Exaltad a Jesús


La gloria de un poder divino, 14 de abril https://ift.tt/X906bKn Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 2 Timoteo 3:16-17. Dios se ha dignado comunicar la verdad al mundo por medio de instrumentos humanos, y él mismo, por su Santo Espíritu, habilitó a hombres y los hizo capaces de realizar esta obra. Guió la inteligencia de ellos en la elección de lo que debían decir y escribir. El tesoro fue confiado a vasos de barro, pero no por eso deja de ser del cielo. Aunque llevado a todo viento en el vehículo imperfecto del idioma humano, no por eso deja de ser el testimonio de Dios; y el hijo de Dios, obediente y creyente, contempla en ello la gloria de un poder divino, y lleno de gracia y de verdad. En su Palabra, Dios comunicó a los hombres el conocimiento necesario para la salvación. Las Santas Escrituras deben ser aceptadas como dotadas de autoridad absoluta y como revelación infalible de su voluntad. Constituyen la regla del carácter; nos revelan doctrinas, y son la piedra de toque de la experiencia religiosa... La circunstancia de haber revelado Dios su voluntad a los hombres por su Palabra, no anuló la necesidad que tienen ellos de la continua presencia y dirección del Espíritu Santo. Por el contrario, el Salvador prometió que el Espíritu facilitaría a sus siervos la inteligencia de la Palabra; que iluminaría y daría aplicación a sus enseñanzas. Y como el Espíritu de Dios fue quien inspiró la Biblia, resulta imposible que las enseñanzas del Espíritu estén jamás en pugna con las de la Palabra. El Espíritu no fue dado—ni puede jamás ser otorgado—para invalidar la Biblia; pues las Escrituras declaran explícitamente que la Palabra de Dios es la regla por la cual toda enseñanza y toda manifestación religiosa debe ser probada. El apóstol Juan dice: “No creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo”. 1 Juan 4:5 (VM). E Isaías declara: “¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido”. Isaías 8:20... Según la Palabra de Dios, el Espíritu Santo debía continuar su obra por todo el período de la dispensación cristiana. Durante las épocas en que las Escrituras tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento eran entregadas a la circulación, el Espíritu Santo no dejó de comunicar luz a individualidades aisladas, amén de las revelaciones que debían ser incorporadas en el Sagrado Canon. La Biblia misma da cuenta de cómo, por intermedio del Espíritu Santo, ciertos hombres recibieron advertencias, censuras, consejos e instrucción que no se referían en nada a lo dado en las Escrituras. También habla de profetas que vivieron en diferentes épocas, pero sin hacer mención alguna de sus declaraciones. Asimismo, una vez cerrado el canon de las Escrituras, el Espíritu Santo debía llevar adelante su obra de esclarecimiento, de amonestación y consuelo en bien de los hijos de Dios.—el Conflicto de los Siglos, 9-11.

Dios nos Cuida


Dios nos Cuida
La obra de guardar el corazón, 14 de abril https://ift.tt/KfPl3eV Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida. Proverbios 4:23. La diligente protección del corazón es esencial para el saludable crecimiento en la gracia. El corazón en su estado natural es una morada para los pensamientos no santificados y las pasiones pecaminosas. Cuando es puesto en sujeción a Cristo, debe ser limpiado por el Espíritu de toda contaminación. Pero esto no puede realizarse sin arrepentimiento de parte de la persona. Cuando el alma ha sido limpiada, es el deber del cristiano protegerla contra la contaminación. Muchos piensan que la religión de Cristo no exige el abandono de los pecados diarios, la supresión de hábitos que han mantenido el alma en esclavitud. Renuncian a algunas cosas condenadas por la conciencia, pero dejan de representar a Cristo en la vida diaria. No llevan la semejanza de Cristo al hogar. No manifiestan cuidado en la elección de sus palabras. Demasiado a menudo se pronuncian palabras impacientes, palabras que despiertan las peores pasiones del corazón humano. Los tales necesitan la presencia permanente de Cristo en el alma. Únicamente en su fortaleza pueden mantener vigilancia sobre las palabras y las acciones. En la obra de guardar el corazón debemos ser insistentes en la oración, no cansarnos de rogar al trono de la gracia por ayuda. Aquellos que toman el nombre de cristianos debieran acudir a Dios con sinceridad y humildad, pidiendo ayuda... El cristiano no siempre puede estar en una posición adecuada para la adoración, pero sus pensamientos y sus deseos siempre pueden dirigirse hacia arriba. El mantenimiento de vuestro corazón en el cielo vigorizará todos vuestros dones y vivificará todos vuestros deberes. El disciplinar la mente para que se espacie en las cosas celestiales, pondrá vida y sinceridad en todos nuestros empeños. Nuestros esfuerzos son lánguidos y corremos con lentitud la carrera cristiana, y manifestamos indolencia y flojedad, porque avaluamos en tan poco el premio celestial. Somos enanos en realizaciones espirituales. Es el privilegio y el deber del cristiano llegar “a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. Efesios 4:13.
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A Fin de Conocerle


