida y su muerte, Cristo demostró que la justicia de Dios no destruye su misericordia, que el pecado podía ser perdonado, y que la ley es justa y puede ser obedecida perfectamente. Las acusaciones de Satanás fueron refutadas.—El Deseado de Todas las Gentes, 710, 711. La gracia de Cristo y la ley de Dios son inseparables. En Jesús la misericordia y la verdad se encontraron... Era el representante de Dios y el ejemplo de la humanidad. Presentó ante el mundo lo que la humanidad podría llegar a ser cuando se uniera por fe con la divinidad. El unigénito Hijo de Dios tomó sobre sí la naturaleza del hombre y estableció su cruz entre la tierra y el cielo. Mediante la cruz, el hombre fue atraído a Dios, y Dios al hombre. La justicia se inclinó desde su puesto elevado y sublime, y las huestes celestiales, los ejércitos de la santidad, se acercaron a la cruz, inclinándose con reverencia, pues en la cruz se satisfizo la justicia.—Mensajes Selectos 1:409, 410.

Nuestra Elevada Vocacion


La virtud del amor fraternal, 7 de marzo https://ift.tt/KWlvyJr Y en el temor de Dios, amor fraternal, y en el amor fraternal caridad. 2 Pedro 1:7. La Palabra de Dios ordena a cada uno de sus hijos: “Sed todos de un mismo corazón, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables”. 1 Pedro 3:8. Ahora bien, a menos que la piedad se añada a la paciencia, el hombre no podrá demostrar el amor fraternal. En su misión ante el mundo, Cristo ha demostrado que las gracias del Espíritu de Dios, cuando son aceptadas, moldean al hombre en todo sentido, tanto externa como interiormente, humillando su orgullo e induciéndolo a no ensalzarse, sino a estimar a su hermano como algo precioso a la vista de Dios, porque Cristo pagó un precio infinito por su alma. Cuando se avalúe al hombre como propiedad de Dios, entonces seremos bondadosos, amigables, y condescendientes con él. La religión de Cristo es un sistema de verdadera cortesía celestial, y conduce a la exhibición práctica de una habitual ternura de sentimientos, bondad y comportamiento. Quien posea la bondad, acrecentará esta gracia, adelantando un paso más en la escalera. Cuanto más suba en la escalera, tanto más de la gracia de Dios se revelará en su vida, sus sentimientos y sus principios. Está aprendiendo siempre los términos de su aceptación con Dios; y la única manera para obtener una herencia en los cielos, es llegar a ser semejantes a Cristo en carácter. Todo el plan de misericordia debe suavizar lo que es áspero en el temperamento, y refinar cualquier cosa tosca en el comportamiento. El cambio interno se manifiesta en las acciones externas. Las gracias del Espíritu de Dios obran, con un poder oculto, en la transformación del carácter. La religión de Cristo nunca manifestará acciones ásperas, e incultas, y descorteses. La cortesía es una virtud bíblica. La virtud de esta gracia del amor fraternal caracterizó la vida de Cristo. Esta cortesía nunca ha sido manifestada en la tierra como la reveló Jesucristo, y no podemos desestimar este valor. ... El crecimiento de la gracia consiste en manifestar fervientemente en el exterior lo que Dios realiza en el interior. Conseguir aquí en la tierra el espíritu que es apreciado en el cielo, es una señal de gloria futura.—Manuscrito 13, 1884, pp. 10, 11.

