Conflicto y Valor


¿Qué hizo grande a Juan el Bautista? 27 de septiembre Mateo 11:7-15. https://ift.tt/reL915k De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él. Mateo 11:11. ¿Qué hizo grande a Juan el Bautista? Negó su atención al cúmulo de las tradiciones presentadas por los maestros de la nación judaica y la dirigió a la sabiduría que viene de lo alto.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 430. Juan el Bautista no fue hecho idóneo para su elevada vocación de precursor de Cristo mediante el contacto con los grandes hombres de la nación en las escuelas de Jerusalén. Salió al desierto, donde las costumbres y las doctrinas de los hombres no pudiesen moldear su mente y donde pudiese tener comunión con Dios sin ser estorbado.—Fundamentals of Christian Education, 423. Juan el Bautista era un hombre lleno del Espíritu Santo desde su nacimiento, y si había alguien que podía permanecer sin ser afectado por las influencias corruptoras de la época en la cual vivía, era seguramente él. Sin embargo, no osó confiar en su fuerza; se separó de sus amigos y familiares, para que sus afectos naturales no fueran un lazo para él. No se colocó innecesariamente en el camino de la tentación ni donde los lujos o aun las conveniencias de la vida lo llevaran a buscar la comodidad o a satisfacer su apetito, y a disminuir así su fuerza física y mental... Se sometió a la privación y a la soledad en el desierto, donde podía preservar el sentido sagrado de la majestad de Dios estudiando su gran libro de la naturaleza... Era una atmósfera calculada para favorecer la formación moral y para mantener el temor del Señor continuamente ante él. Juan, el precursor de Cristo, no se expuso a las malas conversaciones ni a las influencias corruptoras del mundo. Temía el efecto que podían causar sobre su conciencia, que el pecado no le pareciera tan excesivamente pecaminoso. Prefirió tener su hogar en el desierto, donde sus sentidos no se pervertirían por el ambiente. ¿No debiéramos aprender algo de este ejemplo de alguien a quien Cristo honró y de quien dijo: “Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista”? Testimonies for the Church 4:108, 109.

