Glorificado ante el universo


Glorificado ante el universo, 29 de marzo

Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. Juan 17:4. EJ 96.1
Al resucitar a Cristo de los muertos, el Padre glorificó a su Hijo delante de la guardia romana, delante de las huestes satánicas, y delante del universo celestial. Un ángel poderoso descendió, vestido con la panoplia del cielo, ahuyentando las tinieblas a su paso, y después de romper el sello romano hizo rodar la piedra del sepulcro como si hubiera sido un pedrusco, deshaciendo en un instante el trabajo que había realizado el enemigo. Se oyó la voz de Dios que llamaba a Cristo de su prisión. La guardia romana vio a los ángeles celestiales postrarse reverentemente delante de Aquel a quien ellos habían crucificado, en tanto que el Señor proclamaba sobre el sepulcro abierto de José: “Yo soy la resurrección y la vida”. ¿Podemos sorprendernos ante el hecho de que los soldados cayeran en tierra como muertos? EJ 96.2
La ascensión de Cristo al cielo, en medio de una nube de ángeles celestiales, lo glorificó. Su gloria encubierta brilló con todo el fulgor que el hombre mortal podía soportar y vivir. Vino a este mundo como hombre; ascendió a su hogar celestial como Dios. Su vida humana estuvo llena de tristeza y dolor, debido al cruel rechazo que sufrió de parte de aquellos a quienes vino a salvar; pero al hombre se le permitió verlo fortalecido, al observar su ascensión gloriosa y triunfal rodeado por una hueste de ángeles. Al mismo ser celestial que anunció su advenimiento al mundo se le permitió asistirle en su ascensión, y demandar una entrada triunfal para el Ser real y glorificado: “Alzad, oh puertas, vuestras cabezas—exclaman al acercarse a los portales celestiales—... ¿Quién es este Rey de gloria?” Y de millares y diez millares de voces procede la respuesta: “Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla”. Salmos 24:6-7. EJ 96.3
De ese modo fue contestada la oración de Cristo. Fue glorificado con la gloria que tenía con su Padre antes que el mundo fuese. Pero en medio de esta gloria Cristo no pierde de vista a los suyos que trabajan y luchan sobre la tierra. Tiene que hacerle un pedido a su Padre. Le pide a la hueste celestial que se aparte hasta que él queda en presencia directa de Jehová, y entonces le ofrece su petición en favor de sus escogidos. EJ 96.4
“Padre—le dice—, aquellos que me has dado, quiero que donde yo esté, también ellos estén conmigo”. Juan 17:24. Entonces el Padre declara: “Adórenle todos los ángeles de Dios”. Hebreos 1:6. La hueste celestial se postra delante de él y eleva un canto de triunfo y de regocijo. La gloria rodeó al Rey del cielo y fue vista por todas las inteligencias celestiales. Las palabras no pueden describir la escena que tuvo lugar cuando el Hijo de Dios fue reinstaurado públicamente al lugar de honor y gloria al cual había renunciado voluntariamente cuando aceptó la humanidad.—The Signs of the Times, 10 de mayo de 1899. EJ 96.5

