La Maravillosa Gracia de Dios


“¡Mirad cuál amor!”, 29 de junio https://ift.tt/xaA3wTK Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios. 1 Juan 3:1. Del corazón del Padre es de donde manan los ríos de compasión divina, manifestada en Cristo para todos los hijos de los hombres... Dios permitió que su Hijo amado, lleno de gracia y de verdad, viniese de un mundo de indescriptible gloria, a un mundo corrompido y manchado por el pecado, oscurecido con la sombra de la muerte y la maldición. Permitió que dejase el seno de su amor, la adoración de los ángeles, para sufrir vergüenza, insulto, humillación, odio y muerte... La carga del pecado, el conocimiento de su terrible enormidad y de la separación que causa entre el alma y Dios, quebrantó el corazón del Hijo de Dios... Dios sufrió con su Hijo. En la agonía del Getsemaní, en la muerte del Calvario, el corazón del Amor Infinito pagó el precio de nuestra redención... Nada menos que el infinito sacrificio hecho por Cristo en favor del hombre caído podía expresar el amor del Padre hacia la perdida humanidad... El precio pagado por nuestra redención, el sacrificio infinito que hizo nuestro Padre celestial al entregar a su Hijo para que muriese por nosotros, debe darnos un concepto elevado de lo que podemos ser hechos por Cristo. Al considerar el inspirado apóstol Juan “la altura”, “la profundidad” y “la anchura” del amor del Padre hacia la raza que perecía, se llena de alabanzas y reverencia, y no pudiendo encontrar lenguaje conveniente en que expresar la grandeza y ternura de este amor, exhorta al mundo a contemplarlo... ¡Qué valioso hace esto al hombre! Por la transgresión, los hijos del hombre se hacen súbditos de Satanás. Por la fe en el sacrificio reconciliador de Cristo, los hijos de Adán pueden ser hechos hijos de Dios. Al revestirse de la naturaleza humana, Cristo eleva a la humanidad. Los hombres caídos son colocados donde pueden, por la relación con Cristo, llegar a ser en verdad dignos del nombre de “hijos de Dios”. Tal amor es incomparable. ¡Hijos del Rey celestial! ¡Promesa preciosa! ¡Tema para la más profunda meditación! ¡El incomparable amor de Dios para con un mundo que no lo amaba!—El Camino a Cristo, 11-14.

La Fe por la Cual Vivo


Dolor con esperanza, 29 de junio https://ift.tt/7LUb3ZI Tampoco hermanos, queremos que ignoréis acerca de los que duermen, que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. 1 Tesalonicenses 4:13. “A los atribulados quiero decirles: consolaos en la esperanza de la mañana de la resurrección. Las aguas que habéis bebido son tan amargas a vuestro paladar como eran las aguas de Mara para los hijos de Israel cuando viajaban por el desierto, pero Jesús puede endulzarlas con su amor.... “Dios ha provisto un bálsamo para cada herida. Hay bálsamo en Galaad, hay un Médico allá. ¿No estudiaréis como nunca antes las Escrituras? Buscad al Señor pidiéndole sabiduría en cada emergencia. En cada prueba rogad a Jesús que os muestre un camino a través de vuestras dificultades; entonces vuestros ojos serán abiertos para ver el remedio y para aplicar en vuestro caso las promesas sanadoras que se registran en su Palabra. De este modo el enemigo no podrá conduciros al desaliento y la incredulidad; en cambio tendréis fe, esperanza y valor en el Señor. El Espíritu Santo os dará claro discernimiento para ver y apropiaros de cada bendición que obrará como un antídoto para el dolor, como una rama sanadora para cada sorbo amargo que es acercado a vuestros labios. Cada sorbo amargo se mezclará con el amor de Jesús y en vez de lamentaros con amargura comprenderéis que el amor y la gracia de Jesús están de tal manera mezclados con el dolor que éste se ha transformado en gozo santificado, sumiso y glorioso.... Cuando nos vemos obligados a beber de las aguas amargas apartémonos de lo amargo y contemplemos lo precioso y brillante.”—Selected Messages 2:273, 274.

