Reflejemos a Jesús


La santificación abarca el ser entero, 11 de marzo https://ift.tt/yRgQK8Y Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 1 Tesalonicenses 5:23. La santificación expuesta en las Santas Escrituras abarca todo el ser: espíritu, cuerpo y alma. San Pablo rogaba por los tesalonicenses, que su “ser, espíritu, alma y cuerpo” fuese “guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”. Y vuelve a escribir a los creyentes: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios”. Romanos 12:1. En tiempos del antiguo Israel, toda ofrenda que se llevaba a Dios era cuidadosamente examinada. Si se descubría un defecto cualquiera en el animal presentado, se lo rechazaba, pues Dios había mandado que las ofrendas fuesen “sin mancha”. Así también se pide a los cristianos que presenten sus cuerpos en “sacrificio vivo, santo, agradable a Dios”. Para ello, todas sus facultades deben conservarse en la mejor condición posible. Toda costumbre que tienda a debilitar la fuerza física o mental incapacita al hombre para el servicio de su Creador. ¿Y se complacerá Dios con menos de lo mejor que podamos ofrecerle? Cristo dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón”. Los que aman a Dios de todo corazón desearán darle el mejor servicio de su vida y tratarán siempre de poner todas las facultades de su ser en armonía con las leyes que aumentarán su aptitud para hacer su voluntad. No debilitarán ni mancharán la ofrenda que presentan a su Padre celestial abandonándose a sus apetitos o pasiones. San Pedro dice: “Os ruego... que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma”. 1 Pedro 2:11. Toda concesión hecha al pecado tiende a entorpecer las facultades y a destruir el poder de percepción mental y espiritual, de modo que la Palabra o el Espíritu de Dios ya no pueden impresionar sino débilmente el corazón. San Pablo escribe a los corintios: “Limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”. 2 Corintios 7:1. Y entre los frutos del Espíritu—“amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre”—incluye la “templanza”. Gálatas 5:22, 23. A pesar de estas inspiradas declaraciones, ¡cuántos cristianos de profesión están debilitando sus facultades en la búsqueda de ganancias o en el culto que tributan a la moda, cuántos están envileciendo en su ser la imagen de Dios, con la glotonería, las bebidas espirituosas, los placeres ilícitos!... Aquel cuyo cuerpo es el templo del Espíritu Santo no se dejará esclavizar por ningún hábito pernicioso. Sus facultades pertenecen a Cristo que lo compró con precio de sangre.—el Conflicto de los Siglos, 527-529.

Nuestra Elevada Vocacion


El privilegio de la seguridad, 11 de marzo https://ift.tt/mj69B2T Y en esto conocemos que somos de la verdad, y tenemos nuestros corazones certificados delante de él. 1 Juan 3:19. Quisiera impresionar a nuestros jóvenes y señoritas con la necesidad de hacer segura nuestra vocación y elección. Os ruego que no hagáis una obra casual o incierta, cuando vuestros intereses eternos están implicados. Si hacéis asi perdéis la felicidad, la paz, el consuelo y la esperanza en esta vida, y perdéis también vuestra herencia inmortal. Jóvenes amigos, estáis destinados al juicio, y mediante la gracia de Cristo debéis rendir obediencia a los mandamientos de Dios, y diariamente obtener fortaleza de carácter, de modo que no falléis o seáis desanimados. Abundante gracia divina ha sido provista para cada alma, para que cada uno pueda entrar en el conflicto, y salir victorioso. No seáis perezosos; no os hagáis la ilusión de que podéis ser salvos andando de acuerdo con los rasgos naturales de vuestro carácter—que podéis derivar con la corriente del mundo, y gratificar y agradar al yo, y todavía ser capaces de soportar las fuerzas del mal en tiempo de crisis, y salir victoriosos cuando la batalla arrecia. ... Debéis aprender cada día a obedecer las órdenes del Capitán de la hueste celestial. Mis jóvenes amigos, ¿oráis? ¿Os estáis educando para ofrecer peticiones en demanda de pensamientos puros, aspiraciones santas, con un corazón puro y manos limpias? ¿Estáis educando vuestros labios para cantar alabanzas a Dios, y estáis buscando hacer la voluntad divina? Esta es la clase de educación que será de mayor valor para vosotros. Ella os guiará en la formación de un carácter semejante al de Cristo.—The Youth’s Instructor, 7 de noviembre de 1895. No os sentéis en la cómoda silla de Satanás, y no digáis que de nada vale que os esforcéis, porque no podéis dejar de pecar, y que no hay poder en vosotros para vencer. No hay poder en vosotros cuando estáis alejados de Cristo, pero tenéis el privilegio de tener a Cristo morando en vuestro corazón por fe, y él puede vencer el pecado en vosotros cuando cooperáis con sus esfuerzos. ... Podéis ser epístolas vivas, conocidas y leídas por todos los hombres. No debéis ser cartas muertas, sino cartas vivas, que testifiquen ante el mundo que Jesús puede salvar.—The Youth’s Instructor, 29 de junio de 1893.

