La Fe por la Cual Vivo


Preparación para el traslado, 10 de diciembre https://ift.tt/NhOE0gi Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios. Y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Hebreos 11:5. “Estamos viviendo en una época de maldad. Los peligros de los últimos días aumentan a nuestro alrededor. Y por causa del aumento de la maldad el amor de muchos se enfriará.... La proximidad del tiempo nos urge a buscar la justicia.... Se nos presenta el caso de Enoc; él caminó trescientos años con Dios. Vivió en una época corrompida cuando en derredor de él abundaba la degeneración moral; sin embargo educó su mente para la devoción y el amor a la pureza. Su conversación se espaciaba en las cosas celestiales. Adiestró su mente en ese sentido y llevó el sello de lo divino impreso en su vida. Su mismo semblante estaba iluminado con la luz que brilla en el rostro de Jesús. “Enoc fue tentado como nosotros. Estaba rodeado de una sociedad que no amaba la justicia más de lo que la ama la que nos rodea a nosotros. La atmósfera que respiraba estaba manchada con el pecado y la corrupción tanto como la nuestra; sin embargo vivió una vida de santidad. No permitió que los pecados prevalecientes en su época lo mancharan. Del mismo modo podemos nosotros permanecer puros e incorruptibles. El representaba a los santos que vivirán en medio de los peligros y corrupción de los últimos días. Por su fiel obediencia a Dios fue trasladado. Del mismo modo serán trasladados los fieles que vivan cuando él aparezca. Serán llevados de un mundo corrupto y pecaminoso a los goces puros del cielo.”—Testimonies for the Church 2:121, 122.

Hijos e Hijas de Dios


Guarda lo recibido, 10 de diciembre https://ift.tt/T2uBA76 Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Apocalipsis 3:3. “Acuérdate pues de lo que has recibido y has oído, y guárdalo, y arrepiéntete”. Los que han nacido de nuevo recuerden con cuánta alegría y felicidad recibieron la luz del cielo, y cuán ansiosos estaban de compartir con otros su felicidad... “Aférrate”. Esto no significa decir, “aférrate a tus pecados”; sino, aférrate del bienestar, de la fe, de la esperanza que Dios te ha dado por su Palabra. Nunca te desanimes. Un hombre desanimado no puede hacer nada. Satanás está tratanto de desanimarte, diciéndote que no vale la pena servir a Dios, y que da lo mismo disfrutar de los placeres y goces de este mundo. Pero, “¿de qué aprovecha al hombre, si granjeare todo el mundo, y perdiere su alma?” Tú puedes gozar de los placeres mundanos a expensas del mundo futuro; pero, ¿estás dispuesto a pagar tal precio? Debemos “aferrarnos” y vivir a la altura de toda la luz que hemos recibido del cielo. ¿Por qué? Porque Dios desea que nos aferremos fuertemente de la verdad eterna, y actuemos como su mano ayudadora, para comunicar la luz a aquellos que no se han dado cuenta del amor que siente hacia ellos. Cuando os entregáis a Cristo, hacéis una promesa ante la presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, las tres grandes Personalidades, dignatarios del cielo. “Aferraos” a esa promesa.—Manuscrito 92, 1901.

