Cada Día con Dios


Cada Día con Dios
La batalla final, 26 de octubre https://ift.tt/XLTp3lw He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza. Apocalipsis 16:15. Un terrible conflicto está delante de nosotros. Nos acercamos a la batalla del gran día del Dios todopoderoso. Lo que está bajo control ahora, entonces quedará suelto. El ángel de la misericordia está plegando sus alas, preparándose para retirarse del trono de oro, para dejar el mundo bajo el dominio de Satanás, el rey que éste se ha escogido, asesino y destructor desde el mismo principio. Los principados y potestades de la tierra están en amarga revuelta contra el Dios del cielo. Están llenos de odio contra todos los que sirven a Dios, y pronto, muy pronto, se librará la última gran batalla entre el bien y el mal. La tierra será el campo del combate: El escenario del final conflicto y de la victoria final. Aquí, donde por tanto tiempo Satanás ha dirigido a los hombres contra Dios, la rebelión será extirpada para siempre. Cristo vino a esta tierra en forma humana para poder ser el Capitán de nuestra salvación, de manera que no fuéramos vencidos por el poder de Satanás. Y cuando parecía que el enemigo estaba ganando victorias señaladas contra la justicia, Dios estaba obrando con misericordia y poder para contrarrestar sus designios. Decidido a borrar la imagen de Dios en el hombre, Satanás trabaja con intenso esfuerzo para ocultar al Señor. No obra abiertamente, sino en secreto, mezclando lo humano con lo divino, lo espurio con lo genuino, para tratar de introducir confusión y calamidades. Pero la misericordia divina se manifiesta con poder proporcional para contrarrestar esa obra impía, y para desenmascarar los ocultos propósitos del enemigo. El pueblo de Dios ha de dar un decidido testimonio en favor de la verdad, por medio de la pluma y la voz, para poner en evidencia los propósitos del Señor. Ha de proclamar de lugar en lugar el mensaje de la Palabra de Dios, para que los hombres y mujeres puedan comprender la verdad... Hay una consistencia innegable en la sana doctrina. No es un vapor que se disipa. La luz debe emanar de la Palabra de Dios. El Señor invita a su pueblo para que se acerque a él. Nadie debe interponerse entre él y su pueblo. Cristo está llamando a la puerta del corazón para solicitar entrada. ¿Lo dejarán entrar ustedes?—Carta 153, del 26 de octubre de 1901, dirigida a los hermanos de Australia.
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Alza tus Ojos


Alza tus Ojos
Cristo habló la verdad, 26 de octubre https://ift.tt/t0QZlhp ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre! Juan 7:46. Mientras estuvo en esta tierra, el Hijo de Dios fue el Hijo del hombre; no obstante había momentos en que su divinidad refulgía en la manifestación de un poder superior... La verdad nunca languideció en los labios de Cristo; nunca sufrió en sus manos. Palabras de verdad brotaban de sus labios con sorprendente frescura y poder, como si fueran una nueva revelación. Estén todos seguros de que el Salvador no expresó nada fantástico o sentimental. Vino del Padre para ser la Luz del mundo. Esta luz no fue escondida debajo del almud. Jesús abordó todos los temas con autoridad. Cada verdad que era fundamental para su pueblo, fue revelada en sus enseñanzas con la firme seguridad del conocimiento cierto. No pronunció ninguna sofistería, ninguna mera probabilidad, ninguna opinión humana citada de hombres: sólo verdades. Sus declaraciones eran principios establecidos por su conocimiento personal. Previó las doctrinas falaces que saturarían el mundo, pero no mencionó ninguna de ellas. Ningún cuento inútil, ninguna teoría falsa revestida de hermoso lenguaje salió de los labios del gran Maestro. En todas sus enseñanzas se espació en las inmutables posiciciones de la verdad bíblica. Cristo vino a expresar el ideal de toda verdad. Develó gema tras gema de preciosa verdad... A cada uno de sus agentes designados, el Señor le envía el mensaje: “Ocupa tu lugar en tu puesto del deber, y manténte firme de parte de la rectitud”. Se me ha mandado decir a todos los obreros de Dios: “Encuentren sus lugares, si son los enviados de Dios. No asimilen los sentimientos caprichosos de los seres humanos que no son enseñados por Dios. Cristo está aguardando para brindarles discernimiento en lo que respecta a las cosas celestiales: aguardando para vivificar su pulso espiritual con el aumento de la actividad. No permitan más que ninguna influencia dañina o predisposición, natural o adquirida, los lleve a someter las exigencias del futuro, los intereses eternos, a los asuntos comunes de esta vida. Nadie puede servir a dos señores cuyos intereses no están en armonía. ‘No podéis servir a Dios y a Mammón’”... Cristo no consideró una usurpación ser igual a Dios, y no obstante no se complació a sí mismo. Tomó sobre sí la naturaleza humana con el único propósito de colocar al hombre en terreno ventajoso ante el mundo y ante todo el universo celestial. Lleva consigo la humanidad santificada y allí retenerla como hubiera sido si el hombre nunca hubiera violado la ley de Dios. A los vencedores, que en la tierra fueron partícipes de la naturaleza divina, los hace reyes y sacerdotes para Dios.—Manuscrito 156, del 26 de octubre de 1903, “Cristo, nuestro ejemplo divino-humano”.
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A Fin de Conocerle


