Reflejemos a Jesús


Amor de un pecador arrepentido, 19 de marzo https://ift.tt/3fewPIR Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. 1 Juan 4:7. El apóstol San Juan fue distinguido por sobre sus hermanos como el “discípulo a quien amaba Jesús”Juan 21:20. Aunque no era en el más mínimo grado cobarde, débil o vacilante en carácter, poseía una disposición amable, y un corazón cálido y amoroso. Parecía haber gozado, en un sentido preeminente, de la amistad de Cristo, y recibía muchas prendas de la confianza y del amor de su Salvador. El fue uno de los tres a quienes se les permitió presenciar la gloria de Cristo sobre el monte de la transfiguración, y su agonía en el Getsemaní; y a Juan, nuestro Señor confió el cuidado de su madre en las últimas horas de angustia sobre la cruz. El afecto del Salvador por el discípulo amado fue retribuido con toda la fuerza de su ardiente devoción. Juan se asió de Cristo como la vid se adhiere al imponente pilar. Por causa de su Maestro hizo frente con valentía a los peligros de la sala del juicio, y se demoró cerca de la cruz; y ante las noticias de que Jesús había resucitado, se apresuró al sepulcro, ganando en su celo aun al impetuoso Pedro. El amor de Juan por su Maestro no era una mera amistad humana; sino que era el amor de un pecador arrepentido, que sentía que había sido redimido por la preciosa sangre de Cristo. Estimaba como el mayor honor trabajar y sufrir en el servicio de su Señor. Su amor por Jesús lo inducía a amar a todos aquellos por quienes Cristo murió. Su religión era práctica. Razonaba que el amor a Dios debía manifestarse en el amor a sus hijos. Se lo oyó reiteradamente diciendo... “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” 1 Juan 4:19, 20. La vida del apóstol estaba en armonía con sus enseñanzas. El amor que brillaba en su corazón por Cristo, lo indujo a realizar el más ferviente esfuerzo y la más incansable labor por sus semejantes, especialmente por sus hermanos en la iglesia cristiana... Juan deseaba llegar a ser semejante a Jesús, y bajo la influencia transformadora del amor de Cristo, llegó a ser manso y humilde de corazón. El yo estaba escondido en Jesús. Estaba íntimamente unido con la vid viviente, y así llegó a ser participante de la naturaleza divina. Tal será siempre el resultado de la comunión con Cristo. Esto es verdadera santificación.—La edificación del carácter, 69-71.

Recibiréis Poder


Fraternidad, 19 de marzo https://ift.tt/gkdFl6G La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos unos. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. Juan 17:22, 23. Se presentan grandes desafíos al esfuerzo cristiano; lamentablemente estamos muy distantes de alcanzarlos. Si nuestras prácticas armonizaran con los planes del Señor, los resultados serían gloriosos. El dice: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”. Juan 17:20, 21. Jesús no oró por lo que están fuera de nuestro alcance. Y si la unidad es posible, ¿por qué los seguidores de Cristo no luchamos con más intensidad para alcanzar este don de su gracia? Cuando seamos uno con Cristo, llegaremos a ser uno con sus otros seguidores. Nuestra mayor necesidad es Jesús, la esperanza de gloria. Mediante el Espíritu Santo es posible lograr dicha unidad; con ella abundará el amor entre los hermanos, y la gente reconocerá que lo aprendimos al estar con Jesús. Nuestras vidas serán un reflejo de su carácter santo si representamos su mansedumbre de espíritu y su delicadeza de comportamiento. Individualmente, la iglesia de Dios debe responder la oración de Cristo hasta que todos lleguemos a la unidad del Espíritu. ¿Cuáles son las causas de las disensiones y las discordias? Es el resultado de vivir sin relacionarnos con Cristo. Al alejarnos dejaremos de amarlo, y, como consecuencia, se enfriará nuestras relaciones con otros seguidores del Maestro. Cuanto más lejos se retiran los rayos de luz de su centro, tanto mayor será la distancia que separará al uno del otro. Cada creyente es un rayo de luz de Cristo, el Sol de Justicia. Cuanto más cerca estemos de Jesús, el centro de luz y amor, más intenso será nuestro afecto por los otros portadores de la luz. Cuando los santos permiten que Cristo los atraiga, mayor será la necesidad de sentirse cerca el uno del otro por la santificadora gracia del Señor que ata sus corazones. No podemos decir que amamos a Dios si fallamos en amar a nuestros hermanos.—The Ellen G. White 1888 Materials, 1048, 1049.

