La Fe por la Cual Vivo


Santidad de vida, 14 de mayo Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Hebreos 12:14. https://ift.tt/Yo6mtUr “No es una evidencia concluyente de que un hombre sea cristiano el que manifieste éxtasis espiritual bajo circunstancias extraordinarias. La santidad no es arrobamiento; es una entrega completa de la voluntad a Dios; es vivir de toda palabra que sale de la boca de Dios; es hacer la voluntad de nuestro Padre celestial; es confiar en Dios en las pruebas y en la oscuridad tanto como en la luz; es caminar por fe y no por vista; y fiarse de Dios con confianza que no vacile, y descansar en su amor.”—Los Hechos de los Apóstoles, 39. “Nadie puede ser omnipotente, pero todos pueden limpiarse de la impiedad de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor del Señor. Dios requiere que cada alma sea pura y santa. Tenemos tendencias hereditarias hacia el mal. No necesitamos continuar con ellas a cuestas. Es una debilidad humana abrigar el egoísmo porque es un rasgo natural del carácter. Pero a menos que desechemos todo egoísmo, a menos que crucifiquemos el yo, jamás llegaremos a ser santos como Dios es santo.... “Dios requiere en todo la perfección moral. Los que han recibido luz y oportunidades como mayordomos de Dios debieran perseguir la perfección y jamás rebajar la norma de justicia a fin de acomodarla a sus tendencias heredadas y cultivadas hacia el mal. Cristo tomó sobre sí nuestra naturaleza y vivió nuestra vida para mostrarnos que es posible para nosotros ser semejantes a él.”—Carta 9, 1899.

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Santidad de vida, 14 de mayo Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Hebreos 12:14. https://ift.tt/Yo6mtUr “No es una evidencia concluyente de que un hombre sea cristiano el que manifieste éxtasis espiritual bajo circunstancias extraordinarias. La santidad no es arrobamiento; es una entrega completa de la voluntad a Dios; es vivir de toda palabra que sale de la boca de Dios; es hacer la voluntad de nuestro Padre celestial; es confiar en Dios en las pruebas y en la oscuridad tanto como en la luz; es caminar por fe y no por vista; y fiarse de Dios con confianza que no vacile, y descansar en su amor.”—Los Hechos de los Apóstoles, 39. “Nadie puede ser omnipotente, pero todos pueden limpiarse de la impiedad de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor del Señor. Dios requiere que cada alma sea pura y santa. Tenemos tendencias hereditarias hacia el mal. No necesitamos continuar con ellas a cuestas. Es una debilidad humana abrigar el egoísmo porque es un rasgo natural del carácter. Pero a menos que desechemos todo egoísmo, a menos que crucifiquemos el yo, jamás llegaremos a ser santos como Dios es santo.... “Dios requiere en todo la perfección moral. Los que han recibido luz y oportunidades como mayordomos de Dios debieran perseguir la perfección y jamás rebajar la norma de justicia a fin de acomodarla a sus tendencias heredadas y cultivadas hacia el mal. Cristo tomó sobre sí nuestra naturaleza y vivió nuestra vida para mostrarnos que es posible para nosotros ser semejantes a él.”—Carta 9, 1899.
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Dios nos Cuida


Dios nos Cuida
La venida del consolador, 14 de mayo Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. Juan 14:16-17. https://ift.tt/RzN72wb Cristo estaba por irse a su hogar celestial, pero aseguró a sus discípulos que enviaría al Consolador que habitaría con ellos para siempre. Todos pueden confiar implícitamente en la dirección de ese Consolador. Es el Espíritu de verdad; pero el mundo no puede ver ni recibir esa verdad... Cristo quería que sus discípulos comprendieran que no los dejaría huérfanos. “No os dejaré huérfanos”, declaró; “vendré a vosotros”. Juan 14:18. ¡Preciosa y gloriosa seguridad de vida eterna! Aunque Cristo iba a estar ausente, la relación de ellos con él había de ser como la de un hijo con su padre... Las palabras dirigidas a los discípulos nos llegan a través de las palabras de ellos. El Consolador es nuestro tanto como de ellos, en todos los tiempos y en todos los lugares, en todos los dolores y en todas las aflicciones, cuando las perspectivas parecen oscuras y confuso el futuro, y nos sentimos desvalidos y solos. Entonces es cuando el Consolador será enviado en respuesta a la oración de fe. No hay consolador como Cristo, tan tierno y tan leal. Está conmovido por los sentimientos de nuestras debilidades. Su Espíritu habla al corazón. Las circunstancias pueden separarnos de nuestros amigos; el amplio e inquieto océano puede agitarse entre nosotros y ellos. Aunque exista su sincera amistad, quizá no puedan demostrarla haciendo para nosotros lo que recibiríamos con gratitud. Pero ninguna circunstancia ni distancia puede separarnos del Consolador celestial. Doquiera estemos, doquiera vayamos, siempre está allí, Alguien que está en el lugar de Cristo para actuar por él. Siempre está a nuestra diestra para dirigirnos palabras suaves y amables, para apoyar, sostener, defender y animar. La influencia del Espíritu Santo es la vida de Cristo en el alma. Este Espíritu obra dentro y por medio de cada uno que recibe a Cristo. Aquellos que conocen la morada interna del Espíritu, revelan el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe.
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Conflicto y Valor


