Exaltad a Jesús


Exaltad a Jesús
Fe manifestada en la expiación, 13 de noviembre Para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo. Hebreos 6:18-19. https://ift.tt/aVvEQHy Cuando se comience a sentir desanimado, mire a Jesús y tenga comunión con él. Cuando piense que sus hermanos no lo comprenden, recuerde que Jesús, su Hermano Mayor, nunca se equivoca. El lo juzgará justamente. Las palabras que Cristo pronunció en el día grande de la fiesta tienen un significado y poder extraordinarios. Levantando su voz dijo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba”. Juan 7:37. Nadie tiene que ser empujado hacia Cristo. A nosotros nos corresponde acudir a él, la fuente de vida, y hacerlo por propia elección. ¿Por qué no habríamos de acudir a Cristo, en quien se centra nuestra esperanza de vida eterna? Las lecciones que Cristo nos ha hecho llegar no son máximas trilladas; están llenas de pensamiento vital. Pero a nosotros nos corresponde apropiarnos de la verdad divina. El apóstol Pablo nos exhorta a echar mano de la esperanza que nos ofrece el Evangelio. Debemos apropiarnos de las promesas de Dios por medio de la fe, y aprovechar las abundantes bendiciones que Cristo Jesús ha obtenido para nosotros. Delante de nosotros ha sido colocada una esperanza, la esperanza de la vida eterna. Nuestro Redentor no quedará satisfecho con darnos nada menos que esta bendición; pero es deber nuestro asirnos de esta esperanza por medio de la fe en Aquel que la prometió. Podemos esperar que sufriremos; porque únicamente los que participen con él de sus sufrimientos, también participarán con él de su gloria. El ha comprado el perdón y la inmortalidad para las almas pecadoras de los hombres que perecen; pero a nosotros nos corresponde recibir estos dones por medio de la fe. Al creer en él, recibimos esta esperanza como un ancla segura e inamovible para el alma. En vista de que pagó un precio tan elevado por nuestra salvación, debemos entender que podemos esperar confiadamente el favor divino, no sólo en este mundo, sino también en el mundo celestial. La fe en el sacrificio expiatorio y la intercesión de Cristo nos mantendrá seguros e inamovibles en medio de las tentaciones que nos oprimen en la iglesia militante. Contemplemos la gloriosa esperanza que tenemos por delante, y por la fe aferrémonos de ella... No podemos encontrar salvación alguna en nosotros mismos; debemos mirar a Jesús, el autor y consumador de nuestra fe, y seguiremos viviendo a medida que lo contemplemos... ¡Cuánto se esfuerzan los pobres mortales para llevar sus propios pecados y los de los demás! Pero Jesucristo es el único portador de los pecados. Únicamente él puede ser mi sustituto y el portador de mis pecados. El precursor de Cristo exclamó: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Juan 1:29... Entonces, quitemos los ojos de nosostros mismos, y alentemos la esperanza y la confianza en Cristo. Que nuestra esperanza no esté centrada en nosotros mismos, sino en Aquel que entró más allá del velo. Hablemos acerca de la bendita esperanza, y de la aparición gloriosa de nuestro Señor Jesucristo.—The Review and Herald, 9 de junio de 1896.
¡Visita Exaltad a Jesús!

En los Lugares Celestiales


En los Lugares Celestiales
Nuestras obligaciones hacia los pobres, 13 de noviembre Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Mateo 25:35, 36. https://ift.tt/k5FR9Zj Aunque el mundo necesita simpatía, aunque necesita las oraciones y la ayuda del pueblo de Dios, aunque necesita ver a Cristo en la vida de los que le siguen, los hijos de Dios necesitan igualmente oportunidades que atraigan sus simpatías, den eficiencia a sus oraciones y desarrollen en ellos un carácter semejante al Modelo divino. Para proporcionar estas oportunidades, Dios colocó entre nosotros a los pobres, los infortunados, los enfermos y los dolientes. Son el legado de Cristo a su iglesia, y han de ser cuidados como el los cuidaría. De esta manera, Dios elimina la escoria y purifica el oro, dándonos la cultura del corazón y del carácter que necesitamos. El Señor podría llevar a cabo su obra sin nuestra cooperación. No depende de nuestro dinero, nuestro tiempo, nuestro trabajo. Pero la iglesia es muy preciosa a su vista. Es el estuche que contiene sus joyas, el aprisco que encierra su rebaño, y anhela verla sin mancha, tacha ni cosa semejante. Siente por ella anhelos de amor indecible. Esta es la razón por la cual nos ha dado oportunidades de trabajar para él, y acepta nuestras labores como prueba de nuestro amor y lealtad. Al poner entre nosotros los pobres y los dolientes, el Señor nos prueba para revelarnos lo que hay en nuestros corazones... El mundo se convencerá no tanto por lo que el púlpito enseña como por lo que la iglesia vive. El predicador anuncia la teoría del Evangelio, pero la piedad práctica de la iglesia demuestra su poder.—Joyas de los Testimonios 2:499, 498.
¡Visita En los Lugares Celestiales!