A Fin de Conocerle
Una notable distinción, 26 de octubre https://ift.tt/OHvMzRQ No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. Juan 17:15. Los cristianos deben distinguirse del mundo como los portaestandartes de Dios, que muestren en sus vldas la influencia de la gracia transformadora de Cristo. Se los ha reunido para que se sienten con Cristo en lugares celestiales, para que puedan revelar al mundo, a los ángeles y a los hombres una representación perdurable del mundo eterno. Deben mantener la palabra de vida, advirtiendo a los hombres acerca de las demandas obligatorias de la ley de Dios. Dios quiere que sus siervos sean superiores. Desea que obedezcan sus preceptos que son más elevados que los del mundo: preceptos que son una copia de su carácter. La obra de Dios es suprema. Exige todas las facultades del intelecto, todas las dotes espirituales. Deben consagrarse a él y al servicio de la humanidad. El pide obreros que participen de la naturaleza divina. Los que realmente creen en Jesús colaborarán con él, mostrando a los mundos no caídos y al mundo caído un carácter logrado a la semejanza divina. Deben demostrar que poseen un gozo más elevado y santo que el del mundo. Dios derramará el poder del Espíritu Santo sobre todos los que quieran colaborar con él en el cultivo de sus dotes y talentos, para que estén en un terreno ventajoso. Los seguidores de Cristo deben procurar mejorar el tono moral del mundo, bajo la influencia del impartimiento del Espíritu de Dios. No deben descender al nivel del mundo, pensando en que haciéndolo lo elevarán. Debe haber una notable distinción entre los cristianos y los mundanos en lo que se refiere a las palabras, el vestido, el espíritu y tantas otras cosas. Esta distinción ejerce una influencia convincente sobre los mundanos. Ven que los hijos y las hijas del Señor se separan del mundo y que el Señor los une a él. ... ¿Quién desea ser elevado hasta el nivel superior?—Carta 199, 1899.
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¡Maranata: El Senor Viene!


