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Comentarios Elena G.W https://ift.tt/I5NVplv Jacob trabajó fielmente siete años por Raquel, y los años durante los cuales sirvió, “pareciéronle como pocos días, porque la amaba”. Génesis 29:20. Pero el egoísta y codicioso Labán, deseoso de retener tan valioso ayudante, cometió un cruel engaño al substituir a Lea en lugar de Raquel… Su indignado reproche fue contestado por Labán con el ofrecimiento de que trabajara por Raquel otros siete años. Pero el padre insistió en que Lea no fuese repudiada, puesto que esto deshonraría a la familia. De este modo se encontró Jacob en una situación sumamente penosa y difícil; por fin, decidió quedarse con Lea y casarse con Raquel. Fue siempre a Raquel a quien más amó; pero su predilección por ella excitó envidia y celos, y su vida se vio amargada por la rivalidad entre las dos hermanas. Veinte años permaneció Jacob en Mesopotamia, trabajando al servicio de Labán quien, despreciando los vínculos de parentesco, estaba ansioso de apropiarse de todas las ventajas. Exigió catorce años de trabajo por sus dos hijas; y durante el resto del tiempo cambió diez veces el salario de Jacob. Con todo, el servicio de Jacob fue diligente y fiel (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 187, 188). Se puede pasar por alto y ocultar a los ojos de los hombres el engaño, la mentira y la infidelidad, pero no a los ojos de Dios. Los ángeles del Señor, los cuales vigilan el desarrollo de nuestro carácter y pesan nuestro valor moral, registran en los libros del cielo estas transacciones menores que revelan el carácter. Si un obrero es infiel en las vocaciones diarias de la vida, y descuida su trabajo, el mundo no lo juzgará incorrectamente si estima su norma religiosa de acuerdo con su norma comercial. “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel: y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto”. Lucas 16:10. No es la magnitud de un asunto lo que hace que sea justo o injusto. Así como un hombre trata con sus semejantes, tratará con Dios. El que es infiel en las riquezas injustas, no recibirá nunca las riquezas verdaderas. Los hijos de Dios no deben dejar de recordar que en todas sus transacciones comerciales son probados y pesados en la balanza del santuario (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 305). Jesús asumió la naturaleza humana para dejar a la humanidad un modelo completo y perfecto. Es su intención hacernos como él es, leales en todo propósito, sentimiento y pensamiento: leales de corazón, alma y vida. Esto es cristianismo. Nuestra naturaleza caída ha de ser purificada, ennoblecida, y consagrada mediante la obediencia a la verdad. La fe cristiana nunca armonizará con los principios mundanos; la integridad cristiana se opone a todo engaño y fingimiento. El que alberga más el amor de Cristo en el corazón, el que refleja la imagen del Salvador más perfectamente, es a la vista de Dios la persona más leal, más noble y honorable sobre la faz de la tierra (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 218).

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