Cada Día con Dios


¿Hemos pasado de muerte a vida? 22 de septiembre https://ift.tt/RqvgUcl Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte. 1 Juan 3:14. He estado meditando en lo poco que apreciamos las definidas declaraciones de la Palabra de Dios con respecto a nuestras relaciones mutuas. Existe ese egoísmo en el corazón humano que nos induce a concentrar nuestros pensamientos en nosotros mismos; e incluso entre los que mantienen relación con Dios, nos sentimos apenados a veces al ver cuántos de sus pensamientos se concentran en sí mismos de manera que no ven ni sienten las necesidades de los demás. Estamos relacionados los unos con los otros en la gran tela de la humanidad, y en todas nuestras relaciones mutuas debiéramos manifestar la actitud de Cristo. Cerrar los ojos frente a las necesidades de los que perecen, dejar que los pecadores sigan sin amonestar, y que debido a nuestra indiferencia y egoísmo se sientan tentados a decir: “Nadie se preocupa de mi alma”, equivale a deshonrar a Dios y acarrear baldón sobre su causa. Nuestra obra debe edificarnos en la santísima fe. Si no existe una armonía perfecta entre nosotros, no debiéramos pensar que no tenemos la culpa de esa situación. Si los pensamientos y los sentimientos de los demás no recorren los mismos cauces que los nuestros, no debiéramos creer que ellos están equivocados y nosotros en lo cierto. Debiéramos mantener constantemente afinada la mente para responder a la oración de Cristo que aparece en. Juan 17:21-23. Necesitamos saber en qué consiste el yugo que Cristo quiere que llevemos, y las responsabilidades que tenemos que asumir en este tiempo, y tratar constantemente de demostrar con bondad y amor a nuestro hermano que nos interesamos en él, y poner amor en nuestras acciones cotidianas. Este es el oro afinado en fuego: La fe y el amor. Si viéramos que alguien está en error en algún aspecto, no debiéramos pasar a su lado sin decirle nada, sino que debiéramos tratar de traerlo de las tinieblas a la luz. Debiéramos cuidar los intereses de los demás como de los propios. No valoramos el alma como debiéramos. Tendríamos que unirnos en una gran hermandad, y ubicarnos donde podamos soportar las faltas de los otros con toda paciencia y humildad, tratando de compartir las cargas de los demás. Véase Efesios 5:1, 2. Bien, dirán ustedes, esa es la tarea del pastor; pero también es la obra de cada uno de nosotros.—Manuscrito 13, del 22 de septiembre de 1886, “La hermandad cristiana”.

A Fin de Conocerle


El ejemplo de Daniel de oración y confesión, 22 de septiembre Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza. Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión. Daniel 9:3, 4. https://ift.tt/l8rEtp5 El ejemplo de Daniel de oración y confesión se ha dado para nuestra instrucción y ánimo. ... Daniel sabía que casi había terminado el tiempo del cautiverio de Israel; pero no creía que porque Dios había prometido libertarlos, ellos mismos no tuvieran que hacer su parte. Buscó al Señor con ayuno y contrición, confesando sus propios pecados y los de su pueblo. Daniel no pide nada basándose en sus propios méritos, sino que dice: “Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias”. La intensidad de su deseo lo torna ferviente: “Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo, Dios mío; porque tu nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo”. Daniel 9:18, 19. ¡Qué oración notable es ésta que fue pronunciada por los labios de Daniel! ¡Cuánta humildad de alma revela! En las palabras que ascendían a Dios se advertía el calor del fuego celestial. El Cielo contestó esa oración enviando su mensajero a Daniel. En nuestros días, las oraciones que se ofrezcan en esta misma forma prevalecerán con Dios. “La oración eficaz del justo puede mucho”. Santiago 5:16. Así como en la antigüedad descendió fuego del cielo cuando se ofreció una oración, y consumió el sacrificio que estaba sobre el altar, así también el fuego celestial descenderá a nuestras almas como respuesta a nuestras oraciones. ... El Dios que escuchó la oración de Daniel escuchará las nuestras cuando acudamos a él arrepentidos. Nuestras necesidades son tan urgentes como las del profeta, nuestras dificultades son tan grandes como las suyas, y necesitamos tener su misma firmeza de propósito, y echar con fe nuestra carga sobre el gran Portador de las cargas.—The Review and Herald, 9 de febrero de 1897.

¡Maranata: El Senor Viene!