La Fe por la Cual Vivo


La primera promesa de redención, 10 de marzo https://ift.tt/85Tz6eD Y enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. Génesis 3:15. “La primera indicación que el hombre tuvo acerca de su redención la oyó en la sentencia pronunciada contra Satanás en el huerto. El Señor declaró. ‘Y enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.’ Esta sentencia, pronunciada en presencia de nuestros primeros padres, fue una promesa para ellos. Mientras predecía la lucha entre el hombre y Satanás, declaraba que el poder del gran adversario sería finalmente destruido.... “Se les aseguró a Adán y a su compañera que a pesar de su gran pecado, no se les abandonaría a merced de Satanás. El hijo de Dios había ofrecido expiar, con su propia vida, la transgresión de ellos. Se les otorgaría un tiempo de gracia y, mediante el arrepentimiento y la fe en Cristo, podrían llegar a ser de nuevo hijos de Dios.”—Historia de los Patriarcas y Profetas, 51, 52. “En cuanto existió el pecado, hubo un Salvador. Cristo sabía que tendría que sufrir y, sin embargo, se ofreció como sustituto del hombre. En cuanto Adán pecó, el Hijo de Dios se ofreció como garantía de la raza humana, con tanto poder para evitar la sentencia pronunciada sobre el culpable, como cuando murió en la cruz del Calvario. “Aunque sobre el futuro se extendió la tristeza y la oscuridad como un paño mortuorio, sin embargo en la promesa del Redentor, la Estrella de esperanza iluminó el oscuro futuro. El Evangelio fue primeramente anunciado a Adán por Cristo. Adán y Eva sintieron verdadero dolor y arrepentimiento por su falta. Creyeron en la preciosa promesa de Dios.” ...—The S.D.A. Bible Commentary 1:1084.

Conflicto y Valor


Aprendizaje en la prisión, 11 de marzo Génesis 39:13-23. https://ift.tt/twEOpYQ Afligieron sus pies con grillos; en cárcel fue puesta su persona. Hasta la hora que se cumplió su palabra, el dicho de Jehová le probó. Salmos 105:18, 19. La fiel integridad de José lo condujo a la pérdida de su reputación y su libertad. Esta es la prueba más severa a la que están sujetos los virtuosos y temerosos de Dios: el vicio parece prosperar mientras que la virtud es pisoteada en el polvo... La religión de José preservó la dulzura de su temperamento y sus sentimientos de cálida y fuerte simpatía hacia la humanidad, no obstante todas sus pruebas... Apenas se incorpora a la vida de presión, saca a relucir todo el fulgor de sus principios cristianos en ejercicio activo; comienza a ser útil a los demás... Está gozoso, porque es un caballero cristiano. Dios lo estaba preparando bajo esta disciplina para una posición de gran responsabilidad, honor, y utilidad, y él estaba ansioso de aprender: bondadosamente aprendió las lecciones que el Señor le enseñó. Aprendió a soportar el yugo en su juventud. Aprendió a gobernar aprendiendo primero a obedecer.—The S.D.A. Bible Commentary 1:1097. El verdadero carácter de José resplandeció aun en la oscuridad del calabozo. Mantuvo firmes su fe y su paciencia; los años de su fiel servicio habían sido compensados de la manera más cruel: no obstante, esto no le volvió sombrío ni desconfiado. Tenía la paz que emana de una inocencia consciente, y confió su caso a Dios... Encontró una obra que hacer, aun en la prisión. Dios le estaba preparando en la escuela de la aflicción, para que fuera de mayor utilidad, y no rehusó someterse a la disciplina que necesitaba. En la cárcel, presenciando los resultados de la opresión y la tiranía, y los efectos del crimen, aprendió lecciones de justicia, simpatía y misericordia que le prepararon para ejercer el poder con sabiduría y compasión... Fue la obra que ejecutó en la prisión, la integridad de su vida diaria, y su simpatía hacia los que estaban en dificultad y congoja, lo que le abrió paso hacia la prosperidad y los honores futuros. Cada rayo de luz que derramamos sobre los demás se refleja sobre nosotros mismos. Toda palabra bondadosa y compasiva que se diga a los angustiados, todo acto que tienda a aliviar a los oprimidos, y toda dádiva que se otorgue a los necesitados, si son impulsados por motivos sanos, resultarán en bendiciones para el dador. Historia de los Patriarcas y Profetas, 195.

