Exaltad a Jesús


Exaltad a Jesús
Exaltemos a Jesús como el hijo de Dios durante el nuevo año, 1 de enero https://ift.tt/alobk8A Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Filipenses 4:8. Ya ha comenzado el año nuevo; sin embargo, antes de darle la bienvenida, nos detenemos para preguntar: ¿Cuál ha sido la historia del año que acaba de pasar a la eternidad con su carga de registros? La amonestación del apóstol llega hasta cada uno de nosotros: “examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos”. 2 Corintios 13:5. ¡No permita Dios que en esta hora tan importante nos encontremos de tal manera preocupados por otros asuntos que no tengamos tiempo para realizar un autoexamen serio, cándido y crítico! Dejemos atrás las cosas de menor importancia y ocupémonos ahora de las que conciernen a nuestros intereses eternos... Ninguno de nosotros puede representar el carácter de Cristo por su propia fuerza; pero si Cristo vive en el corazón, el Espíritu que mora en él será revelado en nosotros; así todo lo que nos falta quedará suplido. Al comienzo de este nuevo año, ¿quién se esforzará por obtener una experiencia nueva y genuina en las cosas de Dios? Rectifiquen sus equivocaciones, en la medida de lo posible. Confiesen unos a otros sus errores y pecados. Deséchese toda amargura e ira y malicia; que la paciencia, la longanimidad, la bondad y el amor lleguen a formar parte de su mismo ser; entonces, todo lo puro y amable y de buen nombre madurará en su experiencia... ¿Qué frutos produjimos durante el año que acaba de pasar? ¿Qué influencia hemos ejercido sobre los demás? ¿A quiénes hemos traído al redil de Cristo? Los ojos del mundo están sobre nosotros. ¿Somos epístolas vivientes de Cristo, conocidas y leídas de todos los hombres? ¿Imitamos el ejemplo de Jesús en abnegación, humildad, mansedumbre, paciencia, disposición para llevar la cruz y devoción? ¿Se verá el mundo compelido a reconocer que somos siervos de Cristo?... ¿No trataremos de corregir los errores del pasado durante este nuevo año? A nosotros nos corresponde cultivar individualmente la gracia de Cristo, ser mansos y humildes de corazón, ser firmes, inamovibles, constantes en la verdad; porque sólo así se puede progresar en la santidad y ser hechos aptos para la herencia de los santos en luz. Comencemos el año renunciando completamente al yo; oremos en procura de un discernimiento claro, para que podamos comprender lo que el Salvador exige de nosotros, y para que lleguemos a ser testigos de Cristo en todo momento y lugar.—The Signs of the Times, 4 de enero de 1883. Exalten a Jesús, ustedes que enseñan al pueblo. Exáltenlo en sus exhortaciones, sermones, cantos y oraciones. Que todos sus esfuerzos se concentren en llevar a las almas confusas, perplejas y perdidas, hacia “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Juan 1:29. Invítenlos a mirar y vivir.—The Review and Herald, 12 de abril de 1892.
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En los Lugares Celestiales


En los Lugares Celestiales
“En los lugares celestiales”—Nuestro exaltado privilegio, 1 de enero https://ift.tt/3DkUQGO Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo ... y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús. Efesios 2:4-6. Así como Dios levantó a Cristo de los muertos, para que pudiera sacar a luz la vida y la inmortalidad por el Evangelio, y salvara así a su pueblo de sus pecados, así Cristo ha levantado a los seres humanos caídos a la vida espiritual, reanimándolos con su vida, llenando sus corazones de esperanza y gozo.—The Review and Herald, 31 de marzo de 1904. Cristo se dio a sí mismo para la redención de la raza humana, para que todos los que creen en él puedan tener vida eterna. Los que aprecian este gran sacrificio reciben del Salvador el más precioso de todos los dones: un corazón limpio. Ganan una experiencia que es más valiosa que el oro, la plata o las piedras preciosas. Se sientan juntos en los lugares celestiales con Cristo disfrutando en comunión con él el gozo y la paz que sólo él puede dar.—The Review and Herald, 30 de mayo de 1907. Cristo “se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras”. Tito 2:14. El hizo una ofrenda tan completa que, mediante su gracia, cada uno puede alcanzar la norma de perfección. De los que reciban su gracia y sigan su ejemplo se escribirá en el libro de la vida: “Completo en él [en Cristo] sin mancha ni mácula”.—Ibid; The Review and Herald, 31 de marzo de 1904. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”. Efesios 1:3. ¿Qué queda para que pidamos que no esté incluido en esa provisión misericordiosa y abundante? Por los méritos de Cristo somos bendecidos con todas las bendiciones espirituales en los lugares celestiales en Cristo. Es nuestro privilegio el de acercarnos a Dios, el de respirar la atmósfera de su presencia... Nada menos que la presencia permanente de Cristo proporcionará paz, libertad, valor y poder.—The Review and Herald, 15 de octubre de 1908.
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El Cristo Triunfante


El Cristo Triunfante
“Dios es amor”, 1 de enero https://ift.tt/CjYa4Xd “Dios es amor, y el que permanece en el amor, permanece en Dios, y Dios en él”. 1 Juan 4:16. “Dios es amor.” Su naturaleza y su ley son amor. Lo han sido siempre, y lo serán para siempre. “El Alto y Sublime, el que habita la eternidad”, cuyos “caminos son eternos,” no cambia. En él “no hay mudanza, ni sombra de variación”. Isaías 57:15; Habacuc 3:6; Santiago 1:17. Cada manifestación del poder creador es una expresión del amor infinito. La soberanía de Dios encierra plenitud de bendiciones para todos los seres creados... La historia del gran conflicto entre el bien y el mal, desde que principió en el cielo hasta el final abatimiento de la rebelión y la total extirpación del pecado, es también una demostración del inmutable amor de Dios. El soberano del universo no estaba solo en su obra benéfica. Tuvo un compañero, un colaborador que podía apreciar sus designios, y que podía compartir su regocijo al brindar felicidad a los seres creados. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios”. Cristo, el Verbo, el Unigénito de Dios, era uno solo con el Padre eterno, uno solo en naturaleza, en carácter y en propósitos; era el único ser que podía penetrar en todos los designios y fines de Dios... El Padre obró por medio de su Hijo en la creación de todos los seres celestiales. “Porque por él fueron criadas todas las cosas... sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue criado por él y para él”. Los ángeles son los ministros de Dios, que, irradiando la luz que constantemente dimana de la presencia de él y valiéndose de sus rápidas alas, se apresuran a ejecutar la voluntad de Dios. Pero el Hijo, el Ungido de Dios, “la misma imagen de su sustancia”, “el resplandor de su gloria” y sostenedor de” todas las cosas con la palabra de su potencia”, tiene la supremacía sobre todos ellos. Un “trono de gloria, excelso desde el principio”, era el lugar de su santuario: una “vara de equidad”, el cetro de su reino. “Alabanza y magnificencia delante de él: fortaleza y gloria en su santuario”. “Misericordia y verdad van delante de tu rostro”. Siendo la ley del amor el fundamento del gobierno de Dios, la felicidad de todos los seres inteligentes depende de su perfecto acuerdo con los grandes principios de justicia de esa ley. Dios desea de todas sus criaturas el servicio que nace del amor, de la comprensión y del aprecio de su carácter. No halla placer en una obediencia forzada, y otorga a todos libre albedrío para que puedan servirle voluntariamente.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 11-13.
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Dios nos Cuida


Llamados hijos de Dios, 1 de enero https://ift.tt/cnLhNC9 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. 1 Juan 3:1. Mientras Juan pensaba en el amor de Cristo, se sintió impulsado a exclamar: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios”. La gente considera un gran privilegio ver a un personaje de la familia real, y miles viajan grandes distancias para contemplar a uno de ellos. ¡Cuánto mayor es el privilegio de ser hijos e hijas del Altísimo! ¿Qué prerrogativa más grande se nos podría conferir que la de permitirnos formar parte de la familia real? A fin de llegar a ser hijos e hijas de Dios, debemos separarnos del mundo. “Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor,... y seré a vosotros Padre, y vosotros me seréis a mí hijos e hijas”. Hay un cielo delante de nosotros, una corona de vida que ganar. Pero sólo se dará la recompensa al vencedor. El que gane el cielo debe entrar revestido del manto de justicia. “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”. 1 Juan 3:3. En el carácter de Cristo no había desarmonía de ninguna especie. Y ésta debe ser nuestra experiencia. Nuestra vida debe estar dominada por los principios que regían la suya. Por medio de la perfección del sacrificio hecho en favor de la raza culpable, los que creen en Cristo, al venir a él, pueden ser salvados de la ruina eterna... Que nadie sea engañado de tal manera por el enemigo como para pensar que es una condescendencia para algún hombre, por talentoso o culto o digno que sea, la aceptación de Cristo. Cada ser humano debe mirar al cielo con reverencia y gratitud, y exclamar con asombro: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios”.

Dios nos Cuida


Dios nos Cuida
Llamados hijos de Dios, 1 de enero https://ift.tt/cnLhNC9 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. 1 Juan 3:1. Mientras Juan pensaba en el amor de Cristo, se sintió impulsado a exclamar: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios”. La gente considera un gran privilegio ver a un personaje de la familia real, y miles viajan grandes distancias para contemplar a uno de ellos. ¡Cuánto mayor es el privilegio de ser hijos e hijas del Altísimo! ¿Qué prerrogativa más grande se nos podría conferir que la de permitirnos formar parte de la familia real? A fin de llegar a ser hijos e hijas de Dios, debemos separarnos del mundo. “Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor,... y seré a vosotros Padre, y vosotros me seréis a mí hijos e hijas”. Hay un cielo delante de nosotros, una corona de vida que ganar. Pero sólo se dará la recompensa al vencedor. El que gane el cielo debe entrar revestido del manto de justicia. “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”. 1 Juan 3:3. En el carácter de Cristo no había desarmonía de ninguna especie. Y ésta debe ser nuestra experiencia. Nuestra vida debe estar dominada por los principios que regían la suya. Por medio de la perfección del sacrificio hecho en favor de la raza culpable, los que creen en Cristo, al venir a él, pueden ser salvados de la ruina eterna... Que nadie sea engañado de tal manera por el enemigo como para pensar que es una condescendencia para algún hombre, por talentoso o culto o digno que sea, la aceptación de Cristo. Cada ser humano debe mirar al cielo con reverencia y gratitud, y exclamar con asombro: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios”.
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Conflicto y Valor


Conflicto y Valor
Para que tengamos ánimo, 1 de enero https://ift.tt/3mzeA01 Porque todas esas palabras que fueron escritas hace mucho, son para enseñarnos hoy a nosotros; para que cuando leamos en las Escrituras acerca de la paciencia de los hombres y de toda la ayuda que Dios les prestó en aquellos días, tengamos ánimo y esperanza en nuestros propios días. Romanos 15:4, Phillips. Las vidas relatadas en la Biblia son biografías auténticas de personas que vivieron en realidad. Desde Adán hasta el tiempo de los apóstoles, a través de sucesivas generaciones, se nos presenta un relato claro y escueto de lo que sucedió en realidad y de lo que experimentaron personajes reales. A muchos les extraña que la historia inspirada narre los hechos que mancillan el carácter moral de hombres buenos... Los escritores inspirados no escribieron mentiras destinadas a impedir que el relato de las flaquezas y faltas humanas ensombreciera las páginas de la historia sagrada... El hecho de que no se pasa por alto la verdad, ni se suprimen los pecados de los personajes principales, es una de las mejores evidencias de la autenticidad de las Escrituras... Cuántas biografías se han escrito acerca de cristianos impecables, que por su vida hogareña y relaciones con la iglesia resplandecían como ejemplos de piedad inmaculada... Sin embargo, si su historia hubiese sido escrita por una pluma inspirada, ¡ cuán diferente habría parecido! Se habrían revelado las debilidades humanas, las luchas con el egoísmo, el fanatismo y el orgullo, tal vez los pecados ocultos, y la guerra continua entre el espíritu y la carne... Si nuestra buena Biblia hubiese sido escrita por personas no inspiradas, habría presentado un aspecto muy diferente, y su estudio sería desalentador para los mortales que yerran, que contienden con flaquezas naturales y las tentaciones de un enemigo astuto. Pero tal cual es, tenemos un relato correcto de la experiencia religiosa que tuvieron los personajes notables de la historia bíblica. Los hombres a quienes Dios había favorecido, y a quienes había confiado grandes responsabilidades, fueron a veces vencidos por la tentación y cometieron pecados, así como nosotros actualmente luchamos, vacilamos y con frecuencia caemos en el error. Pero es alentador para nuestro corazón abatido saber que por la gracia de Dios ellos pudieron obtener nuevo vigor para levantarse por encima de su naturaleza mala; y al recordar esto, estamos listos para reanudar la lucha nosotros mismos. Joyas de los Testimonios 1:436-438.
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Cada Día con Dios