Sábado especial 19/03/22


https://www.youtube.com/watch?v=cUxv78UFzww

La Fe por la Cual Vivo


Hay maravillas en la ley de Dios, 19 de marzo https://ift.tt/bSMqQO7 Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley. Salmos 119:18. “Jesucristo es la gloria de la ley. Los brillantes rayos del Sol de Justicia deben reflejarse en sus mensajeros y alumbrar la mente de los pecadores para que sean inducidos a decir, como el salmista, ‘Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.’ “Muchos no disciernen las maravillas que encierra la ley de Dios. No han contemplado lo que le fue revelado a Moisés cuando pidió: ‘Muéstrame tu gloria.’ Dios reveló a Moisés su carácter.”—Manuscrito 21, 1891. “La ley del cielo es siempre misericordiosa, bondadosa, tierna y ennoblecedora.”—Carta 42, 1893. “La pisoteada ley de Dios ha de ser ensalzada delante de la gente. Tan pronto como ésta se vuelva con fervor y reverencia a las Santas Escrituras, la luz del cielo le revelará cosas admirables en cuanto a la ley de Dios.... Las verdades que resultaban demasiado profundas para intelectos gigantescos son comprendidas por niños en Cristo.”—Joyas de los Testimonios 2:130. “No debemos considerar a Dios como un ser que está deseando castigar al pecador por sus pecados. El pecador mismo se acarrea su castigo. Sus propias acciones crean una cadena de circunstancias que conducen a ese resultado. Cada transgresión reacciona sobre el pecador, obra en él un cambio de carácter y lo hace más propenso a incurrir en una nueva transgresión. Al escoger el pecado, los hombres se separan de Dios, cortan ellos mismos el canal de bendiciones y el resultado seguro es la ruina y la muerte.”—The S.D.A. Bible Commentary 6:1085.

Hijos e Hijas de Dios


Pureza, 19 de marzo https://ift.tt/aJyh9Uq El libertará al inocente, y por la limpieza de tus manos éste será librado. Job 22:30. Todos los que lleven dignamente el nombre de cristianos, que significa semejante a Cristo, estarán llenos de piedad y pureza, de amor y reverencia por Dios y Jesucristo a quien envió; su espíritu, sus palabras y sus actos llevarán la impronta del cielo. Los demás verán que ha estado con Jesús y aprendido de él. Sus oraciones serán sencillas y fervientes, y ascenderán al cielo en alas de la fe. Al aprender en la escuela de Cristo, tendrá una opinión humilde de sí mismo; y aunque sea pobre en bienes de este mundo, será rico en las gracias del Espíritu de Dios, y podrá bendecir y enriquecer a los demás mediante su espíritu y su influencia, porque Cristo es en él una fuente de agua que surge para vida eterna. Esparcirá a su alrededor una atmósfera de esperanza, valor y fortaleza, que avergonzará a los mundanos, egoístas, que sólo tienen profesión de fe, que tienen nombre que viven y están muertos.—The Youth’s Instructor, 22 de junio de 1893. La preciosa fe inspirada por Dios comunica fuerza y nobleza de carácter. Al espaciarse en su bondad, su misericordia y su amor, la percepción de la verdad será cada vez más clara; el deseo de la pureza de corazón y de la claridad de pensamiento será también más elevado y santo. Al morar el alma en la atmósfera pura del pensamiento santo, se transforma por su comunión con Dios mediante el estudio de su Palabra. La verdad es tan amplia, de tanto alcance, tan profunda y tan ancha, que el hombre se anonada. El corazón se enternece y se rinde a la humildad, la bondad y el amor... Siendo de limpio entendimiento, llegarán a ser hombres de vigorosa inteligencia.—El Ministerio de Curación, 370, 371.