Exaltad a Jesús


Esforcémonos por salvar a los perdidos, 10 de diciembre https://ift.tt/SPL52aA No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosostros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca. Juan 15:16. Este cometido descansa sobre cada persona que dice creer en Jesucristo. Debemos esforzarnos por salvar a los que se encuentran perdidos... El verdadero obrero de Dios lucha con el Señor en oración, y se esfuerza intensamente en la tarea de salvar las almas perdidas. No se preocupa por exaltar el yo con palabras y acciones, sino que simplemente se esfuerza por ganar almas. Dios considera al cristiano más puro, más humilde, más semejante a un niño, como su mejor obrero y el más poderoso en el trabajo en favor de las almas. Las inteligencias celestiales pueden colaborar con el hombre o la mujer que no hará nada por absorber la gloria para sí, sino que estará dispuesto a que toda la gloria redunde en honor de Dios. La persona que más siente su necesidad de la sabiduría divina, la que suplica que se le conceda el poder celestial, es la que se levantará de su comunión con Cristo para relacionarse con las almas que perecen en sus pecados; y por encontrarse ungida con el Espíritu del Señor, tendrá éxito allí donde el ministro educado puede fracasar. Dios nos ha concedido lecciones importantísimas con relación al deber de cada discípulo. Nadie necesita permanecer en la oscuridad; porque es evidente que cada cristiano está llamado a ser una epístola viviente, conocida y leída de todos los hombres. Cada persona que considera a Cristo como su Salvador personal tiene ante Dios la obligación de ser pura y santa, de ser un obrero espiritual que se esfuerza por salvar a los perdidos, sean grandes o pequeños, ricos o pobres, siervos o libres. La obra mayor de esta tierra consiste en buscar y salvar a los perdidos por quienes Cristo pagó el infinito precio de su propia sangre. A cada uno le corresponde empeñarse en un servicio activo... La oveja que no se busca no es traída de vuelta al redil. Dios depende de usted, el agente humano, para que cumpla su deber de acuerdo con sus mejores habilidades, y él mismo se encargará de darle el aumento. Si tan sólo los agentes humanos se dispusieran a colaborar con las inteligencias divinas, miles de almas serían rescatadas. El Espíritu Santo les concedería vislumbres de Jesús a esos obreros devotos, que los fortalecería para soportar cada conflicto que los elevaría y robustecería, y los haría más que vencedores... El Señor prometió que donde dos o tres se reúnan en su nombre, él estaría allí en medio de ellos. Los que se reúnan para orar juntos, recibirán la unción del Santo. Existe una gran necesidad de que se practique la oración secreta, pero también se necesita que varios cristianos se congreguen y se unan para presentar fervorosamente sus peticiones delante de Dios. En esos grupos pequeños Jesús está presente, se profundiza el amor por las almas en el corazón y el Espíritu despliega sus poderosas energías para que los agentes humanos puedan ejercitarse en la salvación de los perdidos. Jesús siempre se esforzó por demostrar cuán inútiles son las ceremonias formales, y se esmeró por impresionar a sus discípulos con el hecho de que el Espíritu Santo debe iluminar, renovar y santificar el alma.—The Review and Herald, 30 de junio de 1896.

Dios nos Cuida


Probad todas las cosas, 10 de diciembre https://ift.tt/16UArgP Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Mateo 7:15. En la obra a la que mi esposo y yo fuimos llamados por disposición de Dios, aun desde el mismo comienzo en 1843 y 1844, hemos tenido al Señor para que idease y planease por nosotros y él ha llevado a cabo sus planes mediante sus instrumentos vivientes. Las sendas falsas nos han sido señaladas con tanta frecuencia, y los caminos verdaderos y seguros han sido definidos tan claramente en todas las empresas relacionadas con la obra que se nos ha confiado, que puedo decir con certeza que no ignoro los artificios de Satanás, ni tampoco los caminos y las obras de Dios. Hemos tenido que imponer intenso ejercicio a las facultades de la mente, y hemos debido confiar en la sabiduría procedente de Dios en la dirección de nuestras investigaciones, cuando hemos tenido que repasar las diferentes teorías que se nos han presentado, y hemos tenido que analizar sus méritos y sus defectos a la luz brillante de la Palabra de Dios y de las cosas que Dios me ha revelado por medio de su Palabra y de los testimonios, para no ser engañados ni engañar a otros... Muchos años de laboriosa experiencia en relación con la obra de Dios me han familiarizado con toda clase de movimientos espurios. Muchas veces el siguiente mensaje me ha enviado a diferentes lugares: “Tengo una obra que tú debes hacer en ese lugar; yo estaré contigo”. Cuando llegó el momento debido, el Señor me dio un mensaje para quienes tenían sueños y visiones falsos, y yo, mediante la fortaleza de Cristo, di mi testimonio como el Señor me había indicado... Durante los 45 años pasados, he tenido que hacer frente a las pretensiones de quienes afirmaban haber recibido de parte de Dios mensajes de reproche destinados a otros. Esta fase del fanatismo religioso ha surgido una vez tras otra desde 1844. Satanás ha trabajado en muchas formas para afirmar el error. Algunas de las cosas anticipadas en esas visiones se cumplieron; pero muchas otras—concernientes al tiempo de la venida de Cristo, el fin del tiempo de gracia y los acontecimientos que debían ocurrir—resultaron completamente falsas. “Mirad, pues, cómo oís” (Lucas 8:18), es la amonestación de Cristo... “Examinadlo todo”. 1 Tesalonicenses 5:21... Este es el consejo de Dios; ¿le prestaremos atención?

