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Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/LKCZRza La incondicional obediencia de Abraham fue uno de los casos más notables de fe y confianza en Dios que se encuentran en los anales sagrados. Con la sola promesa de que sus descendientes poseerían Canaán, sin la menor evidencia externa, siguió adonde Dios le llevaba, cumpliendo plena y sinceramente las condiciones de su parte y confiando en que el Señor cumpliría fielmente su palabra. El patriarca fue adonde Dios le indicó que era su deber ir; pasó por el desierto sin terror; vivió entre naciones idólatras, con el único pensamiento: “Dios habló; obedezco su voz; él me guiará y me protegerá”. Los mensajeros de Dios necesitan hoy una fe y una confianza como la que tuvo Abraham. Pero muchos de aquellos a quienes el Señor podría usar no quieren avanzar oyendo y obedeciendo su voz sobre todas las demás… El Señor haría mucho por sus siervos si ellos estuviesen completamente consagrados a él, estimando sus servicios por encima de los vínculos de la parentela y toda otra asociación terrenal (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 516). Satanás quiere destruir la confianza y la fe de los hombres en Dios, dejarlos descontentos de su condición en la vida, e inducirlos a procurar el conocimiento de lo que Dios sabiamente les vedó y a menospreciar lo que les reveló en su santa Palabra. Muchos se agitan cuando no pueden saber qué resultará en definitiva de los asuntos. No pueden soportar la incertidumbre, y en su impaciencia rehusan esperar para ver la salvación de Dios… Si tan solo confiaran en Dios y velaran en oración, hallarían consuelo divino. Su espíritu sería calmado por la comunión con Dios. Los cansados y trabajados hallarían descanso para sus almas, con solo ir a Jesús (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 742, 743). El pueblo de Dios debe adquirir una experiencia más profunda y más vasta en las cosas religiosas. Jesús es nuestro ejemplo. Si, mediante una fe viva y una santificada obediencia a la Palabra de Dios, manifestamos el amor y la gracia de Cristo, si mostramos que tenemos un concepto correcto de las dispensaciones providenciales por cuyo medio Dios dirige su obra, manifestaremos al mundo un poder convincente. No es un puesto destacado lo que nos da valor a los ojos de Dios. El hombre se mide por su consagración y fidelidad en el cumplimiento de la voluntad divina. Si el pueblo remanente de Dios quiere andar en humildad y fe, Dios ejecutará por medio de él su plan eterno, haciéndole capaz de trabajar en armonía, para dar al mundo la verdad tal cual es en Jesús. Él se valdrá de todos —hombres, mujeres y niños— para hacer brillar la luz sobre el mundo y sacar de su medio un pueblo fiel a sus mandamientos. Por medio de la fe que su pueblo deposita en él, Dios mostrará al mundo que él es el Dios verdadero, el Dios de Israel (Testimonios para la iglesia, t. 9, pp. 218, 219).

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Conozco la Iglesia Adventista desde mi niñez (7 años) y sé que es la Iglesia Verdadera. Lo he sabido desde que mis papás encontraron en la Biblia la verdad del sábado y buscaron la iglesia que respetara los mandamientos de Dios y encontraron a la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Desde entonces he tenido la convicción de que la Iglesia Adventista es la Iglesia Verdadera, por cuanto es la única que predica la verdad completa y cumple los dos requisitos que ESTÁN ESCRITOS tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento: ANTIGUO TESTAMENTO: “!!A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.”(Isaías 8:20) NUEVO TESTAMENTO “ Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.” (Apocalipsis 14:12) “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesu