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Ser Semejante a Jesús


Incluso la naturaleza obedece las leyes divinas, 21 de febrero https://ift.tt/cYt2sOa Y los hombres se maravillaron diciendo: ¿Qué hombre es este, que aun los vientos y el mar le obedecen? Mateo 8:27. El Salvador estaba cansado de sus largas y arduas labores, y al quedar por un momento aliviado de la presión de la multitud, se acostó en las duras tablas del barco de pescadores, y se quedó dormido. Poco después, el tiempo, que había sido tranquilo y placentero, cambió. Las nubes cubrieron misteriosamente el cielo, y una violenta tempestad, tal como la que ocurría frecuentemente por aquellos lados, estalló sobre el lago. El sol se había puesto y la negrura de la noche se asentó sobre las aguas. Las olas airadas se arrojaban contra el barco, amenazando a cada momento con hundirlo. Primero, lanzado sobre la cresta de una ola, y después sumergido repentinamente en la parte más baja del lago, el barco era el juguete de la tempestad... Los fuerte y valientes pescadores... no sabían qué hacer en ese vendaval tan terrible... “Maestro, Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?” Marcos 4:38... Este clamor desesperado despertó a Jesús de su sueño refrescante... En su divina majestad se levantó en el humilde barco de los pescadores, en medio de la furiosa tempestad, las olas rompiendo sobre la proa y el vivo resplandor del relámpago iluminando su rostro tranquilo e intrépido. Levantó la mano, tan a menudo empleada en actos de misericordia, y dijo al mar airado: “Calla, enmudece”. La tempestad cesó, las tremendas olas reposaron. Se disiparon las nubes, y las estrellas volvieron a resplandecer. El barco descansaba inmóvil sobre un mar sereno. Entonces, volviéndose a sus discípulos, Jesús los reprendió...: “¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?” Marcos 4:40. Un silencio repentino cayó sobre los discípulos. No se habló una palabra. Ni siquiera el impulsivo Pedro intentó expresar el temor reverencial que llenaba su corazón. Los barcos que habían salido para acompañar a Jesús, se habían visto en el mismo peligro que el de los discípulos. El terror y finalmente la desesperación se habían apoderado de sus ocupantes; pero la orden de Jesús había traído calma donde un momento antes había tumulto. Quedó aliviado todo temor, porque había pasado el peligro. La furia de la tempestad había arrojado los barcos muy cerca unos de otros, y todos los que estaban a bordo de ellos habían presenciado el milagro de Jesús. En el silencio que siguió a la quietud de la tempestad, murmuraban entre sí: “¿Quién es este, que aun el viento y el mar le obedecen?” Marcos 4:41. Nunca olvidaron esta escena impresionante los que fueron testigos de ella.—The Spirit of Prophecy 2:307-309. Ver El Deseado de Todas las Gentes, 301, 302.

