Seremos mayores que los ángeles, 3 de septiembre https://ift.tt/4XJvAYk JAH, si mirares a lo pecados, ¿quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado. Salmos 130:3, 4. Para aquellos que se han desviado del camino el Señor ofrece palabras de ánimo. Aceptará sus oraciones si se arrepienten y convierten. Por medio del infinito sacrificio de Cristo y por fe en su nombre pueden beneficiarse con el cumplimiento de las promesas de Dios. Los hijos de Adán pueden llegar a ser hijos de Dios. ¡Oh, cuán agradecidos debiéramos estar de que al asumir Cristo la naturaleza humana, los hombres caídos puedan recibir una segunda oportunidad! Cristo los ubica en terreno ventajoso. Al relacionarse con él pueden ser colaboradores de Dios. Por medio de la gracia que cada día les da Cristo, pueden ser elevados y ennoblecidos hasta llegar a ser hijos e hijas de Dios. Tal amor no tiene parangón. Jesús pide perfecta obediencia. Debe hacerse una obra cabal y práctica. Cada día debemos crecer en el conocimiento de la voluntad divina. Cristo impartirá su Espíritu a todos los que quieran trabajar unidos... “¿Que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”. 1 Corintios 6:19, 20. ¡Qué precio se pagó para redimir a la raza caída! ¿No debiera entrar cada alma en el servicio de Dios tratando de mejorar los talentos que se le han confiado para poder devolvérselos con usura? “Venid a mí -dice Jesús- todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y [al aprender y practicar estas lecciones] hallaréis descanso para vuestras almas”. Mateo 11:28, 29. Si queremos vivir la vida cristiana debemos colaborar constantemente con Dios, de manera que el yo desaparezca al depender de Jesucristo. Cada día debiéramos trabajar como si fuera para la eternidad. El hombre fue hecho un poco menor que los ángeles. No obstante, cuando sea purificado y trasladado a las cortes celestiales, tendrá aún más privilegios que los ángeles. Todo lo que necesitan sus hermanos y hermanas, todo lo que cada uno de nosotros necesita es vivir una humilde vida cristiana para revelar, mediante el carácter, la fortaleza recibida de Jesucristo gracias a nuestra unión con él.—Carta 196, del 3 de septiembre de 1903, dirigida a un hombre de negocios.
via Facebook https://ift.tt/4XJvAYk
via Facebook https://ift.tt/4XJvAYk
Comentarios
Publicar un comentario