Alza tus Ojos


Alza tus Ojos
¿Cómo hubiera contestado? 13 de noviembre Viéndole los hijos de los profetas que estaban en Jericó al otro lado, dijeron: El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo. 2 Reyes 2:15. https://ift.tt/tSWo5gj Los siervos de Dios deben trabajar por las clases más altas, pero esto no significa que deben atarse con los grandes de la tierra, dependiendo de ellos para obtener fortaleza, influencia y éxito. El Señor muchas veces inclinará los corazones de los que están en posiciones de responsabilidad para otorgar favores al pueblo que guarda los mandamientos de Dios. Pero cuando los siervos de Dios lo abandonan para buscar el reconocimiento de los hombres de la tierra, cambian el poder por la debilidad. Tenemos una obra muy solemne delante de nosotros, cuya importancia sólo podemos entender por medio de la luz que brilla desde la Palabra de Dios sobre el pasado y el presente. ¿Quién, en medio de los gritos: “Miren, aquí está” y “Miren, allá”, está mostrando una confianza inconmovible en la Palabra de Dios? La fe del presente nos conecta con el pasado y nos señala el futuro. Podemos aprender lecciones valiosas de la vida del profeta Eliseo. Eliseo fue elegido por el Señor como ayudante de Elías y, por medio de pruebas, demostró que era fiel y digno de confianza. Estaba dispuesto a ser y a hacer todo lo que el Señor indicara. No rehuyó el servicio más humilde, sino que fue fiel tanto en las tareas pequeñas como en las responsabilidades mayores. Estaba siempre dispuesto a servir en cualquier lugar que el Señor le señalara, aunque fuera desagradable a sus inclinaciones naturales. Y a cada paso aprendía lecciones de humildad y servicio... “Cuando habían pasado, Elías dijo a Fliseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí”. 2 Reyes 2:9. No pidió honores del mundo, ni un lugar elevado entre los grandes de la tierra. Lo que ansiaba era una doble porción del espíritu dado a aquel a quien Dios estaba por honrar trasladándolo al cielo. Sabía que solamente una doble porción del espíritu que había estado sobre Elías lo prepararía para ocupar el lugar que éste dejaba, porque Elías tenía la experiencia y la sabiduría de los años, que no puede ser impartida a los jóvenes por medio de ningún método. Si se le hubiera hecho a usted esa pregunta, ¿qué habría contestado? ¿Cuál es el mayor deseo de su corazón al entregarse al servicio de Dios?—Manuscrito 114, del 13 de noviembre de 1901, “Lecciones de la experiencia de Eliseo”.
¡Visita Alza tus Ojos!

A Fin de Conocerle


A Fin de Conocerle
Hilos en la tela de la humanidad, 13 de noviembre Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase. Marcos 13:34. https://ift.tt/BJsdERm Cuando Dios ordenó que se construyera el tabernáculo en el desierto, a cada hombre se le señaló su obra. ... Al armar y desarmar el tabernáculo, al trasladarse de un lugar a otro en el desierto, se especificó claramente el lugar que debía ocupar cada uno. Cristo era el General invisible de esa muchedumbre de más de un millón de personas, y no se realizaban movimientos casuales ni desordenados. De cada uno se requería orden, rapidez y exactitud en el puesto que se le había asignado. Esto contiene una lección importante para la iglesia y para cada persona a quien Dios ha elegido para que desempeñe una parte en su gran obra. A nadie se le pide que haga el trabajo de otro. Cada uno debe hacer el trabajo que se le ha asignado con exactitud e integridad. La dirección de esa gran iglesia en sus viajes por el desierto simboliza la dirección de la iglesia hasta el final de la historia terrena, hasta que entre en posesión de la Canaán celestial. El Señor necesita toda clase de obreros especializados. “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”. Efesios 4:11, 12. ... Cada obrero de la viña del Señor debe estar santificado en su mente y corazón por la verdad, para poder ver no sólo la parte de la obra en la que se ocupa sino también cuál es su relación con el gran todo. Cuando los obreros son consagrados a Dios, revelan el amor de Dios por sus hermanos que trabajan a las órdenes del Maestro invisible. “Somos colaboradores de Dios”. 1 Corintios 3:9. Todos formamos parte de la gran tela de la humanidad, somos un hilo tejido junto a otros hilos para constituir la tela como un todo completo. ... Sed hilos de Dios para realizar sus designios.—Carta 86a, 1893.
¡Visita A Fin de Conocerle!

¡Maranata: El Senor Viene!