Reflejemos a Jesús


El verdadero amor no se avendrá con el mal, 21 de febrero https://ift.tt/I3PsBNA Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. 1 Juan 3:4, 5. A medida que los años transcurrían y el número de creyentes crecía, Juan trabajaba con mayor fidelidad y fervor en favor de sus hermanos. Los tiempos estaban llenos de peligro para la iglesia. Por todas partes existían engaños satánicos. Por medio de la falsedad y el engaño los emisarios de Satanás procuraban suscitar oposición contra las doctrinas de Cristo; como consecuencia las disensiones y herejías ponían en peligro a la iglesia. Algunos que creían en Cristo decían que su amor los libraba de obedecer la ley de Dios. Por otra parte, muchos creían que era necesario observar las costumbres y ceremonias judías; que una simple observancia de la ley, sin necesidad de tener fe en la sangre de Cristo, era suficiente para la salvación. Algunos sostenían que Cristo era un hombre bueno, pero negaban su divinidad. Otros que pretendían ser fieles a la causa de Dios eran engañadores que negaban en la práctica a Cristo y su Evangelio. Viviendo en transgresión ellos mismos, introducían herejías en la iglesia. Por eso muchos eran llevados a los laberintos del escepticismo y el engaño. Juan se llenaba de tristeza al ver penetrar en la iglesia esos errores venenosos. Veía los peligros a los cuales ella estaba expuesta y afrontaba la emergencia con presteza y decisión. Las epístolas de Juan respiran el espíritu de amor. Parecería que las hubiera escrito con pluma entintada de amor. Pero cuando se encontraba con los que estaban transgrediendo la ley de Dios, y sin embargo aseveraban que estaban viviendo sin pecado, no vacilaba en amonestarlos acerca de su terrible engaño... Estamos autorizados a tener el mismo concepto que tuvo el apóstol amado de los que afirman morar en Cristo y viven transgrediendo la ley de Dios. Existen en estos últimos días males semejantes a los que amenazaban la prosperidad de la iglesia primitiva; y las enseñanzas del apóstol Juan acerca de estos puntos deben considerarse con cuidadosa atención. “Deben tener amor”, es el clamor que se oye por doquiera, especialmente de parte de quienes se dicen santos. Pero el amor verdadero es demasiado puro para cubrir un pecado no confesado. Aunque debemos amar a las almas por las cuales Cristo murió, no debemos transigir con el mal. No debemos unirnos con los rebeldes y llamar a eso amor. Dios requiere de su pueblo en esta época del mundo, que se mantenga de parte de lo justo tan firmemente como lo hizo Juan cuando se opuso a los errores que destruían las almas... Su testimonio acerca de la vida y muerte del Señor era claro y eficaz. Hablaba con un corazón que rebosaba de amor hacia su Salvador; y ningún poder podía detener sus palabras.—Los Hechos de los Apóstoles, 441-443.

La Maravillosa Gracia de Dios


Sobre los reinos terrenales, 21 de febrero https://ift.tt/9anU53s De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Mateo 5:19. Las cualidades que brillan con mayor resplandor en los reinos del mundo, no tienen lugar en el reino espiritual de Cristo. Todo lo que es altamente estimado entre los hombres, y que le produce exaltación a su poseedor, como casta, rango, posición o riqueza, no se cotiza en el reino espiritual. El Señor dice: “Yo honraré a los que me honran”. 1 Samuel 2:30. En el reino de Cristo los hombres se distinguen por su piedad... El reino de los cielos es de una categoría más elevada que la de cualquier reino terrenal. Si hemos de ocupar en él una posición más elevada o más humilde, no dependerá de nuestro rango, nuestra riqueza o nuestra educación, sino del tipo de obediencia que hayamos prestado a la Palabra de Dios. Los que hayan actuado por egoísmo y ambición humana, los que hayan luchado por ser los mayores, los que han manifestado importancia propia, los que se han sentido por encima de la confesión de equivocaciones y errores, no tendrán lugar en el reino de Dios. Si los hombres han de ser honrados como miembros de la real familia de Dios, lo será por la forma en que soportaron la prueba de Dios que se les impuso en esta vida. Los que no hayan sido abnegados, los que no hayan manifestado simpatía por los ayes de los demás, los que no hayan cultivado los preciosos atributos del amor, los que no hayan manifestado tolerancia y humildad en esta vida, no cambiarán cuando Cristo venga... El carácter que nosotros revelemos ahora es el que decide nuestro destino futuro. La felicidad del cielo se hallará poniéndose en conformidad con la voluntad de Dios, y si los hombres llegan a ser miembros de la familia real en el cielo es porque éste ha comenzado con ellos en la tierra. Han albergado el espíritu de Cristo, y cuando llega el llamado: “Hijo, sube más arriba”, los justos se apropiarán de cada gracia, de toda facultad preciosa y santificada de las cortes del cielo, y cambiarán la tierra por el cielo.—The Review and Herald, 26 de marzo de 1895.