Cada Día con Dios
Promesa de paz, 1 de enero https://ift.tt/1VT0Znk Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos. Isaías 26:3, 4. Le deseo un feliz año nuevo. Dejemos de lado para siempre toda desconfianza con respecto a Jesús. Comencemos una vida de confianza sencilla, semejante a la de un niño, que no se base en los sentimientos sino en la fe. No deshonre al Señor dudando de sus preciosas promesas. Quiere que creamos en él con fe resuelta. Hay quienes dicen: “¡Creo, creo!” y desean recibir todas las promesas que se otorgan sobre la base de la obediencia. Mientras reclaman el cumplimiento de todas las promesas de Dios, no hacen las obras de Cristo. No se honra a Dios con esa fe, pues es falsa. Hay quienes tratan de guardar todos los mandamientos de Dios, pero muchos de ellos no están a la altura de sus privilegios, y no le piden nada al Señor. Las promesas de Dios son para los que guardan sus mandamientos y hacen las cosas que le agradan... Tengo que librar cada día la buena batalla de la fe. Tengo que ejercer al máximo el poder de la fe y no confiar en los sentimientos, y obrar como si el Señor ya me hubiera escuchado, contestado y bendecido. La fe no es un revuelo de los sentimientos. Es simplemente aceptar las palabras de Dios y creer, porque él dijo que lo hará... Espero que no se desanime por ningún motivo... Dios quiere que sea libre, que crea, que tenga confianza y que deje de dudar. Quiera Dios ayudarla... Un nuevo año se abre ante nosotros. Sea éste un año feliz... Refúgiese en los brazos de Jesús y no se esfuerce por desprenderse de ellos. Crea en Dios, alábelo y siga adelante. Ya casi hemos llegado a casa. El Señor viene. Levante la vista y regocíjese, porque su redención está cerca. Veo en Jesús a un Redentor compasivo y amante, que puede salvar hasta lo sumo a los que acuden a él. Deposite todo el peso de su ser en las promesas de Dios. Crea; tiene el privilegio de creer.—Carta 31, del 1 de enero de 1887, dirigida a Martha Bourdeau, esposa de uno de los primeros pastores enviados a Europa.
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Alza tus Ojos


Miren hacia el cielo, 1 de enero https://ift.tt/XJHglPm Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. Hebreos 11:16. Les deseo un feliz año nuevo. El año viejo con su carga de registros, ya pasó a la eternidad. Que cada pensamiento, cada sentimiento, se dedique ahora a recordar el amor de Dios. Rememoremos una a una sus bendiciones... Las evidencias que tenemos del cuidado y del amor de Dios por nosotros se expresan en las lecciones que Cristo dio a sus discípulos acerca de las cosas de la naturaleza... No debe concentrarse la atención sobre lo deforme, sobre la maldición, sino en las riquezas de la gracia de Cristo que han sido provistas tan abundantemente, de tal manera que podamos vivir en este mundo y realizar nuestra parte en favor de la humanidad y sin embargo, no ser del mundo. Como peregrinos, como extranjeros que anhelamos las cosas brillantes de Dios, el gozo que está por delante, que buscamos una ciudad cuyo artífice y hacedor es Dios, que contemplamos las provisiones hechas en nuestro favor, las mansiones que Jesús ha ido a preparar para nosotros, y que hablamos de ese bendito hogar, nos olvidamos de las molestias y de los incómodos cuidados de esta vida. Nos parece estar respirando la misma atmósfera de ese país mejor, celestial. Nos sentimos aliviados, consolados; pero aun más, nos sentimos gozosos en Dios. No podríamos conocer los propósitos llenos de gracia de Dios hacia nosotros si no fuera por las promesas, porque solamente a través de ellas podemos saber qué es lo que El ha preparado para aquellos que le aman. Como las flores en el sabio plan de Dios, que están constantemente extrayendo las propiedades de la tierra y del aire para desarrollarlas en los puros y hermosos capullos que exhalan su fragancia para deleitar nuestros sentidos, así debiera ser también con nosotros. Extraemos de las promesas de Dios toda esa paz, ese consuelo, esa esperanza que desarrollará en nosotros los frutos de la paz, del gozo y de la fe. Y al incorporar estas promesas en nuestra propia vida las introducimos también en las vidas de otros. Por lo tanto, apropiémonos de estas promesas... Ellas son como las preciosas flores del jardín de Dios. Deben despertar nuestra esperanza y expectativa, y conducirnos a una firme fe y confianza en Dios. Deben fortalecernos en la tribulación y enseñamos las preciosas lecciones de la confianza en Dios. En estas preciosas promesas El retrocede a la eternidad y de allí nos da un resplandor de ese mucho más abundante y eterno peso de gloria. Estemos, entonces, quedos en Dios. Confiemos calmadamente en El y alabémosle porque nos ha mostrado tales revelaciones de su voluntad y propósitos para que no fundamentemos nuestras esperanzas en esta vida sino que mantengamos la mirada hacia arriba, a la herencia de luz, a fin de ver y percibir el asombroso amor de Jesús.—Carta 27, del 1 de enero de 1886, dirigida al Dr. J. H. Kellogg y Sra.