Alza tus Ojos


Unidos en amor, 10 de diciembre https://ift.tt/zUfPQ5m Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. 1 Juan 4:11. El mundo contempla con alegría la desunión que se ve entre los cristianos. Los infieles se complacen. Dios pide un cambio en su pueblo. La unión con Cristo y la mutua es nuestra única seguridad en estos últimos días. No demos a Satanás la ocasión de señalar a nuestros miembros de iglesia, y decir: “Miren cómo se odia la gente que está bajo la bandera de Cristo... No tenemos nada que temer de ellos mientras empleen sus fuerzas en luchar entre sí”. Después del descenso del Espíritu Santo, los discípulos salieron a proclamar al Salvador resucitado, con un deseo único: salvar almas. Se regocijaban en la comunión con los santos. Eran tiernos, considerados, abnegados, dispuestos a realizar cualquier sacrificio en favor de la verdad. En su asociación diaria mostraban el amor que Cristo les había mandado revelar. Mediante palabras y hechos desinteresados se esforzaban por encender este amor en otros corazones... Pero los cristianos primitivos comenzaron a buscar defectos. Ocupándose de los errores, estimulando la sospecha y la duda, y dando lugar a una crítica despiadada, perdieron de vista al Salvador y su gran amor por los pecadores. Se volvieron más estrictos en relación a las ceremonias exteriores, más exigentes con la teoría de la fe, más severos en sus críticas. En su celo por condenar a otros, ellos mismos erraron. Olvidaron la lección del amor fraternal que Cristo había enseñado. Y, lo que es aun más triste, no fueron conscientes de su pérdida. No se dieron cuenta de que la felicidad y el gozo estaban desapareciendo de sus vidas, y de que pronto caminarían en las tinieblas por haber excluido el amor de Dios de su corazones. El apóstol Juan percibió que el amor fraternal se estaba desvaneciendo de la iglesia, y se ocupó particularmente de este asunto. Hasta el día de su muerte, instó a los creyentes al ejercicio constante del amor mutuo... En la iglesia actual de Dios, el amor fraternal está faltando en gran medida. Muchos de los que profesan amar al Salvador descuidan amar a los que están unidos con ellos en el compañerismo cristiano... La armonía y la unidad que existen entre los hombres de temperamentos diferentes es el testimonio más poderoso que puede darse de que Dios envió a su Hijo al mundo para salvar a los pecadores. Es nuestro privilegio dar este testimonio. Pero, para hacerlo, debemos colocarnos a las órdenes de Cristo. Nuestro caracteres deben ser moldeados en armonía con el carácter de Cristo; nuestra voluntad debe someterse a la de El.—Manuscrito 143, del 10 de diciembre de 1903, “Unidad”.

