Nadie quiere ser un buen perdedor, especialmente cuando la pérdida es un ser querido. Las pérdidas ocurren, accidentes trágicos reclaman vidas, el divorcio rompe los lazos más seguros, familias son desarraigadas, el cancer y enfermedades del corazón atacan en forma inesperada. En nuestro mundo cambiante donde aumenta el aislamiento y las familias fragmentadas, el apoyo se hace cada mes menor. Hay menos hombros sobre los cuales llorar. Aquellos que entran dentro de este tenebroso y desordenado mundo del dolor y pérdida con frecuencia se preguntan, ¿habrá una salida? El cuarteto Shalom canta “Qué gozo ha de ser”.
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