Justificados por la fe, 14 de abril https://ift.tt/n1kgJi3 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Romanos 5:1, 2. Cuando Dios perdona al pecador, le condona el castigo que merece y lo trata como si no hubiera pecado, lo recibe dentro del favor divino y lo justifica por los méritos de la justicia de Cristo. El pecador solo puede ser justificado mediante la fe en la expiación efectuada por el amado Hijo de Dios, que se convirtió en un sacrificio por los pecados del mundo culpable. Nadie puede ser justificado por ninguna clase de obras propias. Puede ser liberado de la culpabilidad del pecado, de la condenación de la ley, del castigo de la transgresión solo por virtud de los sufrimientos, muerte y resurrección de Cristo. La fe es la única condición por la cual se puede obtener la justificación, y la fe implica no solo creer, sino confiar... Se representa al pecador como a una oveja perdida, y una oveja perdida nunca vuelve al aprisco a menos que sea buscada y llevada de vuelta al redil por el pastor. Nadie puede arrepentirse por sí mismo y hacerse digno de la bendición de la justificación. Continuamente el Señor Jesús procura impresionar la mente del pecador y atraerlo para que contemple al Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. No podemos dar un paso hacia la vida espiritual a menos que Jesús atraiga y fortalezca el alma, y nos guíe para experimentar el arrepentimiento del cual nadie necesita arrepentirse... La fe que es para salvación no es una fe casual, no es el mero consentimiento del intelecto; es la creencia arraigada en el corazón que acepta a Cristo como a un Salvador personal, segura de que él puede salvar perpetuamente a todos los que acuden a Dios mediante él. Creer que él salvará a otros pero que no te salvará a ti, no es fe genuina. Sin embargo, cuando el alma se aferra de Cristo como de la única esperanza de salvación, entonces se manifiesta la fe genuina. Esa fe induce a su poseedor a colocar todos los afectos del alma en Cristo.—Mensajes Selectos 1:456-459.

A Fin de Conocerle


A Fin de Conocerle
Justificados por la fe, 14 de abril https://ift.tt/n1kgJi3 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Romanos 5:1, 2. Cuando Dios perdona al pecador, le condona el castigo que merece y lo trata como si no hubiera pecado, lo recibe dentro del favor divino y lo justifica por los méritos de la justicia de Cristo. El pecador solo puede ser justificado mediante la fe en la expiación efectuada por el amado Hijo de Dios, que se convirtió en un sacrificio por los pecados del mundo culpable. Nadie puede ser justificado por ninguna clase de obras propias. Puede ser liberado de la culpabilidad del pecado, de la condenación de la ley, del castigo de la transgresión solo por virtud de los sufrimientos, muerte y resurrección de Cristo. La fe es la única condición por la cual se puede obtener la justificación, y la fe implica no solo creer, sino confiar... Se representa al pecador como a una oveja perdida, y una oveja perdida nunca vuelve al aprisco a menos que sea buscada y llevada de vuelta al redil por el pastor. Nadie puede arrepentirse por sí mismo y hacerse digno de la bendición de la justificación. Continuamente el Señor Jesús procura impresionar la mente del pecador y atraerlo para que contemple al Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. No podemos dar un paso hacia la vida espiritual a menos que Jesús atraiga y fortalezca el alma, y nos guíe para experimentar el arrepentimiento del cual nadie necesita arrepentirse... La fe que es para salvación no es una fe casual, no es el mero consentimiento del intelecto; es la creencia arraigada en el corazón que acepta a Cristo como a un Salvador personal, segura de que él puede salvar perpetuamente a todos los que acuden a Dios mediante él. Creer que él salvará a otros pero que no te salvará a ti, no es fe genuina. Sin embargo, cuando el alma se aferra de Cristo como de la única esperanza de salvación, entonces se manifiesta la fe genuina. Esa fe induce a su poseedor a colocar todos los afectos del alma en Cristo.—Mensajes Selectos 1:456-459.
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¡Maranata: El Senor Viene!