Conflicto y Valor
Un ejemplo peligroso, 14 de mayo 1 Samuel 2:22-36. https://ift.tt/p7mjefq No oyeron la voz de su padre. 1 Samuel 2:25. Elí era sacerdote y juez de Israel. Ocupaba los puestos más altos y de mayor responsabilidad entre el pueblo de Dios. Como hombre escogido divinamente para las sagradas obligaciones del sacerdocio, y puesto sobre todo el país como la autoridad judicial más elevada, se le consideraba como un ejemplo, y ejercía una gran influencia sobre las tribus de Israel. Pero aunque había sido nombrado para que gobernara al pueblo, no regía bien su propia casa... Amaba tanto la paz y la comodidad, que no ejercía su autoridad para corregir los malos hábitos ni las pasiones de sus hijos. Antes que contender con ellos, o castigarlos, prefería someterse a la voluntad de ellos, y les cedía en todo. En vez de considerar la educación de sus hijos como una de sus responsabilidades más importantes, trataba el asunto como si tuviera muy poca importancia. El sacerdote y juez de Israel no había sido dejado en las tinieblas con respecto a la obligación de refrenar y disciplinar a los hijos que Dios había confiado a su cuidado. Pero Elí se sustrajo a estas obligaciones, porque significaban contrariar la voluntad de sus hijos, y le imponían la necesidad de castigarlos y de negarles ciertas cosas... La maldición de la transgresión era patente en la corrupción y la impiedad que distinguían la conducta de sus hijos. No apreciaban debidamente el carácter de Dios ni la santidad de su ley. El servicio de él era para ellos una cosa común. Desde su niñez se habían acostumbrado al santuario y su servicio; pero en vez de volverse más reverentes, habían perdido todo sentido de su santidad y significado. El padre no había corregido la falta de respeto que manifestaban hacia su propia autoridad, ni había refrenado su irreverencia por los servicios solemnes del santuario; y cuando llegaron a la edad viril estaban llenos de los frutos mortíferos del escepticismo y la rebelión... No hay maldición más grande en una casa que la de permitir a los niños que hagan su propia voluntad. Cuando los padres acceden a todos los deseos de sus hijos y les permiten participar en cosas que reconocen perjudiciales, los hijos pierden pronto todo respeto por sus padres, toda consideración por la autoridad de Dios o del hombre, y son llevados cautivos de la voluntad de Satanás. Historia de los Patriarcas y Profetas, 621, 622, 626.
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A Fin de Conocerle


A Fin de Conocerle
Dignidad sin orgullo, 14 de mayo Mis labios no hablarán iniquidad, ni mi lengua pronunciará engaño. Nunca tal acontezca que yo os justifique; hasta que muera, no quitaré de mí mi integridad. Mi justicia tengo asida, y no la cederé; no me reprochará mi corazón en todos mis días. Job 27:4-6. https://ift.tt/maGPdke Debiéramos preservar la más estricta castidad en pensamiento, palabra y conducta. Recordemos que Dios coloca nuestros pecados secretos a la luz de su rostro. Hay pensamientos y sentimientos sugeridos y despertados por Satanás que molestan aun a los mejores hombres; pero si no son acariciados, si son rechazados como odiosos, el alma no se contamina con la culpa, y ningún otro se mancha por su influencia. ¡Ojalá cada uno de nosotros fuera un sabor de vida para vida para los que nos rodean! Hay gran necesidad de un aprecio más profundo de la santa verdad de Dios. Si todos comprendieran la solemnidad y peso del mensaje, muchos pecados que ahora se cometen descuidadamente desaparecerían de entre nosotros. ¿No se mezclan con demasiada frecuencia pensamientos y hechos comunes con los sagrados temas de la verdad? Siempre que se haga esto, se rebaja la norma. Vuestro ejemplo induce a otros a considerar livianamente la verdad, y éste es uno de los más grandes pecados a la vista de Dios. El privilegio de cada uno es vivir de tal forma que Dios lo apruebe y lo bendiga. Podéis estar frecuentemente en comunicación con el Cielo; no es la voluntad de vuestro Padre celestial que estéis alguna vez bajo condenación en tinieblas. No es agradable a Dios que os desmerezcáis. Debéis cultivar el respeto propio viviendo de tal modo que seáis aprobados por vuestra conciencia y ante los hombres y los ángeles. No es una evidencia de verdadera humildad que vayáis con la cabeza gacha y con el corazón lleno de pensamientos egoístas. Podéis ir a Jesús y ser limpiados, y estar delante de la ley sin remordimiento.—The Review and Herald, 27 de marzo de 1888.
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A Fin de Conocerle