Cada Día con Dios


Cada Día con Dios
No descuidemos las cosas pequeñas, 27 de septiembre https://ift.tt/RrMByF5 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan. Mateo 6:27, 28. Se me invitó a hablar [a una gran audiencia en Oakland, California] acerca de la necesidad de una obra profunda y cabal esencial para cada alma, para que pudiera ser fortalecida con todo poder, y cómo debiéramos hacer los más fervientes esfuerzos para ayudar a todos los que se relacionan con nosotros, por precepto y ejemplo, para luchar con el fin de hacer esta obra completa en favor de ellos por medio de Jesucristo nuestro Señor y Salvador. Es posible que muchos sean engañados con respecto a su condición espiritual. En Cristo tendremos la victoria. En él tenemos un modelo perfecto. Aunque odiaba el pecado con un odio total, podía llorar por el pecador. Tenía naturaleza divina, pero a la vez tenía la humildad de un niño. Su carácter poseía lo que debieran tener los nuestros: Una perseverancia sin desviaciones en la senda del deber, de la cual no podían apartarlo ni los obstáculos ni los peligros, al mismo tiempo que su corazón estaba tan lleno de compasión que los males de la humanidad lo conmovían con la más tierna compasión. No podía pasarlos por alto, porque era el gran Médico que había venido a curar las enfermedades de la raza humana. Era la Majestad del cielo, que trabajaba con la mira puesta en el futuro, y que al mismo tiempo atendía los asuntos del presente, sin descuidar lo más insignificante, y trazaba los más amplios planes en favor de los habitantes de un mundo caído. Jesús, el precioso Salvador, hablaba a sus oyentes para referirse a los deberes comunes de la vida, su preocupación por la ropa, la comida y la bebida. Les enseñó que estos asuntos no debían absorber su interés como si debieran continuamente llevar esa carga. Les señaló las aves y les dijo que su Padre celestial se preocupa hasta del gorrioncito. Sostiene los mundos, y al mismo tiempo se interesa por las avecillas. ¡Con cuánta mayor razón se preocupará por los seres formados a su imagen! Les mostró las flores resplandecientes de hermosura, y les pidió que las observaran, y declaró que en su desnuda sencillez superan la gloria de Salomón; y a pesar de ello, de un día al otro desaparecen. ¿No sois vosotros mejores que ellas?—Manuscrito 21, dario del 27 de septiembre de 1889.
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No descuidemos las cosas pequeñas, 27 de septiembre https://ift.tt/RrMByF5 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan. Mateo 6:27, 28. Se me invitó a hablar [a una gran audiencia en Oakland, California] acerca de la necesidad de una obra profunda y cabal esencial para cada alma, para que pudiera ser fortalecida con todo poder, y cómo debiéramos hacer los más fervientes esfuerzos para ayudar a todos los que se relacionan con nosotros, por precepto y ejemplo, para luchar con el fin de hacer esta obra completa en favor de ellos por medio de Jesucristo nuestro Señor y Salvador. Es posible que muchos sean engañados con respecto a su condición espiritual. En Cristo tendremos la victoria. En él tenemos un modelo perfecto. Aunque odiaba el pecado con un odio total, podía llorar por el pecador. Tenía naturaleza divina, pero a la vez tenía la humildad de un niño. Su carácter poseía lo que debieran tener los nuestros: Una perseverancia sin desviaciones en la senda del deber, de la cual no podían apartarlo ni los obstáculos ni los peligros, al mismo tiempo que su corazón estaba tan lleno de compasión que los males de la humanidad lo conmovían con la más tierna compasión. No podía pasarlos por alto, porque era el gran Médico que había venido a curar las enfermedades de la raza humana. Era la Majestad del cielo, que trabajaba con la mira puesta en el futuro, y que al mismo tiempo atendía los asuntos del presente, sin descuidar lo más insignificante, y trazaba los más amplios planes en favor de los habitantes de un mundo caído. Jesús, el precioso Salvador, hablaba a sus oyentes para referirse a los deberes comunes de la vida, su preocupación por la ropa, la comida y la bebida. Les enseñó que estos asuntos no debían absorber su interés como si debieran continuamente llevar esa carga. Les señaló las aves y les dijo que su Padre celestial se preocupa hasta del gorrioncito. Sostiene los mundos, y al mismo tiempo se interesa por las avecillas. ¡Con cuánta mayor razón se preocupará por los seres formados a su imagen! Les mostró las flores resplandecientes de hermosura, y les pidió que las observaran, y declaró que en su desnuda sencillez superan la gloria de Salomón; y a pesar de ello, de un día al otro desaparecen. ¿No sois vosotros mejores que ellas?—Manuscrito 21, dario del 27 de septiembre de 1889.