El Cristo Triunfante


Consecuencias de transgredir la ley de Dios, 21 de febrero https://ift.tt/SGqjkKy “Estad atentos a mí, pueblo mío, y oídme, nación mía; porque de mí saldrá la ley, y mi justicia para luz de los pueblos”. Isaías 51:4. Dios había ocultado en la tierra las armas con las que habría de purificar la tierra a su debido tiempo. Los poderosos torrentes de agua comenzaron a salir de las profundidades de la tierra y a medida que el agua intensificaba su fuerza, lanzaba las rocas y desarraigaba árboles. ¿No crees que hubo algunos que se hubieran alegrado por encontrar refugio en el arca? Hubo quienes llegaron hasta el arca y suplicaron ingresar en ella, pero ya era demasiado tarde. Junto con sus familias se dirigieron a los lugares más elevados de la tierra... y pugnaron por encontrar refugio allí. Otros treparon sobre los árboles más altos, creyendo que encontrarían un refugio, pero estos árboles fueron derribados y aquellos hombres quedaron sepultados por las aguas que cubrían la tierra. Fue así como los habitantes de aquella raza longeva perecieron en el diluvio, y aun las bestias perecieron, excepto las que estaban en el arca. Cristo dijo: “Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos”. Así será cuando Cristo se revele en su segunda venida. La ley de Dios fue transgredida primero por Satanás en el cielo. Y el enemigo ha mantenido el conflicto con respecto a ese asunto hasta nuestros días y así lo seguirá haciendo hasta el fin del tiempo. La prueba que sobrevino a los hombres representativos en el pasado también vendrá a los habitantes de esta época. ¿Reconocerán los hombres y mujeres el gobierno divino en el universo y lo obedecerán? ¿Lograron los habitantes del mundo antiguo algún cambio positivo al pisotear la ley de Dios? El hecho de separarse de la ley del Creador, ¿benefició la condición en que estaban? ¿Qué bien les producirá a los hombres y mujeres de nuestros días la transgresión de la santa ley de Dios? Las mismas consecuencias que se vieron cuando los pobladores del mundo en los tiempos de Noé transgredieron la ley de Dios, se verán en los representantes de esta generación. Todo derecho y propiedad, y hasta la misma vida humana, ya no eran respetados entonces, sino violados. Los pensamientos e imaginaciones del corazón se dirigían continuamente al mal. Los hombres rendían adoración a cualquier cosa, menos a Dios. Así será en esta época del mundo, cuando el engaño, la infidelidad y la idolatría se diseminen en proporciones alarmantes.—Manuscrito 86, 1886.

Dios nos Cuida


Reverencia en la casa de Dios, 21 de febrero https://ift.tt/Me7H4P8 Mis sábados guardaréis, y mi santuario tendréis en reverencia: Yo Jehová. Levítico 19:30 (RVA). Dios es santo y sublime; y para el alma humilde y creyente, su santuario terrenal, el lugar donde su pueblo se reúne para adorarlo, es una puerta del cielo. El canto de alabanza, las palabras pronunciadas por los ministros de Cristo, son los elementos que Dios ha destinado a la preparación de un pueblo para la iglesia del cielo, y para el culto superior. Cuando los adoradores entran en el lugar de la reunión, deben hacerlo con decoro, pasando quedamente a sus asientos... La conversación común, los cuchicheos y las risas no deben permitirse en la casa de culto, ni antes ni después del servicio. Una piedad ardiente y activa debe caracterizar a los adoradores. Si algunos tienen que esperar unos minutos antes de que empiece la reunión, conserven un verdadero espíritu de devoción meditando silenciosamente, manteniendo el corazón elevado a Dios en oración, a fin de que el servicio sea de beneficio especial para su propio corazón, y conduzca a la convicción y conversión de otras almas. Deben recordar que los mensajeros celestiales están en la casa. Todos hemos perdido mucha dulce comunión con Dios por nuestra inquietud, por no fomentar los momentos de reflexión y oración... Elevad la norma del cristianismo en la mente de vuestros hijos; ayudadles a entretejer a Jesús en su experiencia; enseñadles a tener la más alta reverencia por la casa de Dios, y a comprender que cuando entran en la casa del Señor, deben hacerlo con corazón enternecido y subyugado por pensamientos como éstos: “Dios está aquí; ésta es su casa. Debo tener pensamientos puros y los más santos motivos... Este es el lugar donde Dios se encuentra con su pueblo y lo bendice”... Los padres no deben sólo enseñar, sino ordenar a sus hijos que entren en el santuario con seriedad y reverencia. Practicad la reverencia hasta que ésta se convierta en parte de vuestro ser.

