Ser Semejante a Jesús


Ser Semejante a Jesús
Todos debieran conocer y obedecer las leyes de la vida, 1 de octubre https://ift.tt/kds4vXA Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo. Proverbios 4:20-22. El aire puro, el sol, la abstinencia, el descanso, el ejercicio, un régimen alimentario conveniente, el agua y la confianza en el poder divino son los verdaderos remedios. Todos debieran conocer los agentes que la naturaleza provee como remedios, y saber aplicarlos. Es de suma importancia darse cuenta exacta de los principios implicados en el tratamiento de los enfermos, y recibir una instrucción práctica que le habilite a uno para hacer un uso correcto de estos conocimientos. El empleo de los remedios naturales requiere más cuidados y esfuerzos de lo que muchos quieren prestar. El proceso natural de curación y reconstitución es gradual, y les parece lento a los impacientes. El renunciar a la satisfacción dañina de los apetitos impone sacrificios. Pero al fin se verá que, si no se le pone trabas, la naturaleza desempeña su obra con acierto, y los que perseveren en la obediencia a sus leyes encontrarán recompensa en la salud del cuerpo y del espíritu. Muy escasa atención se suele dar a la conservación de la salud. Es mucho mejor prevenir la enfermedad que saber tratarla una vez contraída. Es deber de toda persona, para su propio bien y el de la humanidad, conocer las leyes de la vida y obedecerlas con toda conciencia. Todos necesitan conocer el organismo más maravilloso: el cuerpo humano. Deberían comprender las funciones de los diversos órganos y cómo éstos dependen unos de otros para que todos actúen con salud. Deberían estudiar la influencia de la mente en el cuerpo, la del cuerpo en la mente, y las leyes que los rigen. No se nos recordará demasiado que la salud no depende del azar. Es el resultado de la obediencia a la ley. Así lo reconocen quienes participan en deportes atléticos y pruebas de fuerza, pues se preparan con todo esmero y se someten a un adiestramiento cabal y a una disciplina severa. Todo hábito físico queda regularizado con el mayor cuidado. Bien saben que el descuido, el exceso o la indolencia, que debilitan o paralizan algún órgano o alguna función del cuerpo, provocarían la derrota... Pero si tenemos en cuenta los resultados contingentes, nada de aquello con que tenemos que ver es cosa baladí. Cada acción echa su peso en la balanza que determina la victoria o la derrota en la vida. La Escritura nos manda que corramos de tal manera que obtengamos el premio.—El Ministerio de Curación, 89-91.
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Reflejemos a Jesús


Reflejemos a Jesús
El verdadero carácter irradia desde adentro, 1 de octubre Vosotros sois la luz del mundo. Mateo 5:14. https://ift.tt/Ifct37H “Vosotros sois la luz del mundo”. Los judíos pensaban limitar los beneficios de la salvación a su propia nación; pero Cristo les demostró que la salvación es como la luz del sol. Pertenece a todo el mundo. La religión de la Biblia no se ha de limitar a lo contenido entre las tapas de un libro, ni entre las paredes de una iglesia. No ha de ser sacada a luz ocasionalmente para nuestro beneficio, y luego guardarse de nuevo cuidadosamente. Ha de santificar la vida diaria, manifestarse en toda transacción comercial y en todas nuestras relaciones sociales. El verdadero carácter no se forma desde el exterior, para revestirse uno con él; irradia desde adentro. Si queremos conducir a otros por la senda de la justicia, los principios de la justicia deben ser engastados en nuestro propio corazón. Nuestra profesión de fe puede proclamar la teoría de la religión, pero es nuestra piedad práctica la que pone de relieve la palabra de verdad. La vida consecuente, la santa conversación, la integridad inquebrantable, el espíritu activo y benévolo, el ejemplo piadoso, tales son los medios por los cuales la luz es comunicada al mundo.—El Deseado de Todas las Gentes, 272, 273. Así como sale el sol en su misión de amor para disipar las sombras de la noche y despertar el mundo, los seguidores de Cristo también han de salir para derramar la luz del cielo sobre los que se encuentran en las tinieblas del error y el pecado. En la luz radiante de la mañana se destacaban claramente las aldeas y los pueblos en los cerros circundantes, y eran detalles atractivos de la escena. Señalándolos, Jesús dijo: “Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder”. Luego añadió: “Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa”. Mateo 5:14, 15. La mayoría de los oyentes de Cristo eran campesinos o pescadores, en cuyas humildes moradas había un solo cuarto, en el que una sola lámpara, desde su sitio, alumbraba a toda la casa. “Así—dijo Jesús—alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”Mateo 5:16. Nunca ha brillado, ni brillará jamás, otra luz para el hombre caído, fuera de la que procede de Cristo. Jesús, el Salvador, es la única luz que puede disipar las tinieblas de un mundo caído en el pecado. De Cristo está escrito: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”Juan 1:4. Sólo al recibir vida podían sus discípulos hacerse portaluces. La vida de Cristo en el alma y su amor revelado en el carácter los convertirá en la luz del mundo.—El Discurso Maestro de Jesucristo, 36.
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La Fe por la Cual Vivo