¡Maranata: El Senor Viene!
¿Por qué habrá tiempo de angustia? 22 de septiembre https://ift.tt/zYUTVhN Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Salmos 46:1. Aun cuando los hijos de Dios se ven rodeados de enemigos que tratan de destruirlos, la angustia que sufren no procede del temor de ser perseguidos a causa de la verdad; lo que temen es no haberse arrepentido de cada pecado y que debido a alguna falta por ellos cometida no puedan ver realizada en ellos la promesa del Salvador: “Yo también te guardaré de la hora de prueba que ha de venir sobre todo el mundo”. Apocalipsis 3:10 (VM). Si pudiesen tener la seguridad del perdón, no retrocederían ante las torturas ni la muerte; pero si fuesen reconocidos indignos de perdón y hubiesen de perder la vida a causa de sus propios defectos de carácter, entonces el santo nombre de Dios sería vituperado. Por todos lados oyen hablar de conspiraciones y traiciones y observan la actitud amenazante de la rebelión. Eso hace nacer en ellos un deseo intensísimo de ver acabarse la apostasía y de que la maldad de los impíos llegue a su fin. Pero mientras piden a Dios que detenga el progreso de la rebelión, se reprochan a sí mismos con gran sentimiento el no tener mayor poder para resistir y contrarrestar la potente invasión del mal. Les parece que si hubiesen dedicado siempre toda su habilidad al servicio de Cristo, avanzando de virtud en virtud, las fuerzas de Satanás no tendrían tanto poder sobre ellos. Afligen sus almas ante Dios, recordándole cada uno de sus actos de arrepentimiento de sus numerosos pecados y la promesa del Salvador: “¿Forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz, sí haga paz conmigo”. Isaías 27:5. Su fe no decae si sus oraciones no reciben inmediata contestación. Aunque sufren la ansiedad, el terror y la angustia más desesperantes, no dejan de orar. Echan mano del poder de Dios como Jacob se aferró al ángel; y de sus almas se exhala el grito: “No te soltaré hasta que me hayas bendecido”.69Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 677. El tiempo de angustia es el crisol que revelará los caracteres semejantes al de Cristo. Tiene como propósito inducir al pueblo de Dios a renunciar a Satanás y sus tentaciones.70The Review and Herald, 12-8-1884. PreviousNext Interface Language
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¿Por qué habrá tiempo de angustia? 22 de septiembre https://ift.tt/zYUTVhN Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Salmos 46:1. Aun cuando los hijos de Dios se ven rodeados de enemigos que tratan de destruirlos, la angustia que sufren no procede del temor de ser perseguidos a causa de la verdad; lo que temen es no haberse arrepentido de cada pecado y que debido a alguna falta por ellos cometida no puedan ver realizada en ellos la promesa del Salvador: “Yo también te guardaré de la hora de prueba que ha de venir sobre todo el mundo”. Apocalipsis 3:10 (VM). Si pudiesen tener la seguridad del perdón, no retrocederían ante las torturas ni la muerte; pero si fuesen reconocidos indignos de perdón y hubiesen de perder la vida a causa de sus propios defectos de carácter, entonces el santo nombre de Dios sería vituperado. Por todos lados oyen hablar de conspiraciones y traiciones y observan la actitud amenazante de la rebelión. Eso hace nacer en ellos un deseo intensísimo de ver acabarse la apostasía y de que la maldad de los impíos llegue a su fin. Pero mientras piden a Dios que detenga el progreso de la rebelión, se reprochan a sí mismos con gran sentimiento el no tener mayor poder para resistir y contrarrestar la potente invasión del mal. Les parece que si hubiesen dedicado siempre toda su habilidad al servicio de Cristo, avanzando de virtud en virtud, las fuerzas de Satanás no tendrían tanto poder sobre ellos. Afligen sus almas ante Dios, recordándole cada uno de sus actos de arrepentimiento de sus numerosos pecados y la promesa del Salvador: “¿Forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz, sí haga paz conmigo”. Isaías 27:5. Su fe no decae si sus oraciones no reciben inmediata contestación. Aunque sufren la ansiedad, el terror y la angustia más desesperantes, no dejan de orar. Echan mano del poder de Dios como Jacob se aferró al ángel; y de sus almas se exhala el grito: “No te soltaré hasta que me hayas bendecido”.69Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 677. El tiempo de angustia es el crisol que revelará los caracteres semejantes al de Cristo. Tiene como propósito inducir al pueblo de Dios a renunciar a Satanás y sus tentaciones.70The Review and Herald, 12-8-1884. PreviousNext Interface Language

Sabbath School


Comentarios Elena G.W https://ift.tt/I82QUiR Pablo era un ejemplo viviente de lo que debe ser cada cristiano. Vivía para la gloria de Dios. Sus palabras llegan resonando hasta nuestro tiempo: “Para mí el vivir es Cristo”. “Lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo”. El que una vez fuera perseguidor de Cristo en la persona de sus santos, ahora exhibe ante el mundo la cruz de Cristo. El corazón de Pablo ardía de amor por las almas, y consagró todas sus energías para la conversión de los hombres. Nunca vivió un obrero más abnegado, ferviente y perseverante. Su vida era Cristo; realizaba las obras de Cristo. Todas las bendiciones que recibía eran estimadas como otras tantas ventajas para ser usadas en bendecir a otros (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista, t. 6, p. 1112). En el concilio del cielo se dispuso que los hombres, aunque transgresores, no debían perecer en su desobediencia, sino que por medio de la fe en Cristo como su sustituto y fiador pudieran convertirse en los elegidos de Dios, predestinados para la adopción de hijos por Jesucristo y para él, según el puro afecto de su voluntad. Dios desea que todos los hombres sean salvos, pues ha dispuesto un amplio recurso al dar a su Hijo unigénito para pagar el rescate del hombre. Los que perezcan, perecerán porque se niegan a ser adoptados como hijos de Dios por medio de Cristo Jesús. Antes de que se pusieran los fundamentos de la tierra, se hizo el pacto de que serían hijos de Dios todos los que fueran obedientes, todos los que por medio de la abundante gracia proporcionada llegaran a ser santos en carácter y sin mancha delante de Dios, al apropiarse de esa gracia. Ese pacto, hecho desde la eternidad, fue dado a Abraham mil novecientos años antes de que viniera Cristo. ¡Con cuánto interés y con cuánta intensidad estudió Cristo en su humanidad a la raza humana para ver si los hombres aprovecharían el recurso ofrecido! (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista, t. 6, p. 1114). Dios muestra a su pueblo todos los favores que ha prodigado a su Hijo al aceptar la gran expiación. Los que con amor han unido su empeño con Cristo, son aceptos en el Amado. Sufrieron con Cristo en su más profunda humillación, y la glorificación de él es de gran interés para ellos, porque son aceptos en él. Dios los ama como ama a su Hijo. Cristo, Emanuel, está entre Dios y el creyente revelando la gloria de Dios a sus elegidos y cubriendo sus defectos y transgresiones con las vestiduras de su propia justicia inmaculada (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista, t. 6, p. 1115).

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Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374