Los fundamentos de la salvación

Devoción Matutina en español

March 2, 2020

Los fundamentos de la salvación

Porque en otro tiempo érais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz. Efesios 5:8.
El que mandó que la luz resplandeciera en medio de las tinieblas, arroja luz sobre la mente de todos los que quieran considerarlo como corresponde, amándolo supremamente, y manifestando una fe y una confianza inquebrantables en él. Su luz alumbra las cámaras de la mente y el templo del alma. El corazón se llena con la luz del conocimiento de la gloria que brilla en el rostro de Jesucristo. Y con esa luz viene el discernimiento espiritual...
Al ceder voluntariamente a la evidencia de la verdad, y al caminar en la luz que alumbra nuestra senda, recibimos aún más luz. Mediante el poder de la manifestación de la gloria divina, progresa constantemente nuestra comprensión espiritual...
El conocimiento de la verdad que tenía Cristo era directo, positivo, sin sombras. Mientras más conozca el hombre a Jesucristo, más cuidadoso será para tratar con respeto, cortesía y corrección a sus semejantes. Ha aprendido de Cristo y sigue su ejemplo en palabra y acción. Por fe está unido con Cristo. “Nosotros somos colaboradores de Dios”. 1 Corintios 3:9.
Cristo oró para que se manifestara unidad entre sus seguidores. Esta unidad es la evidencia que debe convencer al mundo de que Dios envió a su Hijo para salvar a los pecadores. Servimos a Cristo al manifestar un amor mutuo verdadero, puro y santo. Los que han sido elegidos para relacionarse con las instituciones del Señor, deben ser hombres consagrados, abnegados, con espíritu de sacrificio, que vivan no para complacerse a sí mismos, sino al Maestro. Estos son los hombres que honrarán las instituciones del Señor.
Un conocimiento de Dios y de Cristo es positivamente esencial para la salvación. Perdemos mucho cada día si no aprendemos más de la mansedumbre y la humildad de Cristo. Los que aprenden de Cristo obtienen la educación más elevada. Por medio de la fe y la dependencia de la gracia salvadora de Cristo, crecen en conocimiento y sabiduría. Aman y alaban al Señor...
Los que lleguen a ser salvos deben preocuparse en esta vida de que cada día reciban la gracia de Dios, no para atesorarla con egoísmo, sino para impartirla a fin de que sea bendición para los que se relacionan con ellos, para ayudarlos a educarse en las cosas espirituales.—Carta 191, del 6 de mayo de 1901, dirigida a W. L. Hoover.

Remedio para la enfermedad del pecado


Remedio para la enfermedad del pecado, 2 de marzo

Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. Isaías 1:5, 6. MSV76 67.1
Hay un remedio para el alma enferma de pecado. Ese remedio está en Jesús. ¡Precioso Salvador! Su gracia basta para los más débiles; y los más fuertes deben recibir también su gracia o perecer. MSV76 67.2
Vi cómo se puede obtener esta gracia. Id a vuestra cámara, y allí a solas, suplicad a Dios: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. Salmos 51:10. Tened fervor y sinceridad... Como Jacob, luchad en oración. Agonizad. En el huerto Jesús sudó grandes gotas de sangre; pero habéis de hacer un esfuerzo... MSV76 67.3
No permita Dios que yo deje de amonestaros. Jóvenes amigos, buscad al Señor de todo corazón. Acudid a él con celo, y cuando sintáis sinceramente que sin la ayuda de Dios habríais de perecer, cuando le anheléis a él como el ciervo anhela las corrientes de agua, entonces el Señor os fortalecerá prestamente. Entonces vuestra paz sobrepujará todo entendimiento. Si esperáis la salvación, debéis orar. Tomad tiempo para ello. No os apresuréis ni seáis negligentes en vuestras oraciones. Rogad a Dios que obre en vosotros una reforma cabal, para que los frutos de su Espíritu moren en vosotros y permanezcáis como luminarias en el mundo. No seáis un estorbo ni una maldición. ¿Os dice Satanás que no podéis disfrutar de la salvación, plena y gratuitamente? No le creáis. Vi que es privilegio de todo cristiano gozar de las profundas emociones del Espíritu de Dios. Una paz dulce y celestial invadirá la mente y os deleitaréis en meditar en Dios y en el cielo. Os regocijarán las gloriosas promesas de su Palabra... MSV76 67.4
Si los que profesan ser cristianos aman más a Jesús que al mundo, se deleitarán al hablar de él como de su mejor amigo, en quien concentran los más caros afectos. El acudió en su auxilio cuando ellos se sintieron perdidos y a punto de perecer. Cuando estaban cansados y agobiados por el pecado, se volvieron hacia él. El quitó su carga de la culpabilidad del pecado... y desvió toda la corriente de sus afectos. Aborrecen ahora las cosas que una vez amaron, y aman las cosas que aborrecían.4Joyas de los Testimonios 1:51-53. 

