Exaltad a Jesús


Exaltad a Jesús
Se necesita una reforma decidida, 14 de octubre https://ift.tt/s84tyOm De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna. Juan 5:24. Mientras ustedes permitan que el orgullo more en sus corazones, el trabajo que realizan revelará falta de poder. Durante años se ha alimentado un espíritu equivocado, un espíritu de orgullo, un deseo por sobresalir. Con esto se sirve a Satanás y se deshonra a Dios. El Señor pide que haya una reforma decidida. Y cuando un alma se reconvierta verdaderamente... que renueve su pacto con Dios, y Dios renovará su pacto con ella... Que tanto los ángeles como los seres humanos vean que con Dios hay perdón de los pecados. Un poder extraordinario de parte de Dios debe apoderarse de las iglesias adventistas del séptimo día. Entre los miembros se debe producir una reconversión, para que sean testigos de Dios y demuestren la autoridad del poder de la verdad que santifica el alma. La iglesia debe ser renovada, purificada y santificada, de lo contrario caerá sobre ella la ira de Dios con una fuerza muy superior que sobre los que nunca han profesado ser santos. Los que sean santificados por la verdad demostrarán que ésta ha producido una reforma en sus vidas, y que los está preparando para ser trasladados al mundo celestial. Pero mientras en la vida predominen el orgullo, la envidia y las malas conjeturas, Cristo no podrá reinar en el corazón. Su amor no estará presente en el alma. En la vida de los que han llegado a ser participantes de la naturaleza divina, hay evidencia de que se ha crucificado el espíritu altivo y autosuficiente que conduce a la exaltación del yo. En su lugar mora el espíritu de Cristo, y los frutos del Espíritu aparecen en la vida. Cuando poseen la mente de Cristo, sus seguidores revelan las gracias de su carácter. Nada menos que esto hará que los seres humanos sean aceptables delante Dios. Nada menos que esto les permitirá desarrollar el carácter puro y santo que deben poseer los que hayan de ser admitidos en el cielo. Tan pronto como un individuo se reviste de Cristo, su espíritu y sus palabras dan evidencias del cambio operado en él. Su alma queda rodeada por la atmósfera divina; porque Cristo mora en su interior. “De cierto, de cierto os digo—declaró Cristo—: El que cree en mí, tiene vida eterna”. Juan 6:47. ¡Oh, cuán pocos revelan en sus vidas los principios de esta vida! Profesan creer la verdad más sagrada que jamás haya sido confiada a los mortales, pero en sus vidas deshonran a Dios. “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él”. Vers. 54-56... A nosotros nos corresponde vivir en el temor y el amor de Dios. Dios es supremo y colabora con las personas que representan a Cristo en su vida y carácter, los que son amables, bondadosos, abnegados y altruistas. Cristo dice: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. Mateo 16:24.—Carta 62, 1903.
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Hijos e Hijas de Dios


Oro por la unidad, 14 de octubre https://ift.tt/ka30AoT Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Juan 17:21. Cristo nos ha dejado un ejemplo perfecto, en el cual no encontramos pecado. Sus seguidores deben caminar en sus pisadas. Si no son transformados en carácter, jamás podrán morar con él en su reino. Cristo murió para elevarlos y ennoblecerlos, y los que retienen las tendencias hereditarias hacia el mal, no podrán morar con él. El sufrió todo lo que puede sufrir y soportar la carne humana, para que podamos pasar triunfalmente en medio de todas las tentaciones que Satanás pueda inventar para destruir nuestra fe. Nuestra única esperanza reside en Cristo. Dios quiere que su pueblo gane victorias diariamente... Mediante sus dones celestiales, el Señor ha hecho amplia provisión para su pueblo. Un padre terrenal no le puede dar a su hijo un carácter santificado. No puede transferirle su propio carácter. Solo Dios puede transmitírnoslo. Cristo sopló sobre sus discípulos y les dijo: “Tomad el Espíritu Santo”. Este es el gran don del cielo. Cristo les impartió su propia santificación mediante el Espíritu. Los embebió con su poder para que pudieran ganar almas para el Evangelio. En adelante Cristo viviría a través de sus facultades, y hablaría a través de sus palabras. Fueron privilegiados al saber que en lo futuro él y ellos serían uno. Debían apreciar sus principios y permitir que su Espíritu los dirigiera. En ese caso no seguirían más sus propios caminos ni hablarían sus propias palabras. Las que hablaran, procederían de un corazón santificado, y de labios santificados. Ya no vivirían por más tiempo su vida egoísta; Cristo viviría en ellos y hablaría por ellos. Les concedería la gloria que tenía con el Padre, para que él y ellos fueran uno con Dios.—General Conference Bulletin (1899).

