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A Fin de Conocerle


Despreciado y desechado, 1 de marzo https://ift.tt/A1YqvhF Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Isaías 53:3. Cuán pocos son los que tienen un concepto de la angustia que desgarró el corazón del Hijo de Dios durante sus treinta años de vida en la tierra. La senda desde el pesebre al Calvario fue ensombrecida por el dolor y la pena. Fue el varón de dolores y soportó tal quebrantamiento de corazón que ningún lenguaje humano puede describir. Podría haber dicho en verdad: “Mirad, y ved si hay dolor como mi dolor que me ha venido”. Lamentaciones 1:12. Su sufrimiento fue la más profunda angustia del alma; ¿y qué hombre pudo haber simpatizado con la angustia del alma del Hijo del Dios infinito? Odiaba el pecado con perfecto odio, y sin embargo atrajo sobre su alma los pecados de todo el mundo al recorrer la senda del Calvario, sufriendo el castigo de los transgresores. Sin culpa, llevó el castigo de los culpables; inocente, sin embargo se ofreció a sí mismo para llevar el castigo de las transgresiones de la ley de Dios. El castigo de los pecados de cada alma fue llevado por el Hijo del Dios infinito. La culpabilidad de cada pecado hizo sentir su peso sobre el alma divina del Redentor del mundo. El que no conoció pecado se hizo pecado por nosotros, para que pudiéramos ser hechos justicia de Dios en él. Al tomar la naturaleza humana, se colocó a sí mismo donde fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados, a fin de que por su llaga pudiéramos ser curados. En su humanidad, Cristo fue probado por tentaciones tanto más grandes, y con mayor energía persistente, de lo que es probado el hombre por el maligno, así como su naturaleza es superior a la del hombre... Las malas obras, los malos pensamientos, las malas palabras de cada hijo e hija de Adán oprimieron su alma divina.—The Review and Herald, 20 de diciembre de 1892.

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