Hijos e Hijas de Dios


Recibirán alimento, 24 de octubre https://ift.tt/M4U7Xsz Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Mateo 5:6. La justicia es santidad, semejanza a Dios; y “Dios es amor”. Es conformidad a la ley de Dios, “porque todos tus mandamientos son justicia” y “el amor pues es el cumplimiento de la ley”. La justicia es amor, y el amor es la luz y la vida de Dios. La justicia de Dios está personificada en Cristo. Al recibirlo, recibimos la justicia. No se obtiene la justicia por conflictos penosos, ni por rudo trabajo, ni aun por dones o sacrificios; es concedida gratuitamente a toda alma que tiene hambre y sed de recibirla... No hay agente humano que pueda proporcionar lo que satisfaga el hambre y la sed del alma. Pero dice Jesús: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”. Así como necesitamos alimentos para sostener nuestras fuerzas físicas, también necesitamos a Cristo, el pan del cielo, para mantener la vida espiritual y para obtener energía con que hacer las obras de Dios. Y de la misma manera como el cuerpo recibe constantemente el alimento que sostiene la vida y el vigor, así el alma debe comunicarse sin cesar con Cristo, sometiéndose a él y dependiendo enteramente de él. Al modo como el viajero fatigado que, hallando en el desierto la buscada fuente, apaga su sed abrasadora, el cristiano buscará y obtendrá el agua pura de la vida, cuyo manantial es Cristo... No necesitamos apagar la sed en riachuelos superficiales; porque tan sólo un poco más arriba de nosotros se encuentra el gran manantial de cuyas aguas abundantes podemos beber libremente.—El discurso maestro de Jesucristo, 20-22.

Exaltad a Jesús


Un gran movimiento de reforma, 25 de octubre https://ift.tt/Rpy3t6m El que siembra generosamente, generosamente también segará. 2 Corintios 9:6. Cuando comencemos a comprender el sacrificio que Cristo realizó para salvar al mundo condenado a perecer, lucharemos poderosamente para rescatar almas. ¡Ojalá que todas las iglesias pudieran ver y comprender el sacrificio infinito de Cristo! En visiones de la noche pasó delante de mí un gran movimiento de reforma en el seno del pueblo de Dios. Muchos alababan a Dios. Los enfermos eran sanados y se efectuaban otros milagros. Se advertía un espíritu de oración como lo hubo antes del gran día de Pentecostés. Veíase a centenares y miles de personas visitando las familias y explicándoles la Palabra de Dios. Los corazones eran convencidos por el poder del Espíritu Santo, y se manifestaba un espíritu de sincera conversión. En todas partes las puertas se abrían de par en par para la proclamación de la verdad. El mundo parecía iluminado por la influencia divina. Los verdaderos y sinceros hijos de Dios recibían grandes bendiciones. Oí las alabanzas y las acciones de gracias... Los juicios de Dios están en la tierra; bajo la influencia del Espíritu Santo debemos dar el mensaje de amonestación que nos ha sido confiado. Este mensaje debe ser dado con prontitud, renglón tras renglón, precepto tras precepto. Los hombres se verán pronto obligados a tomar decisiones importantes y debemos cuidar de que tengan ocasión de comprender la verdad, de manera que puedan decidirse inteligentemente por el lado del bien. El Señor llama a su pueblo a trabajar—con fervor e inteligencia—mientras se prolonga el tiempo de gracia. Los miembros de nuestras iglesias deben hacer más trabajo de casa en casa, dando estudios bíblicos y repartiendo impresos. El carácter cristiano sólo puede formarse de una manera simétrica y completa si el hombre considera como un gozo el trabajar de una manera desinteresada en la proclamación de la verdad y sosteniendo la causa de Dios con sus recursos. Debemos sembrar a lo largo de todas las aguas, mantener nuestras almas en el amor de Dios, trabajar mientras es de día y dedicar los bienes que Dios nos ha dado a cumplir cualquier deber que nos toque. Todo lo que nuestra mano encuentre para hacer, debemos hacerlo con fidelidad; cualquiera que sea el sacrificio que seamos llamados a hacer, debemos realizarlo con alegría. Al sembrar junto a todas las aguas, experimentaremos que “el que siembra en bendiciones, en bendiciones también segará”. 2 Corintios 9:6... El Señor me ha presentado la obra que debe ser hecha en las ciudades. Los creyentes que se encuentran en ellas deben trabajar para Dios en el vecindario de sus moradas. Deben trabajar queda y humildemente, llevando consigo doquiera vayan una atmósfera celestial. Si evitan que su personalidad se ponga en evidencia y señalan constantemente a Jesús se hará sentir el poder de su influencia.—Joyas de los Testimonios 3:344-346.