La Fe por la Cual Vivo
Preciosa para el corazón de Dios, 1 de octubre https://ift.tt/9ZaD7HJ ¿Olvidárase la mujer de lo que parió, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque se olviden ellas, yo no me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas te tengo esculpida: delante de mí están siempre tus muros. Isaías 49:15, 16. “La iglesia de Cristo es muy preciosa a sus ojos. Es el cofre que contiene sus joyas, el redil que encierra su rebaño.”—The S.D.A. Bible Commentary 6:1118. “Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella. Es el precio de su sangre. El divino Hijo de Dios camina entre los siete candelabros de oro. Jesús mismo suministra el aceite para estas lámparas encendidas. El enciende la llama. ‘En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.’ Juan 1:4. Ningún candelabro, ninguna iglesia, tiene luz propia. Toda su luz emana de Cristo. El Señor Dios todopoderoso y el Cordero constituyen su luz.”—Ibid. “Puede parecer a veces que el Señor olvidó los peligros de su iglesia y el daño que le han hecho sus enemigos. Pero Dios no olvidó. Nada hay en este mundo que su corazón aprecie más que su iglesia. No quiere que una conducta mundanal de conveniencias corrompa su foja de servicios. No quiere que sus hijos sean vencidos por las tentaciones de Satanás.”—La Historia de Profetas y Reyes, 433. “Dios declara que aun las madres pueden olvidarse de sus hijos pero ‘Yo no me olvidaré de ti.’ ... Dios piensa en sus hijos con la más tierna solicitud y guarda un libro de memoria para no olvidar jamás a los hijos de su cuidado.”—Testimonies for the Church 4:329.
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Hijos e Hijas de Dios


Hijos e Hijas de Dios
Moramos en Cristo la fuente de vida, 1 de octubre https://ift.tt/Gy3IYkT En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Juan 1:4. El Señor ha hecho todas las provisiones necesarias para que podamos tener una experiencia rica, abundante y gozosa. Juan escribe acerca de Cristo: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. La vida se asocia con la luz, y si no recibimos luz del Sol de justicia, no podemos tener vida en él. Pero esta luz se le ha proporcionado a cada alma, y las tinieblas nos envuelven solamente cuando nos alejamos de ella. Jesús dijo: “El que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la lumbre de la vida”. En el mundo que nos rodea no puede existir la vida sin luz. Si el sol retirara sus rayos, perecería toda la vegetación y la vida animal. Esto ilustra el hecho de que no podemos tener vida espiritual a menos que nos coloquemos bajo los haces del Sol de justicia. Si dejamos una planta florida en un cuarto oscuro, pronto se marchitará y morirá; y del mismo modo podemos poseer cierta cantidad de vida espiritual y perderla por morar en una atmósfera de dudas y oscuridad... “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”... Somos llamados, como lo fue Juan, no a ocupar el lugar de Cristo, sino a testificar de la luz, a dirigir las mentes de otros hacia él, diciéndoles: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Que ninguno de los que debieran dar testimonio en favor de Cristo se destaque a sí mismo, y procure atraer la atención de la gente hacia él; sino que se esfuerce por ensalzar a Jesús, hasta que las simpatías y los afectos sean conducidos hacia el Salvador del mundo.—The Youth’s Instructor, 25 de mayo de 1893.
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Exaltad a Jesús