Cada Día con Dios


La simpatía del cristiano, 11 de marzo https://ift.tt/kghBF8f Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. Romanos 12:10. No podemos ser nosotros mismos la pauta a la que se tienen que amoldar los demás. Manifestaremos una ternura de corazón y un entusiasmo que brota del alma al promover la felicidad de todos aquellos con quienes nos relacionamos. Debemos eliminar el yo de nuestros planes y sentir la responsabilidad personal de actuar como Cristo lo haría en circunstancias similares a las nuestras. Entonces impresionaremos las mentes de los demás de tal modo que Dios sea glorificado. Como seguidores de Cristo debemos tratar de causar las más favorables impresiones sobre las mentes de todos los que se relacionan con nosotros acerca de la religión que profesamos, y de inspirarles nobles pensamientos. Nuestra influencia, en algunos casos, los beneficiará no sólo ahora, sino por toda la eternidad. Si queremos enseñar a los demás, nosotros mismos deberíamos aprender cada día las lecciones de Cristo. Hay quienes no comprenden la santidad de la obra de Dios. Los menos capaces, los jóvenes más alocados e indolentes, requieren especialmente nuestra consideración y nuestras oraciones. Necesitamos sabiduría especial para saber cómo ayudar a los que parecen descuidados y desconsiderados. David dice: “Tu benignidad me ha engrandecido”. 2 Samuel 22:36; Salmos 18:35. Al dedicarnos a ayudar a los demás, podemos ganar preciosas victorias. Debemos consagrarnos con celo infatigable, con ardiente fidelidad, con abnegación y con paciencia a la obra de estimular a los que necesitan desarrollar su carácter. Las palabras amables y animadoras harán maravillas. Hay muchos que, si se hacen en su favor esfuerzos constantes y entusiastas, sin censuras ni continuas reprimendas, se manifestarán susceptibles de mejorar... Debemos colaborar con el Señor Jesús en la restauración de los ineficientes y equivocados, para que adquieran inteligencia y sagrada pureza. Hemos sido llamados por Dios para manifestar un interés incansable y paciente por la salvación de los que necesitan que el Señor los pula... Dios no negará sabiduría a los que la busquen. Le da gracia a alguno, para que a su vez la imparta a alguna otra alma necesitada.—Carta 94, del 11 de marzo de 1905, dirigida a la Hna. Josefina Gotzian, una viuda adventista dedicada a la filantropía.

Alza tus Ojos


El ministerio de Los Ángeles, 11 de marzo https://ift.tt/JfwIOSi Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo. 2 Reyes 6:17. ¡Cuán pocos consideran la obra de los agentes invisibles! Los hombres desempeñan su parte en favor de Dios o de Satanás; del Príncipe de la luz o del príncipe de las tinieblas. Todo el Cielo está intensamente interesado en los seres humanos que parecen estar llenos de actividad, pero que no dedican pensamiento alguno a las cosas invisibles. Sus pensamientos no se centran en la Palabra de Dios y en sus instrucciones. Si se compenetraran de las Sagradas Escrituras, se asombrarían al comprender que hay agentes invisibles, tanto buenos como malos, que observan cada palabra y acción. Están presentes en toda reunión donde se realizan transacciones comerciales, en concilios y en reuniones dedicadas a la adoración a Dios. Hay más oyentes en esas asambleas públicas que los que pueden ser vistos con los ojos, y todo hombre tiene una obra para hacer. Estos instrumentos invisibles colaboran con Dios o con Satanás, y actúan más poderosa y constantemente de lo que lo hace el hombre. A veces los seres celestiales descorren el velo que oculta lo invisible, a fin de que apartemos nuestras mentes del apresuramiento y comprendamos que hay testigos que observan todo lo que hacemos y decimos cuando estamos ocupados en los negocios o cuando pensamos que estamos solos. El Señor aguzará nuestras percepciones a fin de que comprendamos que estos seres poderosos que visitan nuestro mundo desempeñan una parte activa en toda tarea que nosotros consideramos como nuestra. Esos seres son ángeles ministradores que frecuentemente se presentan bajo la forma de seres humanos. Como si fueran extraños, conversan con quienes están ocupados en la obra de Dios. En lugares solitarios han sido los compañeros de un viajero en peligro. En barcos sacudidos por la tempestad, ángeles bajo la forma humana han dirigido palabras de ánimo para disipar el temor e inspirar esperanza en la hora de peligro, y los pasajeros pensaron que se trataba de alguno de ellos con quien no habían hablado antes. Muchos, bajo diferentes circunstancias, han escuchado las voces de los habitantes de otros mundos que vinieron a desempeñar una parte en esta vida. Estos seres han hablado en asambleas; han realizado obras que hubiera sido imposible que las hicieran instrumentos humanos. Vez tras vez se desempeñaron como generales de ejércitos. Fueron enviados para eliminar pestilencias. Comieron en las mesas de familias humildes. A menudo se presentaron como viajeros cansados que necesitaban abrigo para pasar la noche. Necesitamos comprender mejor de lo que lo hemos hecho la obra de estos visitantes angelicales. Sería muy bueno que aquellos que pretenden ser hijos de Dios recordaran que las palabras que hablan están al alcance del oído de seres celestiales, quienes también contemplan las obras que hacen.—Manuscrito 39, del 11 de marzo de 1898, “El día del ajuste de cuentas”.