En los Lugares Celestiales


Arreglad vuestras cuentas con el cielo, 25 de octubre De gracia recibisteis, dad de gracia. Mateo 10:8. https://ift.tt/qbVuLdF Jesús dio su vida por ti. Como un niño que tiene plena confianza en sus padres, y que no se preocupa por temor de ser defraudado y maltratado, tú puedes descansar en Dios con perfecta confianza de que él será para ti un amigo y un ayudador. Si depositas la custodia de tu alma a Dios... no estarás lleno de dudas y recelos, sino que te asirás firmemente a las promesas, seguro que Dios no te privará de ninguna cosa buena... No es posible que esperes todas las bendiciones de Dios y no retribuyas con nada. Por medio de Cristo poseemos todas las cosas. Sin Cristo no tendríamos más que pobreza, miseria y desesperanza. ¿Responderemos a este amor que Dios ha derramado sobre nosotros? El ser hijos de Dios es poseer todas las cosas. ¿Qué más puedes desear? Si el cristiano no está contento con una herencia tal, nada puede darle contentamiento. Estamos obligados al Señor por todo lo que poseemos. Por lo tanto, devolvamos al Dador todo lo que reclama como suyo. No cometamos un robo contra Dios... El que amó tanto al hombre que vino desde regiones de bienaventuranza, desde su trono real, y se humilló a sí mismo cubriendo su divinidad con la humanidad, nos ha dado una inequívoca muestra de su amor y del valor que da al hombre. El que ha hecho por nosotros este infinito sacrificio nos constriñe a estimar el valor de un alma, haciendo el balance entre la ganancia terrenal y la pérdida celestial; entre el éxito temporal y la pérdida eterna... Cristo desvía tu mirada de lo terrenal hacia lo celestial. Te invita a colocar tus tesoros arriba... Te ruego que envíes tu tesoro delante de ti al cielo, usando los bienes del Señor para el adelanto de su causa en la tierra... Arregla tus cuentas con el alto cielo.—Carta 65, 1884.

El Cristo Triunfante


Es peligroso rechazar el arrepentimiento, 25 de octubre https://ift.tt/PF8vyXq “Mas si es de Dios, no la podréis destruir, no seáis tal vez hallados luchando contra Dios”. Hechos 5:39. Podemos ver qué evidencias fueron dadas a los sacerdotes y a los príncipes, y cuán firmemente resistieron al Espíritu de Dios. Los que pretenden poseer sabiduría y piedad superiores pueden cometer los más terribles y fatales errores (para ellos mismos) si permiten que su mente sea amoldada por otro poder, y siguen una conducta de resistencia al Espíritu Santo. El Señor Jesús, representado por el Espíritu Santo, se hallaba en aquella asamblea, pero no discernieron su presencia. Por un momento habían sentido la convicción obrada por el Espíritu, de que Jesús era el Hijo de Dios; pero sofocaron la convicción, y se cegaron y endurecieron más que antes. Aun después de haber crucificado al Salvador, Dios en su misericordia les había enviado evidencia adicional... Les estaba enviando otra invitación al arrepentimiento, aun en la terrible acusación que trajeron contra ellos los apóstoles, es a saber, que habían muerto al Príncipe de la vida. No era solamente el pecado de entregar a la muerte al Hijo de Dios lo que los separaba de la salvación, sino su persistencia en rechazar la luz y la convicción del Espíritu Santo. El espíritu que obra en los hijos de desobediencia obró en ellos, induciéndolos a cometer abusos con los hombres por cuyo intermedio Dios estaba presentándoles un testimonio. La malignidad de la rebelión reapareció, y fue intensificada en cada hecho sucesivo de resistencia contra los siervos de Dios y el mensaje que él les había dado para que declararan. Todo hecho de resistencia hace más difícil rendirse. Siendo los dirigentes del pueblo, los sacerdotes y príncipes, creyeron que les incumbía defender la conducta que habían seguido. Debían probar que estaban en lo cierto. Habiendo manifestado ellos mismos su oposición a Cristo, todo hecho de resistencia llegó a ser un incentivo adicional para persistir en la misma senda. Los acontecimientos de su carrera pasada de oposición son como preciosos tesoros que deben ser celosamente guardados. Y el odio y la malignidad que inspiraron aquellos actos se concentró en los apóstoles. El Espíritu de Dios manifestó su presencia a aquellos que, al margen del temor o el favor de los hombres, declaraban la verdad que les había sido encomendada. Bajo la demostración del poder del Espíritu Santo, os Judíos vieron su culpa al rechazar la evidencia que Dios les había enviado; pero no quisieron ceder en su malvada resistencia. Su obstinación se hizo más y más determinada, y obró la ruina de sus almas. No era que no podían ceder, pues podían hacerlo; sin embargo no quisieron. No se trataba sólo de que habían sido culpables y merecían ser objetos de la ira, sino que se armaron de los atributos de Satanás, y determinadamente continuaron oponiéndose a Dios. Día tras día, al rehusar arrepentirse, renovaban su rebelión.—Carta 38, 1896.