Exaltad a Jesús
La cabeza de la iglesia, 1 de octubre https://ift.tt/GIpqlXc El es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia. Colosenses 1:18. Desde su ascensión, Cristo ha llevado adelante su obra en la tierra mediante embajadores escogidos, por medio de quienes habla aún a los hijos de los hombres y ministra sus necesidades. El que es la gran Cabeza de la iglesia dirige su obra mediante hombres ordenados por Dios para que actúen como sus representantes. La posición de aquellos que han sido llamados por Dios para trabajar en palabra y en doctrina para la edificación de su iglesia, es de grave responsabilidad. En lugar de Cristo han de suplicar a los hombres y mujeres que se reconcilien con Dios; y pueden cumplir su misión solamente en la medida en que reciban sabiduría y poder de lo alto. Los ministros de Cristo son los atalayas espirituales de la gente encomendada a su cuidado. Su trabajo se ha comparado al de los centinelas. En los tiempos antiguos los centinelas eran colocados sobre los muros de las ciudades, donde, desde puntos estratégicos, podían ver los puestos importantes que debían ser protegidos, y dar la voz de alarma cuando se acercaba el enemigo. De su fidelidad dependía la seguridad de todos los que estaban dentro. Se les exigía que a intervalos determinados se llamaran unos a otros, para estar seguros de que todos estaban despiertos, y que ninguno había recibido daño alguno. El grito de buen ánimo o de advertencia era transmitido de uno a otro, y cada uno repetía el llamado hasta que el eco circundaba la ciudad... Es el privilegio de los atalayas de los muros de Sión vivir tan cerca de Dios, ser tan susceptibles a las impresiones de su Espíritu, que él pueda obrar por medio de ellos para advertir a los hombres y mujeres su peligro, y señalarles el lugar de seguridad. Han de advertirles fielmente el seguro resultado de la transgresión, y proteger fielmente los intereses de la iglesia. En ningún tiempo pueden descuidar su vigilancia... Sus voces han de elevarse con tonos de trompeta, y nunca han de dar una nota vacilante e incierta... El que sirve bajo el estandarte manchado de sangre de Emmanuel, tiene una tarea que requerirá esfuerzo heroico y paciente perseverancia. Pero el soldado de la cruz permanece sin retroceder en la primera línea de la batalla... Comprende su necesidad de fuerza de lo alto. Las victorias que obtiene le inducen... a depender más y más completamente del Poderoso. Confiando en ese Poder, es capacitado para presentar el mensaje de salvación tan vigorosamente que vibre en otras mentes. Es viendo al Invisible como el alma adquiere fuerza y vigor y se quebranta el poder de la tierra sobre la mente y el carácter.—Los Hechos de los Apóstoles, 289-292.
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El Cristo Triunfante


El servicio del templo culminó con la muerte de Cristo, 1 de octubre https://ift.tt/itnKru5 “Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron”. Mateo 27:51. A la puesta del sol, en la tarde del día de preparación, sonaban las trompetas para indicar que el sábado había empezado. Ese sábado, los atrios del templo estuvieron llenos de adoradores... Las trompetas y los instrumentos de música y las voces de los cantores resonaban tan fuerte y claramente como de costumbre. Pero un sentimiento de extrañeza lo compenetraba todo. Uno tras otro preguntaban acerca del asombroso suceso que había acontecido. Hasta entonces, el lugar santísimo había sido guardado en forma sagrada ce toda indiscreción... Una vez al año se entraba en él y sólo lo hacía el sumo sacerdote. Pero ahora se dibujaba el horror en muchos semblantes, pues dicho recinto sagrado se encontraba expuesto a la vista de todos. En el preciso momento en que Cristo había expirado, el pesado velo de tapicería, hecho de lino puro y hermosamente adornado de escarlata y púrpura, se rasgó de arriba abajo. El lugar donde Jehová se encontraba con el sumo sacerdote, para comunicar su gloria, el lugar que había sido la cámara de audiencia sagrada de Dios, estaba abierto a todo ojo; ya no era reconocido por el Señor. Muchos que en esa ocasión participaron de los ceremoniales no volvieron a tomar parte de los ritos pascuales. La luz había resplandecido en sus corazones. Los discípulos habrían de comunicarles a ellos que el gran Maestro ya había venido. De acuerdo con la práctica de entonces muchas personas habían traído a los enfermos y afligidos hasta los atrios del templo, peguntando: ¿Quién puede decirnos dónde está Jesús, el Sanador? Algunos habían venido desde lejos para verlo y escucharlo... Pero fueron ahuyentados de los atrios del templo y los habitantes de Jerusalén no podrían dejar de notar el contraste entre esta escena y las de la vida de Cristo. Por todos lados se oía el lamento: Queremos a Cristo, el Sanador. El mundo sin Cristo estaba sumido en la oscuridad y las tinieblas, no sólo para los discípulos, los enfermos y los afligidos, sino también para los sacerdotes y dignatarios. Los líderes judíos e incluso las autoridades romanas, descubrieron que era más difícil confrontarse con un Cristo muerto que con un Cristo vivo. Cuando la gente supo que Jesús había sido ejecutado por los sacerdotes, empezó a preguntar acerca de su muerte. Los detalles de su juicio fueron mantenidos tan secretos como fue posible; pero durante el tiempo que estuvo en la tumba, su nombre estuvo en millares de labios y los informes referentes al simulacro de juicio a que había sido sometido y a la inhumanidad de los sacerdotes y príncipes circularon por doquiera.—Manuscrito 111, 1897.