El Cristo Triunfante


Nunca sacrifiques la integridad, ni pierdas la primogenitura, 19 de marzo https://ift.tt/vtXATQ3 “Dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado... Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura... Y vendió a Jacob su primogenitura... Así menospreció Esaú la primogenitura”. Génesis 25:30, 31, 33, 34. Es mucho lo que se cede en aras de deseos y deleites del presente. No hay evidencias del alma ferviente que está hambrienta de fortaleza espiritual y de sabiduría celestial. Se cede a las tentaciones, se gratifica el apetito y se manifiesta separación de Dios... Recuerde el caso de Esaú. Él pasó la crisis de su vida sin saberlo. Lo que consideró como un asunto apenas digno de un pensamiento, fue el acto que reveló los rasgos predominantes de su carácter. Mostró su elección, su verdadera estima de lo que era sagrado y que debiera haber sido apreciado como sagrado. Vendió su primogenitura por la pequeña complacencia de satisfacer su deseo del momento, y eso determinó el curso posterior de su vida. Para Esaú, un bocado de comida valía más que el servicio de su Maestro.—Carta 5, 1877. Oh, si el pueblo de Dios reflexionara en que por una acción equivocada se produce una mancha en la historia y la experiencia que nada, salvo la sangre de Cristo, puede erradicar. Cada acto de la vida debiera ser analizado cuidadosamente porque por él enviamos al mundo, como una fuente abierta, torrentes de bendición o de maldición. Que quienes conocen sus Biblias vivan la vida de Cristo. Todos debieran considerar que están haciendo una obra que perdurará para siempre... Nadie en este mundo puede hacer un acto egoísta sin correr el riesgo de vender su primogenitura por un plato de lentejas. Recuerden que Esaú estaba controlado por sus deseos, fue un hombre dominado por sus apetitos e inclinaciones y vendió su alma para gratificar sus apetitos. ¿Alguno que conoce la verdad presente está viviendo así? ... “No sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura”. ¡Cuántos, cuyos nombres están registrados en los libros de la iglesia, estarán dispuestos a sacrificar su integridad y padecer las consecuencias por causa de una ventaja egoísta! Con el propósito de gratificar sus deseos carnales, andarán indefensos en medio de las trampas de Satanás. Por causa de las influencias egoístas venderán su paz interior y con ella sus almas. Después de gratificar sus apetitos, Esaú se lamentó por lo que hizo. “Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas”. ¡Quiera el Señor que cada uno que ha invocado el nombre de Cristo se aparte de toda forma de iniquidad!—Carta 47, 1894.

Alza tus Ojos


Nunca retrocedan frente a su cometido, 19 de marzo https://ift.tt/HiSURAe No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. Galatas 6:9, 10. Todas nuestras bendiciones, tanto temporales como espirituales, provienen de Dios. El dinero que poseemos es del Señor, El nos lo ha prestado a fin de promover su causa en la tierra. Nadie debiera permitirse retener los bienes del Señor. Aquellos que han hecho promesas para posibilitar el avance de la obra de Dios no deben arrepentirse de sus votos y retener para sí lo que prometieron. Quienes asumen la responsabilidad de anular una promesa que ha sido hecha a Dios están haciendo algo de lo cual no querrán dar cuenta en el día del ajuste final. Debiera rechazarse el asesoramiento de los hombres que en este tiempo aconsejan retener los medios de la causa de Dios para invertirlos en otras empresas, porque el Señor les dice: “Haceos tesoros en el cielo”. “Invertid vuestros medios para hacer avanzar mi obra para abrir nuevos campos, de tal forma que la luz de la verdad presente pueda brillar en todas partes del mundo”. Cuán abundante ha sido el Don que Dios dio a la raza humana. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Juan 3:16. El Señor dio su vida por el mundo a fin de que el hombre pudiera tener un ejemplo perfecto. Dejando a un lado su manto real y su corona regia, vino a la tierra como hombre. Fue tentado en todas las cosas como el hombre es tentado, pero ni una sola vez dejó de seguir el sendero que había escogido. Fue guardado por el poder de Dios, sostenido por Aquel que será el ayudador de todos los que le aman y guardan sus mandamientos. Cristo vivió la vida sencilla de un hijo de personas de condición humilde, y así llegó a familiarizarse desde la infancia con la vida de los pobres. Y durante su ministerio, cuando le traían niños para que los bendijera, pensaba en su propia madre, y honraba a las madres de esos niños bendiciéndolas a ellas y también a sus hijos. Cristo vivió una vida de humillación y pobreza de manera que desde la niñez hasta la adultez pudo dejar a todos un ejemplo de lo que significa la vida para cada miembro de la familia humana. Todos los que han llegado a ser hijos de Dios deben hacer cuanto está en sus manos para buscar y salvar la oveja perdida. Deben utilizar todo medio posible para dar a los pecadores la Palabra de vida y la gracia salvadora de Cristo. Los creyentes en la verdad deben recordar siempre el sacrificio que Cristo hizo al tomar sobre sí la humanidad a fin de ser ejemplo para todos los seres humanos.—Carta 104, del 19 de marzo de 1907, dirigida “A los que dan grandes donaciones para la causa de la verdad presente”.

