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Sabbath School


Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/bBQxgWp Entre los que dieron su corazón a Dios a causa de las labores de Pablo en Roma, estaba Onésimo, esclavo pagano que había perjudicado a su amo Filemón, creyente cristiano de Colosas, y había escapado a Roma. En la bondad de su corazón, Pablo trató de aliviar al desdichado fugitivo en su pobreza y desgracia, y entonces procuró derramar la luz de la verdad en su mente entenebrecida. Onésimo atendió las palabras de vida, confesó sus pecados y se convirtió a la fe de Cristo… Pablo hizo a Onésimo portador de la carta a Filemón, en la cual, con su tacto y bondad acostumbrados, el apóstol defendía la causa del esclavo arrepentido… Pablo pudo haber manifestado a Filemón su deber como cristiano, pero en cambio escogió valerse del ruego… El apóstol pidió a Filemón, en vista de la conversión de Onésimo, que recibiera al esclavo arrepentido como a su propio hijo, mostrándole tan profundo afecto que le decidiera a habitar con el que antes fuera su amo, “ya no como siervo, sino más que siervo, como hermano amado”… El apóstol conocía bien la severidad con que muchos amos trataban a sus esclavos, y sabía también que Filemón estaba grandemente irritado a causa de la conducta de su siervo. Trató de escribirle de tal manera que despertara sus más profundos y tiernos sentimientos de cristiano. La conversión de Onésimo le había transformado en un hermano en la fe, y cualquier castigo infligido a este nuevo converso sería considerado por Pablo como aplicado a sí mismo (Los hechos de los apóstoles, pp. 364, 365). Algunos amos, más humanitarios que otros, mostraban mayor indulgencia para con sus siervos; pero la gran mayoría de los ricos y nobles daban rienda suelta a sus excesivas concupiscencias, pasiones y apetitos, haciendo de sus esclavos las desdichadas víctimas de sus caprichos y tiranía. La tendencia de todo el sistema era sobremanera degradante. No era la obra del apóstol trastornar arbitraria o repentinamente el orden establecido en la sociedad. Intentar eso hubiera impedido el éxito del evangelio. Pero enseñó principios que herían el mismo fundamento de la esclavitud, los cuales, llevados a efecto, seguramente minarían todo el sistema. Donde estuviere “el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (2 Corintios 3:17), declaró. Una vez convertido, el esclavo llegaba a ser miembro del cuerpo de Cristo, y como tal debía ser amado y tratado como un hermano, un coheredero con su amo de las bendiciones de Dios y de los privilegios del evangelio. Por otra parte, los siervos debían cumplir sus deberes, “no sirviendo al ojo, como los que procuran agradar a los hombres, sino antes, como siervos de Cristo, haciendo de corazón la voluntad de Dios”. Efesios 6:6 (VM). El cristianismo forma un fuerte lazo de unión entre el amo y el esclavo, el rey y el súbdito, el ministro del evangelio y el pecador caído que ha hallado en Cristo purificación del pecado. Han sido lavados en la misma sangre, vivificados por el mismo Espíritu; y son hechos uno en Cristo Jesús (Los hechos de los apóstoles, pp. 366, 367).

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