¡Maranata: El Senor Viene!
El fruto del árbol de la vida, 13 de noviembre https://ift.tt/hc7U25N En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Apocalipsis 22:2. El fruto del árbol de la vida que estaba en el jardín del Edén tenía virtudes sobrenaturales. Comer de él significaba vivir para siempre. Era el antídoto contra la muerte. Sus hojas servían para mantener la vida y la inmortalidad... Después de la entrada del pecado, el Labrador celestial lo trasladó al Paraíso que está en el cielo.30Testimonies for the Church 8:288. Los santos redimidos, que han amado a Dios y guardado sus mandamientos aquí, entrarán por las puertas de la ciudad, y tendrán derecho al árbol de la vida. Comerán de él con toda libertad tal como lo hicieron nuestros primeros padres antes de su caída. Las hojas de ese árbol inmortal y de amplia copa, serán para la sanidad de las naciones. Habrán desaparecido todos sus infortunios. Jamás volverán a sentir los efectos de la enfermedad, la tristeza y la muerte, porque las hojas del árbol de la vida los habrán sanado. Jesús verá el fruto del trabajo de su alma y se sentirá satisfecho, cuando los redimidos, que fueron objeto de angustias, fatigas y aflicciones, que gimieron bajo el peso de las calamidades, se reunan en torno del árbol de la vida para comer de su fruto inmortal, del que nuestros primeros padres perdieron todo derecho por haber quebrantado los mandamientos de Dios. Allí jamás habrá peligro de volver a perder el derecho al árbol de la vida, porque el que condujo a la tentación y al pecado a nuestros primeros padres será destruido en ocasión de la muerte segunda.31The Youth’s Instructor, 10-1852. La condición para comer del árbol de la vida era obedecer todos los mandamientos. Adán cayó por desobedecer... La obediencia mediante Cristo Jesús confiere al hombre perfección de carácter y derecho al árbol de la vida. En el testimonio de Jesús a Juan están plenamente establecidas las condiciones para participar otra vez de ese fruto: “Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad” (Apocalipsis 22:14, Versión Valera antigua).32The S.D.A. Bible Commentary 1:1086.
¡Visita ¡Maranata: El Senor Viene!!

Sabbath School


Sabbath School
Wednesday, November 13 El testimonio de Tomás Comentarios Elena G.W https://ift.tt/RWfDo3A Cuando Cristo se encontró por primera vez con los discípulos en el aposento alto, Tomás no estaba con ellos. Oyó el informe de los demás y recibió abundantes pruebas de que Jesús había resucitado; pero la lobreguez y la incredulidad llenaban su alma. El oír a los discípulos hablar de las maravillosas manifestaciones del Salvador resucitado no hizo sino sumirlo en más profunda desesperación. Si Jesús hubiese resucitado realmente de los muertos no podía haber entonces otra esperanza de un reino terrenal. Y hería su vanidad el pensar que su Maestro se revelase a todos los discípulos excepto a él. Estaba resuelto a no creer, y por una semana entera reflexionó en su condición, que le parecía tanto más obscura en contraste con la esperanza y la fe de sus hermanos (El Deseado de todas las gentes, p. 747). Nuestro Salvador no tiene palabras de encomio para los que, en estos últimos días, son de corazón lento para creer, como tampoco elogió al dudoso Tomás, quien alardeaba de que no creería en las pruebas que los discípulos referían, y a las que ellos daban crédito, de que Cristo se había ciertamente levantado de entre los muertos y se les había aparecido. Dijo Tomás: “Si no viere en sus manos la señal de los clavos”… “y metiere mi mano en su costado, no creeré”. Juan 20:25. Cristo le brindó a Tomás la evidencia que había dicho que necesitaba; pero le reprochó: “No seas incrédulo, sino creyente”. Tomás reconoció que había sido convencido. Jesús le dijo: “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 613). Muchos aficionados a la duda se disculpan diciendo que si tuviesen las pruebas que Tomás recibió de sus compañeros, creerían. No comprenden que no solamente tienen esa prueba, sino mucho más. Muchos que, como Tomás, esperan que sea suprimida toda causa de duda, no realizarán nunca su deseo. Quedan gradualmente confirmados en la incredulidad. Los que se acostumbran a mirar el lado sombrío, a murmurar y quejarse, no saben lo que hacen. Están sembrando las semillas de la duda, y segarán una cosecha de duda. En un tiempo en que la fe y la confianza son muy esenciales, muchos se hallarán así incapaces de esperar y creer. En el trato que concedió a Tomás, Jesús dio una lección para sus seguidores. Su ejemplo demuestra cómo debemos tratar a aquellos cuya fe es débil y que dan realce a sus dudas. Jesús no abrumó a Tomás con reproches ni entró en controversia con él. Se reveló al que dudaba. Tomás había sido irrazonable al dictar las condiciones de su fe, pero Jesús, por su amor y consideración generosa, quebrantó todas las barreras. La incredulidad queda rara vez vencida por la controversia. Se pone más bien en guardia y halla nuevo apoyo y excusa. Pero revélese a Jesús en su amor y misericordia como el Salvador crucificado, y de muchos labios antes indiferentes se oirá el reconocimiento de Tomás: “¡Señor mío, y Dios mío!” (El Deseado de todas las gentes, p. 748).
¡Visita Sabbath School!

Entrada destacada

¡Maranata: El Senor Viene!

Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374