Dios nos Cuida


La necesidad de una reforma, 1 de octubre https://ift.tt/CITqdJa Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna... en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 6:22-23. Necesitamos estar convencidos de la malignidad de una enfermedad antes de sentir la necesidad de ser curados. Aquellos que no captan la pecaminosidad del pecado no están en condiciones de apreciar el valor de la expiación y la necesidad de ser limpiados de todo pecado. El pecador se mide a sí mismo por sí mismo y por aquellos que, como él, son pecadores. No contempla la pureza y la santidad de Cristo. Pero, cuando la ley de Dios impone convicción a su corazón, dice con Pablo: “Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí”. Romanos 7:9... Dios creó al hombre para su gloria. No soportará, no puede soportar la presencia del pecado en su dominio. Si en la iglesia hay individuos que están pecando voluntariamente contra Dios, hay que echar mano de todo medio posible para llevarlos al arrepentimiento. Si no se hace esto se deshonra el nombre de Dios. El es demasiado puro para aprobar la iniquidad... El pecado de Adán podría ser considerado por las iglesias de hoy como un simple error, que debería ser perdonado inmediatamente y no pensarse más en él. Pero la norma de Dios es elevada y su Palabra inmutable, y por eso todas las prácticas egoístas y codiciosas son una abominación ante su vista. Los corazones de los creyentes necesitan ser purificados, santificados, refinados, ennoblecidos... Miren hacia arriba, mis hermanos. ¿Ha perdido el Evangelio su poder para impresionar los corazones? ¿Es debido a que la influencia regeneradora del Espíritu de Cristo ha muerto, que los corazones no son purificados, santificados y preparados por el Espíritu Santo? No, la espada del Espíritu, la Palabra del Dios viviente, está todavía con nosotros; pero debe ser esgrimida con ahínco. Usémosla como lo hicieron antaño los santos de Dios... El Señor nos invita a realizar una reforma en nuestras vidas... Cuando la iglesia despierte, se harán cambios decididos. Los hombres y las mujeres se convertirán y estarán de tal manera llenos del Espíritu de Dios que irán de país en país, de ciudad en ciudad, proclamando el mensaje de verdad. Con los corazones rebosando de ferviente amor por las almas abrirán sus Biblias y presentarán la Palabra.

Conflicto y Valor


“Ven y ve”, 1 de octubre Juan 1:29-51. https://ift.tt/gH57Fma Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret. Juan 1:45. Felipe llamó a Natanael... Si Natanael hubiese confiado en los rabinos para ser dirigido, nunca habría hallado a Jesús. Viendo y juzgando por sí mismo, fue como llegó a ser discípulo. Así sucede hoy día en el caso de muchos a quienes los prejuicios apartan de lo bueno. ¡Cuán diferentes serían los resultados si ellos quisieran venir y ver! ... Como Natanael, necesitamos estudiar la Palabra de Dios por nosotros mismos, y pedir la iluminación del Espíritu Santo. Aquel que vio a Natanael debajo de la higuera, nos verá en el lugar secreto de oración. Los ángeles del mundo de luz están cerca de aquellos que con humildad solicitan la dirección divina. Con el llamamiento de Juan, Andrés, Simón, Felipe y Natanael, empezó la fundación de la iglesia cristiana. Juan dirigió a dos de sus discípulos a Cristo. Entonces uno de éstos, Andrés, halló a su hermano, y lo llevó al Salvador. Luego Felipe fue llamado, y buscó a Natanael. Estos ejemplos deben enseñarnos la importancia del esfuerzo personal, de dirigir llamamientos directos a nuestros parientes, amigos y vecinos... Son muchos los que necesitan el ministerio de corazones cristianos amantes. Muchos han descendido a la ruina cuando podrían haber sido salvados, si sus vecinos, hombres y mujeres comunes, hubiesen hecho algún esfuerzo personal en su favor. Muchos están aguardando a que se les hable personalmente. En la familia misma, en el vecindario, en el pueblo en que vivimos, hay para nosotros trabajo que debemos hacer como misioneros de Cristo. Si somos creyentes, esta obra será nuestro deleite. Apenas se ha convertido uno cuando nace en él el deseo de dar a conocer a otros cuán precioso amigo ha hallado en Jesús. La verdad salvadora y santificadora no puede quedar encerrada en su corazón... Ahora que Jesús ascendió al cielo, sus discípulos son sus representantes entre los hombres, y una de las maneras más eficaces de ganar almas para él consiste en ejemplificar su carácter en nuestra vida diaria... Una vida consecuente, caracterizada por la mansedumbre de Cristo, es un poder en el mundo. El Deseado de Todas las Gentes, 113-115.