A Fin de Conocerle


Joyas preciosas de Cristo, 19 de marzo https://ift.tt/MUJ8gN2 Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. Malaquías 3:17. El reino de los cielos es representado por un mercader que “busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró”. Mateo 13:45, 46. Esta parábola tiene un significado doble y se aplica no solo al hombre que busca el reino de los cielos, sino a Cristo que busca su herencia perdida. Por la transgresión, el hombre perdió su santa inocencia, y se hipotecó a Satanás. Cristo, el unigénito de Dios, se empeñó por la redención del hombre, y pagó el precio de su rescate en la cruz del Calvario. Dejó los mundos no caídos, la compañía de los santos ángeles del universo celestial; pues no podía estar satisfecho mientras la humanidad estuviera alejada de él. El mercader celestial pone a un lado su manto y corona reales. Aunque es el Príncipe y Comandante de todos los cielos, toma sobre sí la vestidura de la humanidad, y viene a un mundo que está malogrado y marchitado con la maldición, para buscar la perla perdida, para buscar al hombre caído por la desobediencia... Estamos unidos mediante un pacto con Dios: recibimos el perdón y hallamos paz. Jesús encuentra la perla de la humanidad perdida, y la engarza de nuevo en su propia diadema... El dijo: “Yo soy la luz del mundo”. Juan 8:12. Está dispuesto a inspirar con esperanza al más pecaminoso y degradado. Dice: “Al que a mí viene, no le echo fuera”. Juan 6:37. Cuando un alma encuentra al Salvador, el Salvador se regocija como un mercader que ha hallado su perla preciosa. Por su gracia obrará en el alma hasta que sea como una joya pulida para el reino celestial.—The Youth’s Instructor, 10 de octubre de 1895.

¡Maranata: El Senor Viene!


El secreto del progreso, 19 de marzo https://ift.tt/UhM3f1E Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio. Salmos 62:8. Tenemos que dedicar mucho tiempo a la oración si queremos hacer progresos en la vida divina. Cuando se proclamó por primera vez el mensaje de la verdad, ¡cuánto orábamos! Cuán a menudo se escuchaba la voz de intercesión en la habitación, en el establo, en la quinta o en la huerta. Con frecuencia pasábamos horas en ferviente oración, en grupos de dos o tres, reclamando la promesa; a menudo se escuchaba el llanto seguido de la acción de gracias y del himno de alabanza. Ahora el día de Dios está más cerca que cuando creímos, y debiéramos ser más diligentes, más celosos y más fervientes que en esos primeros días. Nuetros peligros son mayores ahora que en aquel entonces.37Testimonies for the Church 5:161, 162. Jesús recibió sabiduría y poder, durante su vida terrenal, en las horas de oración solitaria. Sigan los jóvenes su ejemplo y busquen a la hora del amanecer y del crepúsculo un momento de quietud para tener comunión con su Padre celestial. Y durante el día eleven su corazón a Dios. A cada paso dado en nuestro camino, nos dice: “Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha... No temas, yo te ayudo”. Isaías 41:13. Si nuestros hijos pudiesen aprender estas lecciones en el alba de su vida, ¡qué frescura y poder, qué gozo y dulzura habría en su existencia!38La Educación, 252, 253. Quebrántese vuestro corazón por el anhelo que tenga de Dios, del Dios vivo. La vida de Cristo ha mostrado lo que la humanidad puede hacer participando de la naturaleza divina. Todo lo que Cristo recibió de Dios, podemos recibirlo también nosotros. Pedid, pues, y recibiréis. Con la fe perseverante de Jacob, con la persistencia inflexible de Elías, pedid para vosotros todo lo que Dios ha prometido. Dominen vuestra mente las gloriosas concepciones de Dios. Enlácese vuestra vida con la de Cristo mediante recónditos eslabones. Aquel que ordenó que la luz brillara en las tinieblas, desea brillar en vuestro corazón, para daros la luz del conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo. El Espíritu Santo tomará las cosas de Dios y os las mostrará... Cristo os conducirá al umbral del Infinito.39Palabras de Vida del Gran Maestro, 115.

¡Maranata: El Senor Viene!