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Unidos en amor, 10 de diciembre https://ift.tt/zUfPQ5m Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. 1 Juan 4:11. El mundo contempla con alegría la desunión que se ve entre los cristianos. Los infieles se complacen. Dios pide un cambio en su pueblo. La unión con Cristo y la mutua es nuestra única seguridad en estos últimos días. No demos a Satanás la ocasión de señalar a nuestros miembros de iglesia, y decir: “Miren cómo se odia la gente que está bajo la bandera de Cristo... No tenemos nada que temer de ellos mientras empleen sus fuerzas en luchar entre sí”. Después del descenso del Espíritu Santo, los discípulos salieron a proclamar al Salvador resucitado, con un deseo único: salvar almas. Se regocijaban en la comunión con los santos. Eran tiernos, considerados, abnegados, dispuestos a realizar cualquier sacrificio en favor de la verdad. En su asociación diaria mostraban el amor que Cristo les había mandado revelar. Mediante palabras y hechos desinteresados se esforzaban por encender este amor en otros corazones... Pero los cristianos primitivos comenzaron a buscar defectos. Ocupándose de los errores, estimulando la sospecha y la duda, y dando lugar a una crítica despiadada, perdieron de vista al Salvador y su gran amor por los pecadores. Se volvieron más estrictos en relación a las ceremonias exteriores, más exigentes con la teoría de la fe, más severos en sus críticas. En su celo por condenar a otros, ellos mismos erraron. Olvidaron la lección del amor fraternal que Cristo había enseñado. Y, lo que es aun más triste, no fueron conscientes de su pérdida. No se dieron cuenta de que la felicidad y el gozo estaban desapareciendo de sus vidas, y de que pronto caminarían en las tinieblas por haber excluido el amor de Dios de su corazones. El apóstol Juan percibió que el amor fraternal se estaba desvaneciendo de la iglesia, y se ocupó particularmente de este asunto. Hasta el día de su muerte, instó a los creyentes al ejercicio constante del amor mutuo... En la iglesia actual de Dios, el amor fraternal está faltando en gran medida. Muchos de los que profesan amar al Salvador descuidan amar a los que están unidos con ellos en el compañerismo cristiano... La armonía y la unidad que existen entre los hombres de temperamentos diferentes es el testimonio más poderoso que puede darse de que Dios envió a su Hijo al mundo para salvar a los pecadores. Es nuestro privilegio dar este testimonio. Pero, para hacerlo, debemos colocarnos a las órdenes de Cristo. Nuestro caracteres deben ser moldeados en armonía con el carácter de Cristo; nuestra voluntad debe someterse a la de El.—Manuscrito 143, del 10 de diciembre de 1903, “Unidad”.
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A Fin de Conocerle


La revelación del carácter, 10 de diciembre https://ift.tt/Mk6A1Wl Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Mateo 25:10. Que nadie siga el ejemplo de las vírgenes necias, y piense que será seguro esperar hasta que venga la crisis, antes de obtener una preparación del carácter para estar firme en ese tiempo. Será demasiado tarde buscar la justicia de Cristo cuando se llame a los invitados para examinarlos. Ahora es el momento de revestirse de la justicia de Cristo, el traje de bodas que os habilitará para entrar en la cena de bodas del Cordero. En la parábola, las vírgenes necias aparecen pidiendo aceite, sin que lo consigan. Esto es un símbolo de los que no se han preparado desarrollando un carácter para permanecer en el tiempo de crisis. Es como si fueran a sus vecinos y les dijeran: Déme su carácter, o me perderé. Las que fueron sabias no pudieron compartir su aceite con las lámparas vacilantes de las vírgenes necias. El carácter no es transferible. No puede comprarse ni venderse; debe adquirirse. El Señor ha dado a cada uno la oportunidad de obtener un carácter recto mediante las horas de prueba... El día viene, y está cercano, cuando cada fase del carácter se revelará por medio de tentaciones especiales. Los que permanezcan fieles a los principios, que ejerzan fe hasta el fin, serán los que habrán permanecido fieles bajo las pruebas durante el tiempo de gracia, y que habrán formado caracteres a la semejanza de Cristo. Los que han cultivado una estrecha relación con Cristo, mediante su sabiduría y gracia, son los participantes de la naturaleza divina. Pero ningún ser humano puede darle a otro devoción del corazón y nobles cualidades de la mente, y suplir sus deficiencias con poder moral.—The Youth’s Instructor, 16 de enero de 1896. Que nadie descarte el día de preparación, no sea que se oiga el anunció: “¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!” y os encuentre como las vírgenes necias, sin aceite en vuestras lámparas.—The Youth’s Instructor, 30 de enero de 1896. La revelación del carácter, 10 de diciembre Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Mateo 25:10. Que nadie siga el ejemplo de las vírgenes necias, y piense que será seguro esperar hasta que venga la crisis, antes de obtener una preparación del carácter para estar firme en ese tiempo. Será demasiado tarde buscar la justicia de Cristo cuando se llame a los invitados para examinarlos. Ahora es el momento de revestirse de la justicia de Cristo, el traje de bodas que os habilitará para entrar en la cena de bodas del Cordero. En la parábola, las vírgenes necias aparecen pidiendo aceite, sin que lo consigan. Esto es un símbolo de los que no se han preparado desarrollando un carácter para permanecer en el tiempo de crisis. Es como si fueran a sus vecinos y les dijeran: Déme su carácter, o me perderé. Las que fueron sabias no pudieron compartir su aceite con las lámparas vacilantes de las vírgenes necias. El carácter no es transferible. No puede comprarse ni venderse; debe adquirirse. El Señor ha dado a cada uno la oportunidad de obtener un carácter recto mediante las horas de prueba... El día viene, y está cercano, cuando cada fase del carácter se revelará por medio de tentaciones especiales. Los que permanezcan fieles a los principios, que ejerzan fe hasta el fin, serán los que habrán permanecido fieles bajo las pruebas durante el tiempo de gracia, y que habrán formado caracteres a la semejanza de Cristo. Los que han cultivado una estrecha relación con Cristo, mediante su sabiduría y gracia, son los participantes de la naturaleza divina. Pero ningún ser humano puede darle a otro devoción del corazón y nobles cualidades de la mente, y suplir sus deficiencias con poder moral.—The Youth’s Instructor, 16 de enero de 1896. Que nadie descarte el día de preparación, no sea que se oiga el anunció: “¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!” y os encuentre como las vírgenes necias, sin aceite en vuestras lámparas.—The Youth’s Instructor, 30 de enero de 1896.