Cantos de alabanza


Cantos de alabanza, 29 de marzo

Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos y temerán. Salmos 40:3. ELC 97.1
He pensado con cuánto gozo mirarían los ángeles desde el cielo sobre nosotros si todos alabáramos a Dios y morásemos en Cristo. Si, en verdad, hay gozo pleno para el cristiano, ¿por qué no lo poseeremos y lo manifestaremos al mundo? ... ELC 97.2
Dentro de muy poco Cristo vendrá en poder y gran gloria, y, ¡qué terrible será si no estamos listos! Preparémonos de una vez. Separad el mal de vosotros, comenzad a cantar el canto de alabanza y a regocijaros aquí abajo... Entonen vuestros labios alabanzas a Dios... ELC 97.3
Los ángeles en el cielo están alabando a Dios todo el tiempo, y aquí hay mortales por los cuales Cristo dejó el celeste hogar y sufrió burlas, insultos y muerte para llevarnos a morar con él en los lugares celestiales, y ellos no ofrecen canto de alabanza. ELC 97.4
Si estáis sentados en los lugares celestiales con Cristo, no podréis dejar de alabar a Dios. Comenzad a educar vuestras lenguas para alabarlo, y enseñadles a vuestros corazones a hacer melodías para Dios; y cuando el maligno comience a echar sombras a vuestro alrededor, cantad alabanza a Dios. Cuando las cosas anden mal en vuestros hogares, elevad una canción a las incomparables virtudes del Hijo de Dios, y os digo que cuando toquéis estos acentos, Satanás os dejará. Podréis echar afuera al enemigo con su tristeza; ... y veréis con mucho mayor claridad el amor y la compasión de vuestro Padre celestial.—The Review and Herald, 5 de agosto de 1890. ELC 97.5
Los que entran en sagrada relación con el Dios del cielo no son dejados en la debilidad y flaqueza de su naturaleza... Se regocijan en la “bienaventurada esperanza y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”. Tito 2:13. Anhelan ver al Rey en su hermosura, a los ángeles que nunca cayeron y el país de eterna belleza*.—The Review and Herald, 16 de septiembre de 1890. ELC 97.6

Las circunstancias no debieran controlarnos


Las circunstancias no debieran controlarnos, 29 de marzo

“Y aconteció que desde cuando le dio el encargo de su casa y de todo lo que tenía, Jehová bendijo la casa del egipcio a causa de José, y la bendición de Jehová estaba sobre todo lo que tenía, así en casa como en el campo. Y dejó todo lo que tenía en mano de José, y con él no se preocupaba de cosa alguna sino del pan que comía”. Génesis 39:5, 6. CT 97.1
Hay muchos que culpan a las circunstancias y arguyen, con el fin de excusar su condición, que están en una posición adversa, pues fueron arrojados en una sociedad conformada por personas irreligiosas, autoindulgentes e intemperantes. Pero, no te dejes engañar. Tú puedes configurar el medio en que te encuentras en vez de inclinarte y permitir que las circunstancias modelen tu carácter. La vida de piedad ha de soportar la prueba, pues tiene una raíz viva que la sustenta, una fuente de la que puede nutrirse. CT 97.2
La corrupción del corazón humano es la que lo induce a amar una sociedad negligente y profana. El verdadero secreto de los genuinos seguidores de Cristo y de su integridad es que aman la verdad y la justicia. Su gusto moral no está depravado y aunque asediados por la maldad, el trabajo profundo que hizo la verdad en sus corazones ha de guardar su alma constante y leal a Dios aún en medio de las peores circunstancias. Este es el fruto que crece en el árbol de la vida cristiana, la fe que percibe la presencia y la ayuda divina en todo momento. Hay un temor constante de desagradar al Dios que se honra y se ama. Este fue el principio que preservó a José en medio de la tentación. Debes cultivar una fe genuina en Dios, en su bondad y en su presencia. Debes orar como nunca antes lo has hecho. CT 97.3
Alberto [un amigo] no es de ayuda para ti, ni tú lo eres para él, pues no ejerces una influencia benéfica. Tu influencia fortalece las tentaciones del enemigo, los conduce a ambos a alejarse de la verdad, de la pureza y de la santidad. Los ángeles se ruborizan por tus palabras y acciones. Han llegado a ser una tentación el uno para el otro. Ambos necesitan humillar sus almas a los pies de la cruz y aprender la humildad y la mansedumbre del corazón. Es la genuina devoción entretejida en el carácter la que hará que los jóvenes sean una luz en el mundo... CT 97.4
¡Cuán poco temor de Dios hay!... Hay algunos que se asemejan a los hombres y mujeres que ayudaron a construir el arca. Escuchan la verdad; tienen todas las ventajas para llegar a ser personas de integridad moral, sin embargo, no eligen la sociedad de los buenos, sino de los corruptos. Si hay una influencia que no es del cielo, se ponen de su lado y se unen a ellos, y aunque han desempeñado una función en la preparación de la verdad que ha de preparar a un pueblo para estar en pie en el día del Señor, perecerán en la ruina como los carpinteros que ayudaron a Noé a construir el arca. ¡Dios te ayude a no pertenecer a este grupo!—Carta 36, 1887. CT 97.5