A Fin de Conocerle


Un abogado revestido con nuestra naturaleza, 11 de marzo https://ift.tt/XzVo42l Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. 1 Juan 2:1. Las provisiones y concesiones de Dios no tienen límite. Ocupa el trono de la gracia Uno que nos permite llamarle “Padre”... ha colocado ante su altar un Abogado revestido con nuestra naturaleza. Como Intercesor nuestro, su obra oficial es la de presentarnos ante Dios como hijos e hijas. Intercede a favor de los que lo aceptan. Ha pagado el precio de nuestra redención con su propia sangre. Por virtud de sus méritos, él les da el poder para ser miembros de la familia real, hijos del Rey celestial. Y el Padre demuestra su amor infinito por Cristo al recibir y darles la bienvenida a los amigos de Cristo como amigos suyos también. Está satisfecho con la expiación hecha. La encarnación, la vida, muerte e intercesión de su Hijo glorifican su nombre. Nuestras peticiones ascienden al Padre en el nombre de Cristo. Él intercede a favor nuestro, y el Padre abre todos los tesoros de su gracia para que nos apropiemos de ellos, para que los disfrutemos e impartamos a los demás... Cristo es el vínculo entre Dios y el hombre. Ha prometido interceder personalmente por nosotros. Él pone toda la virtud de su justicia del lado del suplicante. Implora a favor del hombre, y el hombre, necesitado de la ayuda divina, implora a favor de sí mismo ante la presencia de Dios, valiéndose de la influencia de Aquel que dio su vida para que el mundo tenga vida. Al reconocer ante Dios nuestro aprecio por los méritos de Cristo, nuestras intercesiones reciben un toque de incienso fragante. Al allegarnos a Dios en virtud de los méritos del Redentor, Cristo nos acerca a su lado, abrazándonos con su brazo humanos, mientras que con su brazo divino se ase del trono del Infinito. Vierte sus méritos, cual suave incienso, dentro del incensario que tenemos en nuestras manos, para dar estímulo a nuestras peticiones. Promete escuchar y contestar nuestras súplicas.—Testimonios para la Iglesia 8:189, 190.

¡Maranata: El Senor Viene!


