El Cristo Triunfante


“¡ha resucitado!”, 4 de octubre https://ift.tt/mf2HnTQ “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día”. Lucas 24:5-7. Cuando pasó el sábado, María Magdalena, siendo muy de mañana, cuando el sol aún no había salido, se dirigió al sepulcro. Había otras mujeres con ella, pero María fue la primera en llegar al sepulcro. Ellas habían preparado especias para ungir el cuerpo del Señor. Pero las mujeres se aterrorizaron e inclinaron sus rostros pues casi no podían mantener fija la vista ante el espectáculo que ofrecían los seres celestiales. Los ángeles se vieron obligados a contener aún más la gloria que los rodeaba a fin de poder conversar con las mujeres. El grupo femenino temblaba de temor. Y entonces, el ángel les dijo: “No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron”... No hubo más llanto para María. Su corazón se llenó de gozo y regocijo... Mientras María estaba ausente, él [Cristo] se apareció a las mujeres que habían venido al sepulcro por otro camino... “Id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis”. Como aún Cristo no se había revelado a los once, las mujeres fueron a darles las maravillosas nuevas... De este modo, Cristo concertó un encuentro público con sus seguidores en Galilea. ¿Quién les recordó a las mujeres que fueron a buscar a Jesús a la tumba lo que el Salvador les había dicho anteriormente? Fue Cristo, quien había resucitado, como dijo que habría de hacer. Es en este contexto que Marcos ofrece una preciosa declaración que no debe ser pasada por alto. El ángel le dijo a las mujeres: “Id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea”. ¡Cuán reconfortante mensaje se puso en manos de aquellas damas para que le dieran a Pedro! La última mirada que Jesús cruzó con el apóstol fue poco después que el discípulo le había negado tres veces. Pero Jesús no olvidó a Pedro y esta referencia de su nombre indica que lo había perdonado... La instrucción maravillosa que Cristo había dado a sus discípulos nunca habría de perder su fuerza, pero debían recordar la lección que Cristo repetidamente les había dado mientras había estado con ellos. “Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado y resucite al tercer día”. Y los discípulos se sorprendieron, porque antes no se les había ocurrido pensar de este modo.—Manuscrito 115, 1897.

Conflicto y Valor


“Sígueme”, 4 de octubre Lucas 5:27-32. https://ift.tt/Fk6qxZj Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: sígueme. Y dejándolo todo, se levantó y le siguió. Lucas 5:27, 28. Entre los funcionarios romanos que había en Palestina, los más odiados eran los publicanos. El hecho de que las contribuciones eran impuestas por una potencia extraña era motivo de continua irritación para los judíos, pues les recordaba que su independencia había desaparecido. Y los cobradores de impuestos... cometiendo extorsiones por su propia cuenta, se enriquecían a expensas del pueblo. Un judío que aceptaba este cargo de mano de los romanos era considerado como traidor a la honra de su nación. Se le despreciaba como apóstata, se le clasificaba con los más viles de la sociedad. A esta clase pertenecía Leví Mateo, quien, después de los cuatro discípulos de Genesaret, fue el siguiente en ser llamado al servicio de Cristo. Los fariseos habían juzgado a Mateo según su empleo, pero Jesús vio en este hombre un corazón dispuesto a recibir la verdad. Mateo había escuchado la enseñanza del Salvador. En la medida en que el convincente Espíritu de Dios le revelaba su pecaminosidad, anhelaba pedir ayuda a Cristo; pero estaba acostumbrado al carácter exclusivo de los rabinos, y no había creído que este gran Maestro se fijaría en él. Sentado en su garita de peaje un día, el publicano vio a Jesús que se acercaba. Grande fue su asombro al oírle decir: “Sígueme”. Mateo, “dejadas todas las cosas, levantándose, le siguió”. No vaciló ni dudó, ni recordó el negocio lucrativo que iba a cambiar por la pobreza y las penurias. Le bastaba estar con Jesús, poder escuchar sus palabras y unirse con él en su obra... A Mateo en su riqueza, y a Andrés y Pedro en su pobreza, llegó la misma prueba y cada uno hizo la misma consagración. En el momento del éxito, cuando las redes estaban llenas de peces y eran más fuertes los impulsos de la vida antigua, Jesús pidió a los discípulos, a orillas del mar, que lo dejasen todo para dedicarse a la obra del Evangelio. Así también es probada cada alma para ver si el deseo de los bienes temporales prima sobre el de la comunión con Cristo. El Deseado de Todas las Gentes, 238, 239.