Conflicto y Valor


Afanada y turbada, 25 de octubre Lucas 10:38-42. https://ift.tt/cFnVrfR Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada. Lucas 10:41, 42. Mientras Cristo daba sus lecciones maravillosas, María se sentaba a sus pies, escuchándole con reverencia y devoción. En una ocasión, Marta, perpleja por el afán de preparar la comida, apeló a Cristo diciendo: “Señor, ¿no tienes cuidado que mi hermana me deja servir sola? Dile, pues, que me ayude”. Esto sucedió en ocasión de la primera visita de Cristo a Betania. El Salvador y sus discípulos acababan de hacer un viaje penoso a pie desde Jericó. Marta anhelaba proveer a su comodidad, y en su ansiedad se olvidó de la cortesía debida a su huésped... La “una cosa” que Marta necesitaba era un espíritu de calma y devoción, una ansiedad más profunda por el conocimiento referente a la vida futura e inmortal, y las gracias necesarias para el progreso espiritual. Necesitaba menos preocupación por las cosas pasajeras y más por las cosas que perduran para siempre. Jesús quiere enseñar a sus hijos a aprovechar toda oportunidad de obtener el conocimiento que los hará sabios para la salvación. La causa de Cristo necesita personas que trabajen con cuidado y energía. Hay un amplio campo para las Martas en su celo por la obra religiosa activa. Pero deben sentarse primero con María a los pies de Jesús. Sean la diligencia, la presteza y la energía santificadas por la gracia de Cristo; y entonces la vida será un irresistible poder para el bien.—El Deseado de Todas las Gentes, 483. La razón por la cual los jóvenes, y aun los de edad madura, se ven tan fácilmente inducidos a la tentación y al pecado es porque no estudian la Palabra de Dios ni la meditan como debieran. La falta de fuerza de voluntad firme y resuelta, que se manifiesta en su vida y carácter resulta del descuido de la sagrada instrucción que da la Palabra de Dios. No hacen esfuerzos verdaderos por dirigir la mente hacia lo que le inspiraría pensamientos puros y santos y la apartaría de lo impuro y falso. Son muy pocos los que escogen la mejor parte, los que se sientan a los pies de Jesús, como lo hizo María, para aprender del divino Maestro. Pocos son los que atesoran las palabras de Cristo en su corazón, y que las ponen en práctica en la vida. El Ministerio de Curación, 364.