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Se necesita una reforma decidida, 14 de octubre https://ift.tt/s84tyOm De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna. Juan 5:24. Mientras ustedes permitan que el orgullo more en sus corazones, el trabajo que realizan revelará falta de poder. Durante años se ha alimentado un espíritu equivocado, un espíritu de orgullo, un deseo por sobresalir. Con esto se sirve a Satanás y se deshonra a Dios. El Señor pide que haya una reforma decidida. Y cuando un alma se reconvierta verdaderamente... que renueve su pacto con Dios, y Dios renovará su pacto con ella... Que tanto los ángeles como los seres humanos vean que con Dios hay perdón de los pecados. Un poder extraordinario de parte de Dios debe apoderarse de las iglesias adventistas del séptimo día. Entre los miembros se debe producir una reconversión, para que sean testigos de Dios y demuestren la autoridad del poder de la verdad que santifica el alma. La iglesia debe ser renovada, purificada y santificada, de lo contrario caerá sobre ella la ira de Dios con una fuerza muy superior que sobre los que nunca han profesado ser santos. Los que sean santificados por la verdad demostrarán que ésta ha producido una reforma en sus vidas, y que los está preparando para ser trasladados al mundo celestial. Pero mientras en la vida predominen el orgullo, la envidia y las malas conjeturas, Cristo no podrá reinar en el corazón. Su amor no estará presente en el alma. En la vida de los que han llegado a ser participantes de la naturaleza divina, hay evidencia de que se ha crucificado el espíritu altivo y autosuficiente que conduce a la exaltación del yo. En su lugar mora el espíritu de Cristo, y los frutos del Espíritu aparecen en la vida. Cuando poseen la mente de Cristo, sus seguidores revelan las gracias de su carácter. Nada menos que esto hará que los seres humanos sean aceptables delante Dios. Nada menos que esto les permitirá desarrollar el carácter puro y santo que deben poseer los que hayan de ser admitidos en el cielo. Tan pronto como un individuo se reviste de Cristo, su espíritu y sus palabras dan evidencias del cambio operado en él. Su alma queda rodeada por la atmósfera divina; porque Cristo mora en su interior. “De cierto, de cierto os digo—declaró Cristo—: El que cree en mí, tiene vida eterna”. Juan 6:47. ¡Oh, cuán pocos revelan en sus vidas los principios de esta vida! Profesan creer la verdad más sagrada que jamás haya sido confiada a los mortales, pero en sus vidas deshonran a Dios. “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él”. Vers. 54-56... A nosotros nos corresponde vivir en el temor y el amor de Dios. Dios es supremo y colabora con las personas que representan a Cristo en su vida y carácter, los que son amables, bondadosos, abnegados y altruistas. Cristo dice: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. Mateo 16:24.—Carta 62, 1903.

En los Lugares Celestiales


Fortaleza para el débil, 14 de octubre https://ift.tt/2G0B3fF Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Apocalipsis 3:2. Hay muchos propensos a morir espiritualmente, y el Señor nos exhorta a que los fortalezcamos. El pueblo de Dios debe estar firmemente unido en los lazos del compañerismo cristiano y debe ser fortalecido en la fe comunicándose a menudo uno a otro en cuanto a las preciosas verdades encomendadas a ellos... Hay poder espiritual para todos los que lo buscan con intensidad de propósito. Esos serán participantes de la naturaleza divina, por haber cooperado con Dios. La influencia que les será dada debe ser incrementada por medio del uso debido. Les será conferido un gran poder proporcionado a sus deseos de cumplir la voluntad de Dios... Jesús declara que el Padre está más deseoso de dar el Espíritu Santo a los que se lo piden, que los padres están de dar buenas dádivas a sus hijos. El Espíritu Santo comprende toda necesidad del hombre ... Las bendiciones que Dios tiene para conceder son ilimitadas. No podemos comprender su altura y profundidad y anchura. Todo el cielo está a las órdenes de los que, al comprobar su falta de sabiduría, se acercan directamente a la Fuente de sabiduría. A los tales Dios les da liberalmente y sin reconvenciones. Pero que pidan con fe sin dudar... El que recibe sabiduría de lo alto es el que se aferra firmemente de la promesa, el que siente su necesidad y que no se vuelve atrás... “Tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas”. Apocalipsis 3:4. Se les confiere este honor a causa de su fe. En esta vida ellas no se jactaban ni exaltaron sus almas a la vanidad. Con deseo intenso, con fe santa y pura, se aferraron de la promesa de riquezas eternales. Su principal deseo fue ser como Cristo.—The Review and Herald, 10 de agosto de 1905.

