Sabbath School


Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/DwaxJGy Grandes y gloriosas fueron las promesas hechas a David y a su casa. Eran promesas que señalaban hacia el futuro, hacia las edades eternas, y encontraron la plenitud de su cumplimiento en Cristo. El Señor declaró: “Juré a David mi siervo, diciendo: … Mi mano será firme con él, mi brazo también lo fortificará… Y mi verdad y mi misericordia serán con él; y en mi nombre será ensalzado su cuerno. Asimismo pondré su mano en la mar, y en los ríos su diestra. Él me llamará: Mi padre eres tú, mi Dios, y la roca de mi salud. Yo también le pondré por primogénito, alto sobre los reyes de la tierra. Para siempre le conservaré mi misericordia; y mi alianza será firme con él. Y pondré su simiente para siempre, y su trono como los días de los cielos”. Salmo 89:3, 21-29 (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 818, 819). Más de un obrador de iniquidad ha excusado su propio pecado señalando la caída de David; pero ¡cuán pocos son los que manifiestan la penitencia y la humildad de David! ¡Cuán pocos soportarían la reprensión y la retribución con la paciencia y la fortaleza que él manifesto!… Pero él vio en su propio pecado la causa de su dificultad. Las palabras del profeta Miqueas respiran el espíritu que alentó el corazón de David: “Aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz. La ira de Jehová soportaré, porque pequé contra él, hasta que juzgue mi causa y haga mi juicio”. Miqueas 7:8, 9. Y el Señor no abandonó a David. Este capítulo de su experiencia cuando, sufriendo los insultos más crueles y los agravios más severos, se muestra humilde, desinteresado, generoso y sumiso, es uno de los más nobles de toda su historia. Jamás fue el gobernante de Israel más verdaderamente grande a los ojos del cielo que en esta hora de más profunda humillación exterior (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 797, 798). El apóstol [Pablo] exaltó a Cristo delante de sus hermanos como aquel por quien Dios había creado todas las cosas, y por quien había labrado su redención. Declaró que la mano que sostiene los mundos en el espacio y mantiene en su ordenada distribución e infatigable actividad todas las cosas en el universo, es la que fué clavada por ellos en la cruz. “Por él fueron criadas todas las cosas —escribió Pablo— que están en los cielos, y que están en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue criado por él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y por él todas las cosas subsisten”… El Hijo de Dios se humilló para levantar al caído. Por ello dejó los mundos celestiales que no han conocido el pecado, los noventa y nueve que le amaban, y vino a esta tierra para ser “herido por nuestras rebeliones”, y “molido por nuestros pecados”. Isaías 53:5… Lleno de ternura, compasión, simpatía, siempre considerado con los demás, representó el carácter de Dios. “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros… lleno de gracia y de verdad”. Juan 1:14 (Los hechos de los apóstoles, pp. 376, 377).

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
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“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374