Se requieren vestiduras blancas, 11 de marzo https://ift.tt/hWHRAuN Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mateo 22:11, 12. El vestido de boda de la parábola representa el carácter puro y sin mancha que poseerán los verdaderos seguidores de Cristo. A la iglesia “se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente”, “que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante”. El lino fino, dice la Escritura, “es las acciones justas de los santos”. Apocalipsis 19:8; Efesios 5:27. Es la justicia de Cristo, su propio carácter sin mancha, que por la fe se imparte a todos los que lo reciben como Salvador personal. La ropa blanca de la inocencia era llevada por nuestros primeros padres cuando fueron colocados por Dios en el santo Edén... Pero cuando entró el pecado, rompieron su relación con Dios, y la luz que los había circuido se apartó... El hombre no puede idear nada que pueda ocupar el lugar de su perdido manto de inocencia... Únicamente el manto que Cristo mismo ha provisto puede hacernos dignos de aparecer ante la presencia de Dios. Cristo colocará este manto, esta ropa de su propia justicia sobre cada alma arrepentida y creyente. “Yo te aconsejo—dice él—que de mí compres... vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez”. Apocalipsis 3:18. Este manto, tejido en el telar del cielo, no tiene un solo hilo de invención humana. Cristo, en su humanidad, desarrolló un carácter perfecto, y ofrece impartirnos a nosotros este carácter. “Todas nuestras justicias [son] como trapos de inmundicia”. Isaías 64:6. Todo cuanto podamos hacer por nosotros mismos está manchado por el pecado. Pero el Hijo de Dios “apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él”. 1 Juan 3:5... Por su perfecta obediencia ha hecho posible que cada ser humano obedezca los mandamientos de Dios. Cuando nos sometemos a Cristo, el corazón se une con su corazón, la voluntad se fusiona con su voluntad, la mente llega a ser una con su mente, los pensamientos se sujetan a él; vivimos su vida. Esto es lo que significa estar vestidos con el manto de su justicia. Entonces, cuando el Señor nos contempla, él ve no el vestido de hojas de higuera, no la desnudez y deformidad del pecado, sino su propia ropa de justicia.22Palabras de Vida del Gran Maestro, 252-254.

Adventech


Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/Qk4Ait7 [En] la carrera celestial, todos podemos correr, y recibir el premio. No hay incertidumbre ni riesgo en el asunto. Debemos revestirnos de las gracias celestiales y con los ojos dirigidos hacia arriba, a la corona de la inmortalidad, tener siempre presente el Modelo. Fue Varón de dolores, experimentado en quebranto. Debemos tener constantemente presente la vida de humildad y abnegación de nuestro divino Señor. Y a medida que procuramos imitarlo, manteniendo los ojos fijos en el premio, podemos correr esa carrera con certidumbre, sabiendo que si hacemos lo mejor que podamos, lo alcanzaremos con seguridad… Ya que tenemos este gran incentivo, ¿no podemos correr “con paciencia la carrera que nos es propuesta, puestos los ojos en el autor y consumador de la fe, en Jesús”? Él nos ha indicado el camino, y ha señalado todo el trayecto con sus pisadas. Es la senda que él ha recorrido, y podemos experimentar con él la abnegación y el sufrimiento, y andar en esa senda señalada por su propia sangre (Testimonios para la iglesia, t. 2, pp. 320, 321). [Sin] su gracia nuestros esfuerzos no producirán beneficios duraderos. Seremos vencedores por medio de la gracia de Cristo; por los méritos de su sangre seremos contados entre aquellos cuyos nombres no serán borrados del libro de la vida. Los que logren la victoria finalmente vivirán una vida que se equipara con la de Dios y se ceñirán la corona del vencedor. Puesto que nos aguarda esta grande y eterna recompensa, deberíamos correr con paciencia la carrera, mirando a Jesús, el autor y consumador de nuestra fe… Todo lo que mancha y contamina el alma debe desaparecer, debe ser limpiado del corazón. Debemos saber lo que significa participar de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que está en el mundo por causa de la concupiscencia… ¿O aceptarán la gran provisión de la salvación, y por los méritos del infinito sacrificio hecho en favor de ustedes llegar a ser participantes de la naturaleza divina? Dios dio a su Hijo unigénito para que por medio de su vergüenza, sufrimiento y muerte, ustedes pudieran tener gloria, honor e inmortalidad (Cada día con Dios, p. 173). Renunciad a vuestra confianza propia y a vuestra suficiencia propia, hermanos, y seguid al manso Dechado. Tened siempre a Cristo presente, y recordad que es vuestro ejemplo y que debéis andar en sus pisadas. Mirad a Jesús, autor de nuestra fe, quien por el gozo que le fue propuesto soportó la cruz, despreciando la vergüenza. Sufrió la contradicción de los pecadores. Por causa de nuestros pecados fue una vez el Cordero manso, herido, golpeado e inmolado. Por lo tanto, suframos alegremente algo por amor de Jesús, crucifiquemos diariamente el yo, y participemos aquí de los sufrimientos de Cristo, a fin de que seamos participantes con él de su gloria, y seamos coronados de gloria, honor, inmortalidad y vida eterna (Primeros escritos, pp. 113, 114).

Entrada destacada

¡Maranata: El Senor Viene!

Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374