A Fin de Conocerle


A Fin de Conocerle
Fue dirigido a mi personalmente, 1 de octubre https://ift.tt/CfTmeA8 Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes. Salmos 40:17. Que no os desanime vuestra gran necesidad. El Salvador de los pecadores, el Amigo de los que no tienen amigo, con una compasión infinitamente mayor de la que tiene una madre tierna por un hijo amado y afligido, nos invita: “Mirad a mí y sed salvos”. Isaías 45:22. “Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”. Isaías 53:5. Existe el peligro de no hacer un asunto personal de las enseñanzas de Cristo, de no recibirlas como si se nos dirigieran personalmente. Jesús se dirige a mí en sus palabras de instrucción. Puedo apropiarme de sus méritos, su muerte, su sangre purificadora, tan plenamente como si no hubiera otro pecador en el mundo por quien hubiera muerto Cristo. Para todos hay esfuerzos, conflictos y abnegación. Nadie escapará de ellos. Debemos recorrer la senda que Jesús recorrió; puede significar lágrimas, pruebas, privaciones, pesar por el pecado, o procurar el dominio de los deseos depravados, del carácter desequilibrado y del temperamento violento. Se requiere un esfuerzo decidido para presentarnos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Comprende a todo el ser. No hay lugar en la mente donde Satanás pueda dominar y realizar sus designios. El yo debe ser crucificado. Hay que realizar una consagración, una sumisión y un sacrificio tan intensos como si se quitara la sangre del corazón.—The Review and Herald, 22 de julio de 1884. ¿Os apenaría ser abofeteados, despreciados, escarnecidos y calumniados por el mundo? No debería apenaros, porque Jesús nos dijo lo que ocurriría. “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros”. Juan 15:18.—Ibid.
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¡Maranata: El Senor Viene!


Octubre—Sucesos finales https://ift.tt/qkG7Ceg La resurrección especial de los impíos, 1 de octubre He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén. Apocalipsis 1:7. “Los que le traspasaron”, los que se mofaron y se rieron de la agonía de Cristo y los enemigos más acérrimos de su verdad y de su pueblo, son resucitados para mirarle en su gloria y para ver el honor con que serán recompensados los fieles y obedientes.1Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 695. Caifás, alzando la diestra hacia el cielo, se dirigió a Jesús con un juramento solemne: “Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si tú eres el Cristo, Hijo de Dios”... Todos los oídos estaban atentos, y todos los ojos se fijaban en... [Jesús] mientras contestaba: “Tú lo has dicho”. Una luz celestial parecía iluminar su semblante pálido mientras añadía: “Y aun os digo, que desde ahora habéis de ver al Hijo del hombre sentado a la diestra de la potencia de Dios, y que viene en las nubes del cielo”. Por un momento la divinidad de Cristo fulguró a través de su aspecto humano. El sumo sacerdote vaciló bajo la mirada penetrante del Salvador... Por un momento se sintió como delante del Juez eterno, cuyo ojo, que lo ve todo, estaba leyendo su alma y sacando a luz misterios que él suponía ocultos con los muertos. La escena se desvaneció de la visión del sacerdote... Rasgando su manto... pidió que... se condenase al preso por blasfemia. “¿Qué más necesidad tenemos de testigos?—dijo—. He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia. ¿Qué os parece?” Mateo 26:65, 66. Y todos le condenaron.2El Deseado de Todas las Gentes, 653-655. Así hicieron su decisión los dirigentes judíos. Su decisión fue registrada en el libro que Juan vio en la mano de Aquel que se sienta en el trono, el libro que ningún hombre podía abrir. Con todo su carácter vindicativo aparecerá esta decisión delante de ellos el día en que este libro sea abierto por el León de la tribu de Judá.3Palabras de Vida del Gran Maestro, 236. Cuando Cristo venga por segunda vez... lo verán como Rey celestial... entonces los sacerdotes y gobernantes recordarán claramente la escena en la sala del juicio. Cada circunstancia aparecerá delante de ellos como escrita en letras de fuego.4The Signs of the Times, 17-1-1900.

