Reverencia por la causa, 29 de mayo https://ift.tt/AeaqdWH Que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia. 1 Timoteo 3:9. Alabo al Señor esta mañana por la paz de que disfruto. Hay reposo perfecto en mí en el Señor. Confío en su amor. ¿Por qué no habríamos de descansar en el amor de Dios, la seguridad de su Palabra? ¿Qué dijo Jesús? “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Mateo 11:28-30. Entonces acudamos; no perdamos ni un momento los que creemos en Jesucristo, sino vengamos. Todos los que se aferran de sí mismos, como si tuvieran miedo de que después de todo el Señor Jesús no quiere decir lo que dice, deshonran muchísimo a Dios. ¿Acaso cuando nos apartamos de Jesús nuestras acciones no dicen: “No creo que el Señor Jesús quiera decir esto”? Ustedes no tratan a sus amigos humanos con tanta duda y desconfianza. Si ellos los respetan, cuando les hacen una promesa, ustedes no dicen: “No tengo fe; no puedo creer en ninguna de sus promesas. Lo siento mucho, pero no puedo creer en su palabra”. Mediante sus actos ustedes le dicen esto mismo a Dios... Siempre que han acudido al Señor han hallado descanso, pero comienzan a indagar, a mirarse a sí mismos, a tenerse lástima. Pongan fin inmediatamente a todo eso. Sáquense del cuello el yugo que ustedes mismos han fabricado y que les pesa tantísimo, y tomen el yugo de Cristo, que él mismo dice es fácil, y su carga, que él mismo dice es liviana... El Espíritu Santo es el Consolador, su Consolador. ¿Ha dejado de hacer su parte en la obra el Espíritu Santo? Si así fuera, no habría nada de qué acusarlos. Pero la promesa es segura y firme. Cuando ustedes dicen que no tienen fe en Dios lo hacen mentiroso y manifiestan que no tienen confianza en la obra del Espíritu Santo que está siempre listo a ayudarnos en nuestras debilidades. El está siempre aguardando junto a la puerta, siempre golpeando para que se lo deje entrar. Déjenlo entrar. Todo lo que tienen que hacer es poner su voluntad de parte del Señor. Necesitan la promesa, pero tienen que tener una confianza perfecta en el Ser infinito que la respalda. Digan: “Soy del Señor. Creo”. Expulsen toda duda del alma. Tengan fe en Dios. El los ama. Jamás se permitan dudar o desconfiar de él.—Manuscrito 80, dario del 29 de mayo de 1893.
"Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar." Habacuc 2:14 "Entonces el dragón...se fue a hacer guerra contra...los que guardan los mandamientos de Dios y tienen...el espíritu de la profecía." Apoc. 12:17; 19:10
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