Nuestra Elevada Vocacion


Victoria a través de la vigilancia, 6 de mayo https://ift.tt/IcR6dAp Velad y orad, para que no entréis en tentación. Marcos 14:38. Las tentaciones pueden rodearnos, pero estaremos a salvo mientras no caigamos en ellas. Muchos de nosotros somos vencidos por Satanás porque caminamos en derechura hacia la tentación. ... Es nuestro deber mantenernos alejados de cada persona y de cada cosa que tienda a conducirnos lejos del deber y a separar nuestra mente de Dios. ... Si nos vemos obligados a frecuentar la sociedad de aquellos que están en el mal, no por eso estamos obligados a entrar a enredarnos en su mal. Mediante la oración y la vigilancia, podemos permanecer incontaminados por las manifestaciones malignas que hay a nuestro alrededor.—Carta 16, 1867. “Velad y orad” es una orden que a menudo se repite en las Escrituras. En las vidas de aquellos que obedecen esta orden, habrá una corriente interna de felicidad que bendecirá a todo aquel que entre en contacto con ella. Aquellos que están amargados y que tienen una mala disposición de ánimo se suavizarán y serán dóciles. Aquellos que son orgullosos, serán mansos y humildes.—Manuscrito 42, 1904, pp. 5. Un hombre no puede ser un cristiano feliz a menos que sea un cristiano vigilante. El que desee vencer debe vigilar, porque Satanás, mediante complicaciones mundanas, errores y supersticiones, se esfuerza por ganar a los seguidores de Cristo para él, y de mantener sus mentes ocupadas en sus artificios. No es suficiente que evitemos peligros evidentes y movimientos peligrosos e inconsecuentes. Debemos mantenernos cerca del lado de Cristo, andando en la senda de la abnegación y del sacrificio. No debemos permitir que nuestras percepciones espirituales sean cegadas, como a menudo lo son, por una voluntad fuerte y decidida. Y debemos tener la gracia de Cristo y su Espíritu a fin de detectar los artificios de Satanás y soportar sus ataques inesperados. ... La Palabra de Dios nos advierte que tenemos muchos enemigos, no confesados y abiertos sino enemigos que vienen con palabras suaves y hermosos discursos, y que engañarán si es posible a los mismos escogidos. Así viene Satanás. Y sin embargo, cuando conviene a sus propósitos, aparece como león rugiente, buscando a quien devorar. La voluntad del hombre, a menos que se mantenga en sujeción a la voluntad de Dios, estará tan pronto del lado del enemigo como del lado del Señor. Por lo tanto, velemos en oración; velemos y oremos siempre.—Carta 5, 1903, pp. 5, 6.

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Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir.—Testimonies for the Church 4:495 (1880). {EUD 121.4}
Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que “será amplio en perdonar”, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.19 El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. También dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.20 {DMJ 97.2}
https://egwwritings.org/?ref=es_DMJ.97.2&para=175.533


“No cerrará el tiempo de gracia hasta que el mensaje haya sido proclamado con más claridad. La ley de Dios ha de ser magnificada [...] El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que terminará la obra del tercer ángel”. Joyas de los Testimonios (JT), vol. 2, (Bs. As.: ACES, 1956), pp. 373,374