¡Maranata: El Senor Viene!


¡Maranata: El Senor Viene!
La Tierra huye de su hacedor, 4 de octubre https://ift.tt/x0Uvdwi Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de Jehová de los ejércitos, y en el día del ardor de su ira. Y como gacela perseguida, y como oveja sin pastor, cada cual mirará hacia su pueblo, y cada uno huirá a su tierra. Isaías 13:13, 14. Densas nubes cubren aún el firmamento; sin embargo el sol se abre paso de vez en cuando, como si fuera el ojo vengador de Jehová. Fieros relámpagos rasgan el cielo con fragor, envolviendo a la tierra en claridad de llamaradas. Por encima del ruido aterrador de los truenos, se oyen voces misteriosas y terribles que anuncian la condenación de los impíos. No todos entienden las palabras pronunciadas; pero los falsos maestros las comprenden perfectamente. Los que poco antes eran tan temerarios, jactanciosos y provocativos, y que tanto se regocijaban al ensañarse con el pueblo de Dios observador de sus mandamientos, se sienten presa de consternación y tiemblan de terror. Sus llantos dominan el ruido de los elementos. Los demonios confiesan la divinidad de Cristo y tiemblan ante su poder, mientras que los hombres claman por misericordia... Por un desgarrón de las nubes una estrella arroja rayos de luz cuyo brillo queda cuadruplicado por el contraste con la obscuridad. Significa esperanza y júbilo para los fieles, pero severidad para los transgresores de la ley de Dios. Los que todo lo sacrificaron por Cristo están entonces seguros, como escondidos en los pliegues del pabellón de Dios. Fueron probados, y ante el mundo y los despreciadores de la verdad demostraron su fidelidad a Aquel que murió por ellos. Un cambio maravilloso se ha realizado en aquellos que conservaron su integridad ante la misma muerte. Han sido librados como por ensalmo de la sombría y terrible tiranía de los hombres vueltos demonios. Sus semblantes, poco antes tan pálidos, tan llenos de ansiedad y tan macilentos, brillan ahora de admiración, fe y amor. Sus voces se elevan en canto triunfal: “Dios es nuestro refugio y fortaleza; socorro muy bien experimentado en las angustias. Por lo tanto no temeremos aunque la tierra sea conmovida, y aunque las montañas se trasladen al centro de los mares; aunque bramen y se turben sus aguas, aunque tiemblen las montañas a causa de su bravura”. Salmos 46:1-3 (VM).11Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 695-697.
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La Tierra huye de su hacedor, 4 de octubre https://ift.tt/x0Uvdwi Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de Jehová de los ejércitos, y en el día del ardor de su ira. Y como gacela perseguida, y como oveja sin pastor, cada cual mirará hacia su pueblo, y cada uno huirá a su tierra. Isaías 13:13, 14. Densas nubes cubren aún el firmamento; sin embargo el sol se abre paso de vez en cuando, como si fuera el ojo vengador de Jehová. Fieros relámpagos rasgan el cielo con fragor, envolviendo a la tierra en claridad de llamaradas. Por encima del ruido aterrador de los truenos, se oyen voces misteriosas y terribles que anuncian la condenación de los impíos. No todos entienden las palabras pronunciadas; pero los falsos maestros las comprenden perfectamente. Los que poco antes eran tan temerarios, jactanciosos y provocativos, y que tanto se regocijaban al ensañarse con el pueblo de Dios observador de sus mandamientos, se sienten presa de consternación y tiemblan de terror. Sus llantos dominan el ruido de los elementos. Los demonios confiesan la divinidad de Cristo y tiemblan ante su poder, mientras que los hombres claman por misericordia... Por un desgarrón de las nubes una estrella arroja rayos de luz cuyo brillo queda cuadruplicado por el contraste con la obscuridad. Significa esperanza y júbilo para los fieles, pero severidad para los transgresores de la ley de Dios. Los que todo lo sacrificaron por Cristo están entonces seguros, como escondidos en los pliegues del pabellón de Dios. Fueron probados, y ante el mundo y los despreciadores de la verdad demostraron su fidelidad a Aquel que murió por ellos. Un cambio maravilloso se ha realizado en aquellos que conservaron su integridad ante la misma muerte. Han sido librados como por ensalmo de la sombría y terrible tiranía de los hombres vueltos demonios. Sus semblantes, poco antes tan pálidos, tan llenos de ansiedad y tan macilentos, brillan ahora de admiración, fe y amor. Sus voces se elevan en canto triunfal: “Dios es nuestro refugio y fortaleza; socorro muy bien experimentado en las angustias. Por lo tanto no temeremos aunque la tierra sea conmovida, y aunque las montañas se trasladen al centro de los mares; aunque bramen y se turben sus aguas, aunque tiemblen las montañas a causa de su bravura”. Salmos 46:1-3 (VM).11Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 695-697.