El Cristo Triunfante


La promesa del divino salvador, 14 de octubre https://ift.tt/vS1nmpC “He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto”. Lucas 24:49. Después de magnificar la ley y engrandecerla, al aceptar sus condiciones para salvar a un mundo de la ruina, Cristo se apresuró a ir al cielo para perfeccionar su obra y cumplir su misión al enviar el Espíritu Santo a sus discípulos. De ese modo aseguró a sus creyentes que no los había olvidado, aunque se encontrara ahora en la presencia de Dios, donde hay plenitud de gozo para siempre. El Espíritu Santo debía descender sobre los que amaban a Cristo en este mundo. De ese modo los capacitaría, por medio de la glorificación de Aquel que era su cabeza, para recibir todo don necesario para el cumplimiento de su misión. El Dador de la vida poseía no sólo las llaves de la muerte, sino un cielo lleno de ricas bendiciones. Todo el poder del cielo y de la tierra estaba a su disposición, y al tomar su lugar en las cortes celestiales podía prodigar esas bendiciones a todos los que lo recibieran. Cristo dijo a sus discípulos: “Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré”. Este era el mayor de los dones. El Espíritu Santo descendió como el tesoro más precioso que el hombre podía obtener. La iglesia recibió el bautismo del poder del Espíritu. Los discípulos fueron preparados para salir y proclamar a Cristo primero en Jerusalén, donde se había llevado a cabo la vergonzosa obra de deshonrar al verdadero Rey, y a partir de allí debían ir hasta los confines de la tierra... El Padre dio todo el honor a su Hijo haciendo que se sentara a su diestra, muy por encima de todos los principados y autoridades. Expresó su gran gozo y deleite recibiendo al Crucificado y coronándolo con gloria y honra. Y Dios muestra a su pueblo todos los favores que ha prodigado a su Hijo al aceptar la gran expiación. Los que con amor han unido su empeño con Cristo, son aceptos en el Amado. Sufrieron con Cristo en su más profunda humillación, y la glorificación de él es de gran interés para ellos, porque son aceptos en él. Dios los ama como ama a su Hijo. Cristo, Emanuel, está entre Dios y el creyente revelando la gloria de Dios a sus elegidos y cubriendo sus defectos y transgresiones con las vestiduras de su propia justicia inmaculada... Si el pueblo de Dios se santifica por la obediencia a sus mandamientos, el Señor trabajará en medio de ellos. El Señor renovará su humildad y sus contritas almas y hará que sus caracteres sean puros y santos.—Manuscrito 128, 1897.