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Octubre—Sucesos finales https://ift.tt/qkG7Ceg La resurrección especial de los impíos, 1 de octubre He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén. Apocalipsis 1:7. “Los que le traspasaron”, los que se mofaron y se rieron de la agonía de Cristo y los enemigos más acérrimos de su verdad y de su pueblo, son resucitados para mirarle en su gloria y para ver el honor con que serán recompensados los fieles y obedientes.1Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 695. Caifás, alzando la diestra hacia el cielo, se dirigió a Jesús con un juramento solemne: “Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si tú eres el Cristo, Hijo de Dios”... Todos los oídos estaban atentos, y todos los ojos se fijaban en... [Jesús] mientras contestaba: “Tú lo has dicho”. Una luz celestial parecía iluminar su semblante pálido mientras añadía: “Y aun os digo, que desde ahora habéis de ver al Hijo del hombre sentado a la diestra de la potencia de Dios, y que viene en las nubes del cielo”. Por un momento la divinidad de Cristo fulguró a través de su aspecto humano. El sumo sacerdote vaciló bajo la mirada penetrante del Salvador... Por un momento se sintió como delante del Juez eterno, cuyo ojo, que lo ve todo, estaba leyendo su alma y sacando a luz misterios que él suponía ocultos con los muertos. La escena se desvaneció de la visión del sacerdote... Rasgando su manto... pidió que... se condenase al preso por blasfemia. “¿Qué más necesidad tenemos de testigos?—dijo—. He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia. ¿Qué os parece?” Mateo 26:65, 66. Y todos le condenaron.2El Deseado de Todas las Gentes, 653-655. Así hicieron su decisión los dirigentes judíos. Su decisión fue registrada en el libro que Juan vio en la mano de Aquel que se sienta en el trono, el libro que ningún hombre podía abrir. Con todo su carácter vindicativo aparecerá esta decisión delante de ellos el día en que este libro sea abierto por el León de la tribu de Judá.3Palabras de Vida del Gran Maestro, 236. Cuando Cristo venga por segunda vez... lo verán como Rey celestial... entonces los sacerdotes y gobernantes recordarán claramente la escena en la sala del juicio. Cada circunstancia aparecerá delante de ellos como escrita en letras de fuego.4The Signs of the Times, 17-1-1900.
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Sabbath School


Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/4WF9pBH La ropa blanca de la inocencia era llevada por nuestros primeros padres cuando fueron colocados por Dios en el santo Edén. Ellos vivían en perfecta conformidad con la voluntad de Dios. Toda la fuerza de sus afectos era dada a su Padre celestial. Una hermosa y suave luz, la luz de Dios, envolvía a la santa pareja. Este manto de luz era un símbolo de sus vestiduras espirituales de celestial inocencia. Si hubieran permanecido fieles a Dios, habría continuado envolviéndolos. Pero cuando entró el pecado, rompieron su relación con Dios, y la luz que los había circuido se apartó. Desnudos y avergonzados, procuraron suplir la falta de los mantos celestiales cosiendo hojas de higuera para cubrirse (Palabras de vida del gran Maestro, p. 252). Desde la caída del hombre, el Señor ha estado llevando a cabo sus designios en el plan de la redención, un plan por el cual procura restaurar en el hombre su perfección original. Gracias a la muerte de Cristo en la cruz, Dios recibe y perdona a cada alma arrepentida… La salvación de la raza humana siempre ha sido el objeto de los concilios celestiales. El pacto de misericordia fue hecho antes de la fundación del mundo. Ha existido desde toda la eternidad y se lo llama el pacto eterno. Tan cierto como que nunca hubo un momento en que Dios no existiese, así de seguro nunca hubo un momento en que manifestar su gracia a la humanidad no fuese la delicia de la mente eterna (Dios nos cuida, p. 74). El amor de Jesús por las almas no se puede medir. Cristo murió para salvar no solo a los pocos que lo aceptan; no, él vino a nuestro mundo para salvar a cada hijo e hija de Adán. No vino a buscar y a salvar a los que eran intachables y hermosos, sino que vino a buscar y a salvar a los que están perdidos. “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento”. Él es el verdadero Pastor, siempre dispuesto a dejar el rebaño que está en el redil e ir al desierto en busca de la oveja perdida (Manuscript Releases, t. 19, p. 330). Cuando veáis la enormidad del pecado, cuando os veáis como sois en realidad, no os entreguéis a la desesperación, pues a los pecadores es a quienes Cristo vino a salvar. No tenemos que reconciliar a Dios con nosotros, sino que —¡oh maravilloso amor!— “Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo mismo al mundo”. Por su tierno amor está atrayendo a sí los corazones de sus hijos errantes. Ningún padre según la carne podría ser tan paciente con las faltas y los yerros de sus hijos, como lo es Dios con aquellos a quienes trata de salvar. Nadie podría argüir más tiernamente con el pecador. Jamás enunciaron los labios humanos invitaciones más tiernas que las dirigidas por él al extraviado. Todas sus promesas, sus amonestaciones, no son sino la expresión de su amor inefable (El camino a Cristo, p. 35).

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Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/4WF9pBH La ropa blanca de la inocencia era llevada por nuestros primeros padres cuando fueron colocados por Dios en el santo Edén. Ellos vivían en perfecta conformidad con la voluntad de Dios. Toda la fuerza de sus afectos era dada a su Padre celestial. Una hermosa y suave luz, la luz de Dios, envolvía a la santa pareja. Este manto de luz era un símbolo de sus vestiduras espirituales de celestial inocencia. Si hubieran permanecido fieles a Dios, habría continuado envolviéndolos. Pero cuando entró el pecado, rompieron su relación con Dios, y la luz que los había circuido se apartó. Desnudos y avergonzados, procuraron suplir la falta de los mantos celestiales cosiendo hojas de higuera para cubrirse (Palabras de vida del gran Maestro, p. 252). Desde la caída del hombre, el Señor ha estado llevando a cabo sus designios en el plan de la redención, un plan por el cual procura restaurar en el hombre su perfección original. Gracias a la muerte de Cristo en la cruz, Dios recibe y perdona a cada alma arrepentida… La salvación de la raza humana siempre ha sido el objeto de los concilios celestiales. El pacto de misericordia fue hecho antes de la fundación del mundo. Ha existido desde toda la eternidad y se lo llama el pacto eterno. Tan cierto como que nunca hubo un momento en que Dios no existiese, así de seguro nunca hubo un momento en que manifestar su gracia a la humanidad no fuese la delicia de la mente eterna (Dios nos cuida, p. 74). El amor de Jesús por las almas no se puede medir. Cristo murió para salvar no solo a los pocos que lo aceptan; no, él vino a nuestro mundo para salvar a cada hijo e hija de Adán. No vino a buscar y a salvar a los que eran intachables y hermosos, sino que vino a buscar y a salvar a los que están perdidos. “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento”. Él es el verdadero Pastor, siempre dispuesto a dejar el rebaño que está en el redil e ir al desierto en busca de la oveja perdida (Manuscript Releases, t. 19, p. 330). Cuando veáis la enormidad del pecado, cuando os veáis como sois en realidad, no os entreguéis a la desesperación, pues a los pecadores es a quienes Cristo vino a salvar. No tenemos que reconciliar a Dios con nosotros, sino que —¡oh maravilloso amor!— “Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo mismo al mundo”. Por su tierno amor está atrayendo a sí los corazones de sus hijos errantes. Ningún padre según la carne podría ser tan paciente con las faltas y los yerros de sus hijos, como lo es Dios con aquellos a quienes trata de salvar. Nadie podría argüir más tiernamente con el pecador. Jamás enunciaron los labios humanos invitaciones más tiernas que las dirigidas por él al extraviado. Todas sus promesas, sus amonestaciones, no son sino la expresión de su amor inefable (El camino a Cristo, p. 35).
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Entrada destacada

¡Maranata: El Senor Viene!

Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
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“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374