Hijos e Hijas de Dios


El ejemplo de José y Sansón, 29 de junio https://ift.tt/ClptJFs Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. Gálatas 6:8. Pocas tentaciones son más peligrosas y fatales para los jóvenes que la sensualidad, y ninguna, si la voluntad sucumbe a ella, demuestra ser más decididamente ruinosa para el alma y el cuerpo tanto para este tiempo como para la eternidad. El bienestar de vuestro futuro eterno depende de la decisión de un momento. José dirigió con toda calma sus ojos hacia el cielo en procura de ayuda, se desprendió de su vestimenta externa, dejándola en manos de su tentadora, y mientras sus ojos se iluminaban con resolución decidida en lugar de la pasión impura, exclamó: “¿Cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” Ganó la victoria; huyó de su tentadora; se salvó.—The S.D.A. Bible Commentary 1:1097. Sansón en su peligro tenía a su alcance la misma fuente de poder que José. Podía elegir el bien o el mal según le placiera. Pero en lugar de aferrarse de la fortaleza de Dios, permitió que las malas pasiones de su naturaleza obtuvieran el dominio. Las facultades de raciocinio fueron pervertidas; la moral se corrompió... José era un ente moral libre... Podía elegir la senda de la pureza, la santidad y el honor, o la senda de la inmoralidad y la degradación. Eligió el camino correcto, y Dios lo aprobó. Sansón, bajo una tentación similar, que él mismo se había echado encima, dio rienda suelta a la pasión. Descubrió que la senda por la cual había entrado terminaba en vergüenza, desastre y muerte. ¡Qué contraste con la historia de José!—The Signs of the Times, 13 de octubre de 1881. Mediante principios firmes, y una confianza inquebrantable en Dios, puede resplandecer la virtud y la nobleza de carácter, y aunque rodeado por el mal, ninguna man cha necesita quedar sobre su virtud e integridad.—Spiritual Gifts 3:145.

Exaltad a Jesús


Enseñados por el educador más grande del mundo, 29 de junio https://ift.tt/TKtZbOL Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces. Juan 21:6. Siete de los discípulos estaban juntos. Iban vestidos con el humilde atavío de los pescadores; eran pobres en bienes de este mundo, pero ricos en el conocimiento y la práctica de la verdad, lo cual a la vista del Cielo les daba el más alto puesto como maestros. No habían estudiado en las escuelas de los profetas, pero durante tres años habían sido enseñados por el mayor educador que el mundo hubiese conocido. Bajo su instrucción habían llegado a ser agentes elevados, inteligentes y refinados, capaces de conducir a los hombres al conocimiento de la verdad... La noche era agradable, y Pedro, que todavía amaba mucho sus botes y la pesca, propuso salir al mar y echar sus redes. Todos acordaron participar en este plan; necesitaban el alimento y las ropas que la pesca de una noche de éxito podría proporcionarles. Así que salieron en su barco, pero no prendieron nada. Trabajaron toda la noche sin éxito. Durante las largas horas, hablaron de su Señor ausente y recordaron las escenas maravillosas que habían presenciado durante su ministerio a orillas del mar. Se hacían preguntas en cuanto a su propio futuro, y se entristecían al contemplar la perspectiva que se les presentaba. Mientras tanto un observador solitario, invisible, los seguía con los ojos desde la orilla. Al fin, amaneció. El barco estaba cerca de la orilla, y los discípulos vieron de pie sobre la playa a un extraño que los recibió con la pregunta: “Mozos, ¿tenéis algo de comer?” Cuando contestaron: “No”, “él les dice: Echad la red a la mano derecha del barco, y hallaréis. Entonces la echaron, y no la podían en ninguna manera sacar, por la multitud de peces”. Juan reconoció al extraño, y le dijo a Pedro: “El Señor es”... Jesús los había invitado a dejar sus barcos y había prometido hacerlos pescadores de hombres. Con el fin de hacerles recordar esta escena y profundizar su impresión, había realizado de nuevo este milagro. Su acto era una renovación del encargo hecho a los discípulos. Demostraba que la muerte de su Maestro no había disminuido su obligación de hacer la obra que les había asignado. Aunque habían de quedar privados de su compañía personal y de los medios de sostén que les proporcionara su empleo anterior, el Salvador resucitado seguiría cuidando de ellos. Mientras estuviesen haciendo su obra, proveería a sus necesidades. Y Jesús tenía un propósito al invitarlos a echar la red hacia la derecha del barco. De ese lado estaba él, en la orilla. Era el lado de la fe. Si ellos trabajaban en relación con él y se combinaba su poder divino con el esfuerzo humano, no podrían fracasar.—El Deseado de Todas las Gentes, 749-751.

