Cada Día con Dios
Cuando la verdad controla la vida, 14 de diciembre El que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Juan 8:12. https://ift.tt/ZCsz9N1 El Señor Jesús asumió la forma del hombre pecador, y revistió su divinidad con humanidad. Pero era santo, tal como Dios es santo. Si no hubiera sido sin mancha de pecado, no podría haber sido el Salvador de la humanidad. Era el Portador del pecado; no necesitaba expiación. Puesto que era uno con Dios en pureza y santidad de carácter, podía presentarse como propiciación por los pecados de todo el mundo. Cristo es la luz del mundo. Por medio de él la luz resplandece entre las tinieblas morales. Si no fuera la luz, las tinieblas no se notarían, porque la luz las pone de manifiesto. Mientras más clara es la luz, más nítidamente se percibe el contraste que existe entre la luz y as tinieblas. Si eliminamos la luz, todo lo que queda es tinieblas. Cristo ha declarado cuál es su posición. “El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Es la estrella resplandeciente de la mañana. Es el sol de justicia, el resplandor de la gloria del Padre. Es la “luz verdadera, que alumbra a todo hombre” que viene a este mundo. Juan 1:9. Como médico, vino a restaurar en el hombre la imagen moral de Dios, que se había perdido debido a la transgresión. Cuando Cristo mora en el alma por la fe, hace del que lo ama una luz para el Señor. Es verdad que muchos de los que dicen que creen la verdad sólo tienen una fe nominal. No son hacedores de la Palabra. Profesan creer, pero su profesión de fe no los convierte... Cuando Cristo mora en el corazón, su presencia es evidente. Mediante palabras y actos buenos y agradables, manifiestan el espíritu de Cristo. Ponen en evidencia suavidad de carácter. No hay ira, ni testarudez ni malas sospechas. No hay odio en el corazón porque... los demás no aceptan ni aprecian... sus ideas y métodos... Cuando la verdad controla la vida, hay pureza y liberación del pecado. La gloria y la plenitud del plan evangélico se cumplen en la vida. La luz de la verdad irradia desde el templo del alma. El entendimiento se adueña de Cristo.—Manuscrito 164, del 14 de diciembre de 1898, “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”.
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Cuando la verdad controla la vida, 14 de diciembre El que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Juan 8:12. https://ift.tt/ZCsz9N1 El Señor Jesús asumió la forma del hombre pecador, y revistió su divinidad con humanidad. Pero era santo, tal como Dios es santo. Si no hubiera sido sin mancha de pecado, no podría haber sido el Salvador de la humanidad. Era el Portador del pecado; no necesitaba expiación. Puesto que era uno con Dios en pureza y santidad de carácter, podía presentarse como propiciación por los pecados de todo el mundo. Cristo es la luz del mundo. Por medio de él la luz resplandece entre las tinieblas morales. Si no fuera la luz, las tinieblas no se notarían, porque la luz las pone de manifiesto. Mientras más clara es la luz, más nítidamente se percibe el contraste que existe entre la luz y as tinieblas. Si eliminamos la luz, todo lo que queda es tinieblas. Cristo ha declarado cuál es su posición. “El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Es la estrella resplandeciente de la mañana. Es el sol de justicia, el resplandor de la gloria del Padre. Es la “luz verdadera, que alumbra a todo hombre” que viene a este mundo. Juan 1:9. Como médico, vino a restaurar en el hombre la imagen moral de Dios, que se había perdido debido a la transgresión. Cuando Cristo mora en el alma por la fe, hace del que lo ama una luz para el Señor. Es verdad que muchos de los que dicen que creen la verdad sólo tienen una fe nominal. No son hacedores de la Palabra. Profesan creer, pero su profesión de fe no los convierte... Cuando Cristo mora en el corazón, su presencia es evidente. Mediante palabras y actos buenos y agradables, manifiestan el espíritu de Cristo. Ponen en evidencia suavidad de carácter. No hay ira, ni testarudez ni malas sospechas. No hay odio en el corazón porque... los demás no aceptan ni aprecian... sus ideas y métodos... Cuando la verdad controla la vida, hay pureza y liberación del pecado. La gloria y la plenitud del plan evangélico se cumplen en la vida. La luz de la verdad irradia desde el templo del alma. El entendimiento se adueña de Cristo.—Manuscrito 164, del 14 de diciembre de 1898, “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”.
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