Dios nos Cuida


Dios nos Cuida
Cristo intercede por nosotros, 14 de octubre https://ift.tt/XqKaBLA Tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre. Hebreos 8:1-2. El ojo natural no puede nunca contemplar la gracia y la belleza de Cristo. La iluminación interior, obra del Espíritu Santo, que revela al alma su real impotencia, su condición desesperada, desprovista de la misericordia y el perdón del que cargó con el pecado—de la total suficiencia de Cristo—, es lo único que puede capacitar al hombre para discernir la infinita misericordia, el inconmensurable amor, la benevolencia y la gloria de Jesús. Jamás vino alguien al mundo con un mensaje de gracia, de infinita compasión y de amor inefable como el de nuestro Salvador; y nunca recibió alguien un tratamiento tal de manos del hombre caído. “No sois vuestros;... habéis sido comprados por precio”. Véase 1 Corintios 6:19-20. Somos de Cristo por creación, somos suyos por redención. El es el único ser sin pecado que soportó por nosotros el sufrimiento, la vergonzosa humillación y el rechazo... Por lo tanto, ¿cómo deberían conducirse delante del universo celestial aquellos que han llegado a ser nuevas criaturas en Cristo, salvados por sus méritos? ¿Se quejarán? ¿Se acusarán el uno al otro? ¿No sería mucho más apropiado manifestar un espíritu manso y sumiso? “Aprended de mí—dijo el gran Maestro—, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Mateo 11:29-30. ¿Revelaremos este espíritu en nuestros caracteres? ¿Llevaremos su yugo, sostendremos sus cargas?... Si todos pudieran ver a Cristo delante del trono, esperando sus oraciones, anhelando que le entreguen su voluntad, que cesen en la rebelión y que retornen a su alianza con Dios, orarían al Padre con profundo arrepentimiento, pidiéndole perdón por la transgresión de su ley y por la influencia que ejercieron al hacer que otros la despreciaran. Las confederaciones del ejército del enemigo triunfan por la dilación de ellos. ¿Continuarán aún por más tiempo bajo la condenación de la ley o permanecerán en el bando de Cristo para ayudar con su influencia y experiencia personal a la raza traicionada y rebelde? ¿Llegarán a ser colaboradores con Cristo, quien intercede personalmente en su favor ante el Padre?
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Cristo intercede por nosotros, 14 de octubre https://ift.tt/XqKaBLA Tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre. Hebreos 8:1-2. El ojo natural no puede nunca contemplar la gracia y la belleza de Cristo. La iluminación interior, obra del Espíritu Santo, que revela al alma su real impotencia, su condición desesperada, desprovista de la misericordia y el perdón del que cargó con el pecado—de la total suficiencia de Cristo—, es lo único que puede capacitar al hombre para discernir la infinita misericordia, el inconmensurable amor, la benevolencia y la gloria de Jesús. Jamás vino alguien al mundo con un mensaje de gracia, de infinita compasión y de amor inefable como el de nuestro Salvador; y nunca recibió alguien un tratamiento tal de manos del hombre caído. “No sois vuestros;... habéis sido comprados por precio”. Véase 1 Corintios 6:19-20. Somos de Cristo por creación, somos suyos por redención. El es el único ser sin pecado que soportó por nosotros el sufrimiento, la vergonzosa humillación y el rechazo... Por lo tanto, ¿cómo deberían conducirse delante del universo celestial aquellos que han llegado a ser nuevas criaturas en Cristo, salvados por sus méritos? ¿Se quejarán? ¿Se acusarán el uno al otro? ¿No sería mucho más apropiado manifestar un espíritu manso y sumiso? “Aprended de mí—dijo el gran Maestro—, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Mateo 11:29-30. ¿Revelaremos este espíritu en nuestros caracteres? ¿Llevaremos su yugo, sostendremos sus cargas?... Si todos pudieran ver a Cristo delante del trono, esperando sus oraciones, anhelando que le entreguen su voluntad, que cesen en la rebelión y que retornen a su alianza con Dios, orarían al Padre con profundo arrepentimiento, pidiéndole perdón por la transgresión de su ley y por la influencia que ejercieron al hacer que otros la despreciaran. Las confederaciones del ejército del enemigo triunfan por la dilación de ellos. ¿Continuarán aún por más tiempo bajo la condenación de la ley o permanecerán en el bando de Cristo para ayudar con su influencia y experiencia personal a la raza traicionada y rebelde? ¿Llegarán a ser colaboradores con Cristo, quien intercede personalmente en su favor ante el Padre?

Conflicto y Valor


Conflicto y Valor
Nuevo nacimiento, 14 de octubre Juan 3:1-21. https://ift.tt/2IVFzNP Mas el que práctica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:21. Nicodemo había venido al Señor pensando entrar en discusión con él, pero Jesús descubrió los principios fundamentales de la verdad. Dijo a Nicodemo: No necesitas conocimiento teórico tanto como regeneración espiritual. No necesitas que se satisfaga tu curiosidad, sino tener un corazón nuevo... Veía [Nicodemo] que la más rígida obediencia a la simple letra de la ley tal como se aplicaba a la vida externa, no podía dar a nadie derecho a entrar en el reino de los cielos. En la estima de los hombres, su vida había sido justa y honorable; pero en la presencia de Cristo, sentía que su corazón era impuro y su vida profana... Mientras el Salvador le explicaba lo concerniente al nuevo nacimiento, sintió el anhelo de que ese cambio se realizase en él... Jesús contestó la pregunta que no llegó a ser formulada: “Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado; para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna”... Nicodemo recibió la lección y se la llevó consigo. Escudriñó las Escrituras de una manera nueva, no para discutir una teoría, sino para recibir vida para el alma. Empezó a ver el reino de los cielos cuando se sometió a la dirección del Espíritu Santo... Por un tiempo, Nicodemo no reconoció públicamente a Cristo, pero estudió su vida y meditó sus enseñanzas. En los concilios del Sanedrín, estorbó repetidas veces los planes que los sacerdotes hacían para destruirle... Después de la ascensión del Señor, cuando los discípulos fueron dispersados por la persecución, Nicodemo se adelantó osadamente. Dedicó sus riquezas a sostener la tierna iglesia que los judíos esperaban ver desaparecer a la muerte de Cristo. En tiempos de peligro, el que había sido tan cauteloso y lleno de dudas, se manifestó tan firme como una roca, estimulando la fe de los discípulos y proporcionándoles recursos con que llevar adelante la obra del Evangelio. Aquellos que en otro tiempo le habían tributado reverencia, le despreciaron y persiguieron. Quedó pobre en los bienes de este mundo, pero no le faltó la fe que había tenido su comienzo en aquella conferencia nocturna con Jesús. El Deseado de Todas las Gentes, 142, 146-148.
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Cada Día con Dios


