Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/vKcRSG4 Abrahán, que habitaba tranquilamente en el encinar de Mamre, fue enterado por un fugitivo de lo ocurrido en aquella batalla y de la desgracia de su sobrino. No había albergado en su corazón resentimiento por la ingratitud de Lot. Se despertó por él todo su afecto, y decidió rescatarlo. Buscando ante todo el consejo divino, Abrahán se preparó para la guerra… Su ataque, vigoroso e inesperado, logró una rápida victoria. El rey de Elam fue muerto, y sus fuerzas, presas de pánico, fueron totalmente derrotadas. Lot y su familia, con todos los demás prisioneros y sus bienes, fueron recuperados, y un rico botín de guerra cayó en poder de los vencedores. Después de Dios, el triunfo se debió a Abrahán. El adorador de Jehová no solo había prestado un gran servicio al país, sino que también se había revelado hombre de valor. Se vio que la justicia no es cobarde, y que la religión de Abrahán le daba valor para mantener el derecho y defender a los oprimidos. Su heroica hazaña le dio amplia influencia entre las tribus circunvecinas (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 128, 129). Cuando Lot se trasladó a Sodoma, la corrupción no se había generalizado, y Dios en su misericordia permitió que brillasen rayos de luz en medio de las tinieblas morales. Cuando Abrahán libró a los cautivos de los elamitas, la atención del pueblo fue atraída a la verdadera fe. Abrahán no era desconocido para los habitantes de Sodoma, y su veneración del Dios invisible había sido para ellos objeto de ridículo; pero su victoria sobre fuerzas muy superiores, y su magnánima disposición acerca de los prisioneros y del botín, despertaron la admiración y el asombro. Mientras alababan su habilidad y valentía, nadie pudo evitar la convicción de que un poder divino le había dado la victoria. Y su espíritu noble y desinteresado, tan extraño para los egoístas habitantes de Sodoma, fue otra prueba de la superioridad de la religión a la que honró por su valor y fidelidad (Historia de los patriarcas y profetas, p. 153). Dios impone positivamente a todos los que le siguen el deber de beneficiar a otros con su influencia y recursos, y de procurar de él la sabiduría que los habilitará para hacer todo lo que esté en su poder para elevar los pensamientos y los afectos de aquellos sobre quienes pueden ejercer su influencia… Cada acto de nuestra vida afecta a otros para bien o para mal. Nuestra influencia tiende hacia arriba o hacia abajo; los demás la sienten, obran de acuerdo con ella, y la reproducen en mayor o menor grado. Si por nuestro ejemplo ayudamos a otros a adquirir buenos principios, les impartimos poder de obrar el bien. A su vez, ellos ejercen la misma influencia benéfica sobre otros, y así ejercemos sobre centenares y millares de personas nuestra influencia inconsciente. Pero, si por nuestros actos fortalecemos o ponemos en actividad las malas facultades que poseen los que nos rodean, participamos de su pecado, y tendremos que dar cuenta por el bien que podríamos haberles hecho y que no les hicimos, porque no hallamos en Dios nuestra fortaleza, nuestro guía, nuestro consejero (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 121).
"Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar." Habacuc 2:14 "Entonces el dragón...se fue a hacer guerra contra...los que guardan los mandamientos de Dios y tienen...el espíritu de la profecía." Apoc. 12:17; 19:10
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