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Cada Día con Dios


Preparémonos para la inmortalidad, 21 de noviembre https://ift.tt/3oR1RZm Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. 1 Juan 5:4. En el mejor de los casos, el tiempo de que disponemos aquí es corto, y todos los movimientos que hacemos debieran estar dedicados al fortalecimiento y al progreso de la causa de Dios... Clama a Dios: “Conviérteme hasta lo más profundo de mi alma”. Ruega al Señor que te otorgue el poder transformador de su gracia. Aférrate de tu Salvador como Jacob, hasta que el Altísimo te muestre no solamente cómo eres tú mismo, sino que te revele quién es él, y puedas ver en Jesús tu fortaleza y tu apoyo, un resplandor y un poder que nunca has experimentado antes... Si por la fe te aferras tenazmente de las promesas, triunfarás. Esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe. Mientras seas leal a ti mismo, ningún poder adverso de la tierra o del infierno podrá destruir tu paz o interrumpir tu comunión con Dios. Si temes al Señor, no necesitas caminar en medio de la incertidumbre. Si lo complaces, obtendrás todo lo que necesita tu alma. Estas fueron las palabras de un notable cristiano: “No le temo a nada en el universo, salvo el no saber en qué consiste mi deber, o dejar de hacerlo”. Sean estas palabras tu lema: “Levántate para servir a Jesús, aunque requiera sacrificio y abnegación”. Levántate para servir a Jesús en cualquier lugar. Lleva a cabo tu obra como si pudieras ver a través del velo, y como si el ojo de Dios estuviera directamente sobre ti, para tomar nota de cada uno de tus actos. Te ha adquirido con su propia sangre y, cuando necesites su ayuda, invócalo y la tendrás. Entonces Jesús estará a tu lado. Sea tu corta e incierta vida una constante preparación para tu vida futura e inmortal. Se permite que la tentación nos asedie para poner en evidencia nuestro verdadero carácter, y para que eliminemos nuestros defectos. Continuamente nos asaltan tentaciones a pecar, disfrazadas a propósito para engañar a las almas y conducirlas a la ruina. Satanás está tratando continuamente de transformarse en un ángel de luz, y siempre está complotando para privar a Dios de su gloria mediante la destrucción de las almas... Confía tu alma indefensa a Dios. Sigue la luz que te da el cielo.—Carta 42, del 21 de noviembre de 1879, dirigida a Edson White.

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