Alza tus Ojos


Alza tus Ojos
Crean y recibirán, 25 de octubre https://ift.tt/hn8LjWu Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. Marcos 11:24. Muchos aseveran que desean ser salvos, que desean ser hijos e hijas de Dios, pero se quejarán de Dios en la forma más patética, porque no sienten de la manera en la que creen que deben sentir. Dicen: “Sé que tengo mucho que agradecer. El Señor me ha bendecido muchas veces; pero no puedo sentir como quisiera. No me atrevo a aplicar a mí mismo las promesas y decir que soy hijo de Dios. Pienso que bendice a otros. Pienso que los recibirá; pero no a mí. No puedo creer que El perdone mis pecados”. Esto puede definirse claramente como incredulidad y es pecado ante Dios, pues los tales deshonran al Señor y limitan al Santo de Israel. Cristo es su Salvador. Será hallado por todos los que lo busquen con todo el corazón. Las bondadosas promesas son otorgadas a su iglesia y, si usted ha dado los pasos indispensables en la conversión, si ha confesado a Cristo abiertamente, es parte del cuerpo de Cristo, una parte de su gran todo. La ansiedad, las dudas y la desconfianza, demuestran que usted no cree en El y que no se apropia de sus promesas. Por consiguiente carece de consuelo, esperanza y ánimo en el Señor, que es su privilegio y obligación tener cada hora del día y cada día de la semana. ¿Ama usted a Jesús? ¿Anhela su paz? Entonces crea en El, y los deseos de su alma serán satisfechos... Si usted abriga en el alma su incredulidad y sus dudas, y acude a otros con sus quejas, no tiene excusa pues no hay modo de justificación teniendo en cuenta las palabras que Cristo le dirige. Están henchidas de alivio, llenas de esperanza y seguridad para siempre. Si desecha sus palabras y abandona las frescas nieves del Líbano para buscar refrigerio en los recursos humanos, no tendrá paz ni consuelo, porque rechaza la ayuda que Dios le ofrece. El Señor declara que las puertas del infierno no prevalecerán contra su iglesia. Cada miembro sincero de la iglesia puede incluirse en estas promesas y decir: “Soy del Señor. En su fortaleza soy invencible”. Por lo tanto, no asuma una actitud lastimosa ni represente mal a nuestro Señor, comportándose como si El lo hubiera insultado haciéndole promesas que no cumple, como si estuviera viviendo un momento difícil y fuera abandonado completamente para luchar solo contra los poderes de las tinieblas. El asevera: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros”. Juan 14:18... ¿Cree personalmente en estas palabras? ¿O considera que son cuentos infundados? ¿Se aferra a ellas por fe, y las acepta y se regocija en ellas? Eso es comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios.—Manuscrito 42, del 25 de octubre de 1890, “Diario”.
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Crean y recibirán, 25 de octubre https://ift.tt/hn8LjWu Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. Marcos 11:24. Muchos aseveran que desean ser salvos, que desean ser hijos e hijas de Dios, pero se quejarán de Dios en la forma más patética, porque no sienten de la manera en la que creen que deben sentir. Dicen: “Sé que tengo mucho que agradecer. El Señor me ha bendecido muchas veces; pero no puedo sentir como quisiera. No me atrevo a aplicar a mí mismo las promesas y decir que soy hijo de Dios. Pienso que bendice a otros. Pienso que los recibirá; pero no a mí. No puedo creer que El perdone mis pecados”. Esto puede definirse claramente como incredulidad y es pecado ante Dios, pues los tales deshonran al Señor y limitan al Santo de Israel. Cristo es su Salvador. Será hallado por todos los que lo busquen con todo el corazón. Las bondadosas promesas son otorgadas a su iglesia y, si usted ha dado los pasos indispensables en la conversión, si ha confesado a Cristo abiertamente, es parte del cuerpo de Cristo, una parte de su gran todo. La ansiedad, las dudas y la desconfianza, demuestran que usted no cree en El y que no se apropia de sus promesas. Por consiguiente carece de consuelo, esperanza y ánimo en el Señor, que es su privilegio y obligación tener cada hora del día y cada día de la semana. ¿Ama usted a Jesús? ¿Anhela su paz? Entonces crea en El, y los deseos de su alma serán satisfechos... Si usted abriga en el alma su incredulidad y sus dudas, y acude a otros con sus quejas, no tiene excusa pues no hay modo de justificación teniendo en cuenta las palabras que Cristo le dirige. Están henchidas de alivio, llenas de esperanza y seguridad para siempre. Si desecha sus palabras y abandona las frescas nieves del Líbano para buscar refrigerio en los recursos humanos, no tendrá paz ni consuelo, porque rechaza la ayuda que Dios le ofrece. El Señor declara que las puertas del infierno no prevalecerán contra su iglesia. Cada miembro sincero de la iglesia puede incluirse en estas promesas y decir: “Soy del Señor. En su fortaleza soy invencible”. Por lo tanto, no asuma una actitud lastimosa ni represente mal a nuestro Señor, comportándose como si El lo hubiera insultado haciéndole promesas que no cumple, como si estuviera viviendo un momento difícil y fuera abandonado completamente para luchar solo contra los poderes de las tinieblas. El asevera: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros”. Juan 14:18... ¿Cree personalmente en estas palabras? ¿O considera que son cuentos infundados? ¿Se aferra a ellas por fe, y las acepta y se regocija en ellas? Eso es comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios.—Manuscrito 42, del 25 de octubre de 1890, “Diario”.