Alza tus Ojos


Alza tus Ojos
Más, y más santos aún, 27 de septiembre https://ift.tt/OU9G64l Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Mateo 5:6. En el Sermón del Monte Cristo dio una definición de la verdadera santificación. El vivió una vida de santidad. Fue un ejemplo práctico de lo que sus seguidores han de ser. Debemos ser crucificados con Cristo, sepultados con El, y luego vivificados por su Espíritu. Entonces seremos llenos de su vida. Nuestra santificación es la finalidad que Dios persigue en su trato con sus hijos. Nos escogió desde la eternidad para que fuéramos santos. Cristo se dio a sí mismo por nuestra redención, para que por medio de la fe en su poder para salvar del pecado, pudiéramos estar completos en El. Al darnos su Palabra nos dio el pan del cielo. El declara que si comemos su carne y bebemos su sangre recibiremos la vida eterna. ¿Por qué no nos espaciamos más en esto? ¿Por qué no nos esforzamos por hacerlo fácilmente comprensible, siendo que significa tanto? ¿Por qué los cristianos no abren sus ojos para ver la tarea que Dios requiere de ellos? La santificación es una obra progresiva de toda la vida. El Señor declara: “Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación”. 1 Tesalonicenses 4:3. ¿Es la determinación de ustedes que sus deseos e inclinaciones estén en armonía con la voluntad divina? Como cristianos hemos prometido comprender y cumplir nuestras responsabilidades, y mostrar al mundo que tenemos una estrecha relación con Dios. Así, por medio de las palabras divinas y las obras de sus discípulos, Cristo debe ser representado. Dios exige de nosotros perfecta obediencia a su ley; la expresión de su carácter. “¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley”. Romanos 3:31. Esta ley es el eco de la voz de Dios, que nos dice: “Más santos, sí, más santos aún”. Deseen la plenitud de la gracia de Cristo; sí, anhelen—con hambre y sed—la justicia. La promesa es: “Seréis saciados”. Que sus corazones se colmen de un deseo intenso de justicia, la obra de la cual la Palabra de Dios dice que es paz, y su resultado, sosiego y seguridad para siempre. Es nuestro privilegio ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que existe en el mundo a causa de la concupiscencia. El Señor ha dicho claramente que El exige que seamos perfectos; y debido a esta demanda, hizo provisión para que pudiéramos ser partícipes de la naturaleza divina. Sólo así podemos obtener éxito en nuestra lucha por la vida eterna. Cristo concede el poder. “Mas a todos los que le recibieron... les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Juan 1:12.—Carta 153, del 27 de septiembre de 1902, dirigida al Hno. S. N. Haskell y Sra.
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Más, y más santos aún, 27 de septiembre https://ift.tt/OU9G64l Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Mateo 5:6. En el Sermón del Monte Cristo dio una definición de la verdadera santificación. El vivió una vida de santidad. Fue un ejemplo práctico de lo que sus seguidores han de ser. Debemos ser crucificados con Cristo, sepultados con El, y luego vivificados por su Espíritu. Entonces seremos llenos de su vida. Nuestra santificación es la finalidad que Dios persigue en su trato con sus hijos. Nos escogió desde la eternidad para que fuéramos santos. Cristo se dio a sí mismo por nuestra redención, para que por medio de la fe en su poder para salvar del pecado, pudiéramos estar completos en El. Al darnos su Palabra nos dio el pan del cielo. El declara que si comemos su carne y bebemos su sangre recibiremos la vida eterna. ¿Por qué no nos espaciamos más en esto? ¿Por qué no nos esforzamos por hacerlo fácilmente comprensible, siendo que significa tanto? ¿Por qué los cristianos no abren sus ojos para ver la tarea que Dios requiere de ellos? La santificación es una obra progresiva de toda la vida. El Señor declara: “Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación”. 1 Tesalonicenses 4:3. ¿Es la determinación de ustedes que sus deseos e inclinaciones estén en armonía con la voluntad divina? Como cristianos hemos prometido comprender y cumplir nuestras responsabilidades, y mostrar al mundo que tenemos una estrecha relación con Dios. Así, por medio de las palabras divinas y las obras de sus discípulos, Cristo debe ser representado. Dios exige de nosotros perfecta obediencia a su ley; la expresión de su carácter. “¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley”. Romanos 3:31. Esta ley es el eco de la voz de Dios, que nos dice: “Más santos, sí, más santos aún”. Deseen la plenitud de la gracia de Cristo; sí, anhelen—con hambre y sed—la justicia. La promesa es: “Seréis saciados”. Que sus corazones se colmen de un deseo intenso de justicia, la obra de la cual la Palabra de Dios dice que es paz, y su resultado, sosiego y seguridad para siempre. Es nuestro privilegio ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que existe en el mundo a causa de la concupiscencia. El Señor ha dicho claramente que El exige que seamos perfectos; y debido a esta demanda, hizo provisión para que pudiéramos ser partícipes de la naturaleza divina. Sólo así podemos obtener éxito en nuestra lucha por la vida eterna. Cristo concede el poder. “Mas a todos los que le recibieron... les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Juan 1:12.—Carta 153, del 27 de septiembre de 1902, dirigida al Hno. S. N. Haskell y Sra.