Una corona para cada santo


Una corona para cada santo, 29 de marzo

Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Santiago 1:12. DNC 97.1
Vi un gran número de ángeles que traían de la ciudad gloriosas coronas, una corona para cada santo, con su nombre escrito encima. Cuando Jesús pedía las coronas, los ángeles se las presentaban, y con su propia mano derecha, el amante Salvador las colocaba sobre las cabezas de los santos. Del mismo modo, los ángeles trajeron arpas y Jesús se las entregó a los santos. Los ángeles directores dieron primeramente la nota, y entonces todas las voces se elevaron en agradecida y alegre alabanza y todas las manos pulsaron hábilmente las cuerdas de las arpas arrancando de ellas una música melodiosa de tonos ricos y perfectos... DNC 97.2
Dentro de la ciudad había todo lo que podía deleitar la vista. Se podía contemplar doquiera la esplendorosa gloria. Entonces Jesús contempló a sus redimidos; sus rostros estaban radiantes de gloria; y mientras fijaba en ellos sus ojos amantes, dijo con voz sonora y musical: “Contemplo el trabajo de mi alma y estoy satisfecho. Esta gloria esplendorosa es vuestra para que la disfrutéis eternamente. Vuestros pesares han terminado. Ya no habrá muerte, ni dolor, ni llanto, ni enfermedad”... DNC 97.3
Luego vi que Jesús conducía a su pueblo hacia el árbol de la vida... En el árbol de la vida había hermosísimos frutos, de los cuales los santos podían servirse libremente. En la ciudad había un trono sumamente glorioso, del que manaba un río puro de agua viva, clara como el cristal. A cada lado del río estaba el árbol de la vida, y en las márgenes había otros hermosos árboles que daban frutos... DNC 97.4
El lenguaje humano es demasiado pobre para intentar la descripción del cielo. Cuando la escena aparece delante de mí, me abruma el asombro. Arrobada por ese resplandor insuperable y esa excelsa gloria, dejo caer la pluma y exclamo: “¡Oh, qué amor, qué maravilloso amor!” Las palabras más sublimes no alcanzan a describir la gloria del cielo ni las incomparables profundidades del amor del Salvador.* DNC 97.5

Quejándose nuevamente


Quejándose nuevamente, 29 de marzo

Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto. Éxodo 16:2. CV 94.1
Muchos recuerdan a los israelitas de antaño, y se maravillan de su incredulidad y murmuración, creyendo que ellos no habrían sido tan ingratos; pero cuando se prueba su fe, aun en las menores dificultades, no manifiestan más fe o paciencia que los antiguos israelitas.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 299. CV 94.2
El Señor les había prometido ser su Dios, hacerlos su pueblo, y guiarlos a una tierra grande y buena; pero siempre estaban dispuestos a desmayar ante cada obstáculo que encontraban en su marcha hacia aquel lugar... Olvidaron su amarga servidumbre en Egipto. Olvidaron las bondades y el poder que Dios había manifestado en su favor al liberarlos de la esclavitud. Olvidaron cómo sus hijos se habían salvado cuando el ángel exterminador dio muerte a todos los primogénitos de Egipto. Olvidaron la gran demostración del poder divino en el mar Rojo. Olvidaron que mientras ellos habían cruzado con felicidad el sendero abierto especialmente para ellos, los ejércitos enemigos, al intentar perseguirlos, se habían hundido en las aguas del mar. Veían y sentían tan sólo las incomodidades y pruebas que estaban soportando, y en lugar de decir: “Dios ha hecho grandes cosas con nosotros, ya que habiendo sido esclavos, nos hace una nación grande”, hablaban de las durezas del camino, y se preguntaban cuándo terminaría su tedioso peregrinaje. CV 94.3
La historia de la vida de Israel en el desierto fue escrita para beneficio del Israel de Dios hasta el fin del tiempo. El relato de cómo trató Dios a los peregrinos en todas sus idas y venidas por el desierto, en su exposición al hambre, a la sed y al cansancio, y en las destacadas manifestaciones de su poder para aliviarlos, está lleno de advertencias e instrucciones para su pueblo de todas las edades. Las variadas experiencias de los hebreos eran una escuela destinada a prepararlos para su prometido hogar en Canaán. Dios quiere que su pueblo de estos días repase con corazón humilde y espíritu dócil las pruebas a través de las cuales el Israel antiguo tuvo que pasar, para que le ayuden en su preparación para la Canaán celestial.—Ibid. 298, 299.* CV 94.4