El secreto del progreso, 19 de marzo https://ift.tt/UhM3f1E Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio. Salmos 62:8. Tenemos que dedicar mucho tiempo a la oración si queremos hacer progresos en la vida divina. Cuando se proclamó por primera vez el mensaje de la verdad, ¡cuánto orábamos! Cuán a menudo se escuchaba la voz de intercesión en la habitación, en el establo, en la quinta o en la huerta. Con frecuencia pasábamos horas en ferviente oración, en grupos de dos o tres, reclamando la promesa; a menudo se escuchaba el llanto seguido de la acción de gracias y del himno de alabanza. Ahora el día de Dios está más cerca que cuando creímos, y debiéramos ser más diligentes, más celosos y más fervientes que en esos primeros días. Nuetros peligros son mayores ahora que en aquel entonces.37Testimonies for the Church 5:161, 162. Jesús recibió sabiduría y poder, durante su vida terrenal, en las horas de oración solitaria. Sigan los jóvenes su ejemplo y busquen a la hora del amanecer y del crepúsculo un momento de quietud para tener comunión con su Padre celestial. Y durante el día eleven su corazón a Dios. A cada paso dado en nuestro camino, nos dice: “Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha... No temas, yo te ayudo”. Isaías 41:13. Si nuestros hijos pudiesen aprender estas lecciones en el alba de su vida, ¡qué frescura y poder, qué gozo y dulzura habría en su existencia!38La Educación, 252, 253. Quebrántese vuestro corazón por el anhelo que tenga de Dios, del Dios vivo. La vida de Cristo ha mostrado lo que la humanidad puede hacer participando de la naturaleza divina. Todo lo que Cristo recibió de Dios, podemos recibirlo también nosotros. Pedid, pues, y recibiréis. Con la fe perseverante de Jacob, con la persistencia inflexible de Elías, pedid para vosotros todo lo que Dios ha prometido. Dominen vuestra mente las gloriosas concepciones de Dios. Enlácese vuestra vida con la de Cristo mediante recónditos eslabones. Aquel que ordenó que la luz brillara en las tinieblas, desea brillar en vuestro corazón, para daros la luz del conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo. El Espíritu Santo tomará las cosas de Dios y os las mostrará... Cristo os conducirá al umbral del Infinito.39Palabras de Vida del Gran Maestro, 115.
via Facebook https://ift.tt/UhM3f1E

Adventech


Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/xzXAyFv Cristo debía identificarse con los intereses y las necesidades de la humanidad. El que era uno con Dios se vinculó con los hijos de los hombres mediante lazos que jamás serán quebrantados. Jesús “no se avergüenza de llamarlos hermanos”. Hebreos 2:11 Es nuestro Sacrificio, nuestro Abogado, nuestro Hermano, que lleva nuestra forma humana delante del trono del Padre, y por las edades eternas será uno con la raza a la cual redimió: es el Hijo del hombre. Y todo esto para que el hombre fuese levantado de la ruina y degradación del pecado, para que reflejase el amor de Dios y compartiese el gozo de la santidad… Tal amor es incomparable. ¡Que podamos ser hijos del Rey celestial! ¡Promesa preciosa! ¡Tema digno de la más profunda meditación! ¡Incomparable amor de Dios para con un mundo que no le amaba! Este pensamiento ejerce un poder subyugador que somete el entendimiento a la voluntad de Dios. Cuanto más estudiamos el carácter divino a la luz de la cruz, mejor vemos la misericordia, la ternura y el perdón unidos a la equidad y la justicia, y más claramente discernimos las pruebas innumerables de un amor infinito y de una tierna piedad que sobrepuja la ardiente simpatía y los anhelosos sentimientos de la madre para con su hijo extraviado (El camino a Cristo, pp. 14-16). Llamamos a Dios nuestro Padre; aseveramos ser hijos de una misma familia; pero cuando manifestamos la disposición a disminuir el respeto e influencia de otros para elevarnos a nosotros mismos, agradamos al enemigo y agraviamos a Aquel a quien profesamos seguir. La ternura y la misericordia que Cristo ha revelado en su propia vida preciosa, deben ser para nosotros ejemplo de la manera en que debemos tratar a nuestros semejantes y especialmente a los que son nuestros hermanos en Cristo. Dios nos está beneficiando continuamente, pero somos demasiado indiferentes a sus favores. Hemos sido amados con ternura infinita; y sin embargo, muchos de los nuestros tienen poco amor unos hacia otros. Somos demasiado severos para con quienes suponemos que están en error, y somos muy sensibles a la menor censura o duda expresada respecto de nuestra propia conducta… Estamos recibiendo diariamente las bondades del cielo, y debe brotar de nuestro corazón una amante gratitud hacia Dios que nos haga solidarizarnos con nuestros vecinos y hacer nuestros los intereses de ellos. Pensar y meditar en la bondad de Dios hacia nosotros cerraría las puertas del alma a las sugestiones de Satanás (Testimonios para la iglesia, pp. 219, 220). La unión entre Cristo y su pueblo debe ser viva, verdadera e inagotable, asemejándose a la unión que existe entre el Padre y su Hijo. Esta unión es el fruto de la morada del Espíritu Santo. Todos los verdaderos hijos de Dios revelarán al mundo su unión con Cristo y sus hermanos. Aquellos en cuyos corazones mora Cristo, llevarán el fruto del amor fraternal. Comprenderán que como miembros de la familia de Dios están señalados para cultivar, fomentar y perpetuar el amor y la amistad cristianos, en espíritu, palabras y acción (Hijos a hijas de Dios, p. 295).