En los Lugares Celestiales


Revelando la semejanza de Cristo, 29 de junio https://ift.tt/yHmVzSv Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre. Isaías 32:17. Cristo será para su pueblo todo lo que estas palabras expresan si oye la invitación de ir a él. Será para ellos vida y poder, fuerza y eficiencia, sabiduría y santidad. Dios nos exhorta a vivir la vida de Cristo, a revelar su vida al mundo.—The Review and Herald, 24 de noviembre de 1904. Podemos, podemos revelar la semejanza de nuestro divino Señor. Podemos conocer la ciencia de la vida espiritual. Podemos honrar a nuestro Hacedor. Pero, ¿lo hacemos? Oh, ¡qué hermoso ejemplo tenemos en la vida que Cristo vivió en la tierra! Nos mostró lo que podemos realizar mediante la cooperación con la Divinidad. Debemos procurar la unión de la cual habla cuando dice: “Permaneced en mí, y yo en vosotros”. Juan 15:4. Esta unión es más profunda, más fuerte, más verdadera que cualquier otra unión, y es productora de todo bien. Los que así están unidos con el Salvador, están dirigidos por su voluntad y movidos por su amor a sufrir con los que sufren, a alegrarse con los que se alegran, a compadecerse de los débiles, afligidos o desamparados.—Ibid. Dondequiera que vaya diré a la gente que ensalce a Cristo. Él es siempre el mismo, ayer, y hoy, y por los siglos, siempre está tratando de hacernos bien, siempre animándonos y guiándonos, adelante paso a paso. Lo que es hoy—un fiel sumo sacerdote que siente el peso de nuestras debilidades—lo será mañana y para siempre. Es nuestro guía, nuestro maestro, nuestro consejero, nuestro amigo... Nos invita a morar con él. Cuando lo hacemos, ... toda fricción, todo mal genio, toda irritación cesarán... Yo sé que cuando le pido al Señor que sea mi ayudador, no me negará, porque es mi único deseo hacer su voluntad y glorificar su nombre... El Dios viviente será el gozo y el regocijo de mi alma.—The Review and Herald, 6 de octubre de 1904.

El Cristo Triunfante


Todo el cielo escucha nuestra alabanza y gratitud a Dios, 29 de junio https://ift.tt/6oG49wZ “Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre”. Malaquías 3:16. Todos los que profesan ser seguidores de Cristo encontrarán excelentes lecciones en el libro de Malaquías. En el mensaje del profeta se exponen dos clases de testigos. Con respecto a los primeros, está escrito: “Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová... Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos?” Estas palabras describen a los que debieron haber representado mejor la preciosa verdad, los que debieron haber sido un ejemplo para quienes eran nuevos en la fe. El Señor ha preparado un gran banquete de cosas celestiales para las personas que lo han seguido. Ha ordenado que los que le siguen no caminarán en tinieblas, sino que tendrán la luz de la vida... El Señor no pide que sus fieles y obedientes seguidores inunden el altar con lágrimas, sino que anden animados y felices... Cuando aquellos que aman y temen a Dios escuchen a otros pronunciar semejantes quejas, no respondan de tal modo que testifiquen contra nuestro buen Padre celestial. Malaquías se aparta del oscuro cuadro con que Satanás representa a los profesos seguidores de Jesucristo porque es una calumnia contra el carácter paternal de Dios. Satanás ha montado este cuadro para que lo contemplen las almas pobres, incrédulas y sufrientes y ellas lo han colgado en la memoria para verlo. Pero el Señor ha desplegado otro cuadro ante los ojos del creyente. “Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero y Jehová escuchó...” Los creyentes que se reúnen en pequeñas asambleas en iglesias humildes o en domicilios privados, ¿contemplan este cuadro desplegado por el Señor de los ejércitos? ... ¡Qué inspirador es que se represente al Señor inclinado escuchando el testimonio que ofrecen sus testigos! Cuánta inspiración debiera darnos el hecho de considerar que se representa al universo celestial escuchando complacido las palabras que exaltan el nombre de Dios en la tierra... Las palabras que escucharon deleitados Dios y los ángeles son expresiones de aprecio por el gran don que se ofreció al mundo en el unigénito Hijo de Dios. Cada voz de alabanza que se pronuncia por la bendición de la luz de la verdad que ha llegado en forma de mensajes de advertencia que disiparon la oscuridad del error, ha sido escrita en los registros celestiales.—Manuscrito 32, 1894.