Demos de lo que hemos recibido


Demos de lo que hemos recibido, 29 de marzo

El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado. Proverbios 11:25. CDCD 95.1
La generosidad es una de las virtudes que nos infunde el Espíritu Santo, y cuando el profeso pueblo de Dios priva al Señor de los diezmos y las ofrendas, experimenta una pérdida espiritual. El Señor no recompensa la mezquindad. Invita a su pueblo a que lo honre con sus bienes y con las primicias de todos sus frutos. CDCD 95.2
No se puede trazar una regla para cada caso, porque si lo hiciéramos, muchas veces desanimaríamos al dador. Hay que tomar en cuenta las circunstancias en que se encuentran algunos, y que Dios permite por alguna razón. El Señor espera que el hombre dé de lo que tiene, y no de lo que no tiene. Para algunos la décima parte de sus entradas no sería la proporción adecuada de lo que debería dar al Señor, mientras que para otros sería perfectamente aceptable. CDCD 95.3
¡Cuántos están perdiendo ricas bendiciones y se están convirtiendo en enanos espirituales porque privan al Señor de lo que le pertenece! El enemigo de Dios y el hombre obra constantemente para desviar los tesoros que pertenecen a Dios, para deleite, honra y gloria del ser humano. Los hombres dicen: Las necesidades de mi familia requieren que compre esto y aquéllo, y la casa se llena de comodidades tales como muebles, ropas y manjares. No ponen límite a sus deseos cuando, si lo hicieran, recibirían bendiciones ellos mismos y para sus familiares. CDCD 95.4
Dios nos ha hecho sus mayordomos, colaboradores suyos en la gran obra de promover el progreso de su reino en la tierra. Podemos seguir la conducta del mayordomo infiel, y al hacerlo así perder los más preciosos privilegios jamás concedidos a los hombres. Por miles de años ha obrado Dios por medio de instrumentos humanos, pero a su arbitrio puede dejar de lado al egoísta, al amante del dinero y al codicioso. Puede darle impulso a su obra sin nuestra participación. Pero, ¿quién entre nosotros se sentiría complacido si el Señor lo hiciera?... CDCD 95.5
Dios lee cada pensamiento del corazón, cada impulso de la mente. Si no estamos dispuestos a dar generosamente, nos estamos burlando de él.—Manuscrito 47, del 29 de marzo de 1899, “Dios ama al dador alegre”. CDCD 95.6