¡Maranata: El Senor Viene!


¡Maranata: El Senor Viene!
La Tierra despoblada, 25 de octubre https://ift.tt/h72Tk8B Miré a la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz. Miré a los montes, y he aquí que temblaban, y todos los collados fueron destruidos. Miré, y no había hombre, y todas las aves del cielo se habían ido. Jeremías 4:23-25. A la venida de Cristo los impíos serán borrados de la superficie de la tierra, consumidos por el espíritu de su boca y destruidos por el resplandor de su gloria. Cristo lleva a su pueblo a la ciudad de Dios, y la tierra queda privada de sus habitantes. “He aquí que Jehová vacía la tierra, y la dejará desierta, y cual vaso, la volverá boca abajo, y dispersará sus habitantes”. “La tierra será enteramente vaciada y completamente saqueada; porque Jehová ha hablado esta palabra”. “Porque traspasaron la ley, cambiaron el estatuto, y quebrantaron el pacto eterno. Por tanto la maldición ha devorado la tierra, y los que habitan en ella son culpables: por tanto son abrasados los habitantes de la tierra”. Isaías 24:1, 3, 5, 6 (VM). Toda la tierra tiene el aspecto desolado de un desierto. Las ruinas de las ciudades y aldeas destruidas por el terremoto, los árboles desarraigados, las ásperas rocas arrojadas por el mar o arrancadas de la misma tierra, están esparcidas por la superficie de ésta, al paso que grandes cavernas señalan el sitio donde las montañas fueron arrancadas desde sus cimientos. Ahora se realiza el acontecimiento predicho por el último solemne servicio del día de la expiación. Una vez terminado el servicio que se cumplía en el lugar santísimo, y cuando los pecados de Israel habían sido quitados del santuario por virtud de la sangre del sacrificio por el pecado, entonces el macho cabrío emisario era ofrecido vivo ante el Señor; y en presencia de la congregación el sumo sacerdote confesaba sobre él “todas las iniquidades de los hijos de Israel, y todas sus transgresiones, a causa de todos sus pecados, cargándolos así sobre la cabeza del macho cabrío”. Levítico 16:21 (VM). Asimismo, cuando el servicio de propiciación haya terminado en el santuario celestial, entonces, en presencia de Dios y de los santos ángeles y de la hueste de los redimidos, los pecados del pueblo de Dios serán puestos sobre Satanás; se lo declarará culpable de todo el mal que les ha hecho cometer.68Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 715, 716.
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La Tierra despoblada, 25 de octubre https://ift.tt/h72Tk8B Miré a la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz. Miré a los montes, y he aquí que temblaban, y todos los collados fueron destruidos. Miré, y no había hombre, y todas las aves del cielo se habían ido. Jeremías 4:23-25. A la venida de Cristo los impíos serán borrados de la superficie de la tierra, consumidos por el espíritu de su boca y destruidos por el resplandor de su gloria. Cristo lleva a su pueblo a la ciudad de Dios, y la tierra queda privada de sus habitantes. “He aquí que Jehová vacía la tierra, y la dejará desierta, y cual vaso, la volverá boca abajo, y dispersará sus habitantes”. “La tierra será enteramente vaciada y completamente saqueada; porque Jehová ha hablado esta palabra”. “Porque traspasaron la ley, cambiaron el estatuto, y quebrantaron el pacto eterno. Por tanto la maldición ha devorado la tierra, y los que habitan en ella son culpables: por tanto son abrasados los habitantes de la tierra”. Isaías 24:1, 3, 5, 6 (VM). Toda la tierra tiene el aspecto desolado de un desierto. Las ruinas de las ciudades y aldeas destruidas por el terremoto, los árboles desarraigados, las ásperas rocas arrojadas por el mar o arrancadas de la misma tierra, están esparcidas por la superficie de ésta, al paso que grandes cavernas señalan el sitio donde las montañas fueron arrancadas desde sus cimientos. Ahora se realiza el acontecimiento predicho por el último solemne servicio del día de la expiación. Una vez terminado el servicio que se cumplía en el lugar santísimo, y cuando los pecados de Israel habían sido quitados del santuario por virtud de la sangre del sacrificio por el pecado, entonces el macho cabrío emisario era ofrecido vivo ante el Señor; y en presencia de la congregación el sumo sacerdote confesaba sobre él “todas las iniquidades de los hijos de Israel, y todas sus transgresiones, a causa de todos sus pecados, cargándolos así sobre la cabeza del macho cabrío”. Levítico 16:21 (VM). Asimismo, cuando el servicio de propiciación haya terminado en el santuario celestial, entonces, en presencia de Dios y de los santos ángeles y de la hueste de los redimidos, los pecados del pueblo de Dios serán puestos sobre Satanás; se lo declarará culpable de todo el mal que les ha hecho cometer.68Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 715, 716.