Dignidad sin orgullo, 14 de mayo Mis labios no hablarán iniquidad, ni mi lengua pronunciará engaño. Nunca tal acontezca que yo os justifique; hasta que muera, no quitaré de mí mi integridad. Mi justicia tengo asida, y no la cederé; no me reprochará mi corazón en todos mis días. Job 27:4-6. https://ift.tt/maGPdke Debiéramos preservar la más estricta castidad en pensamiento, palabra y conducta. Recordemos que Dios coloca nuestros pecados secretos a la luz de su rostro. Hay pensamientos y sentimientos sugeridos y despertados por Satanás que molestan aun a los mejores hombres; pero si no son acariciados, si son rechazados como odiosos, el alma no se contamina con la culpa, y ningún otro se mancha por su influencia. ¡Ojalá cada uno de nosotros fuera un sabor de vida para vida para los que nos rodean! Hay gran necesidad de un aprecio más profundo de la santa verdad de Dios. Si todos comprendieran la solemnidad y peso del mensaje, muchos pecados que ahora se cometen descuidadamente desaparecerían de entre nosotros. ¿No se mezclan con demasiada frecuencia pensamientos y hechos comunes con los sagrados temas de la verdad? Siempre que se haga esto, se rebaja la norma. Vuestro ejemplo induce a otros a considerar livianamente la verdad, y éste es uno de los más grandes pecados a la vista de Dios. El privilegio de cada uno es vivir de tal forma que Dios lo apruebe y lo bendiga. Podéis estar frecuentemente en comunicación con el Cielo; no es la voluntad de vuestro Padre celestial que estéis alguna vez bajo condenación en tinieblas. No es agradable a Dios que os desmerezcáis. Debéis cultivar el respeto propio viviendo de tal modo que seáis aprobados por vuestra conciencia y ante los hombres y los ángeles. No es una evidencia de verdadera humildad que vayáis con la cabeza gacha y con el corazón lleno de pensamientos egoístas. Podéis ir a Jesús y ser limpiados, y estar delante de la ley sin remordimiento.—The Review and Herald, 27 de marzo de 1888.

Sabbath School


Comentarios Elena G.W para las Lecciones de Escuela Sabática https://ift.tt/gQK5sEv @seguidores @destacar El Señor envió a su ángel para que tocara el corazón de un granjero que no creía en la Biblia, a fin de inducirlo a escudriñar las profecías. Los ángeles de Dios repetidas veces visitaron a aquel escogido para guiar su mente y abrir a su comprensión las profecías que siempre habían sido oscuras para el pueblo de Dios. Se le concedió descubrir el comienzo de la cadena de la verdad, y se lo indujo a buscar eslabón tras eslabón, hasta que pudo contemplar maravillado y admirado la Palabra de Dios. Vio la perfecta cadena de la verdad. La Palabra que según él no era inspirada, ahora se abría ante sus ojos con su belleza y su gloria. Descubrió que una porción de las Escrituras explica la otra, y que cuando un pasaje le resultaba incomprensible, otra porción de la Palabra se lo explicaba. Consideró la Palabra de Dios con gozo, y con el más profundo respeto y reverencia (La historia de la redención, pp. 373, 374). La Biblia nos muestra a Dios como autor de ella; y sin embargo fue escrita por manos humanas, y la diversidad de estilo de sus diferentes libros muestra la individualidad de cada uno de sus escritores. Las verdades reveladas son todas inspiradas por Dios (2 Timoteo 3:16); y con todo están expresadas en palabras humanas. Y es que el Ser supremo e infinito iluminó con su Espíritu la inteligencia y el corazón de sus siervos. Les daba sueños y visiones y les mostraba símbolos y figuras; y aquellos a quienes la verdad fuera así revelada, revestían el pensamiento divino con palabras humanas. Los Diez Mandamientos fueron enunciados por el mismo Dios y escritos con su propia mano. Su redacción es divina y no humana. Pero la Biblia, con sus verdades de origen divino expresadas en el idioma de los hombres, es una unión de lo divino y lo humano. Esta unión existía en la naturaleza de Cristo, quien era Hijo de Dios e Hijo del hombre. Se puede decir de la Biblia, lo que fue dicho de Cristo: ‘Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros’ Juan 1:14 (Mensajes selectos, t. 1, p. 28). Deberíamos pedirle al Señor que abra nuestro entendimiento, para que podamos comprender la verdad divina. Si humillamos nuestro corazón ante Dios, vaciándolo de la vanidad, el orgullo y el egoísmo por medio de la gracia que nos es concedida abundantemente; si deseamos sincera y firmemente creer, los resplandecientes rayos del Sol de justicia brillarán en nuestra mente e iluminarán nuestro entendimiento oscurecido. Jesús es la luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo. Él es la luz del mundo, y nos invita a que vayamos a él y aprendamos de él (Ser semejante a Jesús, 9 de abril, p. 106).

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Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374