Dependamos de nuestro abogado divino


Dependamos de nuestro abogado divino, 2 de marzo

Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar!, porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo. Apocalipsis 12:12. SSJ 68.1
Los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús sentirán la ira del dragón y de su hueste. Satanás considera súbditos suyos a los habitantes del mundo; ha obtenido el dominio de las iglesias apóstatas; pero ahí está ese pequeño grupo que resiste su supremacía. Si él pudiese borrarlo de la tierra, su triunfo sería completo. Así como influyó en las naciones paganas para que destruyesen a Israel, pronto incitará a las potestades malignas de la tierra a destruir al pueblo de Dios. Todo lo que se requerirá será que rinda obediencia a los edictos humanos en violación de la ley divina. Los que quieran ser fieles a Dios y al deber serán amenazados, denunciados y proscritos. Serán traicionados por “padres, y hermanos, y parientes, y amigos”. Lucas 21:16. SSJ 68.2
Su única esperanza se cifra en la misericordia de Dios; su única defensa será la oración. Así como Josué intercedía delante del ángel, la iglesia remanente, con corazón quebrantado y fe ferviente, suplicará perdón y liberación por medio de Jesús su Abogado. Sus miembros serán completamente conscientes del carácter pecaminoso de su vida, verán su debilidad e indignidad, y mientras se miren a sí mismos, estarán por desesperar. SSJ 68.3
El tentador estará listo para acusarlos como estaba listo para resistir a Josué. Señalará sus vestiduras sucias, su carácter deficiente. Presentará su debilidad e insensatez, su pecado de ingratitud, cuán poco semejantes a Cristo son, lo cual ha deshonrado a su Redentor. Se esforzará por espantar a las almas con el pensamiento de que su caso es desesperado, de que nunca se podrá lavar la mancha de su contaminación. Esperará destruir de tal manera su fe que se entreguen a sus tentaciones, se desvíen de su fidelidad a Dios y reciban la marca de la bestia... SSJ 68.4
Pero aunque los seguidores de Cristo han pecado, no se han entregado al dominio del mal. Han puesto a un lado sus pecados, han buscado al Señor con humildad y contrición, y el Abogado divino intercede en su favor. El que ha sido el más ultrajado por su ingratitud, el que conoce sus pecados y también su arrepentimiento, declara: “¡Jehová te reprenda, oh Satán! Yo di mi vida por estas almas. Están esculpidas en las palmas de mis manos”.—Joyas de los Testimonios 2:175-177. SSJ 68.5

El pecador arrepentido es aceptado en Cristo


El pecador arrepentido es aceptado en Cristo, 2 de marzo

Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios. Hebreos 9:24. RJ 67.1
Cristo es nuestro sacrificio, nuestro sustituto, nuestra garantía, nuestro intercesor divino; El fue hecho por nosotros justificación, santificación y redención. “Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios”. RJ 67.2
La intercesión de Cristo en nuestro favor presenta sus méritos divinos al ofrecerse a sí mismo al Padre como nuestro sustituto y garante; pues ascendió a lo alto para expiar nuestras transgresiones... “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”. 1 Juan 4:10. “Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”. Hebreos 7:25. RJ 67.3
De estos pasajes resulta claro que no es la voluntad de Dios que usted desconfíe y torture su alma con el temor de que Dios no lo aceptará por ser pecador e indigno... Presente su caso ante El, invocando los méritos de la sangre vertida en la cruz del Calvario en su favor. Satanás lo acusará de ser un gran pecador, y usted tendrá que admitir que lo es, pero puede decir: “Sé que soy un pecador, y por eso necesito un Salvador. Jesús vino al mundo a salvar pecadores. ‘La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado’... No tengo méritos o bondad con que reclamar la salvación, pero presento delante de Dios la sangre plenamente expiatoria del inmaculado Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Ese es mi único argumento. El nombre de Jesús me da acceso al Padre. Sus oídos y su corazón están atentos a mi más débil súplica, y El satisface mis necesidades más profundas”... RJ 67.4
La justicia de Cristo hace que el pecador penitente sea aceptable ante Dios y obra su justificación. No importa cuán pecadora haya sido su vida, si cree en Jesús como su Salvador personal, se halla delante de Dios vestido con el manto inmaculado de la justicia imputada de Cristo. RJ 67.5
El pecador que estaba hace tan poco tiempo muerto en transgresiones y pecado revive por la fe en Cristo. Por fe ve que Jesús es su Salvador, que vive para siempre y que puede salvar hasta lo sumo a todos los que se acercan a Dios por medio de El. En la expiación hecha por El el pecador ve tal anchura, longitud, profundidad y altura de capacidad—ve una salvación tan completa, comprada a un precio tan infinito—, que su alma se llena de alabanza y gratitud.—The Signs of the Times, 4 de julio de 1892. RJ 67.6

