Me hará saber más de Cristo, 4 de febrero
Con estas palabras Cristo declara la obra culminante del Espíritu
Santo. El Espíritu glorifica a Cristo convirtiéndolo en el supremo objeto de
estima, y el Salvador llega a ser la delicia y el regocijo del elemento humano
en cuyo corazón se obra esa transformación... DNC 43.2
El arrepentimiento frente a Dios y la fe en Jesucristo son los
frutos del poder renovador de la gracia del Espíritu. El arrepentimiento
representa el proceso por medio del cual el alma trata de reflejar la imagen de
Cristo ante el mundo. DNC 43.3
Cristo les da el aliento de su propio espíritu, la vida de su
propia vida. El Espíritu Santo despliega sus más altas energías para obrar en
el corazón y la mente. La gracia de Dios amplía y multiplica sus facultades, y
toda perfección de la naturaleza divina los auxilia en la obra de salvar almas.
Por la cooperación con Cristo, son completos en él, y en su debilidad humana
son habilitados para hacer las obras de la Omnipotencia. DNC 43.4
La obra de la vida de un cristiano debería ser vestirse de Cristo
y asemejarse más perfectamente a él. Los hijos de Dios deben progresar en su
obra de asemejarse a Cristo, nuestro modelo. Deben contemplar diariamente su
gloria e incomparable excelencia. DNC 43.5
¡Ah, si el bautismo del Espíritu Santo descendiera sobre vosotros,
para que fuerais impregnados del Espíritu de Dios! Entonces, día tras día os
iríais asemejando cada vez más a la imagen de Cristo, y cada acción de vuestra
vida encerraría la pregunta: “¿Glorificará esto al Maestro?” Haciendo el bien
paciente y constantemente, buscaréis la gloria y el honor, y recibiréis el don
de la inmortalidad.*
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