El Mensaje de los Tres Ángeles - Apocalipsis 14:6-12

6 Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,
7 diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.
8 Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación.
9 Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano,
10 él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero;
11 y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre.
12 Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.

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El yo debe morir, 12 de septiembre https://ift.tt/SErK74h Y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. 2 Tesalonicenses 2:10. Las verdades de la Palabra de Dios poseen un poder transformador y santificador. Si se las acoge en el corazón y se las pone en práctica en la vida resultarán ser un sabor de vida para vida... Hay una sola obra que realizar en favor de algunos que no sienten ninguna necesidad especial de ayuda. Puesto que no advierten su condición de necesidad, no se reforman. Siguen adelante con el molde de un carácter viciado. A menos que esas almas experimenten el nuevo nacimiento, nunca verán el reino de los cielos. A menos que la iniquidad sea erradicada de la vida, no se les dará la bienvenida a la presencia de los santos ángeles. Dios nunca más permitirá que entre en las cortes celestiales nada que dañe y destruya. Satanás nos acosa a cada paso. Permanentemente está procurando deteriorar la fe de los que están relacionados con la obra de Dios. Pero nuestra preciosa fe no ha de ser corrompida por agentes inconversos que el diablo puede emplear para envenenar la mente y engañar el alma. Es menester que oremos más y hablemos menos. Necesitamos aprender de Cristo y ser semejantes a El en mansedumbre y humildad de corazón. Es vital que comprendamos cuán imprescindible es morir al yo. La crucifixión de éste colocará a las almas en una posición ventajosa. Insto a todos los que profesan ser cristianos a que mueran al yo de modo que puedan atizar una nueva vida por el poder del Espíritu Santo. El archienemigo está trabajando con todo engaño de injusticia en los que se pierden. Diariamente necesitamos el poder de Dios que convierte, o no podremos seguir en las huellas de Cristo. En tanto la mente se ilumine en lo que respecta a la pureza y santificación y el corazón responda a los esfuerzos del Espíritu Santo, el resultado será una conversión diaria. En el día del fallo final habrá dos grupos delante del Juez de toda la tierra. A los que no hayan andado en las pisadas de Cristo se dirigirán las siguientes palabras: “Apartaos de mí, hacedores de maldad”. Mateo 7:23. Los que hayan aplicado en la vida práctica las verdades puras y genuinas de la Palabra de Dios, oirán la bendición: “Bien, buen siervo y fiel... entra en el gozo de tu Señor”. Mateo 25:21. No podremos entrar en la ciudad de Dios hasta que no hayamos aprendido a morir al yo y en su lugar more dentro del alma el espíritu de Cristo.—Manuscrito 69, del 12 de septiembre de 1909, “Los asistentes en nuestros sanatorios”.

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