Cada Día con Dios
Viene el juicio, 14 de octubre https://ift.tt/txo3Xw8 Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. Eclesiastés 12:14. El Señor pronto vendrá en las nubes de los cielos con poder y grande gloria. ¿No hay acaso suficientes elementos implícitos en las verdades que giran en torno de este acontecimiento, y en la preparación esencial para él que nos hagan pensar solemnemente en nuestro deber? Debemos presentar este asunto delante de la gente en forma definida y clara. “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria... serán reunidas delante de él todas las naciones”. Mateo 25:31, 32. Presente la verdad que se necesita en cada iglesia como un medio para alcanzar un fin y ese fin es el juicio, con sus eternas decisiones y recompensas. Dios pagará a cada cual según hayan sido sus obras. “De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos”. Judas 14, 15. Y Salomón, cuando extendió su invitación y formuló su declaración como pregonero de justicia, presentó de este modo las perspectivas del juicio venidero: “El fin de todo discurso oído es éste: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala”. Eclesiastés 12:13, 14. Tenemos abundancia de importantes y solemnes verdades de la Palabra de Dios que proclamar, sin necesidad de que la mente imagine y trace teorías basadas en la vanidad humana para presentarlas a la grey de Dios como si fueran verdades probatorias. ¿Qué es la paja comparada con el trigo? El juicio final es un acontecimiento sumamente solemne y terrible. Se desarrollará delante del universo entero. El Padre ha delegado todo el juicio en el Señor Jesús. El será quien declare la recompensa que recibirán los que hayan sido leales a la ley de Jehová. Dios será honrado y su gobierno reivindicado y glorificado, y ello en presencia de los habitantes de los mundos no caídos. El gobierno de Dios será reivindicado y exaltado en la mayor medida posible. No se trata del juicio de una persona o de una nación, sino de todo el mundo. ¡Oh, qué cambio se producirá entonces en el entendimiento de todos los seres creados! Allí se percibirá el valor de la vida eterna.—Carta 131, del 14 de octubre de 1900, dirigida al pastor A. G. Daniells.
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Alza tus Ojos