El arrepentimiento como primer fruto


El arrepentimiento como primer fruto, 2 de marzo

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Salmos 51:1, 2. RP 72.1
El arrepentimiento es uno de los primeros frutos de la gracia salvadora. En sus lecciones al hombre caído, nuestro gran Maestro presenta el poder viviente de su gracia afirmando que, en virtud a ella, el hombre y la mujer pueden experimentar la pureza y la santidad de la nueva vida. Quien viva esta experiencia desarrollará los principios del reino de los cielos. Al enseñar acerca de Dios, conduce a otros a andar por caminos rectos. No llevará al cojo a transitar por senderos de incertidumbre. La obra del Espíritu Santo identifica al que es participante de la naturaleza divina. Cada creyente en quien obra el Espíritu de Cristo recibe tan generoso abastecimiento de la rica gracia, que los incrédulos no pueden menos que reconocer que esa persona es controlada y sustentada por el poder divino; esto los inspira a glorificar a Dios. RP 72.2
Pese a todas las invitaciones de Cristo, lamentablemente hay personas que continúan manifestando rasgos de impiedad. A ellos Dios les dice: “¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza... Volveos a mi reprensión; he aquí que yo derramaré mi Espíritu sobre vosotros, y os haré saber mis palabras”. Proverbios 1:22, 23. RP 72.3
El arrepentimiento del pecado es el primer fruto de la actuación del Espíritu Santo en la vida. Es el único proceso mediante el cual la infinita pureza refleja la imagen de Cristo en sus redimidos. En él habita toda la plenitud. La ciencia que no está en armonía con Jesús es sin valor. El mismo nos enseña a reputar como pérdida todas las cosas por la excelencia del conocimiento de Jesús nuestro Señor. Este conocimiento es la más elevadas de todas las ciencias que el hombre puede alcanzar.—Manuscrito 28, 1905. RP 72.4

El precioso tesoro de la fe


El precioso tesoro de la fe, 2 de marzo

Gracia y paz os sea multiplicada en el conocimiento de Dios, y de nuestro Señor Jesús. Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos sean dadas de su divina potencia, por el conocimiento de aquel que nos ha llamado por su gloria y virtud. 2 Pedro 1:2, 3. NEV 69.1
“Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado fe igualmente preciosa con nosotros en la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo: ... Por las cuales nos son dadas preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas fueseis hechos participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que está en el mundo por concupiscencia”. 2 Pedro 1:1-4. NEV 69.2
“Fe igualmente preciosa” ... esta es una fe genuina. No es una fe infructífera. La fe verdadera y salvadora es un tesoro precioso, de inestimable valor. No es superficial. Los justos viven, por la fe, una vida cristiana verdaderamente espiritual. Es mediante la fe como se recorren uno a uno los peldaños de la escalera del progreso. La fe debe ser cultivada. Une la naturaleza humana con la divina. NEV 69.3
La vida de obediencia a todos los mandamientos de Dios es una vida de progreso, una vida de constante avance. Cuando los elegidos, que son preciosos, han aumentado su comprensión de la obra mediadora de Jesucristo, ven las ricas promesas que se obtienen a través de la justicia de Cristo, y se apoderan de ellas. Cuanto más reciben de la gracia divina, tanto más trabajan en el plan que los lleva a aumentarla. NEV 69.4
“Gracia y paz” serán multiplicadas “en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús”. Aquí está la fuente de todo poder espiritual, y la fe debe ser ejercida constantemente, porque toda vida espiritual procede de Cristo. El conocimiento de Dios inspira fe en él, como el único canal que ha de traer las bendiciones del cielo al alma, elevando, ennobleciendo y refinando esa alma, cuando—mediante el conocimiento de Dios—sea llevada hacia las elevadas adquisiciones de gloria y virtud. “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos serán dadas de su divina potencia, por el conocimiento de aquel que nos ha llamado por su gloria y virtud”.—Manuscrito 13, 1884. NEV 69.5