Alza tus Ojos


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Miren hacia el cielo, 1 de enero https://ift.tt/XJHglPm Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. Hebreos 11:16. Les deseo un feliz año nuevo. El año viejo con su carga de registros, ya pasó a la eternidad. Que cada pensamiento, cada sentimiento, se dedique ahora a recordar el amor de Dios. Rememoremos una a una sus bendiciones... Las evidencias que tenemos del cuidado y del amor de Dios por nosotros se expresan en las lecciones que Cristo dio a sus discípulos acerca de las cosas de la naturaleza... No debe concentrarse la atención sobre lo deforme, sobre la maldición, sino en las riquezas de la gracia de Cristo que han sido provistas tan abundantemente, de tal manera que podamos vivir en este mundo y realizar nuestra parte en favor de la humanidad y sin embargo, no ser del mundo. Como peregrinos, como extranjeros que anhelamos las cosas brillantes de Dios, el gozo que está por delante, que buscamos una ciudad cuyo artífice y hacedor es Dios, que contemplamos las provisiones hechas en nuestro favor, las mansiones que Jesús ha ido a preparar para nosotros, y que hablamos de ese bendito hogar, nos olvidamos de las molestias y de los incómodos cuidados de esta vida. Nos parece estar respirando la misma atmósfera de ese país mejor, celestial. Nos sentimos aliviados, consolados; pero aun más, nos sentimos gozosos en Dios. No podríamos conocer los propósitos llenos de gracia de Dios hacia nosotros si no fuera por las promesas, porque solamente a través de ellas podemos saber qué es lo que El ha preparado para aquellos que le aman. Como las flores en el sabio plan de Dios, que están constantemente extrayendo las propiedades de la tierra y del aire para desarrollarlas en los puros y hermosos capullos que exhalan su fragancia para deleitar nuestros sentidos, así debiera ser también con nosotros. Extraemos de las promesas de Dios toda esa paz, ese consuelo, esa esperanza que desarrollará en nosotros los frutos de la paz, del gozo y de la fe. Y al incorporar estas promesas en nuestra propia vida las introducimos también en las vidas de otros. Por lo tanto, apropiémonos de estas promesas... Ellas son como las preciosas flores del jardín de Dios. Deben despertar nuestra esperanza y expectativa, y conducirnos a una firme fe y confianza en Dios. Deben fortalecernos en la tribulación y enseñamos las preciosas lecciones de la confianza en Dios. En estas preciosas promesas El retrocede a la eternidad y de allí nos da un resplandor de ese mucho más abundante y eterno peso de gloria. Estemos, entonces, quedos en Dios. Confiemos calmadamente en El y alabémosle porque nos ha mostrado tales revelaciones de su voluntad y propósitos para que no fundamentemos nuestras esperanzas en esta vida sino que mantengamos la mirada hacia arriba, a la herencia de luz, a fin de ver y percibir el asombroso amor de Jesús.—Carta 27, del 1 de enero de 1886, dirigida al Dr. J. H. Kellogg y Sra.
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¡Maranata: El Senor Viene!