Sabbath School


Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/fXIOi0b Al perdonarle la vida a Caín el homicida, Dios dio al mundo un ejemplo de lo que sucedería si le fuese permitido al pecador seguir llevando una vida de iniquidad sin freno. La influencia de las enseñanzas y de la conducta de Caín arrastraron al pecado a multitudes de sus descendientes, hasta “que la malicia de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”. “Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia”. Génesis 6:5, 11. Fue por misericordia para con el mundo por lo que Dios barrió los habitantes de él en tiempo de Noé. Fue también por misericordia por lo que destruyó a los habitantes corrompidos de Sodoma. Debido al poder engañador de Satanás, los obreros de iniquidad se granjean simpatía y admiración y arrastran a otros a la rebelión. Así sucedió en días de Caín y de Noé, como también en tiempo de Abraham y de Lot; y así sucede en nuestros días. Por misericordia para con el universo destruirá Dios finalmente a los que rechazan su gracia (El conflicto de los siglos, pp. 531, 532). “El sol salía sobre la tierra, cuando Lot llegó a Zoar.” Los claros rayos matutinos parecían anunciar solo prosperidad y paz a las ciudades de la llanura. Empezó el ajetreo de la vida diaria por las calles; los hombres iban por sus distintos caminos, a su negocio o a los placeres del día. Los yernos de Lot se burlaban de los temores y advertencias del caduco anciano. De repente, como un trueno en un cielo despejado, se desató la tempestad. El Señor hizo llover fuego y azufre del cielo sobre las ciudades y la fértil llanura. Sus palacios y templos, las costosas moradas, los jardines y viñedos, la muchedumbre amante del placer, que la noche anterior había injuriado a los mensajeros del cielo, todo fue consumido… Se nos enseña la temible y solemne lección de que mientras la misericordia de Dios tiene mucha paciencia con el transgresor, hay un límite más allá del cual los hombres no pueden seguir en sus pecados. Cuando se llega a ese límite, se retira el ofrecimiento de la gracia y comienza la ejecución del juicio (Patriarcas y profetas, p. 160). Cada uno de los que profesan el nombre de Cristo debe trabajar ferviente y desinteresadamente, dispuesto a defender los principios de la justicia. Todos deben tomar una parte activa en fomentar la causa de Dios. Cualquiera que sea nuestra vocación, como cristianos tenemos una obra que hacer para dar a conocer a Cristo al mundo. Hemos de ser misioneros y tener por blanco principal ganar almas para Cristo. Dios confió a su iglesia la obra de difundir la luz y proclamar el mensaje de su amor. Nuestra obra no consiste en condenar ni denunciar, sino en atraer juntamente con Cristo, rogando a los hombres que se reconcilien con Dios. Debemos estimular a las almas, atraerlas y ganarlas para el Salvador (Testimonios para la iglesia, t. 6, pp. 426, 427).

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¡Maranata: El Senor Viene!

Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374