Dios nos Cuida


Si Cristo viniera hoy, 29 de junio https://ift.tt/nGOFHBX Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre. Lucas 21:36. Cristo nos ordena que velemos para que seamos tenidos por dignos de escapar de las cosas que han de sobrevenir en la tierra. Es de la mayor importancia que atendamos esta advertencia. El enemigo de toda justicia sigue tras nuestros pasos, procurando llevarnos al olvido de Dios. Debiéramos llenarnos de gozo al pensar en la inminente venida de Cristo. Para los que la amen, él vendrá sin pecado para salvación. Pero si nuestra mente está llena de pensamientos relacionados con cosas terrenales, no podemos aguardar con gozo su venida. “Si supiera que Cristo vendrá dentro de pocos años”, dice uno, “viviría en una forma diferente”. Pero si sólo creemos que ha de venir, viviremos tan fielmente como si supiéramos que ha de aparecer dentro de pocos años. No podemos ver el fin desde el principio, pero Cristo ha provisto suficiente ayuda para cada día del año. Todo lo que tenemos que hacer se refiere al día de hoy. Hoy hemos de ser fieles a nuestro cometido. Hoy hemos de amar a Dios con todo el corazón y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Hoy hemos de resistir las tentaciones del enemigo y obtener el triunfo mediante la gracia de Cristo. Así estaremos velando y esperando la venida de Cristo. Debiéramos vivir cada día como si fuera el último de nuestra existencia en esta tierra. Si supiéramos que Cristo viene mañana, ¿no diríamos hoy todas las palabras bondadosas y realizaríamos todos los actos abnegados que pudiéramos? Deberíamos ser pacientes, gentiles y extremadamente fervorosos, y hacer todo lo posible por ganar almas para Cristo... Os exhorto a que apartéis vuestros pensamientos de las cosas mundanas y los centréis en las cosas eternas. Cristo ha puesto la vida eterna a vuestro alcance y ha prometido daros ayuda en todo tiempo de necesidad... Nunca debemos estar satisfechos con los logros presentes. Si ponemos mente y corazón en la obra de alcanzar el ideal de Dios para nosotros, si acudimos a Cristo, el poderoso ayudador, por auxilio, nos dará la verdadera ayuda que necesitamos. Nos otorgará el poder necesario que nos permitirá ser victoriosos en la batalla contra el mal.

Conflicto y Valor


Envejecer airosamente, 29 de junio https://ift.tt/JCD9Arw No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares. Salmos 71:9. David rogó al Señor que no lo desamparara en su vejez. ¿Y por qué oró así? Observó que la mayoría de los ancianos a su alrededor eran desdichados porque los rasgos desafortunados de su carácter empeoraban con la edad. Si habían sido por naturaleza avaros y codiciosos, lo eran en forma mucho más desagradable en los años maduros. Si habían sido celosos, irritables e impacientes, manifestaban especialmente esos defectos cuando ancianos.—The S.D.A. Bible Commentary 3:1148. David sentía gran angustia al ver que los reyes y los nobles que parecían haber temido a Dios mientras gozaban de la fuerza de su virilidad se ponían celosos de sus mejores amigos y parientes cuando llegaban a viejos. Temían de continuo que fuesen motivos egoístas los que inducían a sus amigos a manifestar interés por ellos. Escuchaban las sugestiones y los consejos engañosos de los extraños respecto a aquellos en quienes debieran haber confiado. Sus celos irrefrenados ardían a veces como llamas, porque no todos concordaban con su juicio decrépito. Su avaricia era horrible. A menudo pensaban que sus propios hijos y deudos deseaban que muriesen para reemplazarlos, poseer sus riquezas y recibir los homenajes que se les concedían. Y algunos estaban de tal manera dominados por sus sentimientos celosos y codiciosos que llegaban hasta a matar a sus propios hijos. David notaba que aunque había sido recta la vida de algunos mientras disfrutaban de la fuerza de la virilidad, al sobrevenirles la vejez parecían perder el dominio propio. Satanás intervenía y guiaba su mente, volviéndolos inquietos y descontentos... David quedó profundamente conmovido; y se angustiaba al pensar en su propia vejez. Temía que Dios le abandonase y que, al ser tan desdichado como otras personas ancianas cuya conducta había notado, quedara expuesto al oprobio de los enemigos del Señor. Sintiendo esta preocupación, rogó fervientemente: “No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares”. Joyas de los Testimonios 1:172, 173.