¡Maranata: El Senor Viene!
Satanás es atado, 26 de octubre https://ift.tt/F12YREu Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años. Apocalipsis 20:1, 2. El autor del Apocalipsis predice el destierro de Satanás y el estado caótico y de desolación a que será reducida la tierra; y declara que este estado de cosas subsistirá por mil años. Después de descritas las escenas de la segunda venida del Señor y la destrucción de los impíos, la profecía prosigue: “Y vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en su mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo”. Apocalipsis 20:1-3. Según se desprende de otros pasajes bíblicos, es de toda evidencia que la expresión “abismo” se refiere a la tierra en estado de confusión y tinieblas. Respecto a la condición de la tierra “en el principio”, la narración bíblica dice que “estaba desordenada y vacía; y las tinieblas estaban sobre la haz del abismo”. Génesis 1:2. Las profecías enseñan que será reducida, en parte por lo menos, a ese estado. Contemplando a través de los siglos el gran día de Dios, el profeta Jeremías dice: “Miro hacia la tierra, y he aquí que está desolada y vacía; también hacia los cielos miro, mas no hay luz en ellos. Miro las montañas, y he aquí que están temblando, y todas las colinas se conmueven. Miro, y he aquí que no parece hombre alguno, y todas las aves del cielo se han fugado. Miro, y he aquí el campo fructífero convertido en un desierto, y todas las ciudades derribadas”. Jeremías 4:23-26 (VM). Aquí es donde, con sus malos ángeles, Satanás hará su morada durante mil años. Limitado a la tierra, no podrá ir a otros mundos para tentar e incomodar a los que nunca cayeron. En este sentido es cómo está atado: No queda nadie en quien pueda ejercer su poder. Le es del todo imposible seguir en la obra de engaño y ruina que por tantos siglos fue su único deleite.69Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 716, 717.
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Sabbath School


Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/DGq5oge En su providencia, el Señor proporcionó esta prueba a Abraham para enseñarle lecciones de sumisión, paciencia y fe, lecciones que habían de conservarse por escrito para beneficio de todos los que posteriormente iban a ser llamados a soportar aflicciones. Dios dirige a sus hijos por senderos que ellos desconocen; pero no olvida ni desecha a los que depositan su confianza en él. Permitió que Job fuese atribulado pero no le abandonó. Consintió en que el amado Juan fuese desterrado a la solitaria isla de Patmos, pero el Hijo de Dios le visitó allí, y pudo ver escenas de gloria inmortal. Dios permite que las pruebas asedien a los suyos, para que mediante su constancia y obediencia puedan enriquecerse espiritualmente, y para que su ejemplo sea una fuente de poder para otros. “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal.” Jeremías 29:11. Los mismos sufrimientos que prueban más severamente nuestra fe, y que nos hacen pensar que Dios nos ha olvidado, sirven para llevarnos más cerca de Cristo, para que echemos todas nuestras cargas a sus pies, y para que sintamos la paz que nos ha de dar en cambio (Patriarcas y profetas, p. 122). Diariamente debemos manifestar el espíritu de sumisión infantil, y orar para que nuestros ojos sean ungidos con el colirio celestial, a fin de que podamos discernir las indicaciones de la voluntad divina, para que no se confundan nuestras ideas a causa de la omnipotencia de nuestra propia voluntad. Con los ojos de la fe, con una sumisión infantil como hijos obedientes, debemos mirar a Dios, seguir su dirección, y así desaparecerán las dificultades. La promesa es: “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos”. Salmo 32:8. Si acudimos a Dios con una disposición humilde y deseos de aprender, sin llevar planes previos antes de pedirle consejo, y no dispuestos según nuestra propia voluntad, sino con sumisión, dispuestos a ser enseñados, con fe, será nuestro privilegio reclamar las promesas cada hora del día. Debemos desconfiar de nosotros mismos y vigilar nuestras propias fuertes tendencias e inclinaciones, para no actuar según nuestras propias ideas y planes y pensar que estamos haciendo la voluntad del Señor (A fin de conocerle, p. 247). Cristo insta a su pueblo que ore sin cesar. Esto no significa que debiéramos estar siempre de rodillas, sino que la oración ha de ser como el aliento del alma. Nuestros pedidos silenciosos, doquiera estemos, han de ascender a Dios, y Jesús nuestro Abogado suplica por nosotros, sosteniendo con el incienso de su justicia nuestros pedidos ante el Padre. El Señor Jesús ama a su pueblo, y lo fortalece cuando este pone su confianza en Cristo y depende plenamente de él. Vivirá mediante su pueblo, dándole la inspiración de su Espíritu santificante, impartiendo al alma una transfusión vital de sí mismo (A fin de conocerle p. 79).

Entrada destacada

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Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374