Recibiréis Poder


Benignidad, 7 de marzo https://ift.tt/4QCiTx9 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22, 23. Si Cristo habita en nosotros, debemos ser cristianos tanto en el hogar cuanto fuera de él. El que dice ser cristiano expresará palabras bondadosas a sus parientes y a otros con los que también se relaciona. Será bondadoso, cortés, amable y compasivo, y deseará educarse a fin de poder habitar con la familia celestial. Si es miembro de la realeza, procurará representar bien al reino en todo lugar. Hablará a los niños con amabilidad, ya que ellos también son herederos de Dios y miembros de las cortes celestiales. Entre los hijos del reino no hay lugar para las asperezas, porque “el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”. Gálatas 5:22, 23. En la iglesia se manifestará el espíritu que se cultiva en el hogar. Oh, debemos educar el carácter para practicar la piedad, la docilidad, la ternura, la compasión y el espíritu perdonador. Al abandonar la vanidad, la conversación insensata y las burlas, no nos hará fríos, antipáticos y antisociales. El Espíritu del Señor descansará sobre usted hasta que adquiera la fragancia de las flores del jardín de Dios. Debe mantenerse hablando acerca de la luz, y de Cristo, el Sol de Justicia, hasta que en usted se produzca el cambio de gloria en gloria, de un carácter a otro mejor, y de una fortaleza a otra mayor, para reflejar más y más la preciosa imagen de Jesús. Cuando usted haga esto, el Señor escribirá en los libros del cielo: “Bien hecho”. El cristiano no debe tener un corazón petrificado, que impida la aproximación de sus semejantes. Si tenemos un carácter hermoseado por las gracias celestiales, Jesús podrá reflejarse en el comportamiento. La presencia de Dios debe permanecer en nosotros para que podamos llevar la luz a cualquier lugar adonde vayamos. Entonces los que entren en contacto con nosotros sabrán que la atmósfera del cielo nos rodea.—The Review and Herald, 20 de setiembre de 1892.

Reflejemos a Jesús


La santificación continúa toda la vida, 7 de marzo https://ift.tt/6P2syb7 Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos. Hebreos 2:11. Cuando meditamos con arrepentimiento y humilde conciencia en Jesús, a quien traspasaron nuestros pecados y a quien agobiaron nuestros dolores, podemos aprender a andar en sus pasos. Contemplándolo nos transformamos a su divina imagen. Y cuando esta obra se realice en nosotros, no pretenderemos que en nosotros mismos haya justicia, sino que exaltaremos a Cristo Jesús, mientras permitimos que nuestra alma indefensa dependa de sus méritos. Nuestro Salvador siempre condenó la justicia propia. Enseñó a sus discípulos que el tipo más elevado de religión es aquel que se manifiesta de una manera silenciosa y modesta. Les advirtió que debían realizar sus actos de caridad en forma silenciosa; no para la ostentación, no para ser alabados u honrados por los hombres, sino para la gloria de Dios, esperando su recompensa en el más allá. Si realizaban buenas obras para ser alabados por los hombres, no recibirían ninguna recompensa de parte de su Padre en los cielos. A los seguidores de Cristo se les enseñó a no orar con el propósito de ser escuchados por los hombres. “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”Mateo 6:6. Expresiones tales como éstas, que salieron de los labios de Jesús, muestran que El no consideraba con aprobación ese tipo de piedad tan prevaleciente entre los fariseos. Las enseñanzas que profiriera sobre el monte muestran que los hechos de benevolencia asumen una forma noble, y los actos de culto religioso difunden una preciosa fragancia, cuando se realizan sin pretensiones, con humildad y contrición. El motivo puro santifica el acto. La verdadera santificación es una completa conformidad con la voluntad de Dios. Los pensamientos y sentimientos rebeldes son vencidos, y la voz de Jesús despierta una nueva vida, que impregna el ser entero. Los que están verdaderamente santificados no presentarán su propia opinión como una norma para medir lo correcto y lo erróneo... La verdadera santificación es una obra diaria, que continúa por toda la vida. Los que están luchando con tentaciones cotidianas, venciendo sus propias tendencias pecaminosas, y buscando la santificación del corazón y la vida, no realizan ninguna pretensión ostentosa de santidad. Tienen hambre y sed de justicia. El pecado les parece excesivamente pecaminoso... Los que son verdaderamente justos y con sinceridad aman y temen a Dios, lucen el manto de la justicia de Cristo tanto en la prosperidad como en la adversidad.—La edificación del carácter, 8-13.