¡Maranata: El Senor Viene!


¡Nunca más habrá muerte! 10 de diciembre https://ift.tt/lgIyOUc Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Apocalipsis 21:4. Cuando entremos en el reino de Dios para pasar allí la eternidad, las pruebas, las dificultades y las perplejidades que tuvimos, se hundirán en la insignificancia.24The General Conference Bulletin, 6-4-1903. En el hogar de los redimidos no habrá lágrimas, ni cortejos fúnebres, ni indicios de luto. “No dirá el morador: Estoy enfermo: al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad”. Isaías 33:24. Nos invadirá una grandiosa ola de felicidad que irá ahondándose a medida que transcurra la eternidad... Penetre nuestra fe a través de toda nube de tinieblas, y contemplemos a Aquel que murió por los pecados del mundo. Abrió las puertas del paraíso para todos los que le reciban y crean en él. Les da la potestad de llegar a ser hijos e hijas de Dios. Permitamos que las aflicciones que tanto nos apenan y agravian sean lecciones instructivas, que nos enseñen a avanzar hacia la meta del premio de nuestra alta vocación en Cristo. Sintámonos alentados por el pensamiento de que el Señor vendrá pronto. Alegre nuestro corazón esta esperanza... Vamos hacia la patria. El que nos amó al punto de morir por nosotros, nos ha edificado una ciudad. La Nueva Jerusalén es nuestro lugar de descanso. No habrá tristeza en la ciudad de Dios. Nunca más se oirá el llanto ni la endecha de las esperanzas destrozadas y de los afectos tronchados. Pronto las vestiduras de pesar se trocarán por el manto de bodas. Pronto presenciaremos la coronación de nuestro Rey. Aquellos cuya vida quedó escondida con Cristo, aquellos que en esta tierra pelearon la buena batalla de la fe, resplandecerán con la gloria del Redentor en el reino de Dios. No transcurrirá mucho tiempo antes que veamos a Aquel en quien ciframos nuestras esperanzas de vida eterna. Y en su presencia todas las pruebas y los sufrimientos de esta vida serán como nada... Alzad los ojos, sí, alzad los ojos y permitid que vuestra fe aumente de continuo. Dejad que esta fe os guíe a lo largo de la senda estrecha que, pasando por las puertas de la ciudad de Dios, nos lleva al gran más allá, al amplio e ilimitado futuro de gloria destinado a los redimidos.25Joyas de los Testimonios 3:433, 434.

¡Maranata: El Senor Viene!