Avance continuo


Avance continuo, 29 de marzo

Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Filipenses 3:13, 14. ATO 100.1
Es deber de toda persona que profesa ser cristiana mantener sus pensamientos bajo el control de la razón, y obligarse a ser animosa y feliz. No importa cuán amarga pueda ser la causa de su pena, debiera cultivar un espíritu de reposo y quietud en Dios. El descanso que está en Cristo Jesús, la paz de Cristo, ¡cuán preciosa es! ¡Cuán sanadora es su influencia, cuán suavizadora es al alma oprimida! No importa cuán oscura sea su perspectiva, albergue un espíritu de esperanza para bien. Mientras que el buen ánimo, una aceptación calmada y la paz contribuirán a la felicidad y salud de otros, serán también del mayor beneficio para uno mismo. La tristeza y el hablar de cosas poco gratas estimulan las escenas desagradables, las que a su vez hacen repercutir sobre uno mismo su efecto pernicioso. Dios desea que olvidemos todas estas cosas, que no miremos hacia abajo sino hacia arriba. ¡Hacia arriba! ATO 100.2
La tristeza entorpece la circulación en los vasos sanguíneos y en los nervios, y también retarda la acción del hígado. Obstaculiza el proceso de la digestión y también el de la nutrición y tiene una tendencia a minar todo el organismo... ATO 100.3
A menudo los propósitos de Dios están velados en el misterio. Resultan incomprensibles para las mentes finitas, pero Aquel que ve el fin desde el principio conoce las cosas mejor de lo que las conocemos nosotros. Lo que necesitamos es limpiarnos de toda mundanalidad, a fin de perfeccionar nuestro carácter cristiano de tal manera que el manto de la justicia de Cristo sea colocado sobre nosotros... ATO 100.4
La fe, la paciencia, la clemencia, la actitud mental celestial, la confianza en nuestro sabio Padre celestial, son las flores perfectas que maduran en medio de las nubes de chascos y aflicciones. ATO 100.5
La orden que la Providencia dirige al pueblo de Dios es que avance, que progrese. El sendero de la santidad es de avance continuo, elevándose más alto y más alto aún en el conocimiento y en el amor de Dios. El cumplimiento de las promesas de Dios será correspondiente a la fe y la obediencia de su pueblo Dios es inmutable; el mismo ayer, hoy y para siempre. La fe debe ser ejercitada en todas nuestras oraciones, porque no ha perdido su poder así como tampoco la obediencia humilde ha perdido su recompensa. Si nuestros hermanos que profesan creer en la verdad mostraran su fe por sus obras, honrarían a Dios y serían capacitados para convencer a muchas almas de que ellos tienen la verdad, porque de acuerdo a su fe y a su obediencia percibirían el cumplimiento de las promesas de Dios y serían dotados con poder de lo alto.—Carta 1, del 29 de marzo de 1883, dirigida a J. N. Andrews, nuestro primer misionero, que estaba muriendo de tuberculosis en Suiza.* ATO 100.6

Modelados de acuerdo con el carácter de Cristo


Modelados de acuerdo con el carácter de Cristo, 29 de marzo
Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. 2 Corintios 3:18. AFC 94.2
Cuando un hombre se aparta de las imperfecciones humanas y contempla a Jesús, se realiza en su carácter una transformación divina. Fija sus ojos sobre Cristo como sobre un espejo que refleja la gloria de Dios y al contemplarlo, se transforma a la misma imagen, de gloria en gloria, como por el Espíritu del Señor... AFC 94.3
Apartad vuestros ojos de las imperfecciones de otros, y fijadlos firmemente en Cristo. Estudiad su vida y carácter con corazón contrito. Necesitáis no solo ser iluminados, sino vivificados para que podáis ver el banquete que está delante de vosotros y para que comáis y bebáis la carne y sangre del Hijo de Dios, que es su Palabra. Gustando la buena Palabra de vida, alimentándoos con el Pan de vida, podréis ver el poder de un mundo venidero y ser nuevas criaturas en Cristo Jesús. AFC 94.4
El Espíritu Santo revela a Cristo en la mente y la fe se posesiona de él. Si aceptáis a Cristo como a vuestro Salvador personal, conoceréis por experiencia el valor del gran sacrificio hecho en vuestro favor en la cruz del Calvario. El Espíritu de Cristo, al obrar sobre el corazón, lo conforma a su imagen; pues Cristo es el modelo sobre el cual trabaja el Espíritu... AFC 95.1
Poseer a Cristo es vuestra primera obra, y revelarlo como Aquel que puede salvar hasta lo sumo a todos los que se le allegan, es vuestra obra que le sigue en importancia. Servir al Señor de todo corazón es honrar y glorificar su nombre ocupándoos de cosas santas, teniendo la mente llena de las verdades vitales reveladas en su santa Palabra. AFC 95.2
La bondad, la humildad, la mansedumbre y el amor son los atributos del carácter de Cristo. Si tenéis el espíritu de Cristo, vuestro carácter se modelará a semejanza del suyo.—Carta 74, 1897. AFC 95.3

Entrada destacada

¡Maranata: El Senor Viene!

Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374