Alza tus Ojos
La justicia ocupará el trono, 14 de octubre https://ift.tt/LOBNTuV Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Mateo 25:41. Es posible que los hombres rindan al Salvador un homenaje externo, que sean cristianos profesos, que posean una forma de piedad, mientras que el corazón, cuya fidelidad El estima por encima de todo, esté separado de El. Los tales tienen nombre de vivos pero están muertos... A la cena de bodas del Cordero llegarán muchos que no poseen el traje de bodas; el manto comprado [por Cristo] para ellos con su sangre. De labios que nunca cometieron error brotaron las palabras: “Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda?”. Mateo 22:12. Aquéllos a quienes se les dirigen estas palabras, enmudecen. Saben que hablar será en vano. La verdad, con su poder santificador, no ha sido introducida en el alma, y la lengua que una vez habló valientemente permanece ahora en silencio. Entonces se pronuncian las palabras: “Quitadlos de mi presencia. No son dignos de gustar mi cena”. Véase Lucas 14:24. A medida que son apartados de los fieles, Cristo los considera con profunda tristeza. Ocuparon puestos elevados y de confianza en la obra del Señor, pero no tienen la póliza del seguro de vida que los hubiera habilitado para la vida eterna. De los labios temblorosos de Cristo salen las penosas palabras: “Yo los amé; di mi vida por ellos; pero ellos insistieron en rechazar mis súplicas, y continuaron en el pecado. ¡Oh, si tú hubieses conocido, aun en este tu día, las cosas que pertenecen a tu paz! Pero ahora están ocultas de tus ojos”. Hoy Cristo considera con tristeza a aquéllos cuyas características debe al fin negarse a reconocer. Ensoberbecidos con autosuficiencia piensan que todo va bien con sus almas. Pero en el último gran día, el espejo de la investigación les revela la iniquidad que sus corazones han practicado y, al mismo tiempo, les muestra la imposibilidad de reforma. Se realizó todo esfuerzo para guiarlos al arrepentimiento. Pero rehusaron humillar sus corazones. Ahora se escucha el amargo lamento: “Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos”. Jeremías 8:20... ¡Qué escena! Repaso el tema una y otra vez, agobiada por una agonía que ninguna lengua puede expresar, en tanto veo el fin de muchos, muchos que se han negado a recibir a su Salvador. La justicia ocupará el trono, y el brazo fuerte para salvar se mostrará asimismo fuerte para castigar y destruir a los enemigos del reino de Dios. Cristo pondrá al descubierto los motivos y hechos de cada uno. Toda acción oculta resaltará tan claramente delante del Hacedor como si fuese proclamada ante el universo.—Manuscrito 121, del 14 de octubre de 1903, “Una advertencia solemne”.
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La justicia ocupará el trono, 14 de octubre https://ift.tt/LOBNTuV Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Mateo 25:41. Es posible que los hombres rindan al Salvador un homenaje externo, que sean cristianos profesos, que posean una forma de piedad, mientras que el corazón, cuya fidelidad El estima por encima de todo, esté separado de El. Los tales tienen nombre de vivos pero están muertos... A la cena de bodas del Cordero llegarán muchos que no poseen el traje de bodas; el manto comprado [por Cristo] para ellos con su sangre. De labios que nunca cometieron error brotaron las palabras: “Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda?”. Mateo 22:12. Aquéllos a quienes se les dirigen estas palabras, enmudecen. Saben que hablar será en vano. La verdad, con su poder santificador, no ha sido introducida en el alma, y la lengua que una vez habló valientemente permanece ahora en silencio. Entonces se pronuncian las palabras: “Quitadlos de mi presencia. No son dignos de gustar mi cena”. Véase Lucas 14:24. A medida que son apartados de los fieles, Cristo los considera con profunda tristeza. Ocuparon puestos elevados y de confianza en la obra del Señor, pero no tienen la póliza del seguro de vida que los hubiera habilitado para la vida eterna. De los labios temblorosos de Cristo salen las penosas palabras: “Yo los amé; di mi vida por ellos; pero ellos insistieron en rechazar mis súplicas, y continuaron en el pecado. ¡Oh, si tú hubieses conocido, aun en este tu día, las cosas que pertenecen a tu paz! Pero ahora están ocultas de tus ojos”. Hoy Cristo considera con tristeza a aquéllos cuyas características debe al fin negarse a reconocer. Ensoberbecidos con autosuficiencia piensan que todo va bien con sus almas. Pero en el último gran día, el espejo de la investigación les revela la iniquidad que sus corazones han practicado y, al mismo tiempo, les muestra la imposibilidad de reforma. Se realizó todo esfuerzo para guiarlos al arrepentimiento. Pero rehusaron humillar sus corazones. Ahora se escucha el amargo lamento: “Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos”. Jeremías 8:20... ¡Qué escena! Repaso el tema una y otra vez, agobiada por una agonía que ninguna lengua puede expresar, en tanto veo el fin de muchos, muchos que se han negado a recibir a su Salvador. La justicia ocupará el trono, y el brazo fuerte para salvar se mostrará asimismo fuerte para castigar y destruir a los enemigos del reino de Dios. Cristo pondrá al descubierto los motivos y hechos de cada uno. Toda acción oculta resaltará tan claramente delante del Hacedor como si fuese proclamada ante el universo.—Manuscrito 121, del 14 de octubre de 1903, “Una advertencia solemne”.