¡Maranata: El Senor Viene!
¡Nunca más habrá muerte! 10 de diciembre https://ift.tt/lgIyOUc Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Apocalipsis 21:4. Cuando entremos en el reino de Dios para pasar allí la eternidad, las pruebas, las dificultades y las perplejidades que tuvimos, se hundirán en la insignificancia.24The General Conference Bulletin, 6-4-1903. En el hogar de los redimidos no habrá lágrimas, ni cortejos fúnebres, ni indicios de luto. “No dirá el morador: Estoy enfermo: al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad”. Isaías 33:24. Nos invadirá una grandiosa ola de felicidad que irá ahondándose a medida que transcurra la eternidad... Penetre nuestra fe a través de toda nube de tinieblas, y contemplemos a Aquel que murió por los pecados del mundo. Abrió las puertas del paraíso para todos los que le reciban y crean en él. Les da la potestad de llegar a ser hijos e hijas de Dios. Permitamos que las aflicciones que tanto nos apenan y agravian sean lecciones instructivas, que nos enseñen a avanzar hacia la meta del premio de nuestra alta vocación en Cristo. Sintámonos alentados por el pensamiento de que el Señor vendrá pronto. Alegre nuestro corazón esta esperanza... Vamos hacia la patria. El que nos amó al punto de morir por nosotros, nos ha edificado una ciudad. La Nueva Jerusalén es nuestro lugar de descanso. No habrá tristeza en la ciudad de Dios. Nunca más se oirá el llanto ni la endecha de las esperanzas destrozadas y de los afectos tronchados. Pronto las vestiduras de pesar se trocarán por el manto de bodas. Pronto presenciaremos la coronación de nuestro Rey. Aquellos cuya vida quedó escondida con Cristo, aquellos que en esta tierra pelearon la buena batalla de la fe, resplandecerán con la gloria del Redentor en el reino de Dios. No transcurrirá mucho tiempo antes que veamos a Aquel en quien ciframos nuestras esperanzas de vida eterna. Y en su presencia todas las pruebas y los sufrimientos de esta vida serán como nada... Alzad los ojos, sí, alzad los ojos y permitid que vuestra fe aumente de continuo. Dejad que esta fe os guíe a lo largo de la senda estrecha que, pasando por las puertas de la ciudad de Dios, nos lleva al gran más allá, al amplio e ilimitado futuro de gloria destinado a los redimidos.25Joyas de los Testimonios 3:433, 434.
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Sabbath School


Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/hOxvKRG Cristo dijo: “Como tú me enviaste al mundo, también los he enviado al mundo”” (Juan 17:18)… Cada alma que Cristo ha rescatado está llamada a trabajar en su nombre para la salvación de los perdidos… Cuando te apartas de los que no parecen promisorios ni atractivos, ¿te das cuenta de que estás descuidando las almas que está buscando Cristo? En el preciso momento en que te apartas de ellos, quizá es cuando necesiten más de tu compasión. En cada reunión de culto, hay almas que anhelan descanso y paz. Quizá parezca que viven vidas descuidadas, pero no son insensibles a la influencia del Espíritu Santo. Muchas de ellas pueden ser ganadas para Cristo (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 149, 150). Todo el cielo está interesado en la obra de salvar a los perdidos. Los ángeles velan con sumo interés para ver quién dejará a las noventa y nueve y saldrá en la tempestad, la tormenta y la lluvia al árido desierto para buscar la oveja perdida. Los perdidos están todos a nuestro alrededor, pereciendo y tristemente abandonados. Pero son de valor ante Dios, la compra de la sangre de Cristo (En los lugares celestiales, p. 102). Cuando os dedicáis a esta obra, tenéis compañeros invisibles para los ojos humanos. Los ángeles del cielo estaban al lado del samaritano que atendió al extranjero herido. Y están al lado de todos aquellos que prestan servicio a Dios ministrando a sus semejantes. Y tenéis la cooperación de Cristo mismo. Él es el restaurador, y mientras trabajéis bajo su dirección, veréis grandes resultados… Cristo está tratando de elevar a todos aquellos que quieran ser elevados a un compañerismo consigo, para que podamos ser uno con él, como él es uno con el Padre. Nos permite llegar a relacionarnos con el sufrimiento y la calamidad a fin de sacarnos de nuestro egoísmo; trata de desarrollar en nosotros los atributos de su carácter: la compasión, la ternura y el amor. Aceptando esta obra de ministración, nos colocamos en su escuela, a fin de ser hechos idóneos para las cortes de Dios (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 320, 321). Las palabras del Salvador… indican que confió a sus seguidores una misión de alcance mundial. En los tiempos de Cristo, el orgullo, el egoísmo y el prejuicio habían levantado una muralla de separación sólida y alta entre los que habían sido designados custodios de los oráculos sagrados y las demás naciones del mundo. Cristo vino a cambiar todo esto… Cristo derribó la muralla de separación, el amor propio, y el prejuicio divisor del nacionalismo egoísta; enseñó a amar a toda la familia humana. Elevó al hombre por encima del círculo limitado que les prescribía su propio egoísmo; anuló toda frontera territorial y toda distinción artificial de las capas sociales. Para él no había diferencia entre vecinos y extranjeros ni entre amigos y enemigos. Nos enseña a considerar a cada alma necesitada como nuestro prójimo y al mundo como nuestro campo (El discurso maestro de Jesucristo, p. 38).