Representantes del salvador, 14 de abril https://ift.tt/q5eBWTm Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras. 1 Pedro 2:12. Dios espera de los que llevan el nombre de Cristo, que lo representen... Los seguidores de Cristo han de estar separados del mundo en sus principios e intereses; pero no deben aislarse del mundo. El Salvador trataba constantemente con los hombres, no para alentarlos en cosa alguna que no estuviese de acuerdo con la voluntad de Dios, sino para elevarlos y ennoblecerlos. “Me santifico...—declaró—para que también ellos sean santificados”. Juan 17:19. Así también el cristiano ha de morar entre los hombres, a fin de que el sabor del amor divino pueda ser como la sal para preservar el mundo de la corrupción... Lo que mucho necesitamos es el poder de una vida más elevada, más pura y más noble. El mundo está observando para ver qué frutos llevan los que profesan ser cristianos. Tiene derecho a esperar abnegación y sacrificio de los que creen en la verdad avanzada. Está observando, listo para criticar aguda y severamente nuestras palabras y acciones... En la mente de todos aquellos con quienes debemos tratar, se están haciendo constantemente impresiones favorables o no de la religión de la Biblia. Y Dios y los ángeles están observando. El desea que sus hijos demuestren por su vida la ventaja que sobre la mundanalidad tiene el cristianismo; que demuestren que están trabajando en un plano elevado y santo. El anhela verlos manifestar que la verdad recibida los ha hecho hijos del Rey celestial. Anhela hacerlos conductos por los cuales pueda derramar su ilimitado amor y misericordia. Cristo está aguardando con deseo anhelante la manifestación de sí mismo en su iglesia. Cuando el carácter de Cristo se reproduzca perfectamente en su pueblo, entonces vendrá a buscar a los suyos. Es privilegio de todo cristiano, no solamente esperar la venida de nuestro Señor, sino también apresurarla. Si todos los que profesan su nombre estuviesen llevando frutos para su gloria, ¡cuán prestamente se sembrarían en todo el mundo las semillas del Evangelio! ¡Con cuánta presteza maduraría la última gran mies, y vendría Cristo!31Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 306-308.

Vislumbres de Esperanza - Testimonio Luis Argumedo


Vislumbres de Esperanza - Testimonio Luis Argumedo
https://youtu.be/EqdmQvL2jGg
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Sabbath School