A Fin de Conocerle


Fortaleza en las pruebas, 27 de septiembre https://ift.tt/IQ6AO9G Porque tú nos probaste, oh Dios; nos ensayaste como se afina la plata. Salmos 66:10. Un carácter que no ha sido probado no es digno de confianza. Debemos ser probados mediante la tentación para aprender a buscar la sabiduría de Dios, y a escapar al Refugio en tiempo de angustia. Únicamente el que busca la gracia de Dios podrá resistir con éxito la tentación. Como seres individuales, estamos como nuestros padres frente a frente con muchas tentaciones que acosan la mente y el corazón. Todo el cielo observa con intenso interés para ver si acaso miraremos a Jesús y nos someteremos a su voluntad, o si en la tentación seguiremos las inclinaciones del corazón natural y las incitaciones del maligno.—The Youth’s Instructor, 26 de septiembre de 1895. Los que están confusos a causa de la tentación, acudan a Dios en oración. ... Perseverad en oración, y velad sin dudar, y el Espíritu Santo obrará en el instrumento humano, sometiendo el corazón y la mente a los principios correctos.—Ibid. 19 de septiembre de 1895. Los que por la fe son protegidos por el poder de Dios, aprenden cosas buenas y preciosas. Experimentan la paz de Cristo que sobrepasa a todo entendimiento. Al resistir la tentación, rehusáis asociaros con Satanás y os colocáis bajo el estandarte de Jesucristo. Os convertís en vencedores ante la vista de las inteligencias celestiales. Es evidente que sois hijos de Dios. Representáis a Cristo en vuestro carácter íntegro, y comprendéis lo que significa esta declaración: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. ... Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia”. Juan 1:14-16. Recibís gracia, desarrolláis gracia, y al manifestar la gracia en vuestras palabras, espíritu y acciones, Dios derrama sobre vosotros una abundante medida de gracia. En la medida en que os sometéis a la obra del Espíritu Santo, se os concede gracia celestial.—Ibid. 26 de septiembre de 1895.

¡Maranata: El Senor Viene!


La liberación del pueblo de Dios, 27 de septiembre https://ift.tt/WDeHrG4 Así dice Jehová: Ciertamente el cautivo será rescatado del valiente, y el botín será arrebatado al tirano; y tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré a tus hijos. Isaías 49:25. Cuando los que honran la ley de Dios hayan sido privados de la protección de las leyes humanas, empezará en varios países un movimiento simultáneo para destruirlos. Conforme vaya acercándose el tiempo señalado en el decreto, el pueblo conspirará para extirpar la secta aborrecida. Se convendrá en dar una noche el golpe decisivo, que reducirá completamente al silencio la voz disidente y reprensora. El pueblo de Dios—algunos en las celdas de las cárceles, otros escondidos en ignorados escondrijos de bosques y montañas—invocan aún la protección divina, mientras que por todas partes grupos de hombres armados, instigados por legiones de ángeles malos, se disponen a emprender la obra de muerte. Entonces, en la hora de supremo apuro, el Dios de Israel intervendrá para librar a sus escogidos... Multitudes de hombres perversos, profiriendo gritos de triunfo, burlas e imprecaciones, están a punto de arrojarse sobre su presa, cuando de pronto densas tinieblas, más sombrías que la oscuridad de la noche, caen sobre la tierra. Luego un arco iris, que refleja la gloria del trono de Dios, se extiende de un lado a otro del cielo, y parece envolver a todos los grupos en oración. Las multitudes encolerizadas se sienten contenidas en el acto. Sus gritos de burla expiran en sus labios. Olvidan el objeto de su ira sanguinaria. Con terribles presentimientos contemplan el símbolo de la alianza divina, y ansían ser amparadas de su deslumbradora claridad. Los hijos de Dios oyen una voz clara y melodiosa que dice: “Enderezaos” y, al levantar la vista al cielo, contemplan el arco de la promesa. Las nubes negras y amenazadoras que cubrían el firmamento, se han desvanecido, y como Esteban, clavan las mirada en el cielo, y ven la gloria de Dios y al Hijo del hombre sentado en su trono.77Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 693, 694. Mientras todo el mundo esté sumido en tinieblas, habrá luz en toda morada de los santos. Percibirán la primera vislumbre de su segunda aparición.78La Historia de Profetas y Reyes, 531.