Ser Semejante a Jesús


Regularidad y prontitud son deberes religiosos, 7 de marzo https://ift.tt/2ZvVur7 Para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí. Colosenses 1:29. Dios confió su sagrada obra a los seres humanos y les pide que la hagan cuidadosamente... Se llenan de muchas cosas en su vida, posponen hasta mañana lo que exige su atención hoy, y lastimosamente se pierde mucho tiempo en recoger las puntadas perdidas. Los hombres y las mujeres pueden alcanzar un grado más elevado de utilidad que el de llevar con ellos durante la vida un estado de ánimo inestable. Pueden mejorar los rasgos defectuosos de su carácter que contrajeron en sus años juveniles. Al igual que Pablo, pueden trabajar para alcanzar un grado más elevado de perfección. La obra de Dios no debe hacerse a tontas y a locas. No quedará colocada en terreno ventajoso siguiendo un impulso repentino. Por el contrario, es positivamente necesario seguir la buena obra con paciencia, día tras día, progresando en nuestros caminos y en nuestros métodos. Uno debe levantarse a una hora regular. Si durante el día se descuida el trabajo y se gasta la noche siguiente recuperando el tiempo perdido, la mañana y el siguiente día mostrarán, como resultado, un cerebro cansado y una fatiga general que constituyen violaciones definidas de las leyes de la vida y la salud. Debe haber horas regulares para levantarse, para el culto de familia, para las comidas y para el trabajo. Y es un deber religioso... mantener esto por precepto... por un ejemplo firme. Muchos malgastan las horas más preciosas de la mañana esperando poder terminar el trabajo que descuidaron durante las horas que deberían dedicarse al sueño. La piedad, la salud, el éxito, todos sufren de esta falta de un sistema verdaderamente religioso... Algunos obreros necesitan abandonar los métodos lentos de trabajo que prevalecen, y aprender a ser rápidos. Es necesaria la prontitud, así como la diligencia. Si deseamos realizar el trabajo de acuerdo con la voluntad de Dios, debe hacerse de una manera rápida, pero no sin pensar y sin cuidado.—Manuscript Releases, 326, 327.

Adventech


Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/LKCZRza La incondicional obediencia de Abraham fue uno de los casos más notables de fe y confianza en Dios que se encuentran en los anales sagrados. Con la sola promesa de que sus descendientes poseerían Canaán, sin la menor evidencia externa, siguió adonde Dios le llevaba, cumpliendo plena y sinceramente las condiciones de su parte y confiando en que el Señor cumpliría fielmente su palabra. El patriarca fue adonde Dios le indicó que era su deber ir; pasó por el desierto sin terror; vivió entre naciones idólatras, con el único pensamiento: “Dios habló; obedezco su voz; él me guiará y me protegerá”. Los mensajeros de Dios necesitan hoy una fe y una confianza como la que tuvo Abraham. Pero muchos de aquellos a quienes el Señor podría usar no quieren avanzar oyendo y obedeciendo su voz sobre todas las demás… El Señor haría mucho por sus siervos si ellos estuviesen completamente consagrados a él, estimando sus servicios por encima de los vínculos de la parentela y toda otra asociación terrenal (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 516). Satanás quiere destruir la confianza y la fe de los hombres en Dios, dejarlos descontentos de su condición en la vida, e inducirlos a procurar el conocimiento de lo que Dios sabiamente les vedó y a menospreciar lo que les reveló en su santa Palabra. Muchos se agitan cuando no pueden saber qué resultará en definitiva de los asuntos. No pueden soportar la incertidumbre, y en su impaciencia rehusan esperar para ver la salvación de Dios… Si tan solo confiaran en Dios y velaran en oración, hallarían consuelo divino. Su espíritu sería calmado por la comunión con Dios. Los cansados y trabajados hallarían descanso para sus almas, con solo ir a Jesús (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 742, 743). El pueblo de Dios debe adquirir una experiencia más profunda y más vasta en las cosas religiosas. Jesús es nuestro ejemplo. Si, mediante una fe viva y una santificada obediencia a la Palabra de Dios, manifestamos el amor y la gracia de Cristo, si mostramos que tenemos un concepto correcto de las dispensaciones providenciales por cuyo medio Dios dirige su obra, manifestaremos al mundo un poder convincente. No es un puesto destacado lo que nos da valor a los ojos de Dios. El hombre se mide por su consagración y fidelidad en el cumplimiento de la voluntad divina. Si el pueblo remanente de Dios quiere andar en humildad y fe, Dios ejecutará por medio de él su plan eterno, haciéndole capaz de trabajar en armonía, para dar al mundo la verdad tal cual es en Jesús. Él se valdrá de todos —hombres, mujeres y niños— para hacer brillar la luz sobre el mundo y sacar de su medio un pueblo fiel a sus mandamientos. Por medio de la fe que su pueblo deposita en él, Dios mostrará al mundo que él es el Dios verdadero, el Dios de Israel (Testimonios para la iglesia, t. 9, pp. 218, 219).

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¡Maranata: El Senor Viene!

Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374