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El Cristo Triunfante


Los primeros frutos de la victoria sobre la muerte, 6 de octubre https://ift.tt/gLSXV32 “Y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos”. Mateo 27:52, 53. Durante su ministerio Jesús devolvió la vida a los muertos. El Señor resucitó al hijo de la viuda de Naín, a la hija de Jairo y a Lázaro. Sin embargo, ninguno de ellos fue revestido de inmortalidad, porque después que resucitaron continuaron sujetos al deterioro y a la muerte. Pero quienes volvieron a la vida en ocasión de la resurrección ascendieron con él como trofeos de su victoria sobre la muerte y el sepulcro... Éstos fueron a la ciudad y se presentaron delante de muchos, diciendo: “Cristo ha resucitado de los muertos y nosotros fuimos levantados con él”. Algunos se aterraron al verlos. Llevaban consigo la evidencia innegable no sólo de su propia resurrección, sino de la resurrección del Redentor crucificado. Luego de la resurrección, Cristo no se presentó ante nadie, excepto ante sus seguidores; pero el testimonio de su resurrección no se hizo esperar. Se produjo por varias fuentes, incluyendo a los quinientos que se reunieron en Galilea para ver a su Señor resucitado. Este testimonio no se extinguiría jamás. Los sagrados episodios de la resurrección del Señor habrían de ser inmortalizados. Aquellos que habían resucitado fueron presentados como trofeos ante las inteligencias celestiales; como anticipo de la resurrección de quienes reciben a Jesucristo y creen en él como su Salvador personal. Eran símbolos de la resurrección final de los justos. El mismo poder que levantó a Cristo de los muertos habría de levantar a la iglesia y presentarla con Cristo, como su novia, por encima de principados, de potestades, de todo nombre que se pronuncia, no sólo en este mundo, sino en los atrios celestiales, en el mundo superior... Cristo era las primicias de quienes descansaban. Esta misma escena, la resurrección de Cristo de los muertos, había sido observada en tipo por los judíos en una de sus festividades sagradas, conocida como la fiesta de los judíos. En esta ocasión y cuando las primicias se habían reunido, se subía al templo y se ofrecía una ceremonia de acción de gracias. En esa ocasión, la primicia de la cosecha se consagraba exclusivamente al Señor... Cuando Cristo ascendía y en el momento en que bendecía a sus discípulos, un ejército de ángeles lo arrebató en medio de una nube. Cristo llevó consigo como trofeo a una multitud de cautivos. El Señor habría de presentar delante del Padre las primicias de aquellos que descansaron, para presentarlas a Dios como una garantía de que es el Vencedor sobre la muerte y el sepulcro.—Manuscrito 115, 1897.

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