Cada Día con Dios


¿A quién iremos? 29 de junio https://ift.tt/TCHLtUF Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Hechos 4:11, 12. Cuando tantos de los seguidores de Cristo lo dejaron, y el Salvador les preguntó a los doce: “¿Queréis acaso iros también vosotros?” Simón Pedro contestó: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”. Juan 6:67, 68. El corazón de Cristo se llenaba de pesar cuando veía que alguien se apartaba de él, porque sabía que la fe en su nombre y su misión es la única esperanza del hombre. El alejamiento de sus seguidores era una humillación para él. ¡Oh, cuán poco saben los seres humanos del pesar que llenaba el corazón de amor infinito cuando tales cosas ocurrían! Nadie en el mundo jamás anheló con tanto fervor que se lo apreciara y que se le brindara amistad como Cristo. Tenía hambre de simpatía. Su corazón estaba lleno de un deseo ardiente de que los seres humanos apreciaran el don de Dios al mundo, y lo honraran creyendo en sus palabras y alabándolo. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Juan 3:16. Cuán tristes eran sus palabras: “¿Queréis acaso iros también vosotros?” Tocaror el corazón de todos los discípulos menos el de uno. Este era Judas. Sólo tenía corazón para el dinero. Su mayor deseo consistía en ser el más importante. Bien podían decir los discípulos: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”. Piensen en lo que era Cristo: El Hijo del Altísimo, pero al mismo tiempo varón de dolores y experimentado en quebrantos. ¿Hemos recibido la bendición que produce el confiar en él con todo el corazón, y honrarlo manifestándole siempre amor y devoción? Cristo anhela cosechar frutos que calmen el ansia que experimenta su alma en nuestro favor. Desea que llevemos “mucho fruto”. Mantengamos abierto el corazón a su amor. “¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?”. Marcos 8:36. ¡Oh, cuando podamos expresar con comprensión las palabras de Pedro: “Señor ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”, recibiremos maravillosas bendiciones!—Carta 171, del 29 de junio de 1905, dirigida a Edson y Emma White.