Dios nos Cuida


Reverencia en la casa de Dios, 21 de febrero https://ift.tt/Me7H4P8 Mis sábados guardaréis, y mi santuario tendréis en reverencia: Yo Jehová. Levítico 19:30 (RVA). Dios es santo y sublime; y para el alma humilde y creyente, su santuario terrenal, el lugar donde su pueblo se reúne para adorarlo, es una puerta del cielo. El canto de alabanza, las palabras pronunciadas por los ministros de Cristo, son los elementos que Dios ha destinado a la preparación de un pueblo para la iglesia del cielo, y para el culto superior. Cuando los adoradores entran en el lugar de la reunión, deben hacerlo con decoro, pasando quedamente a sus asientos... La conversación común, los cuchicheos y las risas no deben permitirse en la casa de culto, ni antes ni después del servicio. Una piedad ardiente y activa debe caracterizar a los adoradores. Si algunos tienen que esperar unos minutos antes de que empiece la reunión, conserven un verdadero espíritu de devoción meditando silenciosamente, manteniendo el corazón elevado a Dios en oración, a fin de que el servicio sea de beneficio especial para su propio corazón, y conduzca a la convicción y conversión de otras almas. Deben recordar que los mensajeros celestiales están en la casa. Todos hemos perdido mucha dulce comunión con Dios por nuestra inquietud, por no fomentar los momentos de reflexión y oración... Elevad la norma del cristianismo en la mente de vuestros hijos; ayudadles a entretejer a Jesús en su experiencia; enseñadles a tener la más alta reverencia por la casa de Dios, y a comprender que cuando entran en la casa del Señor, deben hacerlo con corazón enternecido y subyugado por pensamientos como éstos: “Dios está aquí; ésta es su casa. Debo tener pensamientos puros y los más santos motivos... Este es el lugar donde Dios se encuentra con su pueblo y lo bendice”... Los padres no deben sólo enseñar, sino ordenar a sus hijos que entren en el santuario con seriedad y reverencia. Practicad la reverencia hasta que ésta se convierta en parte de vuestro ser.

A Fin de Conocerle


Un tesoro escondido, 21 de febrero https://ift.tt/gjkHtAq Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. Mateo 13:44. Sin el reino de Dios, estamos perdidos... y sin esperanza en el mundo; pero se nos proporciona la salvación por la fe en Jesucristo. Él es el tesoro, y cuando se han barrido las basuras del mundo, podemos discernir su valor infinito... La divinidad de Cristo era un tesoro escondido. Mientras estuvo en la tierra, a veces la divinidad fulguraba a través de la humanidad y se revelaba su verdadero carácter. El Dios del cielo testificó de su unidad con su Hijo. Los cielos se abrieron en su bautismo, la gloria de Dios, en forma de una paloma bruñida como el oro, se manifestó sobre el Salvador y una voz del cielo dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Mateo 3:17. Pero la nación a la cual vino Cristo, aunque profesaba ser el pueblo peculiar de Dios, no reconoció al tesoro celestial en la persona de Jesucristo... La Majestad del cielo no fue reconocida en su atavío de humanidad. Era el Maestro divino enviado de Dios, el glorioso tesoro dado a la humanidad. Era más hermoso que los hijos de los hombres, pero su gloria incomparable estaba oculta bajo una cubierta de pobreza y sufrimiento. Veló su gloria a fin de que la divinidad pudiera tocar a la humanidad y el tesoro de inmenso valor no fue discernido por la raza humana... “Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros”. Juan 1:14. Ciertamente, el tesoro está oculto en el atavío humano. Cristo es las riquezas insondables, y el que encuentra a Cristo, halla el cielo. El ser humano que contemple a Jesús, que more por fe en sus encantos sin par, encontrará el tesoro eterno.—The Youth’s Instructor, 22 de agosto de 1895.

¡Maranata: El Senor Viene!