Cristo en su trono es sacerdote


Cristo en su trono es sacerdote, 2 de marzo

Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Hebreos 4:14. MGD 69.1
En el templo celestial, la morada de Dios, su trono está asentado en juicio y en justicia. En el lugar santísimo está su ley, la gran regla de justicia por la cual es probada toda la humanidad. El arca, que contiene las tablas de la ley, está cubierta con el propiciatorio, ante el cual Cristo ofrece su sangre a favor del pecador. Así se representa la unión de la justicia y de la misericordia en el plan de la redención humana... MGD 69.2
Como sacerdote, Cristo está sentado ahora con el Padre en su trono. En el trono, en compañía del Dios eterno que existe por sí mismo, está Aquel que “ha llevado nuestros padecimientos, y con nuestros dolores... se cargó” (Isaías 53:4), quien fue “tentado en todo punto, así como nosotros, mas sin pecado”. Hebreos 4:15... “Si alguno pecare, abogado tenemos para con el Padre, a saber, a Jesucristo el Justo”. 1 Juan 2:1 (VM). Su intercesión es la de un cuerpo traspasado y quebrantado y de una vida inmaculada. Las manos heridas, el costado abierto, los pies desgarrados, abogan en favor del hombre caído, cuya redención fue comprada a tan infinito precio.—El Conflicto de los Siglos, 467-469. MGD 69.3
La intercesión de Cristo por el hombre en el santuario celestial es tan esencial para el plan de la salvación como lo fue su muerte en la cruz... De los defectos de carácter se vale Satanás para intentar dominar toda la mente, y sabe muy bien que si se conservan estos defectos, lo logrará. De ahí que trate constantemente de engañar a los discípulos de Cristo con su fatal sofisma de que les es imposible vencer. Pero Jesús aboga en su favor con sus manos heridas, su cuerpo quebrantado, y declara a todos los que quieran seguirle: “Bástate mi gracia”. 2 Corintios 12:9... Nadie considere, pues, sus defectos como incurables. Dios concederá fe y gracia para vencerlos.—Ibid. 543, 544. MGD 69.4

La ambición acarrea dolor


La ambición acarrea dolor, 2 de marzo

La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella. Proverbios 10:22. FV 69.1
“Antes de su rebelión era Lucifer en el cielo un excelso y alto ángel inmediato en categoría al amado Hijo de Dios. Su aspecto, lo mismo que el de los demás ángeles, era benigno y denotaba felicidad. Su frente, alta y espaciosa, indicaba poderosa inteligencia. Su figura era perfecta, y su porte noble y majestuoso. De su semblante irradiaba una luz especial, que resplandecía a su alrededor con mayor esplendor y hermosura que en torno de los demás ángeles. Sin embargo, Cristo, el amado Hijo de Dios, tenía la preeminencia sobre todas las huestes angélicas. Era uno con el Padre antes de que fuesen creados los ángeles.... FV 69.2
“Lucifer sentía envidia y celos de Jesucristo. Sin embargo, cuando todos los ángeles se inclinaban ante Jesús reconociendo su supremacía, autoridad superior y gobierno justiciero, también se inclinaba Lucifer con ellos; pero su corazón estaba lleno de envidia y odio.”—Testimonios Selectos 2:14. FV 69.3
“En el cielo, Lucifer deseó ser el primero en poder y autoridad; quiso ser Dios, tener el dominio del cielo; y con ese fin ganó a muchos ángeles para su bando. Cuando esta hueste rebelde fue echada de los atrios de Dios, la obra de la rebelión y del egoísmo continuó en la tierra. Tentando a nuestros primeros padres para que se entregasen a la complacencia propia y la ambición, Satanás consiguió su caída; y desde entonces hasta el momento presente, la satisfacción de las ambiciones humanas y de las esperanzas y deseos egoístas, han reportado ruina a la humanidad.”—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 29. FV 69.4
“El que procura glorificarse a sí mismo, se encontrará destituido de la gracia de Dios.”—La Historia de Profetas y Reyes, 43. FV 69.5

