El Cristo Triunfante


La experiencia de Enoc puede ser nuestra, 5 de febrero https://ift.tt/0V6v72i “Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos”. Hebreos 2:11. De Enoc se ha escrito que vivió sesenta y cinco años y engendró un hijo. Luego, caminó con Dios por trescientos años. En el transcurso de estos primeros años, Enoc amó y temió a Dios y guardó sus mandamientos... Pero después del nacimiento de su primer hijo, alcanzó una experiencia superior, estableció una relación más estrecha con Dios. Así comprendió más plenamente cuáles eran sus obligaciones y responsabilidades como hijo de Dios... ¡Qué bendición que hayamos tenido un Enoc!... A pesar de la corrupción que lo rodeaba, caminó con Dios, y su luz refulgió en medio de una era degenerada. Y si Enoc caminó con Dios en medio de la corrupción de esos días, ¿por qué los hombres y mujeres de nuestros días no podrían hacer lo mismo? Muchos de nosotros sabemos algo de esta experiencia. Sabemos que en medio de la tristeza y la congoja nos sentimos débiles, pero también sabemos que Jesús está a nuestro lado, simpatiza con nosotros, y nos ayudará. Podemos mantener comunión con nuestro mejor Amigo, pues está a nuestro lado. No necesitamos ascender a los cielos para traerlo, él ya está aquí dispuesto a asistirnos. Mientras transitamos por las calles con aquellos que no se interesan por Dios, por el cielo o por las cosas celestiales, podemos hablarles de Jesús. Tenemos algo más precioso que ellos donde fijar nuestros ojos: en Jesús. Él está con nosotros en medio de la oscuridad moral que reina en estos días. Podemos contarle las aflicciones de nuestra alma y de la maldad del mundo, y nada de esto nos apartará del camino. Podemos hablar con Jesús. Podemos hablar con Jesús como Enoc habló con Dios, y le contaba al Señor sus pruebas... Enoc desarrolló un carácter recto y en consecuencia fue traspuesto al cielo sin ver la muerte. Cuando el Señor regrese por segunda vez, habrá algunos que serán traspuestos sin ver la muerte y deseamos saber si estaremos en ese grupo. Queremos saber si estaremos por completo del lado del Señor, siendo partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado a la corrupción que impera en el mundo por la concupiscencia, sin trazar nuestro trayecto en el que no tengamos que afrontar pruebas y dificultades, sino estableciendo una relación correcta con Dios y permitiendo que él se responsabilice de las consecuencias. Enoc era una luz que brillaba en el mundo de sus días y ¡cuánto se difundió su luz! La luz que Enoc reflejó del Cielo era amplia y profunda y hubo quienes anduvieron en la luz, fueron benditos en dicha luz, murieron bajo esa luz, y tendrán parte en la primera resurrección.—Manuscrito 83, 1886.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374