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El Cristo Triunfante


¿Creemos que Cristo nos dará poder para vencer? 1 de agosto https://ift.tt/VY8fHKZ “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Efesios 2:10. Vivimos en días cuando el enemigo operará toda clase de engaño y perversidad en los que perecen y la única seguridad que tenemos consiste en crucificar el yo. Debemos recordar que nuestra inclinación natural nos conduce a apartarnos de Dios y de la justicia, pero cada uno de nosotros ha de ser juzgado de acuerdo a las obras que ha hecho... En su esfuerzo por triunfar, encontrará muchas tentaciones, pero si continúa luchando, Cristo le dará una gran victoria. Cuanto más serias las pruebas, más preciosa será la victoria que conquistará. Si acude a la Fuente de su fortaleza, recibirá una gran bendición. Pero debemos aprender a arrojar nuestros cuidados en Jesucristo que es nuestro Ayudador. Hemos de llevar a Jesús todos nuestros pesares y congojas. Es una gran cosa creer en Jesús. Oímos decir a muchos: “Cree, cree; todo lo que tienes que hacer es creer en Jesús”. Pero es nuestro privilegio inquirir: ¿Qué abarca esta creencia? ¿Qué implica? Hay muchos de nosotros que tienen una fe nominal, pero que no llevan esa fe en sus caracteres. Las Escrituras indican que los demonios creen y tiemblan. Mientras estuvo en el cielo, él [Satanás] creía que Cristo era el Hijo de Dios, y en la tierra entabló conflicto con él en este campo de batalla. El creyó en Cristo, pero, ¿puede esto salvarlo? No, pues no entrelazó a Cristo en su vida y en su carácter. Debemos tener esa fe que obra por el amor y purifica el alma, para que esta fe en Cristo nos lleve a abandonar todo lo que es ofensivo a su vista. A menos que tengamos esta fe que obra no tendremos ninguna ventaja. Es posible que usted admita que Cristo es el Salvador del mundo, pero, ¿es su Salvador? ¿Cree Ud. que el Señor puede darle la fuerza y la capacidad para vencer cada defecto de su carácter?... Hemos de crecer hasta alcanzar toda la estatura de hombres y mujeres en Cristo Jesús, y así estaremos levantando un templo precioso para el Señor. Dice él: “Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo”. Hace toda la diferencia en nosotros si vivimos piadosamente o en pecado. En el caso de algunos, Cristo puede decir que se avergüenza de llamarnos hermanos y hermanas; pero el piadoso Salvador ha de estar al lado de quienes estén trabajados y cargados, para ayudarlos... Jesús tomó nuestra naturaleza a fin de descender hasta quienes somos asediados por la tentación... ¿Cómo no lo habremos de aceptar como nuestro Salvador? Si siente el aguijón y la herida del pecado, entonces debe clamar al Salvador para que lo ayude.—Manuscrito 5, 1886.

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