Tentaciones disfrazadas, 21 de febrero https://ift.tt/b4P2OCK Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Hechos 20:29. Dios no ha pasado por alto a su pueblo ni ha elegido a un hombre solitario aquí y otro allí como los únicos dignos de que les sea confiada su verdad. No da a un hombre una nueva luz contraria a la fe establecida del cuerpo. En todas las reformas se han levantado hombres que aseveraban esto... Uno acepta alguna idea nueva y original que no parece estar en conflicto con la verdad. Se espacia en ella hasta que le parece que está revestida de belleza e importancia, porque Satanás tiene poder para dar esa falsa apariencia. Al fin llega a ser el tema que lo absorbe todo, el único gran punto alrededor del cual gira todo, y la verdad queda desarraigada del corazón... Os amonesto a que desconfiéis de estas cuestiones laterales, que tienden a distraer la mente de la verdad. Nunca es el error inofensivo ni santifica, sino que siempre es peligroso y produce confusión y disensión. El enemigo ejerce gran poder sobre las mentes que no están cabalmente fortalecidas por la oración y establecidas en la verdad bíblica. Hay mil tentaciones disfrazadas y preparadas para aquellos que tienen la luz de la verdad; y la única seguridad para cualquiera de nosotros consiste en no recibir ninguna nueva doctrina, ninguna nueva interpretación de las Escrituras, sin someterla primero a hermanos de experiencia. Presentádsela con un espíritu humilde y dispuesto a recibir enseñanza, con ferviente oración, y si ellos no la aceptan, ateneos a su juicio... Satanás está trabajando constantemente; pero pocos tienen idea alguna de su actividad y sutileza. El pueblo de Dios debe estar preparado para resistir al astuto enemigo. Esta resistencia es lo que Satanás teme. El conoce mejor que nosotros el límite de su poder, y cuán fácilmente puede ser vencido si le resistimos y le hacemos frente. Por la fuerza divina, el santo más débil puede más que él y todos sus ángeles, y si se lo sometiese a prueba podría demostrar su poder superior. Por eso los pasos de Satanás son silenciosos, sus movimientos furtivos, y sus baterías enmascaradas. El no se atreve a mostrarse abiertamente, no sea que despierte las energías dormidas del cristiano, y le impulse a ir a Dios en oración.31Joyas de los Testimonios 2:103-105.

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Comentarios Elena G.W https://ift.tt/GRFWOAv Fue la cruz, instrumento de vergüenza y tortura, la que trajo esperanza y salvación al mundo. Los discípulos no eran sino hombres humildes, sin riquezas, y sin otra arma que la palabra de Dios; sin embargo en la fuerza de Cristo salieron para contar la maravillosa historia del pesebre y la cruz y triunfar sobre toda oposición. Aunque sin honor ni reconocimiento terrenales, eran héroes de la fe. De sus labios salían palabras de elocuencia divina que hacían temblar al mundo (Los hechos de los apóstoles, p. 64). [E]n los días de Pablo, la cruz se consideraba con sentimientos de repulsión y horror. El ensalzar como Salvador de la humanidad a uno que había muerto en la cruz provocaría naturalmente el ridículo y la oposición… Pero para Pablo, la cruz era el único objeto de supremo interés. Desde que fuera contenido en su carrera de persecución contra los seguidores del crucificado Nazareno, no había cesado de gloriarse en la cruz. En aquel entonces se le había dado una revelación del infinito amor de Dios, según se revelaba en la muerte de Cristo; y se había producido en su vida una maravillosa transformación que había puesto todos sus planes y propósitos en armonía con el cielo. Desde aquella hora había sido un nuevo hombre en Cristo. Sabía por experiencia personal que una vez que un pecador contempla el amor del Padre, como se lo ve en el sacrificio de su Hijo, y se entrega a la influencia divina, se produce un cambio de corazón, y Cristo es desde entonces todo en todo (Los hechos de los apóstoles, pp. 199, 200). La cruz del Calvario nos atrae con poder, ofreciéndonos una razón por la cual deberíamos amar a nuestro Salvador y hacerlo el primero y el último y el mejor en todo. Deberíamos ocupar el lugar que nos corresponde como penitentes humildes al pie de la cruz. Allí, al contemplar la agonía de nuestro Salvador, al Hijo de Dios que muere —el Justo por los injustos—, podemos aprender lecciones de mansedumbre y humildad de mente. Contemplemos a Aquel a cuya sola palabra acudirían legiones de ángeles en su ayuda, transformado en un objeto de diversión y burla, de injurias y odio. Él mismo se entrega como un sacrificio por el pecado. Al ser vilipendiado, no amenaza; cuando se lo acusa falsamente, no abre su boca. En la cruz, ora por sus asesinos. Al morir, paga un precio infinito por cada uno de ellos. Soporta sin murmurar el castigo por los pecados del hombre. Y esta víctima que no se queja es el Hijo de Dios. Su trono existe desde la eternidad y su reino no tendrá fin (Exaltad a Jesús, p. 227).

Entrada destacada

¡Maranata: El Senor Viene!

Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374