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Comentarios Elena G.W https://ift.tt/vPOkZmi Cuando sus hijos [de Jacob] se disponían a emprender su incierto viaje, el anciano padre se puso de pie, y levantando los brazos al cielo pronunció esta oración: “El Dios Omnipotente os dé misericordias delante de aquel varón, y os suelte al otro vuestro hermano, y a este Benjamín. Y si he de ser privado de mis hijos, séalo”. Entonces tomaron aquellos varones el presente, y tomaron en su mano doble cantidad de dinero, y a Benjamín; y se levantaron y descendieron a Egipto, y se presentaron delante de José” (Génesis 43:14, 15). Y cuando José vio que Benjamín estaba con ellos, apenas pudo contener sus sentimientos de amor fraternal. Dio instrucciones para hacer preparativos para que sus hermanos comieran con él. Cuando los llevaron a la casa de José, tenían miedo de que fuera a fin de llamarlos a cuenta a causa del dinero que hallaron en sus sacos. Y pensaban que podría haber sido puesto allí intencionalmente con el propósito de encontrar motivo para esclavizarlos, y que los habían traído a la casa del gobernador para lograr este objetivo de la mejor manera (Spiritual Gifts, t. 3, pp. 159, 160). La Biblia tiene poco que decir en alabanza de los hombres. Dedica poco espacio a relatar las virtudes hasta de los mejores hombres que jamás hayan vivido. Este silencio no deja de tener su propósito y su lección. Todas las buenas cualidades que poseen los hombres son dones de Dios; realizan sus buenas acciones por la gracia de Dios manifestada en Cristo. Como lo deben todo a Dios, la gloria de cuanto son y hacen le pertenece solo a él; ellos no son sino instrumentos en sus manos. Además, según todas las lecciones de la historia bíblica, es peligroso alabar o ensalzar a los hombres; pues si uno llega a perder de vista su total dependencia de Dios, y a confiar en su propia fortaleza, caerá seguramente. El hombre lucha con enemigos que son más fuertes que él. “No tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires”. Efesios 6:12. Es imposible que nosotros, con nuestra propia fortaleza, sostengamos el conflicto; y todo lo que aleje a nuestra mente de Dios, todo lo que induzca al ensalzamiento o a la dependencia de sí, prepara seguramente nuestra caída. El tenor de la Biblia está destinado a inculcarnos desconfianza en el poder humano y a fomentar nuestra confianza en el poder divino (Historia de los patriarcas y profetas, p. 775). Ahora bien, ya que te has consagrado al Señor Jesús, no vuelvas atrás, no te separes de él, mas repite todos los días: “Soy de Cristo; le pertenezco;” pídele que te dé su Espíritu y que te guarde por su gracia. Así como consagrándote a Dios y creyendo en él llegaste a ser su hijo, así también debes vivir en él. Dice el apóstol: “De la manera, pues, que recibisteis a Cristo Jesús el Señor, así andad en él” Colosenses 2:6 (El camino a Cristo, p. 52).

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