Alza tus Ojos


El poder del evangelio, 29 de junio https://ift.tt/lx3qe1n Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. 2 Corintios 4:6. Mi querido esposo: Este es el último día de reuniones, con excepción de la de despedida de mañana de mañana... Tuve que hablar todas las noches... Hay aquí una pareja de escoceses de Indianápolis, de apellido Cooley. El cuñado del hermano Cooley es el hermano Fulton, quien vive en Hutchinson. Cooley vino de Nueva Escocia y era un fiel prebisteriano, y un hombre de recursos. Su esposa abrazó la verdad pero debió enfrentar la gran oposición de su marido, quien tenía sus ideas definidas y no estaba dispuesto a ceder ni en un ápice. Para complacer a su esposa, vino con ella a este congreso anual. Dijo que lo hacía sólo para complacerla, pero que nunca, nunca abandonaría sus convicciones. Después de hablar en la reunión de recepción del sábado, pedí que los que se sentían pecadores pasaran a los asientos delanteros; él estaba entre ellos. Aproximadamente otros cuarenta pasaron adelante. Fue por la bendición del Señor que las palabras de esa noche lo convencieron tan profundamente que no pudo librarse de ellas. Fue a su carpa y le pidió a su esposa que orara por él. El viejo cedro, alto y firme, comenzaba a ceder. El domingo por la mañana, antes del desayuno, hablé durante una hora acerca de la misión de la Costa del Pacífico. Nuevamente se sintió profundamente conmovido. El domingo por la noche hablé otra vez con gran libertad. Volvió a su carpa sintiendo profunda convicción, y temblando bajo la más terrible carga que alguna vez hubiera llevado sobre sí. Nuevamente pidió a su esposa, quien se había opuesto en forma tan acerba, que orara por él. Esta mañana leí unas treintas y cinco páginas e hice una apelación profunda y conmovedora al pueblo de Dios en relación con el egoísmo y el sistema del diezmo. El se sintió tocado. Después que terminé de hablar, tuvimos una reunión de la Asociación que se extendió hasta el mediodía. El hermano Cooley se levantó y habló. Repitió lo que había dicho a su esposa y dijo que se sentía muy triste porque había sido un opositor tan duro y cruel. Tan pronto como terminó de hablar, por primera vez me dirigí a él en forma directa, animándolo a pasar al frente. Finalmente se sentó junto a su buena esposa pidiendo el bautismo. Parece pensar que soy su madre, por su profundo cariño, peculiar de los escoceses, ya que mis palabras lo convencieron de su error y lo llevaron a decidir pertenecer a nuestro pueblo... Indudablemente el Señor obró en esta reunión... Debo tomar el tren en quince minutos. Pensé que estarías ansioso por tener noticias mías y por eso envío esta carta inconclusa. [Firmado] Tu Elena.—Carta 37, del 29 de junio de 1874, dirigida a Jaime White, quien estaba estableciendo la Pacific Press Publishing Association.

A Fin de Conocerle


El más grande servicio, 29 de junio https://ift.tt/pU7vRf2 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Efesios 4:32. El mayor servicio que podemos prestar a Dios, y que reflejará permanentes rayos de luz sobre la senda de otros, es ser pacientes, bondadosos, firmes en los principios como una roca, temerosos de Dios. Esto nos hará la sal de la tierra, la luz del mundo. Con frecuencia estaremos chasqueados, porque no hallaremos la perfección en los que se relacionan con nosotros, y ellos no verán perfección en nosotros. Sólo mediante esfuerzos agonizantes de nuestra parte llegaremos a ser abnegados, humildes, semejantes a niños, dóciles, mansos y humildes de corazón, como nuestro divino Señor. Debemos elevar nuestro corazón y mente a un elevado plano de educación en las cosas espirituales y celestiales. Este mundo no es el cielo, sino el taller de Dios para preparar a su pueblo para un paraíso puro y santo. Y al paso que cada uno de nosotros debe sentir que es una parte de la gran trama de la humanidad, no debe esperar que otros en esa trama sean sin faltas, así como él no lo es. Se cometerán errores, y si los que yerran están dispuestos a ser corregidos, se gana una valiosa lección, de modo que su derrota se convierta en victoria. Debéis considerar que muchos de vuestros propios errores no se muestran a la luz pública, y sed cuidadosos de no hacer que los errores e imperfecciones de otros aparezcan en su peor forma, ya sea para vosotros o para otros. Nadie es perfecto, y una crítica injusta fomentada hacia otros no es sabia ni cristiana. Tenemos una seria y solemne obra que hacer para nosotros mismos: la limpieza de nuestra propia alma de borrones y manchas, si hemos de permanecer cuando aparezca el Hijo del hombre, siendo absueltos por él. Debemos ser tanto educadores como reformadores. Apartarnos de cualquiera que yerra y no sigue nuestras propias ideas, no es proceder como Cristo procede con nosotros.—Carta 30, 1888.

¡Maranata: El Senor Viene!