Aprendemos de Cristo


Aprendemos de Cristo, 2 de marzo

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Mateo 11:29. HHD 70.1
Solamente con la ayuda del Maestro divino podemos comprender las verdades de la palabra de Dios. En su escuela aprenderemos cómo ser mansos y humildes. El nos revela cómo comprender los misterios de la piedad.—Manuscrito 99, 1902. HHD 70.2
Que todos los que deseen adquirir la más elevada educación, aprendan... que Dios está cerca de todos los que lo buscan de todo corazón. Mientras más contemplamos el carácter de Dios, más humildes llegamos a ser, y más baja es la estimación de nuestro propio yo. Esta es ciertamente la evidencia de que el que eso hace contempla a Dios, y está unido a Jesucristo. A menos que seamos mansos y humildes, no podremos en verdad pretender que tenemos el más mínimo concepto del carácter de Dios. HHD 70.3
Los hombres pueden pensar que poseen cualidades superiores. Sus espléndidos talentos, su gran erudición o elocuencia, su actividad y celo, pueden deslumbrar el ojo, deleitar la fantasía, y despertar la admiración de los que no pueden ver bajo la superficie. Pero a menos que la humildad y la modestia estén vinculadas con esos otros dones, se verá la glorificación y la exaltación propias. A menos que cada cualidad sea consagrada al Señor, a menos que aquellos a quienes el Señor ha confiado sus dones busquen esa gracia que solamente puede obrar para que tales cualidades sean aceptas por Dios, serán considerados por el Señor... como siervos inútiles. “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”... Aquellos cuyo corazón esté ablandado y sometido, que hayan visto las gloriosas manifestaciones del carácter de Dios, no revelarán presunción descuidada... El yo se perderá en la conciencia que tienen de la maravillosa gloria de Dios, y de su propia completa indignidad.—Carta 87, 1896. 

El nacimiento de Cristo es un misterio insondable


El nacimiento de Cristo es un misterio insondable, 2 de marzo

He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel. Isaías 7:14. EJ 69.1
No podemos entender cómo Cristo se hizo un pequeño e indefenso bebé. El pudo haber venido a la tierra con tal hermosura que se diferenciara totalmente de los hijos de los hombres. Su rostro pudo haber sido radiante de luz, y su cuerpo alto y hermoso. Pudo haber venido en una forma tal que encantara a los que lo miraran; pero ésta no fue la forma en la cual Dios planeó que apareciera entre los hijos de los hombres. EJ 69.2
Debía ser semejante a los que pertenecían a la familia humana y a la raza judía. Sus facciones tenían que ser semejantes a las de los seres humanos, y no debía tener tal belleza en su persona que la gente lo señalara como diferente de los demás. Debía venir como miembro de la familia humana y presentarse como un hombre ante el cielo y la tierra. Había venido a tomar el lugar del hombre, a comprometerse en favor del hombre, a pagar la deuda que los pecadores debían. Tenía que vivir una vida pura sobre la tierra, y mostrar que Satanás había dicho una falsedad cuando afirmó que la familia humana le pertenecía a él para siempre, y que Dios no podía arrancarle a los hombres de sus manos. EJ 69.3
Los hombres contemplaron primero a Cristo como un bebé, como un niño... EJ 69.4
Cuanto más pensamos acerca de Cristo convirtiéndose en un bebé sobre la tierra, tanto más admirable parece este tema. ¿Cómo podía ser que el niño indefenso del pesebre de Belén siguiera siendo el divino Hijo de Dios? Aunque no podamos entenderlo, podemos creer que Aquel que hizo los mundos, por causa de nosotros se convirtió en un niño indefenso. Aunque era más encumbrado que ninguno de los ángeles, aunque era tan grande como el Padre en su trono de los cielos, llegó a ser uno con nosotros. En él, Dios y el hombre se hicieron uno; y es en este acto donde encontramos la esperanza de nuestra raza caída. Mirando a Cristo en la carne, miramos a Dios en la humanidad, y vemos en él el brillo de la gloria divina, la imagen expresa de Dios el Padre.—Mensajes Selectos 3:143-144. EJ 69.5
Al contemplar la encarnación de Cristo en la humanidad, quedamos atónitos frente a un misterio insondable que la mente humana no puede comprender. Mientras más reflexionamos acerca de él, más extraordinario nos parece. ¡Cuán vasto es el contraste entre la divinidad de Cristo y el impotente bebecito del pesebre de Belén! ¿Cómo se puede medir la diferencia que hay entre el Dios todopoderoso y un niño impotente? Sin embargo el Creador de los mundos, Aquel en quien moraba la plenitud de la Deidad corporalmente, se manifestó en el desvalido bebé del pesebre. ¡Incomparablemente más elevado que todos los ángeles, igual al Padre en dignidad y gloria, y sin embargo vestido con la ropa de la humanidad! La divinidad y la humanidad se hallaban combinadas misteriosamente, y el hombre y Dios fueron uno solo. En esta unión es donde encontramos la esperanza de la raza caída.—The Signs of the Times, 30 de julio de 1896. EJ 69.6

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¡Maranata: El Senor Viene!

Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374