Sabbath School


Sabbath School
Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/w2u7fhe Jesús consideró al mundo en su estado caído con piedad infinita. Tomó sobre sí la humanidad para tocarla y elevarla. Vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido. Llegó hasta lo más profundo de la miseria y la aflicción humanas, para tomar al hombre tal como lo encontró, un ser manchado de corrupción, degradado por el vicio, depravado por el pecado y unido a Satanás en la apostasía, y elevarlo a un asiento en su trono. Pero estaba escrito de él que “no desfallecerá ni se desanimará”, y siguió adelante en el camino de la abnegación y el sacrificio, dándonos un ejemplo para que siguiéramos sus pasos. Debemos trabajar como lo hizo Jesús, apartándonos de nuestro propio placer, alejándonos de los sobornos de Satanás, despreciando la comodidad y aborreciendo el egoísmo, a fin de poder buscar y salvar lo que está perdido, llevando a las almas de las tinieblas a la luz, al resplandor del amor de Dios. Se nos ha encomendado que vayamos y prediquemos el evangelio a toda criatura. Hemos de llevar a los perdidos la noticia de que Cristo puede perdonar los pecados, puede renovar la naturaleza, puede revestir el alma con el manto de su justicia, traer al pecador a su sano juicio, y enseñarle y capacitarlo para ser un obrero junto con Dios (Fundamentals of Christian Education, p. 199). La muerte de Cristo demuestra el gran amor de Dios por el hombre. Es nuestra garantía de salvación. Quitarle al cristiano la cruz sería como borrar del cielo el sol. La cruz nos acerca a Dios, y nos reconcilia con él. Con la perdonadora compasión del amor de un padre, Jehová contempla los sufrimientos que su Hijo soportó con el fin de salvar de la muerte eterna a la familia humana, y nos acepta en el Amado. Sin la cruz, el hombre no podría unirse con el Padre. De ella depende toda nuestra esperanza. De ella emana la luz del amor del Salvador; y cuando al pie de la cruz el pecador mira al que murió para salvarle, puede regocijarse con pleno gozo; porque sus pecados son perdonados. Al postrarse con fe junto a la cruz, alcanza el más alto lugar que pueda alcanzar el hombre. Mediante la cruz podemos saber que el Padre celestial nos ama con un amor infinito. ¿Debemos maravillarnos de que Pablo exclamara: “Lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo”? Gálatas 6:14. Es también nuestro privilegio gloriarnos en la cruz, entregarnos completamente a Aquel que se entregó por nosotros, Entonces, con la luz que irradia del Calvario brillando en nuestros rostros, podemos salir para revelar esta luz a los que están en tinieblas (Los hechos de los apóstoles, pp. 170, 171).
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Entrada destacada

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Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374