Sabbath School


Sabbath School
Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/UsYkE2e En el cuarto capítulo de Efesios se revela tan clara y sencillamente el plan de Dios, que todos sus hijos pueden aferrarse de la verdad. Aquí se presenta claramente el medio que él ha establecido para mantener la unidad en su iglesia: que sus miembros revelen al mundo una sana experiencia religiosa… La santidad es la dádiva de Dios por medio de Cristo. Los que reciben al Salvador, se convierten en hijos de Dios. Son sus hijos espirituales, nacidos de nuevo, renovados en justicia y verdadera santidad. Su mente se ha cambiado. Con visión más clara contemplan las realidades eternas… Nuestro propósito debiera ser infundir toda la amabilidad posible en nuestra vida y hacer todos los favores posibles a los que nos rodean. Las palabras bondadosas nunca se pierden. Jesús las registra como si hubieran sido dirigidas a él mismo. Sembrad semillas de bondad, de amor y de ternura, y florecerán y darán fruto (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista, t. 6, pp. 1116-1118). No es cosa de poca monta transformar una mente terrenal que ama el pecado, e inducirla a comprender el indescriptible amor de Cristo, los encantos de su gracia y la excelencia de Dios, de tal manera que el alma se impregne del amor divino y sea cautivada por los misterios celestials… Tiene una mente nueva, nuevos afectos, nuevo interés, nueva voluntad; sus tristezas, deseos y amor, son todos nuevos… Considera ahora todas las riquezas y gloria del cielo que antes no le atraía, y lo contempla como su patria futura, donde verá, amará y alabará a Aquel que la ha redimido con su sangre preciosa (La fe por la cual vivo, p. 141). La unidad cristiana constituye una fuerza poderosa. Proclama a los cuatro vientos que quienes la manifiestan son hijos de Dios. Ejerce una influencia irresistible sobre el mundo, revelando que a pesar de nuestras características humanas podemos ser “participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de las pasiones”. 2 Pedro 1:4. Tenemos que ser uno con nuestros semejantes y con Cristo, y, en Cristo, uno con Dios. Entonces se podrá decir de nosotros: “Ustedes han alcanzado la plenitud”. Colosenses 2:10, LPH… Y cada cual debe ocupar el lugar que se le asigne y hacer la obra que se le haya encomendado. Dios ruega a todos los miembros de su iglesia que reciban el Espíritu Santo, que nos unamos fraternalmente, y que seamos solidarios… No hay nada que debilite la iglesia de modo más evidente que la desunión y las rencillas. No hay nada que se oponga a Cristo y a la verdad como eso (Mi vida hoy, p. 280).
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Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/UsYkE2e En el cuarto capítulo de Efesios se revela tan clara y sencillamente el plan de Dios, que todos sus hijos pueden aferrarse de la verdad. Aquí se presenta claramente el medio que él ha establecido para mantener la unidad en su iglesia: que sus miembros revelen al mundo una sana experiencia religiosa… La santidad es la dádiva de Dios por medio de Cristo. Los que reciben al Salvador, se convierten en hijos de Dios. Son sus hijos espirituales, nacidos de nuevo, renovados en justicia y verdadera santidad. Su mente se ha cambiado. Con visión más clara contemplan las realidades eternas… Nuestro propósito debiera ser infundir toda la amabilidad posible en nuestra vida y hacer todos los favores posibles a los que nos rodean. Las palabras bondadosas nunca se pierden. Jesús las registra como si hubieran sido dirigidas a él mismo. Sembrad semillas de bondad, de amor y de ternura, y florecerán y darán fruto (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista, t. 6, pp. 1116-1118). No es cosa de poca monta transformar una mente terrenal que ama el pecado, e inducirla a comprender el indescriptible amor de Cristo, los encantos de su gracia y la excelencia de Dios, de tal manera que el alma se impregne del amor divino y sea cautivada por los misterios celestials… Tiene una mente nueva, nuevos afectos, nuevo interés, nueva voluntad; sus tristezas, deseos y amor, son todos nuevos… Considera ahora todas las riquezas y gloria del cielo que antes no le atraía, y lo contempla como su patria futura, donde verá, amará y alabará a Aquel que la ha redimido con su sangre preciosa (La fe por la cual vivo, p. 141). La unidad cristiana constituye una fuerza poderosa. Proclama a los cuatro vientos que quienes la manifiestan son hijos de Dios. Ejerce una influencia irresistible sobre el mundo, revelando que a pesar de nuestras características humanas podemos ser “participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de las pasiones”. 2 Pedro 1:4. Tenemos que ser uno con nuestros semejantes y con Cristo, y, en Cristo, uno con Dios. Entonces se podrá decir de nosotros: “Ustedes han alcanzado la plenitud”. Colosenses 2:10, LPH… Y cada cual debe ocupar el lugar que se le asigne y hacer la obra que se le haya encomendado. Dios ruega a todos los miembros de su iglesia que reciban el Espíritu Santo, que nos unamos fraternalmente, y que seamos solidarios… No hay nada que debilite la iglesia de modo más evidente que la desunión y las rencillas. No hay nada que se oponga a Cristo y a la verdad como eso (Mi vida hoy, p. 280).

Entrada destacada

¡Maranata: El Senor Viene!

Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374