Adventech

Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/xzXAyFv Cristo debía identificarse con los intereses y las necesidades de la humanidad. El que era uno con Dios se vinculó con los hijos de los hombres mediante lazos que jamás serán quebrantados. Jesús “no se avergüenza de llamarlos hermanos”. Hebreos 2:11 Es nuestro Sacrificio, nuestro Abogado, nuestro Hermano, que lleva nuestra forma humana delante del trono del Padre, y por las edades eternas será uno con la raza a la cual redimió: es el Hijo del hombre. Y todo esto para que el hombre fuese levantado de la ruina y degradación del pecado, para que reflejase el amor de Dios y compartiese el gozo de la santidad… Tal amor es incomparable. ¡Que podamos ser hijos del Rey celestial! ¡Promesa preciosa! ¡Tema digno de la más profunda meditación! ¡Incomparable amor de Dios para con un mundo que no le amaba! Este pensamiento ejerce un poder subyugador que somete el entendimiento a la voluntad de Dios. Cuanto más estudiamos el carácter divino a la luz de la cruz, mejor vemos la misericordia, la ternura y el perdón unidos a la equidad y la justicia, y más claramente discernimos las pruebas innumerables de un amor infinito y de una tierna piedad que sobrepuja la ardiente simpatía y los anhelosos sentimientos de la madre para con su hijo extraviado (El camino a Cristo, pp. 14-16). Llamamos a Dios nuestro Padre; aseveramos ser hijos de una misma familia; pero cuando manifestamos la disposición a disminuir el respeto e influencia de otros para elevarnos a nosotros mismos, agradamos al enemigo y agraviamos a Aquel a quien profesamos seguir. La ternura y la misericordia que Cristo ha revelado en su propia vida preciosa, deben ser para nosotros ejemplo de la manera en que debemos tratar a nuestros semejantes y especialmente a los que son nuestros hermanos en Cristo. Dios nos está beneficiando continuamente, pero somos demasiado indiferentes a sus favores. Hemos sido amados con ternura infinita; y sin embargo, muchos de los nuestros tienen poco amor unos hacia otros. Somos demasiado severos para con quienes suponemos que están en error, y somos muy sensibles a la menor censura o duda expresada respecto de nuestra propia conducta… Estamos recibiendo diariamente las bondades del cielo, y debe brotar de nuestro corazón una amante gratitud hacia Dios que nos haga solidarizarnos con nuestros vecinos y hacer nuestros los intereses de ellos. Pensar y meditar en la bondad de Dios hacia nosotros cerraría las puertas del alma a las sugestiones de Satanás (Testimonios para la iglesia, pp. 219, 220). La unión entre Cristo y su pueblo debe ser viva, verdadera e inagotable, asemejándose a la unión que existe entre el Padre y su Hijo. Esta unión es el fruto de la morada del Espíritu Santo. Todos los verdaderos hijos de Dios revelarán al mundo su unión con Cristo y sus hermanos. Aquellos en cuyos corazones mora Cristo, llevarán el fruto del amor fraternal. Comprenderán que como miembros de la familia de Dios están señalados para cultivar, fomentar y perpetuar el amor y la amistad cristianos, en espíritu, palabras y acción (Hijos a hijas de Dios, p. 295).
via Facebook https://ift.tt/xzXAyFv

Entrada destacada

¡Maranata: El Senor Viene!

Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374