A Fin de Conocerle


Evidencia de nuestra lealtad, 14 de octubre https://ift.tt/L7jHA9V Si me amáis, guardad mis mandamientos. Juan 14:15. Establezcamos plenamente esto en nuestra mente: Si aceptamos a Cristo como a un Redentor, debemos aceptarlo como a un Legislador. No podemos tener la seguridad, la perfecta confianza en Cristo como nuestro Salvador, hasta que lo reconozcamos y obedezcamos sus mandamientos. Así manifestamos nuestra lealtad a Dios. Entonces nuestra fe es genuina. Obra por amor. Decid desde vuestro corazón: “Señor, sé que moriste para redimir mi alma. Si avaluaste tanto mi alma que entregaste tu vida por mí, te entrego mi vida y todas sus posibilidades”. La voluntad debe ponerse en completa armonía con la voluntad de Dios.—Manuscrito 24, 1890. Hoy se hace esta invitación: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”. Mateo 11:28, 29. Cristo tiene descanso para todos los que quieran llevar su yugo y aprender su humildad y mansedumbre de corazón. Aquí se nos enseña sujeción y obediencia, y en esto hallaremos descanso. Gracias a Dios porque en la humildad y la obediencia podemos encontrar justamente lo que tanto necesitamos, el descanso que se encuentra en la fe y la perfecta confianza. No debemos hacernos yugos opresivos para nuestro cuello. Tomemos el yugo de Cristo y andemos junto a él con entera obediencia. “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor”. Juan 15:10. Este es el yugo que Cristo nos invita a llevar: el yugo de la obediencia. Digamos: “Señor, confío en tu palabra; recibo tu promesa. Acudo a ti porque te necesito como Salvador personal. Necesito un Cristo permanente. Dependo de ti. Tú eres mío”.—Carta 66, 1898.

¡Maranata: El Senor Viene!


La ira del cordero, 14 de octubre https://ift.tt/vO2hIgF Los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero. Apocalipsis 6:15, 16. Cesan las burlas. Callan los labios mentirosos. El choque de armas y el tumulto de la batalla, “con revolcamiento de vestidura en sangre” (Isaías 9:5), han concluido. Sólo se oyen ahora voces de oración, llanto y lamentación. De las bocas que se mofaban poco antes, estalla el grito: “El gran día de su ira es venido; ¿y quién podrá estar firme?” Los impíos piden ser sepultados bajo las rocas de las montañas, antes que ver la cara de Aquel a quien han despreciado y rechazado. Conocen esa voz que penetra hasta el oído de los muertos. ¡Cuántas veces sus tiernas y quejumbrosas modulaciones no los han llamado al arrepentimiento! ¡Cuántas veces no ha sido oída en las conmovedoras exhortaciones de un amigo, de un hermano, de un Redentor! Para los que rechazaron su gracia, ninguna otra podría estar tan llena de condenación ni tan cargada de acusaciones, como esta voz que tan a menudo exhortó con estas palabras: “Volveos, volveos de vuestros caminos malos, pues ¿por qué moriréis?” Ezequiel 33:11 (VM). ¡Oh, si sólo fuera para ellos la voz de un extraño! Jesús dice: “Por cuanto llamé, y no quisisteis; extendí mi mano, y no hubo quien escuchase; antes desechasteis todo consejo mío, y mi reprensión no quisisteis”. Proverbios 1:24, 25. Esa voz despierta recuerdos que ellos quisieran borrar, de avisos despreciados, invitaciones rechazadas, privilegios desdeñados. En la vida de todos los que rechazan la verdad, hay momentos en que la conciencia se despierta, en que la memoria evoca el recuerdo aterrador de una vida de hipocresía, y el alma se siente atormentada de vanos pesares. Mas, ¿qué es eso comparado con el remordimiento que se experimentará aquel día “cuando viniere como huracán vuestro espanto, y vuestra calamidad como torbellino”? Proverbios 1:27 (VM). Los que habrían querido matar a Cristo y a su pueblo fiel son ahora testigos de la gloria que descansa sobre ellos.39Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 700-702.

¡Maranata: El Senor Viene!