Dos clases de cristianos, 29 de junio https://ift.tt/oeHKfET Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia. Apocalipsis 13:3. En el homenaje al papado, Estados Unidos no estará solo. La influencia de Roma en los países que una vez reconocieron su dominio está lejos de estar destruida.78The Signs of the Times, 15-2-1910. En el último conflicto el sábado será el punto especialmente controvertido en toda la cristiandad. Los gobernantes seculares y dirigentes religiosos se unirán para imponer la observancia del domingo, y al fracasar medidas más benignas, se promulgarán leyes sumamente opresivas. Se insistirá en que no se debe tolerar a los pocos que se oponen a una institución de la iglesia y a la ley del país... El romanismo en el Viejo Mundo y el protestantismo apóstata en el Nuevo seguirán una conducta similar hacia los que honran los preceptos divinos.79The Spirit of Prophecy 4:444, 445. El así llamado mundo cristiano será el teatro de acciones grandes y decisivas. Hombres investidos de autoridad promulgarán leyes para dominar las conciencias, a ejemplo del papado. Babilonia hará beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación. Toda nación estará implicada.80Manuscrito 24, 1891. Al final de la lucha, toda la cristiandad quedará dividida en dos grandes categorías: la de los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, y la de los que adoran a la bestia y a su imagen, y reciben su marca. Si bien la iglesia y el estado se unirán para obligar a “todos, pequeños y grandes, así ricos como pobres, así libres como esclavos”, a que tengan “la marca de la bestia” (Apocalipsis 13:16 (VM)), el pueblo de Dios no la tendrá. El profeta de Patmos vio que “los que habían salido victoriosos de la prueba de la bestia, y de su imagen, y del número de su nombre, estaban sobre aquel mar de vidrio, teniendo arpas de Dios”, y cantaban el cántico de Moisés y del Cordero Apocalipsis 15:2, 3 (VM).81Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 503.

Sabbath School


Comentarios Elena G.W https://ift.tt/h95Wqoz A medida que Jesús, el gran Maestro, presentaba las lecciones que debían ser aprendidas del libro abierto de la naturaleza, abría los ojos del entendimiento de sus oyentes para mostrarles la atención que en ellas se da a los objetos en armonía con el rango que ocupan en la escala de la creación. Si la hierba del campo, que hoy regala los sentidos con su hermosura, recibe una atención tan esmerada de parte de Dios, aunque mañana es cortada y quemada, cuánto mayor cuidado no tendrá con los seres humanos a quienes formó a su imagen. Nunca seremos capaces de formular ideas exageradas con respecto al valor del alma humana ni de la atención que el Cielo le ha concedido al hombre. Luego el Señor les dio la consoladora promesa: “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino”. Lucas 12:32. Jesús es el buen Pastor. Sus seguidores son las ovejas de su prado. El pastor siempre está con su rebaño para defenderlo, para protegerlo del ataque de los lobos, para salir tras las ovejas perdidas y traerlas de vuelta al redil, para conducir a sus ovejas por prados verdes y llevarlas junto a aguas vivas (Exaltad a Jesús, p. 209). No olvidemos nunca, incluso cuando transitamos por el valle, que Cristo está con nosotros tanto cuando caminamos confiadamente como cuando estamos en la cima de la montaña. La voz nos dijo: “¿No depositaréis vuestra carga sobre el Portador de cargas, el Señor Jesucristo? ¿No habitaréis en el lado luminoso de la cruz diciendo: ‘Sé a quien he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día’?” “A quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas”. 2 Timoteo 1:12; 1 Pedro 1:8, 9… Debo confiar en él no importa cuántos cambios se produzcan en mi atmósfera emocional. Debo manifestar las alabanzas del que me llamó “de las tinieblas a su luz admirable”. 1 Pedro 2:9. Mi corazón debe permanecer firme en Cristo, mi Salvador, para contemplar su amor y su bondad llena de gracia. No debo confiar en él solamente de vez en cuando, sino siempre, para que pueda manifestar los resultados de morar en Aquel que me adquirió con su preciosa sangre. Debo aprender a creer en sus promesas y a aceptarlas como la segura palabra de Dios para tener una fe estable (Mente, carácter y personalidad, t. 2 pp. 843, 844). Satanás es el que nos destruye, pero Cristo es nuestro restaurador. Debemos ejercitar constantemente la fe y confiar en Dios, no importa cuáles sean nuestros sentimientos. Isaías dice: “¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios”. Isaías 50:10. Entonces podremos decir con el salmista: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días”. Salmo 23:4-6 (Exaltad a Jesús, p. 326).

Entrada destacada

¡Maranata: El Senor Viene!

Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374