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Comentarios Elena G.W para las Lecciones de Escuela Sabática https://ift.tt/Wx4dCzK @seguidores Cristo es el Autor de toda verdad. Toda concepción brillante, todo pensamiento de sabiduría, toda capacidad y talento, son dones de Cristo. Él no tomó ideas nuevas de la humanidad, porque es el originador de todo. Pero cuando vino al mundo, encontró las brillantes gemas de verdad que había confiado al hombre sepultadas en la superstición y la tradición. Las verdades de la importancia más vital estaban colocadas en el marco del error para servir al propósito del archiengañador… Pero Cristo barrió las teorías erróneas. Nadie, salvo el Redentor del mundo, tenía poder de presentar la verdad en su pureza primitiva, desprovista del error que Satanás había acumulado para ocultar su belleza celestial… La obra de Cristo consistió en tomar la verdad… y separarla del error para presentarla libre de las supersticiones del mundo a fin de que la gente la aceptara por su propio mérito intrínseco y eterno. Dispersó la niebla de la duda para que la verdad pudiera ser revelada y arrojara rayos luminosos en las tinieblas de los corazones de los hombres (A fin de conocerle, 20 de julio, p. 207). Satanás está concentrando todas sus energías para ligar vuestra voluntad a la suya, para hacer de vosotros sus instrumentos para oponerse a los planes de Dios, para que no permitáis que Cristo reine sobre vosotros. Aunque sabéis que “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”, Satanás… procurará conduciros lejos de Cristo, para que os transforméis en instrumentos suyos a fin de apartar a otros también, para frustrar de ese modo el plan de Dios. Es el padre de la mentira, y extiende una red de falsedades en la que os ata a su servicio con cuerdas de engaño. Mientras más inteligentes y atractivos seáis, más arduamente trabajará para persuadiros a poner vuestros talentos a sus pies, y a ayudaros a cumplir sus fines de alistar a otros bajo su negra bandera… Satanás es el fascinador, y él ha obrado para que Cristo sea rechazado del alma, con el propósito de ocupar su lugar. Os ruego, hijos e hijas, que rompáis el embrujo del maligno. Huid a Jesús en procura de auxilio y aferraos de la vida eterna (Hijos e hijas de Dios, 25 de noviembre, p. 338). La influencia transformadora de la verdad santifica el alma… El amor de Cristo, manifestado en su gran sacrificio para salvar a la raza humana, derriba todas las barreras. El amor de Dios fluye en el alma y la gratitud emana del corazón que anteriormente era duro como el pedernal. Cristo crucificado, Cristo nuestra justicia, conquista el corazón y lo lleva al arrepentimiento. Esto es tan sencillo que incluso un niño lo puede entender. Los sabios y los eruditos se sienten fascinados al contemplar la profundidad de esta sabiduría, de este amor y de este poder insondables. Queremos presentar esta preciosa verdad a la gente que se encuentra encadenada por el pecado, y que todos puedan ver que Cristo fue sacrificado por nuestras transgresiones, y que desea salvarnos… Hemos de imbuirnos de un profundo y perdurable sentido del valor, la santidad y la autoridad de la verdad (Mi vida hoy, 18 de septiembre, p. 269).
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Comentarios Elena G.W para las Lecciones de Escuela Sabática https://ift.tt/Wx4dCzK @seguidores Cristo es el Autor de toda verdad. Toda concepción brillante, todo pensamiento de sabiduría, toda capacidad y talento, son dones de Cristo. Él no tomó ideas nuevas de la humanidad, porque es el originador de todo. Pero cuando vino al mundo, encontró las brillantes gemas de verdad que había confiado al hombre sepultadas en la superstición y la tradición. Las verdades de la importancia más vital estaban colocadas en el marco del error para servir al propósito del archiengañador… Pero Cristo barrió las teorías erróneas. Nadie, salvo el Redentor del mundo, tenía poder de presentar la verdad en su pureza primitiva, desprovista del error que Satanás había acumulado para ocultar su belleza celestial… La obra de Cristo consistió en tomar la verdad… y separarla del error para presentarla libre de las supersticiones del mundo a fin de que la gente la aceptara por su propio mérito intrínseco y eterno. Dispersó la niebla de la duda para que la verdad pudiera ser revelada y arrojara rayos luminosos en las tinieblas de los corazones de los hombres (A fin de conocerle, 20 de julio, p. 207). Satanás está concentrando todas sus energías para ligar vuestra voluntad a la suya, para hacer de vosotros sus instrumentos para oponerse a los planes de Dios, para que no permitáis que Cristo reine sobre vosotros. Aunque sabéis que “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”, Satanás… procurará conduciros lejos de Cristo, para que os transforméis en instrumentos suyos a fin de apartar a otros también, para frustrar de ese modo el plan de Dios. Es el padre de la mentira, y extiende una red de falsedades en la que os ata a su servicio con cuerdas de engaño. Mientras más inteligentes y atractivos seáis, más arduamente trabajará para persuadiros a poner vuestros talentos a sus pies, y a ayudaros a cumplir sus fines de alistar a otros bajo su negra bandera… Satanás es el fascinador, y él ha obrado para que Cristo sea rechazado del alma, con el propósito de ocupar su lugar. Os ruego, hijos e hijas, que rompáis el embrujo del maligno. Huid a Jesús en procura de auxilio y aferraos de la vida eterna (Hijos e hijas de Dios, 25 de noviembre, p. 338). La influencia transformadora de la verdad santifica el alma… El amor de Cristo, manifestado en su gran sacrificio para salvar a la raza humana, derriba todas las barreras. El amor de Dios fluye en el alma y la gratitud emana del corazón que anteriormente era duro como el pedernal. Cristo crucificado, Cristo nuestra justicia, conquista el corazón y lo lleva al arrepentimiento. Esto es tan sencillo que incluso un niño lo puede entender. Los sabios y los eruditos se sienten fascinados al contemplar la profundidad de esta sabiduría, de este amor y de este poder insondables. Queremos presentar esta preciosa verdad a la gente que se encuentra encadenada por el pecado, y que todos puedan ver que Cristo fue sacrificado por nuestras transgresiones, y que desea salvarnos… Hemos de imbuirnos de un profundo y perdurable sentido del valor, la santidad y la autoridad de la verdad (Mi vida hoy, 18 de septiembre, p. 269).

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¡Maranata: El Senor Viene!

Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374