¡Maranata: El Senor Viene!
La ira del cordero, 14 de octubre https://ift.tt/vO2hIgF Los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero. Apocalipsis 6:15, 16. Cesan las burlas. Callan los labios mentirosos. El choque de armas y el tumulto de la batalla, “con revolcamiento de vestidura en sangre” (Isaías 9:5), han concluido. Sólo se oyen ahora voces de oración, llanto y lamentación. De las bocas que se mofaban poco antes, estalla el grito: “El gran día de su ira es venido; ¿y quién podrá estar firme?” Los impíos piden ser sepultados bajo las rocas de las montañas, antes que ver la cara de Aquel a quien han despreciado y rechazado. Conocen esa voz que penetra hasta el oído de los muertos. ¡Cuántas veces sus tiernas y quejumbrosas modulaciones no los han llamado al arrepentimiento! ¡Cuántas veces no ha sido oída en las conmovedoras exhortaciones de un amigo, de un hermano, de un Redentor! Para los que rechazaron su gracia, ninguna otra podría estar tan llena de condenación ni tan cargada de acusaciones, como esta voz que tan a menudo exhortó con estas palabras: “Volveos, volveos de vuestros caminos malos, pues ¿por qué moriréis?” Ezequiel 33:11 (VM). ¡Oh, si sólo fuera para ellos la voz de un extraño! Jesús dice: “Por cuanto llamé, y no quisisteis; extendí mi mano, y no hubo quien escuchase; antes desechasteis todo consejo mío, y mi reprensión no quisisteis”. Proverbios 1:24, 25. Esa voz despierta recuerdos que ellos quisieran borrar, de avisos despreciados, invitaciones rechazadas, privilegios desdeñados. En la vida de todos los que rechazan la verdad, hay momentos en que la conciencia se despierta, en que la memoria evoca el recuerdo aterrador de una vida de hipocresía, y el alma se siente atormentada de vanos pesares. Mas, ¿qué es eso comparado con el remordimiento que se experimentará aquel día “cuando viniere como huracán vuestro espanto, y vuestra calamidad como torbellino”? Proverbios 1:27 (VM). Los que habrían querido matar a Cristo y a su pueblo fiel son ahora testigos de la gloria que descansa sobre ellos.39Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 700-702.
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Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/uhyVUjv Como las complicaciones semejantes a ruedas eran dirigidas por la mano que había debajo de las alas de los querubines, el complicado juego de los acontecimientos humanos se halla bajo el control divino. En medio de las disensiones y el tumulto de las naciones, el que está sentado más arriba que los querubines sigue guiando los asuntos de esta tierra. La historia de las naciones nos habla a nosotros hoy. Dios asignó a cada nación e individuo un lugar en su gran plan. Hoy los hombres y las naciones son probados por la plomada que está en la mano de Aquel que no comete error. Por su propia elección, cada uno decide su destino, y Dios lo rige todo para cumplir sus propósitos. Al unir un eslabón con otro en la cadena de los acontecimientos, desde la eternidad pasada a la eternidad futura, las profecías que el gran YO SOY dio en su Palabra nos dicen dónde estamos hoy en la procesión de los siglos y lo que puede esperarse en el tiempo futuro. Todo lo que la profecía predijo como habiendo de acontecer hasta el momento actual, se lee cumplido en las páginas de la historia, y podemos tener la seguridad de que todo lo que falta por cumplir se realizará en su orden (Profetas y reyes, pp. 393, 394). Los planes eternos de Dios están por cumplirse, y el fin de todas las cosas está cerca. Es la hora cuando los que poseen un conocimiento de la verdad de Dios debieran alistarse bajo la bandera manchada de sangre del Príncipe Emmanuel. Debieran levantarse como defensores de la fe dada a los santos. Debieran hacer conocer al mundo qué significa guardar los mandamientos de Dios y tener la fe de Jesús. Debieran permitir que su luz brille claramente, derramando poderosos rayos sobre la senda de los que caminan en la oscuridad. Los soldados de Cristo debieran defender la verdad hombro a hombro, ser leales a ella, vindicando la ley de Jehová (Hijos e hijas de Dios, p. 271). Así como los rayos del sol penetran hasta las partes más remotas del mundo, Dios quiere que el evangelio llegue a toda alma en la tierra… De esta manera ha de cumplirse el propósito de Dios al llamar a su pueblo, desde Abraham en los llanos de Mesopotamia hasta nosotros en el siglo actual. Dice: “Haré de ti una nación grande, y te bendeciré... y serás bendición” Génesis 12:2… Si sobre nuestro espíritu nació la gloria del Señor, si hemos visto la hermosura del que es “señalado entre diez mil” y “todo él codiciable”, si nuestra alma se llenó de resplandor en presencia de su gloria, entonces estas palabras del Maestro fueron dirigidas a nosotros. ¿Hemos estado con Cristo en el monte de la transfiguración? Abajo, en la llanura, hay almas esclavizadas por Satanás que esperan las palabras de fe y las oraciones que las pongan en libertad (El discurso maestro de Jesucristo, p. 39).
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05 - SAMUEL BRAGA - INIMAGINABLE - PORQUE SUFRIMOS


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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374