¡Maranata: El Senor Viene!
La primera venida de Jesús, 1 de enero https://ift.tt/sgKSWYf Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, ... para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Gálatas 4:4, 5. La venida del Salvador había sido predicha en el Edén. Cuando Adán y Eva oyeron por primera vez la promesa, esperaban que se cumpliese pronto. Dieron gozosamente la bienvenida a su primogénito, esperando que fuese el Libertador. Pero el cumplimiento de la promesa tardó. Los que la recibieron primero, murieron sin verlo. Desde los días de Enoc, la promesa fue repetida por medio de los patriarcas y los profetas, manteniendo viva la esperanza de su aparición, y sin embargo no había venido. La profecía de Daniel revelaba el tiempo de su advenimiento, pero no todos interpretaban correctamente el mensaje. Transcurrió un siglo tras otro, y las voces de los profetas cesaron. La mano del opresor pesaba sobre Israel, y muchos estaban listos para exclamar: “Se van prolongando los días, y desaparecerá toda visión”. Ezequiel 12:22. Pero, como las estrellas en la vasta órbita de su derrotero señalado, los propósitos de Dios no conocen premura ni demora. Por los símbolos de las densas tinieblas y el horno humeante, Dios había anunciado a Abrahán la servidumbre de Israel en Egipto, y había declarado que el tiempo de su estada allí abarcaría cuatrocientos años. “Después de esto—dijo Dios—saldrán con gran riqueza”. Génesis 15:14. Y contra esta palabra se empeñó en vano todo el poder del orgulloso imperio de los faraones. “En el mismo día” señalado por la promesa divina, “todas las huestes de Jehová salieron de la tierra de Egipto”. Éxodo 12:41. Así también fue determinada en el concilio celestial la hora en que Cristo había de venir; y cuando el gran reloj del tiempo marcó aquella hora, Jesús nació en Belén. “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo”. La Providencia había dirigido los movimientos de las naciones, así como el flujo y reflujo de impulsos e influencias de origen humano, a tal punto que el mundo estaba maduro para la llegada del Libertador... Entonces vino Jesús a restaurar en el hombre la imagen de su Hacedor. Nadie, excepto Cristo, puede amoldar de nuevo el carácter que ha sido arruinado por el pecado. El vino para expulsar a los demonios que habían dominado la voluntad. Vino para levantarnos del polvo, para rehacer según el modelo divino el carácter que había sido mancillado, para hermosearlo con su propia gloria.1El Deseado de Todas las Gentes, 23, 24, 28.
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Sabbath School


Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/2vr3Qt8 Las pruebas que ponen a prueba nuestra fe de manera tan severa y hacen que pensemos que Dios se ha olvidado de nosotros están diseñadas para acercarnos cada vez más a Cristos, para que podamos depositar todas nuestras cargas a sus pies y sintamos la paz que él nos da a cambio… Cuando se rinda completamente a Dios; cuando, quebrantado, se abandone a Jesús; recibirá como recompensa la victoria y el gozo que nunca antes habrá experimentado. Mientras eche una clara mirada hacia el pasado, verá que en el momento en que para usted la vida era una paradoja y una carga, Jesús mismo estaba a su lado, queriendo llevarle a la luz. El Padre estaba junto a usted, forjándolo con un amor indecible, afligiéndolo por su bien, como el orfebre refina el oro. Cuando creyó que estaba abandonado, él estuvo junto a usted para consolarlo y sostenerlo. Pocas veces vemos a Jesús tal como es; y nunca estamos tan dispuestos a aceptar su ayuda como él a dárnosla (Testimonios para la iglesia, t. 4, pp. 217, 218). Todo el capítulo 54 de Isaías es aplicable al pueblo de Dios, y se cumplirá cada especificación de la profecía. El Señor no abandonará a su pueblo en el tiempo de su prueba. Él dice: “Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias. Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor”… [Esta] promesa es para los que, en medio de la apostasía general, guardan los mandamientos de Dios y ensalzan la norma moral ante los ojos del mundo que ha abandonado la ley y ha quebrantado el pacto eterno (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista, t. 4, pp. 1169, 1170). A veces, una profunda sensación de nuestra indignidad hará estremecer de terror al ser, pero esto no es evidencia de que Dios haya cambiado para con nosotros o nosotros para con Dios. No se debería hacer ningún esfuerzo para ajustar la mente a cierta intensidad de emoción. No podemos sentir hoy la paz y el gozo que sentíamos ayer; pero deberíamos asirnos por la fe de la mano de Cristo y confiar en él tan plenamente en la oscuridad como en la luz. Quizá Satanás susurre: “Eres demasiado pecador para que Cristo te salve”. Al par de reconocer que son ciertamente pecadores e indignos, pueden hacer frente al tentador exclamando: “Por la virtud de la expiación reclamo a Cristo mi Salvador. No confío en mis propios méritos, sino en la preciosa sangre de Jesús, que me limpia. En este momento hago depender mi ser impotente de Cristo”. La vida cristiana debe ser una vida de fe constante y viva. Una confianza inflexible, una firme dependencia de Cristo, proporcionarán paz y seguridad al espíritu (Mensajes para los jóvenes, p. 77).

Entrada destacada

¡Maranata: El Senor Viene!

Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374