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Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/hOxvKRG Cristo dijo: “Como tú me enviaste al mundo, también los he enviado al mundo”” (Juan 17:18)… Cada alma que Cristo ha rescatado está llamada a trabajar en su nombre para la salvación de los perdidos… Cuando te apartas de los que no parecen promisorios ni atractivos, ¿te das cuenta de que estás descuidando las almas que está buscando Cristo? En el preciso momento en que te apartas de ellos, quizá es cuando necesiten más de tu compasión. En cada reunión de culto, hay almas que anhelan descanso y paz. Quizá parezca que viven vidas descuidadas, pero no son insensibles a la influencia del Espíritu Santo. Muchas de ellas pueden ser ganadas para Cristo (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 149, 150). Todo el cielo está interesado en la obra de salvar a los perdidos. Los ángeles velan con sumo interés para ver quién dejará a las noventa y nueve y saldrá en la tempestad, la tormenta y la lluvia al árido desierto para buscar la oveja perdida. Los perdidos están todos a nuestro alrededor, pereciendo y tristemente abandonados. Pero son de valor ante Dios, la compra de la sangre de Cristo (En los lugares celestiales, p. 102). Cuando os dedicáis a esta obra, tenéis compañeros invisibles para los ojos humanos. Los ángeles del cielo estaban al lado del samaritano que atendió al extranjero herido. Y están al lado de todos aquellos que prestan servicio a Dios ministrando a sus semejantes. Y tenéis la cooperación de Cristo mismo. Él es el restaurador, y mientras trabajéis bajo su dirección, veréis grandes resultados… Cristo está tratando de elevar a todos aquellos que quieran ser elevados a un compañerismo consigo, para que podamos ser uno con él, como él es uno con el Padre. Nos permite llegar a relacionarnos con el sufrimiento y la calamidad a fin de sacarnos de nuestro egoísmo; trata de desarrollar en nosotros los atributos de su carácter: la compasión, la ternura y el amor. Aceptando esta obra de ministración, nos colocamos en su escuela, a fin de ser hechos idóneos para las cortes de Dios (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 320, 321). Las palabras del Salvador… indican que confió a sus seguidores una misión de alcance mundial. En los tiempos de Cristo, el orgullo, el egoísmo y el prejuicio habían levantado una muralla de separación sólida y alta entre los que habían sido designados custodios de los oráculos sagrados y las demás naciones del mundo. Cristo vino a cambiar todo esto… Cristo derribó la muralla de separación, el amor propio, y el prejuicio divisor del nacionalismo egoísta; enseñó a amar a toda la familia humana. Elevó al hombre por encima del círculo limitado que les prescribía su propio egoísmo; anuló toda frontera territorial y toda distinción artificial de las capas sociales. Para él no había diferencia entre vecinos y extranjeros ni entre amigos y enemigos. Nos enseña a considerar a cada alma necesitada como nuestro prójimo y al mundo como nuestro campo (El discurso maestro de Jesucristo, p. 38).
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¡Maranata: El Senor Viene!

Nuestro estudio en los siglos futuros, 23 de diciembre Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bonda...

Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374