En los Lugares Celestiales
Vivir por encima del mundo, 28 de octubre https://ift.tt/6ywKFEi No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. 2 Corintios 4:18. En sus enseñanzas, Cristo trató de concertar las demandas del cielo y de la tierra... Vio que los hombres están en peligro de fomentar un excesivo amor por el mundo. El amor a Dios es suplantado por un amor por el mundo. Solamente el poder del Dios omnipotente puede desalojar este amor. Las cosas que son terrenas y temporales llevan a los hombres lejos de Dios, aunque las ganancias que se puedan obtener sean un átomo en comparación con las realidades eternas... Desviado de las atracciones celestiales, de riquezas imperecederas, de paz, de la nobleza del alma, el hombre gasta pródigamente sus afectos en cosas indignas y que no satisfacen. Y en constante contemplación de este mundo, llega a amoldarse a él. Su mente, capaz de elevarse y con el privilegio de aferrarse de las eternas bendiciones de los santos, se desvía de una eternidad de grandeza... Se humilla y empequeñece al aliarse con las cosas mundanales. Jesús vino a cambiar este orden de cosas, para corregir este mal tan difundido. Eleva su voz, como voz de Dios en amonestación, reprobación y súplica, tratando de romper la fascinación que infatúa, esclaviza y entrampa a los hombres. Les presenta el mundo futuro y ... dice: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma”. Mateo 16:26... Cristo se dio a sí mismo como sacrificio por el mundo. Gozosamente dio su propia vida como rescate por un mundo apóstata. Y no concibe que el egoísmo y la mundanalidad existan en los corazones de sus seguidores. La sumisión al mundo está expresamente prohibida en la Palabra de Dios.—The Review and Herald, 2 de febrero de 1897.
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Vivir por encima del mundo, 28 de octubre https://ift.tt/6ywKFEi No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. 2 Corintios 4:18. En sus enseñanzas, Cristo trató de concertar las demandas del cielo y de la tierra... Vio que los hombres están en peligro de fomentar un excesivo amor por el mundo. El amor a Dios es suplantado por un amor por el mundo. Solamente el poder del Dios omnipotente puede desalojar este amor. Las cosas que son terrenas y temporales llevan a los hombres lejos de Dios, aunque las ganancias que se puedan obtener sean un átomo en comparación con las realidades eternas... Desviado de las atracciones celestiales, de riquezas imperecederas, de paz, de la nobleza del alma, el hombre gasta pródigamente sus afectos en cosas indignas y que no satisfacen. Y en constante contemplación de este mundo, llega a amoldarse a él. Su mente, capaz de elevarse y con el privilegio de aferrarse de las eternas bendiciones de los santos, se desvía de una eternidad de grandeza... Se humilla y empequeñece al aliarse con las cosas mundanales. Jesús vino a cambiar este orden de cosas, para corregir este mal tan difundido. Eleva su voz, como voz de Dios en amonestación, reprobación y súplica, tratando de romper la fascinación que infatúa, esclaviza y entrampa a los hombres. Les presenta el mundo futuro y ... dice: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma”. Mateo 16:26... Cristo se dio a sí mismo como sacrificio por el mundo. Gozosamente dio su propia vida como rescate por un mundo apóstata. Y no concibe que el egoísmo y la mundanalidad existan en los corazones de sus seguidores. La sumisión al mundo está expresamente prohibida en la Palabra de Dios.—The Review and Herald, 2 de febrero de 1897.
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